PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3298 ~ Lunes 13 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Si
queremos asegurarnos nuestra salvación eterna, entonces debemos tener una tierna
devoción a la Santísima Virgen María. Porque Dios quiso darnos un secreto para
alcanzar el Paraíso, y ese secreto es que nos confiemos en las manos de su
Madre, porque la ha hecho dispensadora de todas las gracias. Efectivamente
María nos salva de las manos del demonio y del mundo, y nos entrega a Dios,
para que seamos gratos en su presencia.
Cada
día tendremos que rezar, al menos, tres avemarías, ya que la Virgen ha
prometido que quien así lo haga se salvará. Y los que tengamos más amor a la
Virgen y queramos asegurarnos el Cielo, no solo para nosotros sino también para
nuestros seres queridos y para muchas almas, entonces recemos todos los días el
Rosario.
Y
si somos generosos y queremos asegurarnos más nuestra salvación eterna,
entonces nos tenemos que consagrar al Inmaculado Corazón de María, porque en
estos tiempos peligrosos en que el demonio se ha puesto muy astuto y arrastra a
muchas almas a la perdición, incluso a los que son maestros e inteligentes, es
conveniente consagrarse a la Virgen ya que Ella misma ha prometido que quien se
le consagre no perderá la fe ni será engañado por el Maligno.
A
quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Santísima Virgen.
María es el arma secreta de Dios, y quien tiene devoción y amor a María, es
señal de que está predestinado al Cielo, porque Dios ama mucho a los que aman
mucho a su Madre. (Sitio Santísima Virgen)
¡Buenos días!
La felicidad de dar
San
Pablo recordaba a los cristianos de Éfeso que Jesús había dicho: «La felicidad
está más en dar que en recibir». El mismo sentía gran alegría en llevar el
mensaje de salvación por pueblos y ciudades a toda clase de personas. Y es la
vivencia que tú puedes experimentar, si por amor te donas a los demás en gestos
de servicio humilde.
Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de
mango. Alguien le dijo:
”¿Cómo es que a su edad se dedica a plantar
mangos? ¡Tenga por seguro que no vivirá
lo suficiente para consumir sus frutos!” El anciano respondió apaciblemente:
“Toda mi vida he comido mangos de árboles sembrados por otros. ¡Que los míos
rindan frutos para quienes me sobrevivan! Habitamos un universo espléndido en
el que todo y todos tienen algo que ofrecer. Los árboles dan, los ríos dan, la
tierra da, el sol y la luna y las estrellas dan. ¿De dónde, pues, esa ansiedad
por tomar, recibir, juntar, acumular, sin dar nada a cambio? Todos podemos dar
algo, por pobres que seamos. Podemos ofrecer pensamientos agradables, dulces
palabras, sonrisas radiantes, conmovedoras canciones…
¡Qué
hermosa lección! “Todos podemos dar algo por pobre que seamos”. Esto será para
otros, motivo de alegría y felicidad, pero sobre todo para ti será una fuente
de satisfacción y dicha profunda, porque nada plenifica tanto al hombre como
sus gestos de amor gratuito. Es mi deseo que experimentes hoy la felicidad de
dar.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sed compasivos, como vuestro Padre
es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis
condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena,
apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque
con la medida con que midáis se os medirá». (Lc 6,36-38)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio de Lucas nos proclama un mensaje más denso que breve, ¡y eso que
es muy breve! Lo podemos reducir a dos puntos: un encuadramiento de misericordia
y un contenido de justicia.
En
primer lugar, un encuadramiento de misericordia. En efecto, la consigna de
Jesús sobresale como una norma y resplandece como un ambiente. Norma absoluta:
si nuestro Padre del cielo es misericordioso, nosotros, como hijos suyos,
también lo hemos de ser. Y el Padre, ¡es tan misericordioso! El versículo
anterior afirma: «(...) y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los
ingratos y con los malos» (Lc 6,35).
