PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3670 ~ Jueves 24 de Mayo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy
estamos celebrando a ‘María Auxilio de los Cristianos’, o como también se la
llama, ‘María Auxiliadora’.
“Todos estaban unidos, insistiendo en la oración, con
María la Madre de Jesús” (Hechos 1,14).
María siempre ha estado presente en todas las persecuciones de la Iglesia; así
pues, por su ayuda en Lepanto, protegió milagrosamente a toda la cristiandad,
incluyéndola San Pío X en las Letanías.
También
es el auxilio de la Iglesia del silencio, ya que todo cristiano fiel “padecerá
persecución” (Segunda carta a Timoteo 3,12), pero Jesús ha dicho que “de los
perseguidos por causa de la Justicia es el Reino de los Cielos” (Mateo 5,10).
¿Defendemos
a Cristo y Su Doctrina con la voz, con el corazón y con nuestra labor, o sólo
tenemos un corazón tibio y poco digno? Seamos soldados valientes, enamorados de
Jesús y María, quien como Capitana nos defenderá con la Espada de la Justicia y
el Manto de la Verdad. Y a través de Ella el Espíritu con Sus Alas nos cubrirá
y nada nos pasará.
¡Buenos días!
María Auxiliadora
San
Juan Bosco propagó la devoción a María Auxiliadora. De ella decía: “Amen,
honren, sirvan a María. Procuren hacerla conocer, amar y honrar por los demás.
No sólo no perecerá un hijo que haya honrado a esta madre, sino que podrá
aspirar también a una gran corona en el cielo”.
Era el 24 de mayo de 1878, un oficial muy
entristecido se presentó a Don Bosco y le dijo: —Padre, mi esposa está muy
enferma y se teme que llegó su fin. Esto es terrible para mí. Por favor, pida a
Dios le devuelva la salud. El Santo lo alentó y rezó con él a María
Auxiliadora. A la hora el oficial volvió emocionado y dijo a Don Bosco: —¿Sabe
usted, Padre? Mientras estaba aquí con usted, mi esposa, a quien había dejado
moribunda, recobró la salud, se vistió, salió a mi encuentro y me relató lo
sucedido. Sacó del bolsillo un brazalete de oro que entregó a Don Bosco: —Es el
regalo de boda que hice a mi esposa; pero, de común acuerdo, lo ofrezco a María
Auxiliadora. Don Bosco mostró luego a un grupo el brazalete: —Miren, una
ofrenda de gratitud por una nueva curación debida a Maria Auxiliadora. ¡Bendito
sea su dulce nombre!
San
Juan Bosco, con estas o semejantes palabras, alentaba a confiar en María
Santísima: “María nos asegura que si somos devotos suyos, nos tendrá como hijos
suyos, nos cubrirá con su manto, nos colmará de bendiciones en este mundo para
obtenernos después el Paraíso”. Con piedad y cariño reza hoy un avemaría a tu
Madre del cielo.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todo aquel que os dé de beber un
vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su
recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es
que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y
que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale
que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego
que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que
entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si
tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo
en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su
gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con
fuego. Buena es la sal; más si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la
sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros». (Mc 9,41-50)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio proclamado se hace un poco difícil de entender debido a la dureza
de las palabras de Jesús: «Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela (...).
Si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo» (Mc 9,43.47). Es que Jesús es muy
exigente con aquellos que somos sus seguidores. Sencillamente, Jesús nos quiere
decir que hemos de saber renunciar a las cosas que nos hacen daño, aunque sean
cosas que nos gusten mucho, pero que pueden ser motivo de pecado y de vicio.
San Gregorio dejará escrito «que no hemos de desear las cosas que sólo
satisfacen las necesidades materiales y pecaminosas». Jesús exige radicalidad.
En otro lugar del Evangelio también dice: «El que quiera ganar la vida, la
perderá, pero el que la pierda por Mí, la ganará» (Mt 10,39).
Por
otro lado, esta exigencia de Jesús quiere ser una exigencia de amor y de
crecimiento. No quedaremos sin su recompensa. Lo que dará sentido a nuestras
cosas ha de ser siempre el amor: hemos de llegar a saber dar un vaso de agua a
quien lo necesita, y no por ningún interés personal, sino por amor. Tenemos que
descubrir a Jesucristo en los más necesitados y pobres. Jesús sólo denuncia
severamente y condena a los que hacen el mal y escandalizan, a los que alejan a
los más pequeños del bien y de la gracia de Dios.
Finalmente,
todos hemos de pasar la prueba de fuego. Es el fuego de la caridad y del amor
que nos purifica de nuestros pecados, para poder ser la sal que da el buen
gusto del amor, del servicio y de la caridad. En la oración y en la Eucaristía
es donde los cristianos encontramos la fuerza de la fe y del buen gusto de la
sal de Cristo. ¡No quedaremos sin recompensa!
