PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2204 ~ Martes
26 de Noviembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Cuando te sientas en una vorágine, sin alientos y con las
alas rotas, no desistas y elige continuar.
Permíteme hablarte de un joven artista que en 1901
realizó su primera exposición en París. Los resultados fueron decepcionantes y
su segunda exposición, en 1902, también fue un fracaso. Pero este artista creía
en sí mismo, las derrotas no lo amilanaban y su confianza era fuerte como el acero.
Eran años de pobreza y Picasso mostraba en algunas de sus
pinturas a los mendigos y los abandonados. Con ellos se identificaba y eso se
nota en cuadros de su Período Azul como ‘Comida del ciego’ de 1903 y ‘Comida
frugal en 1904’. El famoso Picasso vivió días oscuros y es bueno recordarlo
para motivarnos y recuperar la fe perdida. Si crees y perseveras, el sol
volverá a brillar y un día tendrás atisbos del paraíso aunque ahora sólo veas
sombras. G. Gallo
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo
que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que
veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».
Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál
será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad
alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y
diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis
hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que
sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo:
«Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes
terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y
grandes señales del cielo».
(Lc 21,5-11)
Comentario
Hoy escuchamos asombrados la severa advertencia del
Señor: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que
no sea derruida» (Lc 21,6). Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas
de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si
se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de
la especie humana, en imparable evolución.
¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo
puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que
niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con
ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son
propias de la condición humana!
Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de
Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He
aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice
Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que
son de la verdad escuchan su voz.
Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es
inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un
tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en
cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los
muertos», tal como profesamos en el Credo.
Lectores de Contemplar el Evangelio de hoy, queridos
hermanos y amigos: unos versículos más adelante del fragmento que ahora
comento, Jesús nos estimula y consuela con estas otras palabras que, en su
nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra vida» (Lc
21,19).
Nosotros, dándole cordial resonancia, con la energía de un
himno cristiano de Cataluña, nos exhortamos los unos a los otros:
«¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos la cima!».
Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España)
Santoral Católico:
Beato Santiago Alberione
Fundador de la Sociedad de San Pablo
Fundador de la Sociedad de San Pablo
En Roma, beato Santiago Alberione, presbítero, que,
solícito por la evangelización, se dedicó enteramente a poner al servicio de la
sociedad humana los instrumentos de comunicación social para promover la verdad
de Cristo, fundando, además, la Congregación de la Pía Sociedad de San Pablo
Apóstol (1971).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
¡Vuela más alto!
El P. Alfonso
Milagro, autor de libros muy vendidos, narra esta constatación: “Encontré a un
hombre de buenas cualidades que casi las maldecía. Le pregunté por qué y me respondió:
Porque hacen sombra, y eso no me lo perdonan”. Eso es la envidia, un sentimiento
de aguda incomodidad al ver a otro que tiene lo que deseamos. Una anécdota que viene
al caso.
Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un
joven piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura
alrededor del mundo. Poco después de despegar de uno de esos pequeños e
improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de
su asiento y se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la
cobertura de lona, podía destruir su frágil avión. Podía volver al aeropuerto
para librarse de su incómodo y peligroso pasajero. De repente recordó que las
ratas no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más alto, poco a poco
cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje. Moraleja: Si amenazan
destruirte por envidia, calumnia o maledicencia, vuela más alto…
Protégete de la
envidia orando así: “Señor, a los que quieren dañarme o desprestigiarme,
muéstrales la fealdad de la envidia, y toca sus corazones para que me miren con
buenos ojos. Sánalos de todo mal sentimiento, cura sus heridas más profundas, y
bendícelos en abundancia, para que sean felices, y ya no necesiten dañarme”.
¡Vuela más alto!
Padre Natalio
Mes de María
DÍA veinte (26/NOV)
De la confesión
CONSIDERACIÓN.
Cuando se ha tenido la desgracia de ofender a Dios, no se está absolutamente,
condenado sin remedio. Mientras tengamos un soplo de vida, nos es posible
obtener el perdón por la confesión humilde de nuestras faltas, un
arrepentimiento sincero de haberlas cometido y la firme resolución de no recaer
en ellas; porque si hay, en el umbral de la otra vida, el temible tribunal donde
sede la justicia misma, tenemos otro, aquí abajo, presidido por la misericordia
y María, refugio de los pecadores, parece conducir Ella misma a sus hijos
culpables a los pies del sacerdote, que ha recibido del Divino Maestro el poder
de absolvernos.
