PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2188 ~ Domingo
10 de Noviembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús no se dedicó a hablar mucho de la vida eterna. No
pretende engañar a nadie haciendo descripciones fantasiosas de la vida más allá
de la muerte. Sin embargo, su vida entera despierta esperanza. Vive aliviando
el sufrimiento y liberando del miedo a la gente. Contagia una confianza total
en Dios. Su pasión es hacer la vida más humana y dichosa para todos, tal como
la quiere el Padre de todos.
Solo cuando un grupo de saduceos se le acerca con la idea
de ridiculizar la fe en la resurrección, a Jesús le brota de su corazón
creyente la convicción que sostiene y alienta su vida entera: Dios “no es un
Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos son vivos”.
Su fe es sencilla. Es verdad que nosotros lloramos a
nuestros seres queridos porque, al morir, los hemos perdido aquí en la tierra,
pero Jesús no puede ni imaginarse que a Dios se le vayan muriendo esos hijos
suyos a los que tanto ama. No puede ser. Dios está compartiendo su vida con
ellos porque los ha acogido en su amor insondable.
El rasgo más preocupante de nuestro tiempo es la crisis
de esperanza. Hemos perdido el horizonte de un Futuro último y las pequeñas
esperanzas de esta vida no terminan de consolarnos. Este vacío de esperanza
está generando en bastantes la pérdida de confianza en la vida.
Estos tiempos de desesperanza, ¿no nos están pidiendo a
todos, creyentes y no creyentes, hacernos las preguntas más radicales que
llevamos dentro? Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado
y por el que muchos siguen preguntando, ¿no será el fundamento último en el que
podemos apoyar nuestra confianza radical en la vida? Al final de todos los
caminos, en el fondo de todos nuestros anhelos, en el interior de nuestros
interrogantes y luchas, ¿no estará Dios como Misterio último de la salvación
que andamos buscando?
La fe se nos está quedando ahí, arrinconada en algún
lugar de nuestro interior, como algo poco importante, que no merece la pena
cuidar ya en estos tiempos. ¿Será así? Ciertamente no es fácil creer, y es
difícil no creer. Mientras tanto, el misterio último de la vida nos está
pidiendo una respuesta lúcida y responsable.
Esta respuesta es decisión de cada uno. ¿Quiero borrar de
mi vida toda esperanza última más allá de la muerte como una falsa ilusión que
no nos ayuda a vivir? ¿Quiero permanecer abierto al Misterio último de la
existencia confiando que ahí encontraremos la respuesta, la acogida y la
plenitud que andamos buscando ya desde ahora?
José Antonio Pagola
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, acercándose algunos de los saduceos,
esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés
nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no
tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la
tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también
sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de
ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer».
Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o
marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en
la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos
de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés
en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y
el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos
viven».
(Lc 20,27-38)
Comentario
Hoy, Jesús hace una clara afirmación de la resurrección y
de la vida eterna. Los saduceos ponían en duda, o peor todavía, ridiculizaban
la creencia en la vida eterna después de la muerte, que —en cambio— era
defendida por los fariseos y lo es también por nosotros.
La pregunta que hacen los saduceos a Jesús «¿de cuál de
ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer»
(Lc 20,33) deja entrever una mentalidad jurídica de posesión, una
reivindicación del derecho de propiedad sobre una persona. Además, la trampa
que ponen a Jesús muestra un equívoco que todavía existe hoy; imaginar la vida
eterna como una prolongación, después de la muerte, de la existencia terrenal.
El cielo consistiría en la transposición de las cosas bonitas que ahora
gozamos.
Una cosa es creer en la vida eterna y otra es imaginarse
cómo será. El misterio que no está rodeado de respeto y discreción, peligra ser
banalizado por la curiosidad y, finalmente, ridiculizado.
La respuesta de Jesús tiene dos partes. En la primera
quiere hacer entender que la institución del matrimonio ya no tiene razón de
ser en la otra vida: «Los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel
mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni
ellas marido» (Lc 20,35). Lo que sí perdura y llega a su máxima plenitud es
todo lo que hayamos sembrado de amor auténtico, de amistad, de fraternidad, de
justicia y verdad...
