sábado, 15 de junio de 2013

Pequeñas Semillitas 2060

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2060 ~ Sábado 15 de Junio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)

Alabado sea Jesucristo…
Pasa, Señor, por mi memoria, porque tú la creaste para que recordara tu amor y tus regalos. Despierta los buenos recuerdos, que me motivan a seguir adelante. Quema con tu fuego toda vergüenza y toda angustia que venga de los malos recuerdos. Purifica esos recuerdos, para que ya no me lastimen ni me inquieten. Señor, tú que eres puro amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y de tristeza. Derrama en mi interior el deseo de perdonar y la gracia del perdón. Con tu amor me perdono a mí mismo por mis errores pasados. Quiero mirarme a mí mismo con tu compasión y misericordia. Reina, Señor, en este mundo de mis recuerdos, y pacifícalos con tu presencia luminosa. Amén.
Víctor Fernández

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».
(Mt 5,33-37)

Comentario
Hoy continúa Jesús comentándonos los Mandamientos. Los israelitas tenían un gran respeto hacia el nombre de Dios, una veneración sagrada, porque sabían que el nombre se refiere a la persona, y Dios merece todo respeto, todo honor y toda gloria, de pensamiento, palabra y obra. Por esto —teniendo presente que jurar es poner a Dios como testigo de la verdad de lo que decimos— la Ley les mandaba: «No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos» (Mt 5,33). Pero Jesús viene a perfeccionar la Ley (y, por tanto, a perfeccionarnos a nosotros siguiendo la Ley), y da un paso más: «No juréis en modo alguno: ni por el Cielo, (...), ni por la Tierra (...)» (Mt 5,34). No es que jurar, en sí mismo, sea malo, pero son necesarias unas condiciones para que el juramento sea lícito, como por ejemplo, que haya una causa justa, grave, seria (un juicio, pongamos por caso), y que lo que se jura sea verdadero y bueno.
Pero el Señor nos dice todavía más: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37). Es decir, nos invita a vivir la veracidad en toda ocasión, a conformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y nuestras obras a la verdad. Y la verdad, ¿qué es? Es la gran pregunta, que ya vemos formulada en el Evangelio por boca de Pilato, en el juicio contra Jesús, y a la que tantos pensadores a lo largo de los tiempos han procurado dar respuesta. Dios es la Verdad. Quien vive agradando a Dios, cumpliendo sus Mandamientos, vive en la Verdad. Dice el santo Cura de Ars: «La razón de que tan pocos cristianos obren con la exclusiva intención de agradar a Dios es porque la mayor parte de ellos se encuentran sometidos a la más espantosa ignorancia. Dios mío, ¡cuántas buenas obras se pierden para el Cielo!». Hay que pensar en ello.
Nos conviene formarnos, leer el Evangelio y el Catecismo. Después, vivir según lo que hemos aprendido.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)

Santoral Católico:
Santa Germana Cousin
Pastorcita
Información ampliada clic acá

Fuente: Catholic.net    


¡Buenos días!

El asno, el gallo y el león

Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos han sido distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando los dones, integrándonos a la familia humana?

Estaban un gallo y un asno en un pastizal cuando llegó un hambriento león. Y ya iba el león a tirarse encima del asno, cuando el gallo, cuyo cantar se dice que aterroriza a los leones, chilló fuertemente, haciendo salir corriendo al león tan rápido como pudo. El asno al ver el impacto que un simple canto del gallo realizaba, se llenó de coraje para atacar al león, y corrió tras de él con ese propósito. No había recorrido gran trecho cuando el león se volvió, lo atrapó y lo destrozó.  Esopo.

Es bueno reconocer las fortalezas y ventajas de uno mismo y de los demás para servirnos de los dones personales adecuadamente, sin pretender destacarnos en toda habilidad y destreza. Apeles dijo una vez a un zapatero que se metió a crítico de arte señalando defectos en sus maravillosas pinturas: “Zapatero, a tus zapatos”.

