PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3300 ~ Miércoles 15 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús
de mi vida, te alabo por todas las cosas
hermosas que has hecho en mi vida y por las que me vas a seguir dando hoy. Cada
día me convenzo más de que Tú me llamaste para ser instrumento de tu gracia
para anunciar la buena nueva, para ayudar a sanar a mis hermanos, instrumento
de paz y de justicia, pregonero de todas tus palabras, agua para calmar la sed
hiriente, mano que bendice y que ama. Señor, Tú me llamaste para curar los
corazones heridos, para gritar en medio de las plazas, que el amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen y liberar al cautivo. Soy cera blanda
entre tus dedos, haz lo que quieras contigo. Por eso, en esta mañana me entrego
sólo a ti, para que hagas de mí lo que quieras. Soy tuyo y confío plenamente en
tu amor que lo todo lo transforma y lo renueva entero. Amén.
¡Buenos días!
¿Oras por los difuntos?
Las
almas del Purgatorio no pueden ya hacer nada en su propio favor, porque con la
muerte termina el tiempo de expiar y purificarse. Si los vivos no rezan por
ellas, quedan abandonadas. Nosotros tenemos el inmenso poder de aliviarlas.
Mientras estamos vivos podemos reparar el mal que hayamos hecho. Pero a menudo
no le damos importancia.
San Juan Macías, hermano dominico, tenía una gran
caridad con las almas del Purgatorio. ¡El obtuvo por sus oraciones
(principalmente por la recitación del santo Rosario) la liberación de un millón
cuatrocientas mil almas! En retribución, él consiguió para sí mismo las más
abundantes y extraordinarias gracias; y esas almas vinieron a consolarlo en su
lecho de muerte y a acompañarlo hasta el Cielo. Este hecho es tan cierto que
fue insertado por la Iglesia en el decreto de su beatificación.
Cuando
las almas benditas son liberadas de sus penas y gozan la beatitud del Cielo, no
olvidan a sus amigos de la Tierra: su gratitud no conoce límites. Postradas
ante Dios, no cesan de orar por sus bienhechores. Santa Catalina de Bologna
dice: "He recibido muchos favores de los Santos, pero mucho más grandes de
las almas del Purgatorio". Orar por los difuntos es una excelente obra de
misericordia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y
les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre
será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le
entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al
tercer día resucitará».
Entonces
se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como
para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos
dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu
Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo
voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero
sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es
para quienes está preparado por mi Padre».
Al
oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los
llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores
absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre
vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro
esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». (Mt 20,17-28)
Comentario:
Hoy,
la Iglesia —inspirada por el Espíritu Santo— nos propone en este tiempo de
Cuaresma un texto en el que Jesús plantea a sus discípulos —y, por lo tanto,
también a nosotros— un cambio de mentalidad. Jesús hoy voltea las visiones
humanas y terrenales de sus discípulos y les abre un nuevo horizonte de
comprensión sobre cuál ha de ser el estilo de vida de sus seguidores.
Nuestras
inclinaciones naturales nos mueven al deseo de dominar las cosas y a las
personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a nosotros nos gusta, que la
gente nos reconozca un status, una posición. Pues bien, el camino que Jesús nos
propone es el opuesto: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será
vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro
esclavo» (Mt 20,26-27). “Servidor”, “esclavo”: ¡no podemos quedarnos en el
enunciado de las palabras!; las hemos escuchado cientos de veces, hemos de ser
capaces de entrar en contacto con la realidad que significan, y confrontar
dicha realidad con nuestras actitudes y comportamientos.
El
Concilio Vaticano II ha afirmado que «el hombre adquiere su plenitud a través
del servicio y la entrega a los demás». En este caso, nos parece que damos la
vida, cuando realmente la estamos encontrando. El hombre que no vive para
servir no sirve para vivir. Y en esta actitud, nuestro modelo es el mismo
Cristo —el hombre plenamente hombre— pues «el Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mt 20,28).
Ser
servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús es imposible para nosotros.
Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad: hemos de implorar, esperar y
desear intensamente que se nos concedan esos dones. La Cuaresma y sus prácticas
cuaresmales —ayuno, limosna y oración— nos recuerdan que para recibir esos
dones nos debemos disponer adecuadamente.
* Rev. D. Francesc JORDANA i Soler (Mirasol,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Luisa de Marillac
Fundadora de las Hijas de la Caridad
Nació
en París el año 1591, hija natural de un noble de la familia Marillac. Cuando
murió su padre la sacaron del colegio de nobles y la confiaron a una
"señorita pobre". Quiso ser religiosa, pero la casaron en 1613 con un
noble, del que tuvo un hijo. Los encuentros con san Francisco de Sales, a
partir de 1618, la ayudaron a superar sus penas. Después, en 1624, inició una
larga relación con san Vicente de Paúl, que la convertiría en cofundadora de
las "Paúles". Al año siguiente, 1625, muerto el marido y habiendo
entrado el hijo en el seminario, acogió en su casa a las primeras jóvenes que
querían ponerse al servicio de los pobres. San Vicente le encomendó la
animación de los grupos de Damas de la Caridad, primer núcleo del nuevo
instituto, y en 1633 el Santo dejó en sus manos la dirección del que sería el
Instituto de las Hijas de la Caridad, a cuya formación se entregó la Santa por
completo, dando ejemplo de atención amorosa a los más pobres; llegó a abrir
cuarenta casas por toda Francia. Murió en París el año 1660.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"Él se enamoró de sus flores
y no de sus raíces,
y en el otoño no supo qué hacer"
(El Principito)
Tema del día:
Defender en serio los derechos humanos
Existen
importantes organizaciones que se autodeclaran defensoras de los derechos
humanos. Algunas de ellas, sin embargo, usurpan un nombre que no merecen,
porque van contra el respeto que merecen esos derechos que dicen defender.
