PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3303 ~ Sábado 18 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
María
es un signo luminoso y un ejemplo atractivo de vida moral [...] por eso ella
merece el título de “Trono de la Sabiduría.”
María
comparte nuestra condición humana, pero dentro de la transparencia total de la
gracia de Dios. No habiendo conocido el pecado, ella está en medida de
compartir toda debilidad.Ella comprende al pecador y lo ama con amor maternal.
He
aquí por qué ella está de lado de la verdad
y comparte el fardo de la Iglesia
en su llamado a todos y en todos los tiempos sobre las exigencias morales. Por la misma razón, ella no acepta que el
pecador sea engañado por cualquiera que pretenda amarlo, justificando su pecado,
ya que ella sabe que así el sacrificio de Cristo, su Hijo, se volvería inútil.
Ninguna
absolución pronunciada por doctrinas filosóficas o teológicas complacientes,
puede hacer al hombre verdaderamente feliz: sólo la Cruz y la gloria de Cristo
resucitado pueden pacificar su conciencia y su vida.
Françoise
Breynaert (Teóloga)
¡Buenos días!
Salmo del amanecer
Te
ofrezco en esta mañana una hermosa oración para robustecer tu fe puesta en Dios
que va siempre a tu lado. Este himno sintoniza perfectamente con la Biblia,
donde encontrarás centenares de veces la expresión “Dios está contigo”, o sus
variantes, especialmente en los salmos.
Dejado ya el descanso de la noche, despierto en la
alegría de tu amor,
concédeme tu luz que me ilumine, como ilumina el sol.
No sé lo que será del nuevo día que entre luces y
sombras viviré,
pero sé que si Tú vienes conmigo, no fallará mi fe.
Tal vez me esperen horas de desierto amargas y
sedientas, mas yo sé
que si vienes conmigo de camino, jamás yo tendré sed.
Concédeme vivir esta jornada en paz con mis hermanos
y mi Dios,
al sentarnos los dos para la cena, párteme el pan,
Señor.
Bellísima
oración, ¿verdad? Puedes copiarla y tenerla a mano, para orar con ella a Dios
que “te guarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal” (Salmo 121). El Señor te
bendiga y te proteja; vuelva a ti su rostro y te conceda la paz.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, viendo que todos los publicanos y los pecadores se acercaban a
Jesús para oírle, los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge
a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola. «Un hombre
tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la
hacienda que me corresponde’. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después
el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su
hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un
hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se
ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a
apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían
los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos
jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero
de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo
y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros’. Y, levantándose, partió hacia su padre.
»Estando
él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y
le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti;
ya no merezco ser llamado hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traed
aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas
sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos
una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba
perdido y ha sido hallado’. Y comenzaron la fiesta.
»Su
hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la
música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era
aquello. El le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo
cebado, porque le ha recobrado sano’. Él se irritó y no quería entrar. Salió su
padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te
sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un
cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo
tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el
novillo cebado!’ Pero él le dijo: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo
mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano
tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado’».
(Lc
15,1-3.11-32)
Comentario:
Hoy
vemos la misericordia, la nota distintiva de Dios Padre, en el momento en que
contemplamos una Humanidad “huérfana”, porque —desmemoriada— no sabe que es
hija de Dios. Cronin habla de un hijo que marchó de casa, malgastó dinero,
salud, el honor de la familia... cayó en la cárcel. Poco antes de salir en
libertad, escribió a su casa: si le perdonaban, que pusieran un pañuelo blanco
en el manzano, tocando la vía del tren. Si lo veía, volvería a casa; si no, ya
no le verían más. El día que salió, llegando, no se atrevía a mirar... ¿Habría
pañuelo? «¡Abre tus ojos!... ¡mira!», le dice un compañero. Y se quedó
boquiabierto: en el manzano no había un solo pañuelo blanco, sino centenares;
estaba lleno de pañuelos blancos.
Nos
recuerda aquel cuadro de Rembrandt en el que se ve cómo el hijo que regresa,
desvalido y hambriento, es abrazado por un anciano, con dos manos diferentes:
una de padre que le abraza fuerte; la otra de madre, afectuosa y dulce, le acaricia.
Dios es padre y madre...
«Padre,
he pecado» (cf. Lc 15,21), queremos decir también nosotros, y sentir el abrazo
de Dios en el sacramento de la confesión, y participar en la fiesta de la
Eucaristía: «Comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida» (Lc 15,23-24). Así, ya que «Dios nos espera —¡cada
día!— como aquel padre de la parábola esperaba a su hijo pródigo» (San
Josemaría), recorramos el camino con Jesús hacia el encuentro con el Padre,
donde todo se aclara: «El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio
del Verbo encarnado» (Concilio Vaticano II).
