PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2053 ~ Sábado
8 de Junio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
María, Madre de Jesús y nuestra, nos señala hoy su
Inmaculado Corazón. Un corazón que arde de amor divino, que rodeado de rosas
blancas nos muestra su pureza total y que atravesado por una espada nos invita
a vivir el sendero del dolor-alegría.
La Fiesta de su Inmaculado Corazón nos remite de manera
directa y misteriosa al Sagrado Corazón de Jesús. Y es que en María todo nos
dirige a su Hijo. Los Corazones de Jesús y María están maravillosamente unidos
en el tiempo y la eternidad...
La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a
Jesús es por medio de su Madre. Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús
por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al
celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente,
en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén a la
fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a
la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en
Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana,
hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero
al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el
Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos
los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué
nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando».
Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la
casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó
con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba
cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
(Lc 2,41-51)
Comentario
Hoy celebramos la memoria del Corazón Inmaculado de
María. Un corazón sin mancha, lleno de Dios, abierto totalmente a obedecerle y
escucharle. El corazón, en el lenguaje de la Biblia, se refiere a lo más
profundo de la persona, de donde emanan todos sus pensamientos, palabras y
obras. ¿Qué emana del corazón de María? Fe, obediencia, ternura, disponibilidad,
espíritu de servicio, fortaleza, humildad, sencillez, agradecimiento, y toda
una estela inacabable de virtudes.
¿Por qué? La respuesta la encontramos en las palabras de
Jesús: «Donde está tu tesoro allí estará tu corazón» (Mt 6,21). El tesoro de
María es su Hijo, y en Él tiene puesto todo su corazón; los pensamientos,
palabras y obras de María tienen como origen y como fin contemplar y agradar al
Señor.
El Evangelio de hoy nos da una buena muestra de ello.
Después de narrarnos la escena del niño Jesús perdido y hallado en el templo,
nos dice que «su madre guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc 2,51). San
Gregorio de Nisa comenta: «Dios se deja contemplar por los que tienen el
corazón purificado». ¿Qué guarda María en su corazón? Desde la Encarnación
hasta la Ascensión de Jesús al cielo, pasando por las horas amargas del
Calvario, son tantos y tantos recuerdos meditados y profundizados: la alegría
de la visita del ángel Gabriel manifestándole el designio de Dios para Ella, el
primer beso y el primer abrazo a Jesús recién nacido, los primeros pasos de su
Hijo en la tierra, ver cómo iba creciendo en sabiduría y en gracia, su
“complicidad” en las bodas de Caná, las enseñanzas de Jesús en su predicación,
el dolor salvador de la Cruz, la esperanza en el triunfo de la Resurrección...
Pidámosle a Dios tener el gozo de amarle cada día de un
modo más perfecto, con todo el corazón, como buenos hijos de la Virgen.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Tema del día:
Inmaculado Corazón de María
La fiesta del Inmaculado Corazón de María se celebra el
sábado después de Corpus Christi. La Fiesta del Sagrado Corazón es el día
anterior (viernes). La Iglesia celebra las dos fiestas en días consecutivos
para manifestar que estos dos corazones son inseparables. María siempre
nos lleva a Jesús.
Historia
Ya San Juan Eudes, en el siglo XVII, había difundido esta
devoción. En 1942, en plena II Guerra Mundial, el Papa Pío XII consagró el
mundo al Corazón Inmaculado de María.
La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue
oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo
de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María "la paz entre
las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a
la pureza y la práctica de las virtudes".
Texto de la
consagración de Pío XII:
"Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de
alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno... Obtén paz y
libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del
neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida
cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en
mérito y número"
Fundamento:
Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María
sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón
se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con
solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y
así la veneramos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su
ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.
El Inmaculado Corazón de María, nuestra madre, es el
camino más rápido y seguro para llegar a Jesús. Venerar el Inmaculado Corazón
de María es venerar a la mujer que está llena del Espíritu Santo, llena de
gracia, y siempre pura para Dios. Su corazón femenino siempre está lleno de
amor por sus hijos. Por eso se representa rodeado de blancas rosas. Veneramos
el corazón que guarda todas las cosas de Dios en su Corazón y que nos ayuda a
sanar y consagrar a Dios nuestro propio corazón.
Devoción de los
Cinco Primeros Sábados:
Es una devoción al Corazón de María. En diciembre de
1925, la Virgen se le apareció a Lucía Martos, una de las tres pastorcitas
vidente de Fátima, y le dijo: "Yo prometo asistir a la hora de la muerte,
con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que en los
primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada
Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme
reparación". Junto con la devoción
a los nueve Primeros Viernes de Mes, ésta es una de las devociones más
conocidas.