Padre Natalio

Palabras del Papa Francisco

“En el mundo de hoy la libertad religiosa es más afirmada que realizada. En efecto, esta libertad está obligada a sufrir amenazas de diversos tipos y con frecuencia es violada. Los graves ultrajes infligidos a este derecho primario son fuente de seria preocupación y deben ver la concorde reacción de los países del mundo en el reafirmar, contra todo atentado, la intangible dignidad de la persona humana”
Papa Francisco

Tema del día:
Diferencias entre ganador y perdedor

Cuando un ganador comete un error, dice: "Yo me equivoqué" Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue mi culpa".

Un ganador trabaja más fuerte que el perdedor y tiene más tiempo; un perdedor siempre está "muy ocupado" para hacer lo necesario.

Un ganador enfrenta y supera su problema, un perdedor le da vueltas y nunca logra pasarlo. Un ganador se compromete; un perdedor hace promesas.

Un ganador dice: "yo soy bueno, pero no tan bueno como a mí me gustaría ser". Un perdedor dice: "Yo soy tan malo como lo es mucha otra gente u otros son peor Que yo".

Un ganador escucha, comprende y responde. Un perdedor sólo espera hasta que le toque su turno de hablar.

Un ganador respeta aquellos que son superiores a él y trata de aprender algo de ellos. Un perdedor se resiente con aquellos que son superiores a él y trata de encontrarles defectos.

Un ganador se siente responsable por algo más que su trabajo; un perdedor no colabora y siempre dice: " Yo sólo hago mi trabajo".

Un ganador dice, "Debe haber una mejor forma de hacerlo". Un perdedor dice: "Esta es la manera en que siempre lo hemos hecho".

Un ganador como tú, comparte este mensaje con sus amigos. Un perdedor es egoísta y se lo guarda para sí mismo.

¿Y tú con quién de los dos te identificas?

Junio, mes del Corazón de Jesús
Día 15: El valor de la oración

Jesús invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición hasta la salvación eterna. Él mismo reza por todas partes y siempre: en el templo, en el Huerto de los Olivos, en el monte, sobre las aguas, en las plazas y en las sinagogas.
San Pedro corre el peligro de hundirse en las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante Jesús en la hora del dolor y la oración las consuela.
Rezan los Apóstoles en el cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales. Y tú, ¿cuándo rezas? ¿Sólo cuando estás enfermo o cuando quieres que algo te salga bien?
Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios.

Fuente: Web Católico de Javier

Humor gramatical

Las raíces latinas, nos explican muchas cosas, por ejemplo:
El vocablo maestro deriva de magister.
Y éste, a su vez, del adjetivo magis que significa "más" o "más que".
Al magister lo podríamos definir como "el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y habilidades".
Por ejemplo, Magister equitum (Jefe de caballería en la Antigua Roma) o Magister militum (Jefe militar).

El vocablo ministro deriva de minister.
Y éste, a su vez, del adjetivo minus que significa "menos" o "menos que".
El minister era "el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos".

O sea: El latín nos explica por qué cualquier bruto puede ser ministro… pero no maestro.

Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Mariano, de San Juan, Argentina, que partió a los brazos del Señor; por la salud de Mónica, de San Juan, Argentina, que debe ser operada; y por el alma de Fabiana, de La Pampa, Argentina, que hace un mes fue llamada por Dios al cielo. Rezamos por ellos y por sus familiares.

Pedimos oración por el alma de Rosa Trinidad, de Panamá, que hace un año partió a la casa del Padre celestial a la edad de 98 años.

Pedimos oración por Américo Ricardo M., de Santa Fe, Argentina, que ha sido diagnosticado con cáncer de tiroides, por lo que rogamos al Sagrado Corazón de Jesús que lo proteja y le conceda sus gracias sanadoras.

