PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2051 ~ Jueves
6 de Junio de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite
comida; cuando tenga sed, dame alguien que precise agua; cuando sienta frío,
dame alguien que necesite calor. Cuando sufra, dame alguien que necesita
consuelo; cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis
minutos; cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; cuando
esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos. Cuando quiera que los
otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión; cuando sienta
necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender; cuando
piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro
amor misericordioso, imagen del tuyo.
Beata Teresa de Calcuta
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se llegó uno de los escribas y le
preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó:
«El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y
amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti
mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».
Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al
decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el
corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo
como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le
dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle
preguntas.
(Mc 12,28-34)
Comentario
Hoy, un maestro de la Ley le pregunta a Jesús: «¿Cuál es
el primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,28). La pregunta es capciosa. En
primer lugar, porque intenta establecer un ránquing entre los diversos
mandamientos; y, en segundo lugar, porque su pregunta se centra en la Ley. Está
claro, se trata de la pregunta de un maestro de la Ley.
La respuesta del Señor desmonta la espiritualidad de
aquel «maestro de la Ley». Toda la actitud del discípulo de Jesucristo respecto
a Dios queda resumida en un punto doble: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón» y «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc 12,31). El comportamiento
religioso queda definido en su relación con Dios y con el prójimo; y el
comportamiento humano, en su relación con los otros y con Dios. Lo dice con
otras palabras san Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Ama a Dios y ama a los
otros, y el resto de cosas será consecuencia de este amor en plenitud.
El maestro de la ley lo entiende perfectamente. E indica
que amar a Dios con todo el corazón y a los otros como a uno mismo «vale más
que todos los holocaustos y sacrificios» (Mc 12,33). Dios está esperando la
respuesta de cada persona, la entrega plena «con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12,30) a Él, que es la
Verdad y la Bondad, y la entrega generosa a los otros. Los «sacrificios y
ofrendas» tan solo tienen sentido en la medida en que sean expresión verdadera
de este doble amor. ¡Y pensar que a veces utilizamos los “pequeños
mandamientos” y «los sacrificios y las ofrendas» como una piedra para criticar
o herir al otro!
Jesús comenta la respuesta del maestro de la Ley con un
«no estás lejos del Reino de Dios» (Mc 12,34). Para Jesucristo nadie que ame a
los demás por encima de todo está lejos del reinado de Dios.
P. Rodolf PUIGDOLLERS i Noblom SchP (La Roca del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Marcelino Champagnat
Fundador de la Sociedad de
María
Información: clic acá
San Norberto
Obispo
Información: clic acá
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
“Me sacias con miel silvestre”
La Biblia nos
enseña a amar a un Dios bondadoso: “Como un padre siente ternura por sus hijos,
así el Señor siente ternura por sus fieles”. Sólo espera de ellos fidelidad, o
bien el sincero arrepentimiento por sus extravíos. El salmista recuerda la
delicadeza de este amor que provee de alimento sustancioso a sus hijos. Aquí
tienes una oración responsorial para encender y avivar la contemplación: ese
momento en que las palabras caen y sólo queda ardiendo el amor.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me
sacias con miel silvestre.
- Me nutres de lo sabroso de tu casa, me das
a beber del torrente de tus delicias.
- Me sacias con miel silvestre.
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me
sacias con miel silvestre.
El pan, amasado
con la mejor harina, nos hace pensar también en la mesa de la Palabra y en la
de la Eucaristía. Dios, bondadoso y providente, ha querido regalarnos el pan de
su Palabra y el Pan de Cristo, nuevo maná que fortalece a los que peregrinamos
hacia la Tierra nueva de las promesas eternas. La miel es símbolo de la dulzura
de este pan de Dios.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
"La vida humana, la persona, no se ve como un valor
primario que respetar y cuidar. Esta cultura del descarte nos ha convertido en
insensibles también ante el derroche y el despilfarro alimentario. El
consumismo nos induce a acostumbrarnos a lo superficial, al derroche cotidiano
de la comida a la que a veces, no somos capaces de dar el justo valor que va
más allá de los meros parámetros económicos. ¡Recordemos bien que los alimentos
que tiramos a la basura son como si se los robáramos al pobre de la mesa, al
que pasa hambre!"