Entreguémonos al Corazón de María diciéndole:
"¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las
profundidades de su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por
nosotros!
El Papa Juan Pablo II declaró que la conmemoración del
Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza "obligatoria" y no
"opcional". Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para
esta celebración debe de realizarse en todo el mundo Católico.
Fuente: Corazones.org
¡Buenos días!
Adoración y alabanza
La adoración y
alabanza surgen del conocimiento de quién es Dios. La Biblia dice que es eterno
e inmutable, santo y perfectísimo, fiel y misericordioso, omnisciente y
sapientísimo, grande y poderoso, cercano y presente, infinito e insondable,
autor de maravillas, omnipresente einmenso. Exprésale tus sentimientos con esta
hermosa oración de Mons. V. Fernández:
Te adoro, Señor, me postro, me entrego,
porque sólo tú eres el grande, el infinito, el glorioso, Señor del universo y
de la vida. Te alabo, Dios, el fuerte, el potente, el vigoroso, mi seguridad y
mi defensa. En ti me siento firme, en ti mi corazón descansa y se afianza.
Gloria a ti, que derramas en el mundo calor y hermosura, música y vida. Santo
eres, puro y limpio, simple y sin engaños. Luminoso como el agua clara, como la
nieve, como el manantial feliz y siempre nuevo. Bendito seas, Señor. Amén.
Ante este Ser,
que es Rey y soberano de todo, lleno de gloria y majestad, misterioso e
inefable, admirable y deslumbrante, incomprensible, espiritual e invisible, a
nosotros sus criaturas nos corresponde adorarlo desde nuestra pequeñez, y
elevarle cánticos de alabanza en su honor y gloria. Alabar y adorar a Dios es
lo justo y correcto.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
“Salir de sí mismos, de un modo de vivir la fe cansino y
rutinario, de la tentación de ensimismarse en los propios esquemas que terminan
por cerrar el horizonte de la acción creadora de Dios. Dios salió de Sí mismo
para venir en medio de nosotros, colocó su tienda entre nosotros para traer su
Misericordia que salva y da esperanza. También nosotros, si queremos seguirlo y
permanecer con Él, no debemos contentarnos con permanecer en el recinto de las
noventa y nueve ovejas, debemos "salir”, buscar con Él a la oveja perdida,
a la más lejana. Recuerden bien: salir de nosotros, como Jesús, como Dios salió
de Sí mismo en Jesús, y Jesús salió de sí mismo para todos nosotros”
Papa Francisco
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 8: El escándalo
El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el
Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a
la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del
mundo por los escándalos!
Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo
roba las almas a Jesús para darles el demonio. Jesús muere en la cruz para
redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y
arruina la obra de la redención.
Dice S. Agustín que el escandaloso sufrirá tantos infiernos
como las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue
escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.
Fuente: Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por María
Gabriela M., que vive en ciudad de Guatemala, que está padeciendo de una
rodilla y tal vez tenga que ser operada, para que por los méritos de la divina
Sangre de Jesús, pueda curarse y no necesite llegar a la cirugía.
Pedimos renovar las oraciones por Sara, de Argentina, que por una caída sufrió fractura de cadera,
fue operada y si bien va mejorando, todavía necesita de nuestras oraciones al
Sagrado Corazón de Jesús para que vuelva a estar muy bien.
Pedimos oración por Laura,
26 años, de Gral. Madariaga, Argentina, estudiante de medicina, que padece
leucemia en estado grave, casi sin esperanzas y que ha estado recibiendo
quimioterapia Actualmente está en la
ciudad de La Plata. Esperaba ser trasplantada el 14 de junio porque había aparecido
un donante del extranjero. Su padre está desconsolado. No tiene mamá, falleció
hace varios años y todos estamos rezando por ella al Sagrado Corazón de Jesús y
al Inmaculado Corazón de María por el milagro de su curación.
Pedimos oración por Rosmy, de Nueva York (USA), afectada de cáncer avanzado, para que Dios Todopoderoso tenga misericordia de ella y la ayude en esta difícil situación.