La confesión es, en efecto, un verdadero juicio. Nos
acusamos nosotros mismos al Ministro del Señor. Si nuestras disposiciones son
suficientes, de parte de Dios, él nos absuelve y por los méritos de la preciosa
sangre del Salvador, nuestra alma encuentra la pureza que había perdido.
¿Por qué, pues, todos los hombres no comprenden nada la
inmensa gracia que se nos ha acordado por el sacramento de la penitencia? ¿De
dónde puede venir la repulsión y el miedo que tantos pecadores experimentan,
cuando les sería tan ventajoso aproximarse al confesionario, sino de los
esfuerzos del demonio, de ese enemigo de todo bien, que quiere impedir a esas
almas culpables escapársele? Y sin embargo ¡qué paz, qué calma, se extienden en
ellas después de una buena confesión!
EJEMPLO. Escuchemos
a un oficial del ejército de Luis XV, quien, tocado por la gracia, oyendo al
célebre Padre Bridaine, predicar durante una misión, resolvió convertirse. Se
confesó con el más sincero arrepentimiento. Le parecía, saliendo del confesionario,
que había sacado de sobre su corazón, un peso insoportable.
Lloraba de alegría: “Yo, no he gustado en mi vida, decía,
de un placer tan puro, tan dulce, que aquel que pruebo desde que he entrado en
gracia de mi Dios. No creo que nuestro rey pueda ser más feliz que yo, no, en
todo el resplandor que rodea su trono, en medio de todos los placeres que lo
rodean, él no está tan contento ni tan gozoso como yo lo estoy, después que he
dejado el horrible fardo de mis pecados.
No cambiaría mi suerte por todos los placeres, el fausto,
las riquezas, de todos los monarcas del mundo”.
PLEGARIA DE SANTO
TOMÁS DE AQUINO. ¡Oh Madre mía! Vos, la Abogada de los pecadores, venid en
mi auxilio, defendedme de los malignos espíritus y como la gloriosa pasión de vuestro
Hijo bendito y vuestra propia intercesión me han dado la esperanza, obtenedme
el perdón de mis pecados y la gracia de morir en vuestro amor y en el de Jesús.
Conducidme también por el camino de la salvación y de la felicidad eterna. Así
sea.
RESOLUCIÓN. Me
confesaré la víspera de las grandes fiestas de la Iglesia y para ello me prepararé
con gran cuidado.
JACULATORIA. Virgen
clemente, rogad por nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
La frase de hoy
“María es como la estrella de la mañana
en medio de la oscuridad de las nubes,
y el curso de su vida brilló
como resplandece la luna en la plenitud de su luz.
Como el sol, envía también ella fúlgidos resplandores”
San Antonio de Padua
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de noviembre de
2013
¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a la oración.
Abran profundamente la puerta del corazón, hijitos, a la oración, a la oración
con el corazón, y entonces el Todopoderoso podrá obrar en vuestra libertad y
comenzará la conversión. La fe llegará a ser tan firme que podrán decir con
todo el corazón: 'mi Dios, mi todo'. Comprenderán, hijitos, que aquí en la
Tierra todo es pasajero. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las siguientes personas de Santa Fe,
Argentina: por Natalia, 45 años, con
cáncer y muy complicada; por Ciro,
bebé nacido prematuro que va a ser operado de los intestinos; por Graciela, que estuvo muy grave en
terapia intensiva por septicemia y ahora está recuperándose en su casa; y por Cristina, 52 años, con un quiste en el
páncreas que está siendo estudiada. Que la Virgen María interceda ante Jesús
por estas personas para su curación.
Pedimos oración por Benito,
de Las Tunas, Cuba, que ha sido trasladado a un Hospital en La Habana por una
grave afección, por lo que confiamos en el poder de la oración y en la mediación
de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, para que pida por su
vida y su salud.
Pedimos oración por Cecilia
Jacqueline A. S., de Perú, que ha sido diagnosticada con cáncer de mama y
será sometida en principio a cirugía radical. Rogamos nuestro Padre celestial
que la ampare y permita que todo se resuelva con su curación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
A la sombra de
Dios
La criatura no podría darse totalmente a Dios si no fuese
atraída por él, es siempre Dios quien la precede con su amor y con su gracia.