Papa Francisco
Temas Médicos:
Alimentos prohibidos en el
Deporte
Hay alimentos que deberías evitar si eres un deportista o
realizas de forma activa actividades físicas. Aquí te enumeramos los más perjudiciales…
• Bebidas alcohólicas
El alcohol es un arma de doble filo, por un lado, sólo
aporta una gran cantidad de calorías vacías (7 calorías por cada gramo
ingerido) sin valor nutricional. Por otro, consume vitaminas y minerales para
ser metabolizado. Además de dañar el hígado, provocar deshidratación y aumenta
la cantidad de radicales libres que dañan a las células. Se puede tomar de vez
en cuando una bebida alcohólica, preferiblemente una cerveza, una copa de vino
tinto o una sidra, que tienen una baja graduación alcohólica y contienen
fitoquímicos como el resveratrol de la uva o el lúpulo de la cerveza, que
protegen tu salud.
• Fiambres
¿Confías en una mortadela con cara de ratón? La mayoría
de los fiambres que hay en la charcutería no tienen nada que ver con el cerdo
del que dicen se originaron. Los procesos de industrialización han hecho que
los fiambres como el jamón de York sea una masa de gelatina de color rosado,
rica en azúcares, féculas, sal, fosfatos, etc. y muy poco recomendable para una
alimentación sana. Y si realmente te decides a leer la etiqueta de estos
productos, descubrirás que no tienen nada de naturales.
• Bollería o Pastelería industrial
No te dejes engañar por la publicidad que intenta
venderte que los bollos son una fuente de energía para tus músculos con aceites
vegetales. Al no ser que pretendas cubrir tus arterias de grasa y hacer de tu
cuerpo una central de reserva de los ácidos grasos menos recomendables: los
aceites de palma y coco, que aunque son aceites vegetales son un tipo de grasas
saturadas, perjudiciales para la salud. Si a esto le añades harinas refinadas,
azúcares sencillos y colorantes artificiales, no te quedan muchas razones para
disfrutar de un bollo o un pastelito.
• Golosinas
Si quieres saber de qué están hechas las gominolas
(pastillas o caramelos de goma), mira su composición: azúcar, glucosa y
colorantes. ¿Hay algo más? Pues aparte de calorías vacías y cierta tendencia a
la adicción por el dulce, más vale que dejes de visitar la tienda de la esquina
e inviertas ese tiempo y dinero en una buena licuadora para hacerte jugos de
frutas naturales cada vez que tienes ganas de algo dulce y de colores.
• Caviar
Un alimento tan caro no podía ser para todos los días. El
caviar auténtico se obtiene de las huevas del esturión, aunque también hay sucedáneos
de caviar con huevas de lumpo, capelán o las huevas más grandes y rojas del
salmón y trucha. El problema de este alimento de reyes está en que aporta hasta
244 calorías por 100 g. en forma de 300 g. de colesterol y una gran cantidad de
sodio (1.940 g.) A no ser que te estés preparando una carrera de ultrafondo y
no tengas otro alimento a mano, pocos alimentos aportan tanto colesterol en tan
poca cantidad.
• Salsas comerciales
Ahora hay salsas embotelladas para todos los gustos,
desde la popular mayonesa hasta una bearnesa, ketchup, holandesa, mostaza,
napolitana, chutney indio, salsa china, barbacoa, etc. La característica común
de todas ellas es su alto contenido calórico, especialmente por su naturaleza
grasa. Si además tienes en cuenta los azúcares añadidos, los colorantes
artificiales, los aditivos y conservantes, etc. te conviene hacer la salsa en
casa cuando quieras disfrutar de una mayonesa, antes que pasar por ser un
conejillo de indias para comprobar como el uso indiscriminado de estas salsas
en tu plato, aumenta tu cintura cada mes.
• Aperitivos salados
No te despistes, estamos hablando de las papas fritas,
snack como palitos, maní o cacahuetes (maní) saborizados, nachos, etc. Esas
sabrosas y crujientes cosas que aparecen en una reluciente y llamativa bolsa de
colores. Si hay que hacer tanto ruido para vender un producto, algo malo debe
tener. Sin tener en cuenta que la mayoría no bajan de 500 calorías por100 g.,
en forma de grasas, está su alto contenido en sodio, no tienen vitaminas ni
minerales, pero añaden colorantes artificiales y potenciadores de sabor como el
glutamato, que hacen que no puedas comer sólo una. Y es que son productos
adictivos, especialmente antes de comer o tomando algo con los amigos, cuando
no hay nada que hacer y entra el "gusanillo del hambre" Es preferible
tomar unos frutos secos sin tostar naturales, unas pasas, semillas de girasol,
palomitas (popcorn, pochoclo) o aceitunas, a sucumbir a un producto artificial.
