miércoles, 22 de marzo de 2017

Pequeñas Semillitas 3307

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3307 ~ Miércoles 22 de Marzo de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En este tiempo de Cuaresma, esta es una hermosa historia de conversión narrada por Sor Mary, monja carmelita:
Yo nací en Londres, en una familia judía. A los 11 años, mis padres me enviaron a estudiar a una escuela, regenteada por unas religiosas católicas. Un día, una amiga católica me invitó a visitar la capilla del colegio y, al entrar, instantáneamente, sin pensarlo, sentí, con una fuerte claridad, que allí en el sagrario, que yo llamaba box (caja), allí estaba Dios. No sabría explicarlo, pero esto mismo me pasó en las dos siguientes iglesias católicas que visité. Entonces, me di cuenta de que la Iglesia católica tenía la presencia de Dios y que yo debía hacerme católica y ser religiosa como las hermanas de mi colegio. Me bauticé a los 14 años. Al día siguiente, hice mi primera comunión. Mis padres se bautizaron y se casaron por la Iglesia cuatro años más tarde. Yo, por mi parte, decidí ser religiosa carmelita descalza, después de leer la ‘Autobiografía de santa Teresita’.

¡Buenos días!

El terreno baldío
Aprecia la virtud de la laboriosidad. Laboriosa es la persona que ama el trabajo y trata de hacerlo bien. La laboriosidad lleva consigo la decisión de aprovechar el tiempo, de concentrarte en el trabajo y de no abandonar actividades a medio hacer. Haz hoy tu trabajo con entusiasmo, de buena gana, con empeño, y así crecerás en esta bella virtud con traje de faena. 

Mi hermano era muy haragán. Mi padre, que había tratado inútilmente de corregirlo, le ordenó un día que fuera a un terreno baldío cercano a nuestra casa y tomara nota de lo que hubiera allí. Si no lo hacía, perdería el almuerzo de ese día. Al regreso, mi hermano había anotado: "Clavos, papeles, latas, tapones, vidrios, alambres, botones, botellas, etc..." —¿Sirven para algo esas cosas? —le preguntó mi padre. —No, –respondió mi hermano–  son cosas inútiles, sucias y rotas. —¿Y en los otros terrenos del barrio, qué hay? —Casas y jardines. —¿Por qué se han acumulado en ese terreno tantas cosas inútiles? –insistió mi padre. —Porque está vacío – explicó mi hermano. A lo cual agregó en el acto mi padre: —Porque no se aprovecha para nada, se ha convertido en un depósito de basura.

La vida de ese joven era igual a ese terreno. No la aprovechaba para nada y se estaba llenando de cosas inservibles. Una vida ociosa, como un terreno baldío, recoge todo lo malo. En el hombre trabajador no hay lugar para los vicios y las tonterías. Ese joven desde entonces fue laborioso y aprovechó bien el tiempo. Ojalá que esta lección aproveche a muchos.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos». (Mt 5,17-19)

Comentario:
Hoy día hay mucho respeto por las distintas religiones. Todas ellas expresan la búsqueda de la trascendencia por parte del hombre, la búsqueda del más allá, de las realidades eternas. En cambio, en el cristianismo, que hunde sus raíces en el judaísmo, este fenómeno es inverso: es Dios quien busca al hombre.
Como recordó Juan Pablo II, Dios desea acercarse al hombre, Dios quiere dirigirle sus palabras, mostrarle su rostro porque busca la intimidad con él. Esto se hace realidad en el pueblo de Israel, pueblo escogido por Dios para recibir sus palabras. Ésta es la experiencia que tiene Moisés cuando dice: «¿Hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está Yahvé nuestro Dios siempre que le invocamos?» (Dt 4,7). Y, todavía, el salmista canta que Dios «revela a Jacob su palabra, sus preceptos y sus juicios a Israel: no hizo tal con ninguna nación, ni una sola conoció sus juicios » (Sal 147,19-20).
Jesús, pues, con su presencia lleva a cumplimiento el deseo de Dios de acercarse al hombre. Por esto, dice que «no penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mt 5,17). Viene a enriquecerlos, a iluminarlos para que los hombres conozcan el verdadero rostro de Dios y puedan entrar en intimidad con Él.
En este sentido, menospreciar las indicaciones de Dios, por insignificantes que sean, comporta un conocimiento raquítico de Dios y, por eso, uno será tenido por pequeño en el Reino del Cielo. Y es que, como decía san Teófilo de Antioquía, «Dios es visto por los que pueden verle; sólo necesitan tener abiertos los ojos del espíritu (...), pero algunos hombres los tienen empañados».
Aspiremos, pues, en la oración a seguir con gran fidelidad todas las indicaciones del Señor. Así, llegaremos a una gran intimidad con Él y, por tanto, seremos tenidos por grandes en el Reino del Cielo.
* Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez (Sant Feliu de Llobregat, España)

