jueves, 7 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2185

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2185 ~ Jueves 7 de Noviembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy comenzamos el Mes de María que se extenderá hasta el 8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Y vale aclarar que este mes de celebración y homenaje orante es en Argentina y otros países del hemisferio sud, mientras que en el hemisferio norte, el Mes de María se celebra en Mayo, coincidiendo con la primavera en esos lugares, y considerando que en la estación de las flores, la flor más hermosa es María.
De todos modos, invito a los lectores que viven en el norte del mundo a que también se sumen durante este mes dedicado a nuestra Madre celestial. Y por ese motivo, durante este tiempo, vamos a tener a María como tema central de todas las ediciones de “Pequeñas Semillitas”.
Iniciamos el mes consagrándonos enteramente a Ella:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión; no me dejes Madre mía, morir sin tu santa bendición. Amén.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, todos los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos».
Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.
»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
(Lc 15,1-10)

Comentario
Hoy, el evangelista de la misericordia de Dios nos expone dos parábolas de Jesús que iluminan la conducta divina hacia los pecadores que regresan al buen camino. Con la imagen tan humana de la alegría, nos revela la bondad de Dios que se complace en el retorno de quien se había alejado del pecado. Es como un volver a la casa del Padre (como dirá más explícitamente en Lc 15,11-32). El Señor no vino a condenar el mundo, sino a salvarlo (cf. Jn 3,17), y lo hizo acogiendo a los pecadores que con plena confianza «se acercaban a Jesús para oírle» (Lc 15,1), ya que Él les curaba el alma como un médico cura el cuerpo de los enfermos (cf. Mt 9,12). Los fariseos se tenían por buenos y no sentían necesidad del médico, y es por ellos —dice el evangelista— que Jesús propuso las parábolas que hoy leemos.
Si nosotros nos sentimos espiritualmente enfermos, Jesús nos atenderá y se alegrará de que acudamos a Él. Si, en cambio, como los orgullosos fariseos pensásemos que no nos es necesario pedir perdón, el Médico divino no podría obrar en nosotros. Sentirnos pecadores lo hemos de hacer cada vez que recitamos el Padrenuestro, ya que en él decimos «perdona nuestras ofensas...». ¡Y cuánto hemos de agradecerle que lo haga! ¡Cuánto agradecimiento también hemos de sentir por el sacramento de la reconciliación que ha puesto a nuestro alcance tan compasivamente! Que la soberbia no nos lo haga menospreciar. San Agustín nos dice que Jesucristo, Dios Hombre, nos dio ejemplo de humildad para curarnos del “tumor” de la soberbia, «ya que gran miseria es el hombre soberbio, pero más grande misericordia es Dios humilde».
Digamos todavía que la lección que Jesús da a los fariseos es ejemplar también para nosotros; no podemos alejar de nosotros a los pecadores. El Señor quiere que nos amemos como Él nos ha amado (cf. Jn 13,34) y hemos de sentir gran gozo cuando podamos llevar una oveja errante al redil o recobrar una moneda perdida.
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous (Barcelona, España)

Santoral Católico:
María Mediadora de Todas las Gracias
 
Información amplia 

¡Buenos días!

Siembra a manos llenas

Hoy te regalo unos renglones que mecerán tu día en las alturas, porque te ayudarán a vivir con pensamientos generosos y magníficos. Es siempre bueno cultivar en tu corazón elevados ideales que entusiasmen y dinamicen tu vida. Alguien escribió: “Si mirásemos siempre hacia el cielo, terminaríamos por tener alas”.

Esboza una sincera sonrisa... y regálala a quien nunca la ha tenido. Recoge un rayo de sol en tu corazón... y hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente... y permite bañarse en ella a quien vive en el barro. Vierte una lágrima... y ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Enciende el valor en tu pecho...  y ponlo en el ánimo de quien no sabe luchar. Descubre la vida...  y alienta a quien se arrastra por ella. Cultiva la esperanza...  e irradia su luz a tu alrededor. Imprégnate de bondad...  y dónala a quien la desconoce. Descubre el amor...  y comunica su fuego al mundo.

Debajo de estas líneas aletea un vivo deseo de sembrar a nuestro alrededor todo lo que es bueno, noble y justo. Aportar lo mejor de nosotros mismos a nuestros semejantes es una tarea misionera que te beneficiará en primer lugar a ti, porque evidentemente nadie puede dar lo que no tiene. Que esta lectura te inspire a sembrar hoy con generosidad.
Padre Natalio

Mes de María
Día primero (7/Nov):
María, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. La mejor manera de honrar a la Santísima Virgen, es esforzarse en reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es no solamente nuestra Madre, sino también nuestro Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la caracteriza, no por género de vida excepcional, sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe, cada uno de sus actos. Su existencia ha sido, exteriormente, simple y ordinaria: la observación de la ley divina: la práctica de las virtudes de su estado, constituye toda su perfección. El camino que ha seguido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliquémonos a reproducir por nuestros sentimientos, acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esforcémonos en dar cada día un paso en esta imitación de nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflejan, con toda su hermosura, las más sublimes virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro Modelo y la luz de todos nuestros pasos.

EJEMPLO. Un santo rey, gustaba ir, durante las noches de invierno, a visitar a Jesús, en la soledad de su tabernáculo.
El vasallo que le seguía y que caminaba detrás, sobre la nieve apenas hollada, temblaba de frío, tenía los pies lastimados y se quejaba de las fatigas del camino. El príncipe le dijo: “Pon tus pies en las huellas de mis pasos y te sentirás sensiblemente aliviado”.
El servidor así lo hizo y sintió pronto, que un dulce calor lo fortificaba.
Caminemos sobre las huellas de la Santa Virgen, pongamos nuestros pies en las marcas de sus pasos y siguiéndola, encontraremos fácil, hasta atrayente, aquello que nos había parecido al principio imposible o desagradable.
Si al calor de las virtudes de María nuestro corazón se anima, se sentirá pronto abrasado por un ardor inextinguible a seguir las huellas de un modelo tan hermoso, es decir, a imitarla.