El segundo momento de la respuesta nos deja dos certezas:
«No es un Dios de muertos, sino de vivos» (Lc 20,38). Confiar en este Dios
quiere decir darnos cuenta de que estamos hechos para la vida. Y la vida
consiste en estar con Él de manera ininterrumpida, para siempre. Además, «para
Él todos viven» (Lc 20,38): Dios es la fuente de la vida. El creyente,
sumergido en Dios por el bautismo, ha sido arrancado para siempre del dominio
de la muerte. «El amor se convierte en una realidad cumplida si se incluye en
un amor que proporcione realmente eternidad» (Benedicto XVI).
Mn. Ramon SÀRRIAS i Ribalta (Andorra la Vella, Andorra)
Santoral Católico:
San León Magno
Papa
Memoria de san León I, papa, doctor de la Iglesia, que,
nacido en Etruria, primero fue diácono diligente en la Urbe y después, elevado
a la cátedra de Pedro, mereció con todo derecho ser llamado “Magno”, tanto por
apacentar a su grey con una exquisita y prudente predicación como por mantener
la doctrina ortodoxa sobre la encarnación de Dios, valientemente afirmada por
los legados del Concilio Ecuménico de Calcedonia, hasta que descansó en el
Señor en Roma, donde en este día tuvo lugar su sepultura en San Pedro del
Vaticano (461).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
La viuda y su oveja
Hay una realidad
indiscutible, normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos
han sido distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de
hacernos crecer en el amor y el servicio complementándonos, ayudándonos,
intercambiando los dones, integrándonos a la familia humana? Aprovecha con
discreción las habilidades de tus semejantes.
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al
tiempo de la trasquila, y deseando usar su lana en forma económica, la
trasquiló ella misma, pero manejaba la herramienta en forma tan mala, que junto
con la lana le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le
dijo:
—¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En qué te
puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al
carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es
mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme. (Esopo).
Al nacer se te
regaló un capital de tiempo, capacidad de trabajo, un temperamento y carácter
especial, una vocación señalada por tus aptitudes e inclinaciones, y una
cantidad de cualidades y posibilidades a desarrollar… ¿Cómo usas estos dones?.
¿Pasas por la vida haciendo el bien, ayudando, ofreciendo tus capacidades?
Padre Natalio
Mes de María
Día cuarto (10/NOV)
Debemos amar a Dios
CONSIDERACIÓN.
Cuanto más la Santísima Virgen avanzaba en el conocimiento de Dios, tanto más
lo amaba. ¿Cómo en efecto, se podría no dar todos los efectos del corazón a
Aquél que reúne todas las grandezas, todas las perfecciones, de quien las
criaturas que más admiramos aquí abajo, no son sino un pálido reflejo?
Si hay todavía hombres que no aman al Señor, que no
piensan en Él, que no elevan su alma hacia Él, es porque les es desconocido.
Esos infelices no saben que ese Dios todopoderoso, el Creador del universo, el
Rey de los reyes, les ha amado con un amor tan grande, que por redimirlos de la
condenación eterna, el Verbo eterno, la Segunda persona de la Santísima
Trinidad ha querido descender del cielo, nacer en un establo y morir sobre la
cruz. ¡Oh! ¿No sentimos que nuestro corazón se emociona, considerando tantas
pruebas de amor?
Comprendamos cómo seríamos ingratos, si no amáramos a
Dios con todas las fuerzas de nuestra alma, más que a ninguna de las cosas
creadas, más que a nosotros mismos y si no estuviésemos dispuestos a sacrificar
todo por su amor.
EJEMPLO. Un
día que el santo Cura de Ars oía cantar a los pajarillos dijo suspirando:
¡Pobrecillos! habéis sido creados para cantar y cantáis. El hombre ha sido
creado para amar a Dios y no lo ama. Sin embargo, la única felicidad que
tenemos sobre la tierra es amar a Dios y saber que Él nos ama. Ser amado por
Dios, estar unido a Dios, vivir en la presencia de Dios, vivir para Dios. ¡Oh!
¡Qué bella vida!
PLEGARIA DE SAN
AGUSTÍN. ¡Oh nuestra poderosa Soberana, hablad por nosotros a nuestro Señor
Jesucristo, ¿quién podría hacerlo mejor que Vos, que habéis gozado tan
íntimamente de sus pláticas sobre la tierra? Pedid para nosotros un gran amor a
Dios, la perseverancia en su santa gracia y la felicidad de morir en su amistad.
Así sea.
RESOLUCIÓN.
Diré continuamente a Dios que lo amo y trataré de probárselo con mi conducta.
JACULATORIA.
Madre del Salvador, rogad por nosotros.