Rev. D. Xavier PARÉS i
Saltor (La Seu d'Urgell, Lleida, España)
Santoral Católico:
María Auxiliadora
Advocación Mariana
En
la fecha de hoy, la Iglesia conmemora una vez más, a la Santísima Virgen, bajo
su advocación de María, Auxilio de los Cristianos. La historia del
establecimiento de la fiesta de María Auxiliadora se remonta a la Revolución
Francesa, la cual había asestado un duro golpe a la Iglesia y desquiciado
completamente a la religión cristiana. Cuando Napoleón Bonaparte asume el
poder, restableció el catolicismo en Francia: anula las leyes revolucionarias
de proscripción, permite a los sacerdotes regresar a sus iglesias y devuelve
catedrales, parroquias y seminarios a obispos. Sin embargo, embriagado por sus
triunfos y ambición desordenada, comenzó a exigir al Papa Pío VII algunas cosas
que el Pontífice no podía conceder, dando lugar a nuevos conflictos con la
Iglesia.
El
Papa fue hecho prisionero en el castillo de Fontainebleau por el emperador
francés y durante los cinco años que estuvo preso, dedicaba especialmente una
parte del tiempo de sus oraciones a María Santísima, Auxilio de los Cristianos
para que protegiese a la Iglesia perseguida, desgobernada y desamparada. Los
ruegos del Papa fueron escuchados y en 1814 Napoleón firma su abdicación. En
1815, cuando la Iglesia había recuperado su posición y poder espiritual, el
Papa para manifestar el agradecimiento de todo el orbe católico a la Virgen
María, bajo su advocación de Auxilio de los Cristianos y como un expreso
reconocimiento de la infalible protección de la Madre de Dios, instituyó la
fiesta de María Auxiliadora en el día 24 de mayo para perpetuar el recuerdo de
su entrada triunfal a Roma al volver de su cautiverio en Francia.
© Directorio Franciscano - Aciprensa
Pensamiento del día
“En todos los peligros invocad a María,
y os aseguro que seréis librados.
En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos
al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho
por nosotros en la tierra”
-Don Bosco-
Historias:
María Auxiliadora y Don Bosco
Esta
es una historia sobre la total confianza de Don Bosco en los cuidados
maternales de Nuestra Madre María
San
Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor a María Auxiliadora, pero
no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre
él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos,
un día le dijo a la Virgen:
¡Madre
mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido… ¿Consentirás en hacer
hoy lo que yo te voy a pedir?
Con
la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en
el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era
bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los
dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:
Si
yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.
Muchas
gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora
tres mil liras.
Está
bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.
Es
que yo las necesito ahora mismo. El enfermo cambia con mucho dolor de postura,
y mirando fijamente a don Bosco, le dice:
¿Ahora?
Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas. ¡Ya
ve!... es imposible.
No,
señor, es muy posible, replica don Bosco mirando su reloj. Son las dos de la
tarde… Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.
¡Este
hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. Hace tres años que
no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante?
¡Imposible!.
Imposible
para usted, pero no para Dios… ¡Ánimo! Haga la prueba.
Al
rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena.
Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.
Traigan
la ropa del señor, que va a vestirse dice don Bosco, y hagan preparar el coche,
porque va a salir. Entretanto, nosotros recemos. Llega el médico.
¿Qué
imprudencia está por cometer señor mío?
Pero
ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza
a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de
la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.
¡Cochero,
al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir
a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.
© Pbro. José Pedro Manglano Castellary
Nuevo vídeo
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un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
¡Virgen
María Auxiliadora! Dulce mujer de ojos misericordiosos, vísteme con la belleza
de tu humildad y tu paciencia; regálame cada día la fe que alimenta tu nombre y
calma mis angustias que serenas descansan al nombrarte.
Hoy,
en tu día, dame tu consuelo y tu luz. Hazme herramienta de bondades; permíteme
llegar a los ojos y al corazón de tu Hijo Jesús, contando mis bendiciones y no
mis penas.
Madre
y “Reina de los cristianos” que orgullosos acudimos a ti: guíanos, protégenos y
adviértenos de los peligros. Danos tu mirada del camino correcto y enséñanos a
amar como lo haces tú.
¡Oh
Virgen María! No sé cantarte, pero si mi corazón te admira y reza. No sé volar,
pero si mi alma arrodillar ante ti. Y sin jardines en mi corazón, nacen las
flores más lindas que dedico y elevo para ti, pidiendo auxilio para los
necesitados, serenidad para los agobios y paz para las guerras.
¡Jamás
permitas que me pierda, y siembra en mí toda oportunidad de expresar amor!
Gracias
por escucharnos. Amén.
Jaqueline Yunes
Cinco minutos del Espíritu Santo
Mayo 24
"Lava nuestras manchas."
Imaginemos
un valle lleno de basura y suciedad, atravesado por un pequeño río que baja de
los cerros, donde nadie se atreve a colocar sus pies desnudos por temor a
ensuciarse. Pero de pronto el río empieza a crecer, y su caudal es cada vez
mayor. El río crecido, con su fuerza, arrastra todas las basuras y limpia
completamente el valle. Al día siguiente, todo está en calma, y corren aguas
limpias, que sirven para beber y para bañarse.
Imaginemos
todas las manchas y suciedades de nuestro interior. Pensemos no sólo en
nuestros pecados, sino en las inclinaciones que han dejado esos pecados;
pensemos también en las tristezas y perturbaciones interiores que han quedado
por nuestras malas acciones. Y roguémosle al Espíritu Santo que pase como un
río caudaloso, que lave, que limpie todo, que se lleve toda suciedad y nos deje
blancos, relucientes, verdaderamente liberados.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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