• Gaseosas
Pocas personas son capaces de pedir agua en un bar, pero
es una bebida completamente sana. Yo no confío en una bebida cuya fórmula es
secreta y no hay nada natural en su composición. La lista de bebidas
carbonatadas o refrescos para beber es cada vez más larga, pero si comparas las
etiquetas de todas ellas, no se distinguen demasiado. Contienen gas carbónico
para obtener burbujas, fosfatos, varios aditivos con la letra E, algunos
cafeína como excitante y ácido fosfórico, una sustancia que precipita con el
calcio, reduciendo la absorción de este mineral, por lo que puede producir
descalcificación. Si además escoges una bebida ligera o "light" añade
a la lista de inconvenientes los edulcorantes artificiales que no son
recomendables.
• Viandas de cerdo
Hablamos del tocino, la panceta, el bacón, la morcilla, y
esos productos del cerdo que deberían estar prohibidos por su alto contenido en
grasas saturadas, las más perjudiciales para tu salud. Recuerda que nuestros
abuelos sólo hacían matanza una vez al año, por lo que no podían disfrutar de
estas bombas grasas más que un par de veces al año y aplícate la misma
frecuencia.
• Salchichas
¿Has mirado alguna vez la composición de una salchicha?
Pues comprueba que el contenido en carne no es mucho y esta no es de buena
calidad, pero tiene féculas, azúcares, sal, queso, fosfatos, etc. Cualquier
parecido con un alimento es coincidencia. Si además escoges las que tienen
ketchup, mostaza, etc. los colorantes y aditivos aumentan, quizás ni tu perro
se la coma, adivina por qué.
• Comidas preparadas
Esa lasaña lista para calentar al horno, esa tortilla que
sólo tienes que sacar del plástico, los palitos de pescado, las empanadas o las
croquetas "caseras" que se venden listas para freír, no saben a las
que te prepara tu madre ¿será porque no tienen nada de caseras? Estos alimentos
son muy cómodos, pero más vale que aprendas a cocinar si quieres disfrutar de
una buena alimentación. Contienen más grasa de la habitual (incluso la versión
ligera) más sal, más colorantes, más conservantes y la carne o el pescado que
contienen, no es de la calidad que tú puedes escoger si haces estas comidas en
casa.
• Parrillada
Son ricas en alimentos grasos como el chorizo, la
panceta, la morcilla, las chuletas, etc. Sin olvidar que la carne chamuscada,
contiene benzopirenos, sustancias carcinógenas implicadas en la aparición de
tumores.
• Sopas de sobre
No hay nada como una sopa calentita en invierno,
especialmente si está hecha en casa, porque las sopas de sobre son ricas en
sodio y un potenciador del sabor como el glutamato, conocido como sabor umami o
quinto sabor. Aunque no está clara su relación con el síndrome del restaurante
chino, o la aparición de infartos cerebrales, no hay que olvidar que el
glutamato es un neurotransmisor cerebral, y no se debe abusar de esta sustancia.
• Azúcar blanco
Si eres una persona golosa, escoge miel, al menos la miel
aporta sustancias que ayudan a mejorar tu salud y aporta energía de una forma
más natural. El azúcar blanco es en realidad sacarosa (99%) y se obtiene de la
caña de azúcar o la remolacha azucarera por un complejo proceso de refinamiento
que desnaturaliza el azúcar original. Sólo aporta energía (4 calorías por
gramo) y un intenso sabor dulce. El problema está en que al ser un carbohidrato
sencillo, se absorbe rápidamente y provoca un aumento de glucosa en la sangre
con el riesgo de hipoglucemia posterior. Lo que puede hacer de tu dieta un
fracaso.
Tomado de 'Alimentación sana'
Junio, mes del Corazón de
Jesús
Día 6: La agonía del Corazón
de Jesús
También Jesús llora. ¿Recordáis el Huerto de los Olivos?
Allí, el Corazón de Jesús fue expuesto al dolor, al miedo, a la tristeza. Aquí
Jesús te renueva aquella triste escena. Pide adoradores, tiene sed de almas, y
está solo, abandonado, olvidado. Solo en la noche. Solo en las largas jornadas.
Siempre solo. ¿Irá quizá alguno a hacerle compañía?
Jesús vive en el sagrario y es abandonado por el hombre.
Quiere ser su comida y sufre el rechazo. Derrama por él su sangre y la derrama
inútilmente.
En vano el señor llama adoradores a su altar. En vano
llama a las almas a la comunión; pero los hombres se obstinan en vivir lejos de
Él. Por eso, Él está triste.