Fuente: www.santisimavirgen.com.ar
Palabras del Beato Juan Pablo
II
“Los progresos de las ciencias biomédicas dejan entrever
perspectivas prometedoras para el bien de la humanidad y el tratamiento de
enfermedades graves y desconsoladoras. Se verifica el dominio creciente de la
tecnología médica sobre procesos de la procreación humana, los descubrimientos
en el campo de la genética y de la biología molecular, los cambios en la
gestión terapéutica de los pacientes graves, junto a la difusión de corrientes
de pensamiento de inspiración utilitarista y hedonista. Son factores que pueden
llevar a conductas aberrantes así como a la redacción de leyes injustas en
relación con la dignidad de la persona y el respeto exigido desde la inviolabilidad
de la vida inocente”
Beato Juan Pablo II
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde México, Edna
agradece a Dios y a todas las personas que rezaron pues sus estudios médicos
han salido muy bien y no serán necesarios otros nuevos.
También recibimos una nota de agradecimiento al Altísimo
y a todas las personas que se unieron en oración en favor de Lawrence, de Lima, Perú, cuya operación
de triple by-pass cardíaco ha sido exitosa y ahora está en proceso de
recuperación.
Desde Guatemala un agradecimiento especial por los 25
años de la ordenación sacerdotal del Padre
José Luis Colmenares rogándole a María Santísima que lo siga acompañando en
su ministerio y siga llenando de amor a las
personas que se acercan a él, agradeciéndole por el amor y palabras con
que llena a su feligresía.
“Intimidad Divina”
Domingo 32 del
Tiempo Ordinario
El tema de la Liturgia de hoy es la resurrección de los
muertos. En el Antiguo Testamento esta verdad queda más bien en la sombra,
hasta que en el judaísmo tardío aflora con claridad en el profeta Daniel (12,
2-3) y el libro de los Macabeos. Hoy la lectura primer (Mac 7, 1-2, 9-14)
recoge justamente bellísimas afirmaciones al propósito, pronunciadas por los
siete hermanos Macabeos mientras afrontaban el martirio. Ellos no han querido
ceder a la presión del rey pagano que perseguía a los judíos constriñéndolos
bajo pena de muerta a transgredir la ley mosaica, y cuando su cuerpo es
sometido a las torturas, se declaran seguros de que un día lo recobrarán
resucitado a la vida eterna… La fe en la resurrección y en la vida eterna debía
de ser bien firme en estos jóvenes judíos para darles la fuerza de morir por su
esperanza.
En tiempos de Jesús la resurrección de los muertos era ya
verdad de fe para todo el judaísmo, rechazada sólo por la secta de los
fariseos. El Evangelio de hoy (Lc 20, 27-38) refiere una extraña cuestión
presentada por estos a Jesús para poner en ridículo la fe en la resurrección.
Hablan de una mujer que quedó sucesivamente viuda de siete hermanos. “Cuando
llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? (ib. 33). La pregunta
ofrece al Señor ocasión para explicar que la vida de los resucitados será
totalmente diferente de la que se vive en la tierra. “No se casarán. Pues ya no
pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la
resurrección” (ib. 35-36). Los resucitados reasumirán su cuerpo, pero éste
estará glorificado y no sujeto a las leyes de la carne. Siendo inmortales, no
será ya necesario el matrimonio para asegurar la conservación de la especie
humana. Su vida será semejante a la de los ángeles.
Jesús termina su discurso con los saduceos recordando la
manifestación de Dios a Moisés en la zarza ardiente, cuando se dio a conocer
como “Yahvé”, o sea como “el que es”,
como el Dios de la vida (Ex 3, 2-6). Dios –concluye Jesús– “no es Dios de
muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos” (Lc 20, 38). Los que
han muerto para nosotros están vivos para él y un día resucitarán todos. Jesús
mismo ha dicho de sí: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí,
aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11, 25). Jesús, causa de vida eterna para los
que creen en él, es también causa de su resurrección. En Cristo resucitado está
salvado todo el hombre y por lo tanto la misma materia está ya glorificada,
resucitada. Prenotando a los fieles esta verdad consoladora de la resurrección,
les invita la Liturgia a vivir con el corazón vuelto a la gloria que les
espera, para que, obrando el bien, consigan el último día una resurrección de
vida y no de condenación” (Jn 5, 29).
Nosotros somos
ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo, el
cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el
suyo, en virtud del poder que tiene de someter a si todas las cosas. (San
Pablo, Filipenses, 3, 20-21)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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