Pedimos oración por Rosmy, de Nueva York (USA), afectada de cáncer avanzado, para que Dios Todopoderoso tenga misericordia de ella y la ayude en esta difícil situación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a feluzul@gmail.com y deben
poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin
asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben
pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo
antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
“Intimidad Divina”
La plegaria
eucarística
De la plegaria eucarística expresa en el canon de la Misa
se deducen los dos grandes fines del Sto. Sacrificio que se identifican con los
del sacerdocio eterno de Cristo: la gloria de Dios y la redención de los
hombres. Inmediatamente antes del canon se invita a los fieles de nuevo a
elevar a Dios en el prefacio una solemne acción de gracias. El motivo, el medio
y el objeto de esa acción de gracias es único: Cristo alabanza perfecta del
Padre, Cristo mediador nuestro, Cristo objeto él mismo de nuestra alabanza: “En
verdad es justo… darte gracias… a ti, Señor, Padre santo… por Cristo nuestro Señor… Bendito el que viene en nombre del
Señor” (MR). Cristo es el centro de la Misa: es el Sacerdote que ofrece al
Padre el “sacrificio de alabanza”, sacrificio del que es al mismo tiempo
sacerdote y víctima. Mientras en el Calvario Jesús ofreció solo su sacrificio,
aquí lo ofrecen todos los fieles junto con él: “ellos mismos te ofrecen este
sacrificio de alabanza” (Pleg. Euc. I).
Se invita al pueblo no sólo a presentar al Padre la oblación de Cristo, sino a
unir a ella la propia, para que, “recibida la ofrenda de la víctima
espiritual”, haga de ellos “una ofrenda eterna” (SC 12). En seguida de la
consagración se renueva la ofrenda: “Por eso, Señor, nosotros, tus siervos y
todo tu pueblo santo…, te ofrecemos, Dios de gloria y majestad, de los mismos
bines que nos has dado, el sacrificio puro, inmaculado y santo” (Pleg. Euc. I). No se trata más de la
ofrenda del pan y del vino, sino del cuerpo y de la Sangre de Cristo, presente
ya en el altar.
La oblación eucarística sube a Dios como sacrificio de alabanza
y baja a la tierra como don para la redención de los hombres. También este
segundo aspecto se pone repetidamente en evidencia en la plegaria del canon.
Antes de la consagración ora el sacerdote: “Acepta, Señor, en tu bondad, esta
ofrenda de tus siervos…, líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre
tus elegidos”. Como en la cruz, también en el altar se ofrece el Sacrificio de
Cristo al Padre para nuestra salvación. Más adelante, invocando sobre el pan y
el vino el poder de la bendición divina que va a realizar el milagro
eucarístico, dice el celebrante: “Acepta, ¡oh Padre!, esta ofrenda haciéndola
espiritual, para que sea Cuerpo y Sangre de tu Hijo amado, Jesucristo”. El pan
y el vino se van a transformar en Cuerpo y Sangre de Cristo en favor nuestro,
para nosotros; lo necesitamos como sacrificio expiatorio de nuestros pecados y
como sacramento que nutre nuestra vida sobrenatural.
Sin Eucaristía no podemos vivir: ella es la “fuente y
cumbre de toda la vida cristiana”, por ella “la Iglesia vive y crece
continuamente” (LG 11, 26). Esta idea culmina en la consagración con las
palabras del Señor: “Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo… Tomad
y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, que será derramada
por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Es Cristo
mismo quien declara la intención redentora de su sacrificio e invita a los
fieles a participar en él con la comunión eucarística. Comunión tan íntimamente
unida al sacrificio que constituye de nuestra parte su consumación. Recibiendo
el Cuerpo y la Sangre del Señor, completamos el memorial de su muerte y al
mismo tiempo el de su resurrección, porque la Eucaristía nos hace partícipes de
la vida gloriosa de Cristo nuestra Cabeza. Pero esta comunión admirable con el
misterio pascual de Cristo no debe agotarse en la Misa, sino que ha de
prolongarse espiritualmente en la vida diaria por el ofrecimiento de las
tribulaciones como participación en la muerte del Señor, y con una intensa vida
de gracia como participación en su resurrección.
¿Qué podré yo dar
al Señor por todos los beneficios que me ha hecho? Tomaré el cáliz de la salud.
Si, Dios mío, quiero tomar en mis manos ese cáliz enrojecido con la sangre de
mi Maestro y, dándole gracias, mezclar, llena de gozo, mi propia sangre con la
sangre de la Víctima sagrada. Así mi sangre adquiere un mérito infinito y puedo
tributar al Padre una grandiosa alabanza. Mi sufrimiento es, entonces, un
mensaje que transmite la gloria del Eterno. Oh Jesús, ayúdame a identificarme
tan perfectamente contigo, que llegue a reproducirse continuamente a los ojos
del Padre. Al entrar en el mundo dijiste: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu
voluntad”. Esta oración debiera ser como el latido de mi corazón. Cumplir la
voluntad divina debe ser también mi alimento y, al mismo tiempo, la espada de
mi inmolación. Así, tranquila y alegre, marcharé en tu compañía, Maestro
adorado, al encuentro de cualquier sacrificio, congratulándome de haber sido
reconocida por el Padre, pues me crucifica juntamente con su Hijo. (Santa
Isabel de la Trinidad)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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