Por otra parte es también verdad que Dios “no se da a sí del todo hasta que nos
damos del todo”. Sucede así que cuando la criatura, teniendo ya la voluntad
libre de todo deseo y gusto extraño, ha dado enteramente “el sí de todo esto en
Dios, siendo ya la voluntad de Dios y del alma una en un consentimiento propio
y libre”, él le responde con el “verdadero sí y entero de su gracia”. Al don
perfecto de la voluntad por parte de la criatura, corresponde la plena
comunicación de la gracia por parte de Dios, o sea la abundante comunicación de
su vida divina. “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”,
dijo Jesús. (Jn 10, 10); si el hombre desea darse a él, mucho más desea él
derramar en el hombre su vida para unirla a sí en comunión íntima. “Permaneced
en mí, como yo en vosotros. Permaneced en mi amor. Vosotros sois mis amigos”
(Jn 15, 4.9.14).
“Mira que estoy a la puerta y llamo –dice el Señor–. Si
alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él
conmigo” (Ap 3, 20). De mil maneras, con sus gracias, con sus inspiraciones,
con su amor, llama Dios al corazón del hombre, y apenas éste se decide a
abrirle de par en par la puerta, lo invade, toma posesión de él, establece su
morada y habita allí como amigo con su amigo. Si la criatura hace cuanto está
de su parte para desembarazar el corazón de todo afecto desordenado y abrirlo
completamente a Dios, “es imposible… que Dios deje de hacer lo que es de la
suya en comunicársele, al menos en secreto y silencio. Más imposible es esto
que dejar de dar el rayo del sol en lugar sereno y descombrado; pues, así como
el sol está madrugando para entrar en tu casa, si destapas la ventana, para
entrar, así Dios… entrará en el alma vacía y la llenará de bines divinos”. ¿Por
qué, pues, hacerle esperar? Cualquier retraso podría ser fatal, como sucedió a
la esposa de los Cantares, la cual habiéndose demorado en abrir al esposo,
cuando se decidió a hacerlo, éste había desaparecido.
Dios es el Señor: tiene pleno derecho a hacerse esperar
para probar la fidelidad del hombre, pero el hombre no tiene derecho ninguno a
hacerle esperar. Demorar en responder a las invitaciones divinas o responder
sólo parcialmente con negligencia y reserva, significa exponerse a perder
gracias preciosísimas que conducirían a una unión más íntima con Dios. Dios
quiere el “sí” perfecto de la criatura, no sólo en teoría, no sólo en los
momentos de oración o de gozo espiritual, sino siempre: en la realidad concreta
de la vida cotidiana, en las dificultades y en el desconsuelo. Y ha de ser un
“sí” generoso, por el que la criatura se adhiere a Dios con todas sus fuerzas y
con todo su amor. Sólo a este “sí” responde él con “su verdadero sí y entero de
su gracia”, haciendo a la criatura cada vez más partícipe de su ser divino y de
su vida divina, y morando en ella de modo cada vez más íntimo y profundo. Es el
triunfo de la gracia, por el que la criatura dada enteramente a Dios puede
finalmente reposar en él: “a su sombra apetecida estoy sentada” (Ct 2, 3).
Cuando place a la
Bondad divina, el alma puede sentirse en su parte superior inundada de paz, aun
mientras continúa la tormenta. ¡Oh paz inefable que supera todo sentimiento!,
tú quitas siempre el gusto de lo sensible y haces correr hacia la fe pura como
hacia la fuente única de un Bien divino, cuyo fruto inefable y mil veces
bendito y mil veces bendito, don que supera todos los dones, tú eres. Este es…,
Dios mío, el favor que estimo superior a todo lo que en tu liberalidad me has
concedido hasta ahora. ¡Que tu bondad me lo conserve, si tal es tu beneplácito!
¿Qué podré temer gozando de esta paz inefable? Para el alma que está
íntimamente unida a ti, oh Señor, eres la fuerza para su debilidad, la
obediencia para sus rebeldías, la humildad para su orgullo, la riqueza para su
pobreza, el amor para su frialdad, el reconocimiento para sus ingratitudes, la
pureza para sus fealdades y, en fin, la oración de su oración. Con esta paz
divina tú la proteges de todo peligro, y tu amor infinito absorbe esta nada
insignificante que está siempre en tu presencia con humilde confianza y ciego
abandono. (Beata M. Teresa de Souviran)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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