Santoral Católico:
Santa Lea
Viuda
Era una matrona romana que, muerto su marido, decidió consagrarse a Dios, por lo que rehusó contraer nuevas nupcias con otro noble romano. A su vez, santa Marcela, también matrona romana, había convertido su residencia del Aventino en una especie de monasterio, en el que oraban y estudiaban la Sagrada Escritura un grupo de mujeres, que vivían en castidad y pobreza. Lea se retiró a vivir con su servidumbre a una casa de campo y se integró en el grupo de Marcela, la cual le encargó la formación de las jóvenes. San Jerónimo, que las visitaba cuando iba a Roma, es quien nos informa de su vida y nos dice:
"De un modo tan completo se convirtió a Dios, que mereció ser cabeza de su monasterio y madre de vírgenes; después de llevar blandas vestiduras, mortificó su cuerpo vistiendo sacos; pasaba las noches en oración y enseñaba a sus compañeras más con el ejemplo que con sus palabras. Fue tan grande su humildad y sumisión, que la que había sido señora de tantos criados parecía ahora criada de todos; aunque tanto más era sierva de Cristo cuanto menos era tenida por señora de hombres. Su vestido era pobre y sin ningún esmero, comía cualquier cosa, llevaba los cabellos sin peinar, pero todo eso de tal manera que huía en todo la ostentación".
No sabemos más de esta dama penitente, cuyo recuerdo sólo pervive en las frases que hemos citado de san Jerónimo. La Roma en la que fue una rica señora de alcurnia no tardaría en desaparecer asolada por los bárbaros, y Lea, «cuya vida era tenida por todos como un desatino», llega hasta nosotros con su áspero perfume de santidad que desafía al tiempo.
Murió en Roma el año 384.

Pensamiento del día

“Las dificultades, los problemas,
te ayudan a crear soluciones para superarlos,
te hacen conocer tus capacidades,
te transforman en alguien más fuerte,
más creativo, más abierto a la vida...
Cuando superas un obstáculo creces”

Historias:
El incendio
Una vez se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy importante. Los inquilinos, al enterarse de que el edificio estaba en llamas, rápidamente salieron de sus apartamentos, a excepción de un niño de 8 años de edad que dormía en el octavo piso, pues su papá había salido a comprar y su mamá estaba de viaje.

El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso. Los bomberos intentaban apagarlo, pero sus enormes esfuerzos no se traducían en resultados. El edificio estaba totalmente en llamas y los bomberos pidieron refuerzos a otras unidades de la ciudad.

El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo piso y el fuego crecía, iba ya por el quinto piso. De repente, apareció el padre del niño, que se estremeció ante la situación. Los bomberos realizaron un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas. En ese momento, se escucharon los llantos del niño, gritando

- ¡Papi! ¡Tengo miedo!
El padre lo escuchaba y llorando le dijo:
- ¡Hijo! No tengas miedo, yo estoy aquí abajo. ¡No tengas miedo! Pero el niño no lo miraba:
- Papi, no te veo, solo veo humo y fuego.
Pero el padre sabía que estaba ahí, en la ventana, porque el fuego lo iluminaba.
- Pero yo sí te veo, hijo. Hijo, ¿sabes qué debes de hacer?  Tírate, que aquí te agarramos todos los que estamos abajo, ¡Tírate!
El hijo le dijo:
- Pero yo no te veo.
El Padre contestó.
- Sabes cómo lo debes de hacer, ¡cierra los ojos y lánzate!
El niño le contestó:
- ¡Papi no te veo, pero allá voy!

Y cuando el niño se lanzó abajo, lo rescataron. Entonces, el Padre lo abrazó y lloró con el hijo, juntos pero muy contentos.

El hijo comprendió que hay veces que al Padre no se le ve, pero sus palabras son suficientes para confiar en él.

Así es nuestra vida. Muchas veces hay muchos incendios, tenemos problemas parecidos a los de este niño y nuestro padre DIOS nos dice: ¡Tírate! ¡Confía en mí!, y nosotros tenemos que lanzarnos aunque no veamos nada, ni sintamos nada. Con fe tienes que salir adelante. ¡Porque solo su palabra nos basta!
© Web católico de Javier

Cuaresma día a día
Virtudes y crecimiento espiritual
I. Jesús nos enseña que el camino que conduce a la Vida, a la santidad, consiste en el pleno desarrollo de la vida espiritual. Ese crecimiento, a veces difícil y lento, es el desarrollo de las virtudes. La santificación de cada jornada comporta el ejercicio de muchas virtudes humanas y sobrenaturales. Las virtudes exigen para su crecimiento repetición de actos, pues cada una de ellos deja en el alma una disposición que facilita el siguiente. El ejercicio de las virtudes nos indica en todo momento el sendero que conduce al Señor. Un cristiano que con la ayuda de la gracia, se esfuerza en alcanzar la santidad, se aleja de las ocasiones de pecado, resiste con fortaleza las tentaciones, y es consciente de que la vida cristiana le exige el desarrollo de las virtudes, la purificación de los pecados y de las faltas de correspondencia a la gracia en la vida pasada. La Iglesia nos invita especialmente en este tiempo de Cuaresma a crecer en las virtudes: hábitos de obrar el bien.