El
protagonista es siempre el Padre. Que el desierto de la Cuaresma nos lleve a
interiorizar esta llamada a participar en la misericordia divina, ya que la
vida es un ir regresando al Padre.
* Rev. D. Llucià POU i Sabater (Granada, España)
Santoral Católico:
San Cirilo de Jerusalén
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació
en Jerusalén de padres cristianos el año 315. Recibió una buena formación
clásica y teológica, y fue un gran conocedor de la Sagrada Escritura. Sucedió
al obispo Máximo en la sede de Jerusalén el año 348. Llevó una vida muy
ajetreada, y por tres veces al menos tuvo que dejar su sede y marchar a otras
tierras. Participó en el Concilio Ecuménico de Constantinopla e intervino en la
controversia arriana. De sus obras escritas que nos quedan, la principal son
las Catequesis, tanto las prebautismales como las llamadas «mistagógicas». En
ellas se dirige a los que se preparaban durante la cuaresma para recibir el
bautismo la noche de Pascua, y a los recién bautizados. La recta doctrina, las
Escrituras, los misterios sagrados, las tradiciones de la Iglesia, la historia
de la salvación y los sacramentos de la iniciación cristiana son el contenido
de las catequesis, que pronunciaba en la basílica del Santo Sepulcro. Murió el
año 386.
Oración: Señor, Dios nuestro, que has permitido a tu
Iglesia penetrar con mayor profundidad en los sacramentos de la salvación, por
la predicación de san Cirilo, obispo de Jerusalén, concédenos, por su
intercesión, llegar a conocer de tal modo a tu Hijo que podamos participar con
mayor abundancia de su vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del Santo Padre Pío
"No
te inquietes cuando no puedes meditar,
no
puedes comulgar o no puedes llegar
a
todas las prácticas de devoción.
En
esta situación, busca suplirlas de otro modo,
manteniéndote
unida a nuestro Señor
con
una voluntad amorosa,
con
las oraciones jaculatorias,
con
las comuniones espirituales"
Tema del día:
Cuaresma, camino hacia la Pascua
Para
no perder el rumbo esta Cuaresma, encontrarás a continuación 21 sencillas
recomendaciones:
1.
Procura ser amable con las personas con quienes convives.
2.
Haz un esfuerzo por dialogar en familia sobre aquellos asuntos que convienen al
espíritu familiar.
3.
Sé atento con tus semejantes. Y si conduces, hazlo cristianamente.
4.
Recorta las horas de televisión y el tiempo dedicado a las redes sociales de Internet.
En cambio, amplía las de reflexión y oración.
5.
Haz alguna lectura que te ayude a profundizar tu fe.
6.
Controla tus apetitos: dulces, refrescos, tabaco, alcohol y sé más libre.
7.
Dedica algún tiempo diario a la lectura de la Palabra de Dios.
8.
Lucha contra el mal humor y la tristeza. Saborea lo bello de la vida.
9.
Presta mayor atención a las personas que a las cosas. En especial, quienes más
lo necesitan: ancianos, enfermos, necesitados. Trátalos con cariño.
10.
Comparte tu dinero un poco más con otros que tienen menos, a costa de
caprichos, chucherías, aperitivos, etc.
11.
Mejora en el trabajo, consciente de tu ideal cristiano.
12.
Cuida la naturaleza como don de Dios, evitando todo desorden y reciclando el
plástico, el cartón y el cristal en sus respectivos contenedores.
13.
Evita la crítica negativa, viendo y hablando de lo positivo que puedes
descubrir en cada semejante.
14.
Disminuye el consumo de alcohol y si alguien cercano se excede, ayúdale a
planteárselo e intentar superar el vicio.
15.
Fomenta la paz a tu alrededor. Prescinde de enfados, violencias, malos modales,
groserías, insultos, etc.
16.
Participa más en los actos y celebraciones de la Comunidad y de los
Sacramentos.
17.
Di la verdad. Habla claro, sin hipocresías ni mentiras.
18.
Intenta hacer felices a los tuyos, con tus detalles y cariños.
19.
Reduce tu tiempo de uso del smartphone y minimiza el envío de whatsapps
innecesarios.
20.
Haz un propósito concreto, signo principal de tu ejercicio cuaresmal, de tu
primera atención; y participa en todas las celebraciones de Cuaresma y Pascua.