Fuente: Web Católico de Javier
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video del Papa Francisco
subido a este blog de "Pequeñas Semillitas"
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
“Intimidad Divina”
Subiré al altar de
Dios
La sagrada Liturgia culmina en el Sacrificio Eucarístico,
acto supremo del culto en el que se renueva “el único sacrificio del Nuevo Testamento,
a saber: el de Cristo que se ofrece a sí mismo al Padre, una vez por todas,
como hostia inmaculada” (LG 28). Por eso la Iglesia se preocupa de rodear la
Misa de oraciones, ceremonias e instrucciones que hagan la participación de los
fieles verdaderamente “activa y consciente” (SC 14). La primera parte se llama
Liturgia de la Palabra, y tiene por fin instruir al pueblo en las verdades de
la f, en los misterios de la vida de Cristo y principalmente en los misterios
de la vida de Cristo y principalmente en el misterio pascual que el santo
sacrificio va a hacer vivo y actual en medio de los fieles. “En la celebración
de la Misa… se unen inesperadamente el anuncio de la muerte y resurrección del
Señor, la respuesta del pueblo que oye y la oblación misma… (de) Cristo” (PO
56) En la lectura de los trozos bíblicos y especialmente del Evangelio,
insertos en la Misa, Cristo está presente por su palabra que es la luz de la
vida cristiana y el alimento de la fe.
Desde el comienzo de la Misa se invita a los fieles a
participar en los “sagrados misterios”, y para que sean menos indignos se les
exhorta a reconocer sus culpas. El sacerdote concluye: “Dios todopoderoso tenga
misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna”. Esta es la preparación más adecuada a la celebración eucarística que
está para comenzar y al mismo tiempo es su don anticipado, “porque cada vez que
celebramos este sacrificio se cumple la obra de nuestra redención” (MR). En
toda Misa se aplican a los fieles los frutos de la oblación de Cristo: la
remisión de los pecados y el don de la vida eterna que comienza aquí con la
vida de la gracia. Pero el sacrificio eucarístico es ante todo “acción de
gracias”, y por eso el celebrante se apresura a entonar un himno de alabanza y
gratitud, que todos los fieles prosiguen: “Gloria a Dios en el cielo”…
Es significativo que el motivo principal de esta alabanza
no son los dones admirables de que el Altísimo nos colma, sino la grandeza
misma y la gloria de Dios de que la Iglesia misma se complace: “Te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias… por tu inmensa
gloria”. La glorificación de Dios es el fin primario de la Santa Misa y se
actuará del modo más perfecto cuando, hecha la consagración, puedan los fieles
ofrecer al Padre la Eucaristía: a Cristo-Víctima para su gloria. Después d oír
la palabra de Dios en las lecturas de la Misa y por la voz viva del sacerdote,
sigue el ofrecimiento de los dones y la presentación de la materia del
sacrificio. Son momentos preciosos de recogimiento muy propicios para asociarse
íntimamente a la acción sagrada en la que todos los fieles están llamados a
ejercer el sacerdocio santo “para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a
Dios por mediación de Jesucristo” (1 Pe 2, 5). Se trata de acompañar la ofrenda
del pan y del vino con la de la propia vida: obras, oraciones, sufrimientos,
fatigas, sacrificios, propósitos, para que Cristo los una a su oblación y los
ofrezca al Padre “como holocausto vivo, santo, agradable” Rm 12, 1).
¡Oh Espíritu
divino!, despoja mi alma de todo afecto terreno, límpiala de toda mancha y
enciéndela en santo fervor para que sea digna de tomar parte en el adorable
sacrificio que se prepara en el altar. Y para obtener esta gracia, repito con
el devotísimo rey David: Crea en mí, ¡oh Dios!, un corazón limpio; infunde en
mis entrañas un espíritu nuevo. No me quites tu santo Espíritu. ¡Oh Señor!,
derrama en mí el Espíritu Santo, para que adquiera disposiciones tan santas que
merezca estar perfectamente unida a la víctima adorable que baja del cielo… En
este Sacrificio Eucarístico tú, ¡oh Jesús!, te inmolas como Cabeza nuestra e
inmolas a tus fieles como miembros tuyos; yo me abandono totalmente en tus
manos para tener la feliz suerte de ser contigo una misma víctima… pero es
necesario que se derrame en mí tu Espíritu de modo que el sacrificio de mí
misma que quiero ofrecerte, sea acepto al eterno Padre. (B. Elena Guerra, El
fuego que Jesús trajo a la tierra).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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