PLEGARIA. ¡Oh María! recibidme, os ruego, como hijo vuestro; obtenedme la gracia de imitar vuestras virtudes, particularmente vuestra humildad, dulzura, paciencia y amor a Dios. Alcanzadme una verdadera devoción hacia Vos y hacia vuestro divino Hijo sin el cual, nada se puede; enseñadme a soportar las cruces, las humillaciones, y todas las penas que Dios guste enviarme; haced, en fin, que viviendo en la práctica de la virtud, pueda morir en vuestros brazos y expirar pronunciando los nombres de Jesús, maría y José. Así sea.

RESOLUCIÓN. Me aplicaré a imitar a la Santísima Virgen, en todas mis acciones.

JACULATORIA. Santa Madre de Dios, rogad por nosotros.

La frase de hoy

“Ya estamos en el mes de María. Yo pienso, pienso a todas las horas en los grandes beneficios recibidos de mi Mamá, desde mis primeros años, y aquella mano tan bondadosa que me los concedían; y mucho más me avergüenzo de haber pagado con ingratitudes y pecados tales favores. ¡Oh sí… cuántas veces depositando ante la imagen de mi Mamá las penosas ansias de mi corazón agitado, ella me consolaba! Sí Padre mío. ¿Por qué no decirlo? Yo recuerdo que hallándome en las mayores angustias, huérfana de madre en la tierra, me tendió cariñosamente los brazos la Madre del Cielo.”
Santa Gema Galgani

Nuevo video y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por tres personas de Córdoba, Argentina: José "Pepe", por salud y problemas familiares; Martín, por salud y problemas familiares; y Silvia, por su salud. Que la Santísima Virgen les conceda su protección e interceda ante Jesús por la solución de sus problemas.

Pedimos oración por Elena, de España, que tiene un tuvo primero un tumor en la mandíbula que resultó benigno y ahora presenta una situación aparentemente similar en la garganta que será objeto de una biopsia. Rogamos a Dios que el proceso sea benigno y se pueda extirpar sin complicaciones.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

 “Intimidad Divina”

En la voluntad de Dios

“Me siento apremiado por las dos partes; por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual ciertamente es con mucho lo mejor; más, por otra parte quedarme en la carne es más necesario para vosotros” (Fl 1, 23,34). San Pablo lucha entre dos alternativas: su amor a Cristo le mueve a querer unirse definitivamente a él en la patria, pero su amor a los hermanos lo retiene para continuar trabajando en su provecho. Algo así pasa en la vida de todo apóstol que ama intensamente: el deseo de intimidad con Dios le lleva a la oración, el amor a los hermanos le mueve a entregarse a su servicio. Esto, sin embargo, no debe crear un dualismo divergente que ponga al apóstol en una especie de angustia, como si la actividad externa constituyese un peligro continuo a su comunicación con Dios, sino que se ha de resolver en una armonía profunda que conduzca lo más posible a la unidad. En efecto, contemplación y acción, comunión con Dios y comunión con los hermanos nacen de una misma raíz, la caridad teologal, y tienden a un mismo fin, que es también la caridad.

El apóstol puede “reducir a unidad su vida interior con el tráfago de la actividad externa”, siguiendo en el ejercicio de esa actividad “el ejemplo de Cristo, cuya comida era hacer la voluntad de Aquel que lo envió para que llevara a cabo su obra”. En este sentido se exhorta a los sacerdotes a unirse “a Cristo en el conocimiento de la voluntad del Padre, y en el don de sí mismos por el rebaño que les ha sido confiado” (PO 14). Descubrir y hacer la voluntad del Padre es unirse a él, es vivir en continua comunión con él. Toda la ascética del cristiano, y por ello del apóstol, tiende a despojarlo del egoísmo, del amor propio y del asimiento a sus puntos de vista y a su voluntad, para que esté totalmente disponible a la voluntad de Dios no sólo en la oración, sino en toda su vida, en toda su actividad.

Jesús se ocupó únicamente de la obra a él confiada por el Padre y ordenó su desarrollo según las “horas” y modos fijados por el Padre… No quiere cumplir su misión de modo diferente al establecido por el Padre, por eso rechaza el demonio que le propone un mesianismo de gloria terrena (Lc 4, 3-12), y trata del mismo modo a Pedro cuando éste se opone a su Pasión. La adhesión total de Cristo al Padre ha de ser la forma de toda vida cristiana y en particular de la apostólica; pero eso será imposible si no se penetra, “por la oración, cada vez más en el misterio de Cristo” (PO 14). Es la oración personal, escucha del Señor y relación de amistad con él, lo que crea en el orante una afinidad espiritual con Cristo y con su misterio; es la oración lo que le da luz para descubrir la voluntad de Dios y de la naturaleza o del orgullo; y es en la oración donde el apóstol saca el amor y la fuerza para cumplir la voluntad del Padre.

Haz, Señor, que mi oración produzca en mí la sed de darme y mi donación produzca a su ve el deseo ardiente de recogerme para recibir; haz que viva de esta unidad y de esta armonía profunda que es la unidad misma de la caridad… Que mi oración genere donación y que el don mismo genere oración… Ayúdame, Señor, a acostumbrarme a la verdad profunda, a la intensidad de la vida, a la ofrenda consumante del amor, de ese amor que en la oración suscita sed de obras y en la multiplicidad de las obras suscita la sed inextinguible del que es Uno. (G. Canovai)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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