21.
Si te es posible, realiza un retiro Cuaresmal. Ponte en silencio para meditar
delante del Señor y pregúntale qué es lo que quiere de ti, qué es lo que espera
de ti en tus circunstancias actuales.
© Web Católico de Javier
Cuaresma día a día
Todos somos como el hijo pródigo
I.
Todos somos hijos de Dios y, siendo hijos, somos también herederos (Romanos 8,
17). La herencia es un conjunto de bienes incalculables y de felicidad sin
límites, que sólo en el Cielo alcanzará su plenitud y seguridad completa. Hasta
entonces tenemos la posibilidad de marcharnos lejos de la casa paterna y
malgastar los bienes de modo indigno a nuestra condición de hijos de Dios.
Cuando el hombre peca gravemente, se pierde para Dios, y también para sí mismo,
pues el pecado desorienta su camino hacia el Cielo; es la mayor tragedia que
puede sucederle a un cristiano. Se aparta radicalmente del principio de vida,
que es Dios, por la pérdida de la gracia santificante; pierde los méritos que
ha logrado durante su vida, se incapacita para adquirir otros nuevos, y queda
de algún modo sujeto a la esclavitud del demonio. Fuera de Dios es imposible la
felicidad, incluso aunque durante un tiempo pueda parecer otra cosa.
II.
En el examen de conciencia se confronta nuestra vida con lo que Dios esperaba,
y espera de ella. En el examen, con la ayuda de la gracia, nos conocemos como
en realidad somos. Los santos se han reconocido siempre pecadores porque, por
su correspondencia a la gracia, han abierto las ventanas de su conciencia, de
par en par, a la luz de Dios, y han podido conocer bien su alma. En el examen
también descubriremos las omisiones en el cumplimiento de nuestro compromiso de
amor a Dios y a los hombres, y nos preguntaremos: ¿a qué se deben tantos
descuidos? La soberbia también tratará de impedir que nos veamos tal como
somos: han cerrado sus oídos y tapado sus ojos, a fin de no ver con ellos
(Mateo 13, 15).
III.
Todos nosotros, llamados a la santidad, somos también el hijo pródigo. “La vida
humana es, en cierto modo, un constante volver hacia la casa de nuestro Padre.
Volver mediante la contrición... Volver por medio de ese sacramento del perdón
en el que, al confesar nuestros pecados, nos revestimos de Cristo y nos hacemos
así hermanos suyos, miembros de la familia de Dios “(San Josemaría Escrivá, Es
Cristo que pasa). Hemos de acercarnos a la Confesión sin desfigurar la falta ni
justificarla. Con humildad, sencillez y sinceridad. Con verdadero dolor por
haber ofendido a nuestro Padre. El Señor, por Su misericordia, nos devuelve en
la Confesión lo que habíamos perdido por el pecado: la gracia y la dignidad de
hijos de Dios. Y la vuelta acaba siempre en una fiesta llena de alegría.
Francisco Fernández Carvajal
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del Evangelio.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Christopher, que vive
en Nueva York, USA, enfermo por ya varias semanas y los médicos no encuentran
cómo diagnosticarlo; confiando en las plegarias de todos para que Jesús
misericordioso, su Santísima Madre y San José en ese su mes, iluminen a los doctores
para acertadamente diagnosticarlo y darle el tratamiento apropiado.
Pedimos
oración para las siguientes personas de Argentina: Angelina C., de 3 años, sometida a quimioterapia mientras espera
trasplante de médula; Ángela D.,
postrada más de un año por fracturas múltiples y todavía deben operarla; María Luisa C., con cáncer terminal en
tratamiento de quimioterapia; y Sofía S.,
postrada por un accidente cerebro vascular. Que el Señor les dé fortaleza y
aceptación de Su voluntad.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Marzo 18
Doble
es la vertiente que tiene la invocación con la que acudimos a María al llamarla
“Reina de la paz”.
La
paz, como el amor, es un fruto de nuestra unión con Dios. Si San Juan definió a
Dios diciendo: “Dios es amor”, también podríamos definirlo así: “Dios es la
paz”.
La
Virgen María es la Reina de la paz, como es la Madre del amor; ella construye
la paz en los hogares que la invocan y por ella la sociedad llegará a una paz
duradera, porque ella fundamenta la paz en el amor, que es lo único que
posibilita la permanencia de la paz.
Reina y Madre de la paz, concédenos cultivar la
justicia según el Evangelio y recoger el fruto de la paz.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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