Pido una oración por el alma de Nené, mi mamá, que hoy estaría cumpliendo 89 años de su nacimiento. Que el Señor la tenga siempre a su lado.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

 “Intimidad Divina”

Eucaristía y vida

Por su propia virtud la Eucaristía une a Cristo; la unión física con él es idéntica para todo el que se alimenta de su Cuerpo y Sangre, pero no en todos produce los mismos efectos, tanto que Pablo dice: “quien coma el Pan o beba el Cáliz del Señor dignamente… come y bebe su propio castigo” (1 Cr 11, 27-29). Para los mismos que se acercan a la Eucaristía en estado de gracia los efectos son iguales, pero proporcionados a sus disposiciones. Como el efecto propio de la Eucaristía es la unión con Cristo y con los hermanos, la mejor disposición para la Mesa eucarística es el amor, sin el cual no puede haber unión. La unión con Cristo exige ese amor sincero que es conformidad con su voluntad, con sus deseos y con su beneplácito… Para que la Eucaristía actúe y refuerce la unión fraterna, hay que eliminar todo lo que turba las relaciones cordiales y sinceras con el prójimo y cultivar con empeño una caridad franca y universal. “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15, 12), dijo el Señor; y especificó: “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo que reprocharte, deja tu ofrenda allí… y vete primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5, 23-24). Antes de acercarse a la sagrada Mesa, es necesario que se examine cada uno a sí mismo, porque no puede osar recibir el Cuerpo del Señor, el que ha quebrantado sus mandamientos.

Si deben disponerse los fieles de un modo cada vez más digno al Sacrificio y Banquete eucarísticos, tiene también que procurar hacer vida en su conducta diaria, la gracia que brota de la Eucaristía. “La liturgia misma –dice el Vaticano– impulsa a los fieles a que saciados “con los sacramentos pascuales”, sean “concordes en la piedad” y ruega a Dios que “conserven en su vida lo que recibieron en la fe” (SC 10). Se trata de armonizar la propia vida con la santidad y la caridad que expresa y produce la Eucaristía; se trata de llevar al cumplimiento de los deberes cotidianos la unión con Cristo y con los hermanos que son el fruto de la Comunión eucarística. Y pues la Eucaristía une a la muerte y resurrección del Señor, el fiel debe participar también en su muerte muriendo a sí mismo y al pecado, y en su resurrección viviendo cada vez más la vida divina que se le comunica.

Para conservar los frutos de la Eucaristía y para disponerse mejor a ella, tiene gran eficacia la visita diaria al Santísimo, que la Iglesia ha recomendado siempre. Cristo presente en las sagradas especies “restaura las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles e invita a su imitación a cuantos se acercan a él… Por eso todo el que se vuelve al augusto Sacramento eucarístico son particular devoción y se esfuerza en amar con ímpetu generoso a Cristo que nos ama infinitamente, experimenta y comprende a fondo, no sin gozo del alma y fruto, qué preciosa es la vida escondida con Cristo en Dios y cuánto vale estarse en coloquio con Cristo,  más suave que el cual nada hay sobre la tierra, ni nada más eficaz para recorrer los caminos de la santidad (Pablo VI). En la santa Eucaristía está verdaderamente encerrado todo nuestro bien, Cristo Señor, “nuestra Pascua y Pan vivo… que da la vida a los hombres…; así son ellos invitados y conducidos a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas sus cosas en unión con él mismo” (PO 5).

Señor, yo soy impuro; no soy digno de que tu santo Cuerpo venga sacramentalmente a mi sucia morada. Señor, soy todavía indigno de cualquier honor, de cualquier bien, de todas las consolaciones que las personas virtuosas obtienen de ti. No me queda, pues, más que llorar y lamentarme sin cesar, e ir ante ti con una confianza inquebrantable. Y por más que sea pobre y abandonado, no me alejaré de ti, sino que gritaré y suplicaré sin cansarme, mientras mi fe no obtenga de ti la curación de mi siervo (la parte sensible). Entonces te alabaré y te serviré con alma y cuerpo, con todo mi ser y con todas mis fuerzas. (Rujsbroeck, Obras)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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