Existe
un test muy sencillo para descubrir si de verdad una organización está o no
está a favor de los derechos humanos: ver si defiende todos y cada uno de los
derechos humanos aprobados por las Naciones Unidas en 1948.
En
las actuales circunstancias, el test necesita ser realizado con una especial
atención respecto del artículo 3, que habla del derecho a la vida.
Ese
artículo nos dice lo siguiente: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona”.
Al
artículo habría que añadir, para precisar aún más el ámbito de aplicación del
derecho a la vida, unas pocas palabras: “desde su concepción hasta su muerte
natural”. La propuesta de este añadido ha sido lanzada, entre otros, por
quienes promueven una moratoria mundial del aborto.
Por
eso, ante cualquier organización que se autodeclare defensora de los derechos
humanos, hemos de preguntar con franqueza: ¿están ustedes dispuestos a combatir
el aborto en todas sus formas, como atentado al derecho a la vida? ¿Viven
realmente comprometidos en la defensa de los más débiles e indefensos entre los
seres humanos, los hijos antes de nacer?
Descubriremos
con dolor que algunas de esas organizaciones no sólo se muestran indiferentes
ante el aborto, sino que llegan al absurdo de apoyarlo y promoverlo con
decisión. Lo hacen incluso con el peor abuso que se pueda cometer contra los
mismos derechos humanos: con la excusa de defender los “derechos” de la mujer.
A
cualquier asociación pseudohumanitaria que promueva una mayor libertad de
acceso al aborto, hay que declararla abiertamente como enemiga de la humanidad,
e impedir que usurpe el título de “defensora de los derechos humanos” cuando en
realidad trabaja contra el respeto de tales derechos.
No
habrá nunca justicia, no existirá jamás un auténtico compromiso en la defensa
de los derechos humanos, allí donde el aborto sea permitido.
Por
lo tanto, una organización mostrará ser auténticamente promotora de los
derechos humanos sólo cuando se comprometa en serio a favor de la vida de los
no nacidos. Lo cual es, en el fondo, también defender la vocación que toda
madre y todo padre tienen en la hermosa tarea de proteger y cuidar a cada uno
de sus hijos.
© Fernando Pascual
Cuaresma día a día
Beber el cáliz del Señor
I.
Los Apóstoles no han puesto ningún límite a su Señor; tampoco nosotros lo hemos
puesto. Por eso, cuando pedimos algo en nuestra oración debemos estar
dispuestos a aceptar, por encima de todo, la Voluntad de Dios; también cuando
no coincida con nuestros deseos. Quiere que le pidamos lo que necesitamos y
deseemos pero, sobre todo, que conformemos nuestra voluntad con la suya. Él nos
dará siempre lo mejor. El Señor nos invita a una profunda amistad y a compartir
un destino común a todos los que queremos seguirle. Para participar en su
resurrección gloriosa es necesario compartir con Él la Cruz, y nos pregunta
como preguntó a los Apóstoles: ¿Podéis beber el cáliz, -el cáliz de la entrega
completa al cumplimiento de la voluntad del Padre- que yo voy a beber? ¡Possumus! ¡Podemos, sí, estamos
dispuestos! Contestamos como los Apóstoles. Hoy nos preguntamos en la oración
si hemos dado al Señor nuestro corazón entero, o seguimos apegados a nuestro
amor propio.
II.
No existe vida cristiana sin mortificación. El Señor hizo del dolor un medio de
redención; con su dolor nos ha redimido. La mortificación y la vida de penitencia,
a la que nos llama la Cuaresma, tienen como motivo principal la co-redención,
participar del mismo cáliz del Señor. La voluntaria mortificación es medio de
purificación y desagravio, necesario para poder tratar al Señor en la oración e
indispensable para la eficacia apostólica. Este espíritu de penitencia y de
mortificación lo manifestamos en nuestra vida corriente en el quehacer de cada
día, sin esperar ocasiones extraordinarias: cumplimiento de nuestro horario,
compaginar nuestras obligaciones con Dios, con los demás y con nosotros mismos,
tratar con caridad a los demás empezando por los nuestros, soportar con buen
humor las mil contrariedades de la jornada, corregir cuando tenemos una misión
de gobierno, renunciar a nuestros propios proyectos...
III.
El servicio de Cristo a la humanidad va encaminado a la salvación. Nuestra
actitud ha de ser servir a Dios y a los demás con visión sobrenatural,
especialmente en lo referente a la salvación, pero también en todas las
ocasiones que se presentan cada día. Servir a los demás requiere mortificación
y presencia de Dios, y olvido de uno mismo. No nos importe servir y ayudar
mucho a quienes están a nuestro lado, aunque no recibamos ningún pago ni
recompensa. Nuestra Madre, que sirvió a su hijo y a San José, nos ayudará a
darnos sin medida ni cálculo.
Francisco Fernández Carvajal
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas
de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los
matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el
aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas
del Purgatorio.
Los cinco minutos de María
Marzo 15
Nada
hay tan fecundo como la virginidad de María. Solemos presentar a la virginidad
como algo estéril, como si la esterilidad fuera una característica de la
virginidad. En cambio, en María, conciliamos la fecundidad maternal con el
brillo de su límpida virginidad.
Tu
vida ha de estar consagrada a Dios, al amor de Dios, en la plenitud de la
entrega de una virginidad espiritual: de Dios, todo de Dios, sólo de Dios y
para siempre de Dios.
Por
eso tu entrega debe obligarte a gastarte por tus prójimos, desvivirte por
ellos, sufrir por ellos, morir por ellos.
“Madre, ayúdanos a enseñar la verdad que ha anunciado
tu Hijo y a extender el mandamiento del amor” (San Juan Pablo II)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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