II. Aunque la santificación es enteramente de Dios, en su bondad infinita, Él ha querido que sea necesaria la correspondencia humana, y ha puesto en nuestra naturaleza la capacidad de disponernos a la acción sobrenatural de la gracia. Mediante el cultivo de las virtudes humanas disponemos nuestra alma a la acción del Espíritu Santo. Las virtudes humanas son el fundamento de las sobrenaturales. “No es posible creer en la santidad de quienes fallan en las virtudes humanas más elementales” (Álvaro del Portillo, Escritos sobre el sacerdocio). Las virtudes forman un entramado: cuando se crece en una, se adelanta en todas las demás. Y “la caridad es la que da unidad a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto”(Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer). Hoy podemos preguntarnos: ¿aprovecho verdaderamente las incidencias de cada día para ejercitarme en las virtudes humanas y, con la gracia de Dios en las sobrenaturales?

III. El Señor no pide imposibles. Él dará las gracias necesarias para ser fieles en las situaciones difíciles. Y la ejemplaridad que espera de todos será en muchas ocasiones el medio para hacer atrayente la doctrina de Cristo y re-evangelizar de nuevo el mundo. Con nuestra vida –que puede tener fallos, pero que no se conforma a ellos- debemos enseñar que las virtudes cristianas se pueden vivir en medio de todas las tareas nobles; y que ser compasivos con los defectos y errores ajenos no es rebajar las exigencias del Evangelio. Nuestra Señora, “modelo y escuela de todas virtudes” (San Ambrosio, Tratado sobre las virtudes), nos ayudará en nuestro empeño por adquirir las virtudes que el Señor espera de nosotros.
Francisco Fernández Carvajal

Nuevo vídeo

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Silvia Ester, 57 años, de la ciudad de Córdoba, a la que han diagnosticado cáncer de mama, siendo que además padece artritis reumatoidea. La encomendamos a la Virgen de Lourdes para que la acompañe en todo el tratamiento (cirugía y lo que venga después), le dé fuerzas y mucha fe en que podrá vencer la enfermedad.

Pedimos oración para dos personas de México que son: Jesús A. S., del Distrito Federal, para que los médicos encuentren mejoría en sus estudios cerebrales; y Fernando M., de Puebla, que hace tiempo está sin diagnóstico y ahora ha sido trasladado a Houston para mejor estudio. Que la Virgen de Guadalupe interceda ante Dios por la salud de ambos.

Pedimos oración para Mónica, de Ushuaia, Argentina, 50 años, enferma del hígado y próxima a un trasplante de córnea. Rogamos al Señor que alivie sus dolencias físicas y también las espirituales.

Pedimos oración para Adriana G. R., de Xalapa, Veracruz, México, a la que le detectaron una serie de enfermedades derivadas de su depresión de muchos años, entre ellos un tumorcito en el cerebro. Que por los méritos de la Divina Sangre de Jesús, las cosas no pasen a mayores y consiga recuperarse pronto. 

Pedimos oración para Sara Jacinta A. A., de Colombia, sobre quien pesa una cruz enorme, no sólo por la responsabilidad que aún tiene de sus dos hijos Jesús y Andrés, sino además porque viviendo en la ciudad de Neiva (Huila) está muy pendiente de su familiar Luz María y ha vivido bastante de cerca su delicada situación de salud. Por eso oramos también por Luz María. El Señor les bendiga y les guarde, les cubra con su Santísima Sangre con la intercesión de la Santísima Virgen María. 

Pedimos oración para Sergio, de Buenos Aires, Argentina, que ha sido internado por agravamiento de su situación derivada de padecer cáncer en la sangre. Lo ponemos en los brazos de la Virgen de Luján para que Ella interceda ante Jesús por la gracia de su recuperación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de María
Marzo 22
Madre mía, gracias por la fe de que gozamos, por la luz de la esperanza que en la vida nos alienta, por saber que tú eres buena, que eres tierna, que eres Madre, que nos amas y proteges y nos das consolación.
Madre mía, gracias porque has puesto en nuestra alma el amor a Dios y al hombre, el amor a los que me aman, el amor a los que me odian, pues comprendo que en mi vida todo cobra su sentido por la fuerza del amor.
Madre, apártanos de un cristianismo sin Cristo, de un humanismo sin Dios, de un Dios sin el hombre.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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