En
segundo lugar, un contenido de justicia. En efecto, nos encontramos ante una
especie de “ley del talión” en las antípodas de (inversa a) la rechazada por
Jesús («Ojo por ojo, diente por diente»). Aquí, en cuatro momentos sucesivos,
el divino Maestro nos alecciona, primero, con dos negaciones; después, con dos
afirmaciones. Negaciones: «No juzguéis y no seréis juzgados»; «No condenéis y
no seréis condenados». Afirmaciones: «Perdonad y seréis perdonados»; «Dad y se
os dará».
Apliquémoslo
concisamente a nuestra vida de cada día, deteniéndonos especialmente en la
cuarta consigna, como hace Jesús. Hagamos un valiente y claro examen de
conciencia: si en materia familiar, cultural, económica y política el Señor
juzgara y condenara nuestro mundo como el mundo juzga y condena, ¿quién podría
sostenerse ante el tribunal? (Al volver a casa y leer el periódico o al
escuchar las noticias, pensamos sólo en el mundo de la política). Si el Señor
nos perdonara como lo hacen ordinariamente los hombres, ¿cuántas personas e
instituciones alcanzarían la plena reconciliación?
Pero
la cuarta consigna merece una reflexión particular, ya que, en ella, la buena
ley del talión que estamos considerando deviene de alguna manera superada. En
efecto, si damos, ¿nos darán en la misma proporción? ¡No! Si damos, recibiremos
—notémoslo bien— «una medida buena, apretada, remecida, rebosante» (Lc 6,38). Y
es que es a la luz de esta bendita desproporción que somos exhortados a dar
previamente. Preguntémonos: cuando doy, ¿doy bien, doy mirando lo mejor, doy
con plenitud?
* Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santa Eufrasia
Religiosa
Hija
de un pariente del Emperador Teodosio I, al morir su padre, Eufrasia se crió
bajo la protección del emperador y al cumplir los cinco años de edad, éste la
comprometió en matrimonio con el hijo de un rico senador. La madre de Eufrasia
comenzó a ser solicitada en matrimonio con tanta asiduidad, que decidió partir
a Egipto y refugiarse en un convento. Eufrasia de siete años, se sintió atraída
fuertemente hacia la vida religiosa y rogó a las monjas que le permitieran
permanecer con ellas, tomando los hábitos como novicia a la edad de ocho años.
Pronto su madre falleció, y la santa permaneció en la soledad del convento
creciendo en gracia y hermosura.
Cuando
la muchacha cumplió los doce, el Emperador Arcadio recordó la promesa que había
hecho a su sucesor de Teodosio I y envió un mensaje al convento de Egipto
rogando a Eufrasia que regresara a casarse con el senador a quien había
prometido. La santa se negó a abandonar el convento y escribió una carta al
emperador suplicando que la dejara en libertad, que vendiese todos los bienes
heredados de sus padres para que sean distribuidos entre los pobres así como
dejar libres a todos los esclavos de su casa.
El
emperador accedió a los deseos de Eufrasia, quien prosiguió su vida habitual en
el convento; sin embargo la santa comenzó sufrir tentaciones para lo cual la
abadesa, le confió duras y humillantes tareas para distraer su atención. Ya en
su lecho de muerte, tanto Julia su compañera de celda y la abadesa le
imploraron a la santa que le obtuviera la gracia de estar con ella en el cielo.
Tres días después de la muerte de Eufrasia, Julia falleció y poco tiempo
después, lo hizo la abadesa.
© Aciprensa
Santoral Católico
San Rodrigo de Córdoba
San Rodrigo de Córdoba
Sacerdote y Mártir
San
Rodrigo mártir vivió bajo el reinado de Mohamed I, hijo de Abderramán II, en el
emirato de Córdoba. Natural de un pueblo próximo a Egabro (Cabra), cursó en
esta ciudad los estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote. Uno de sus hermanos, fanático de
Mahoma, arremetió un día contra él y lo dejó malherido; y habiéndolo instalado
en una camilla, lo paseó por la ciudad, explicando que de esta manera quería
demostrar su fe musulmana. Pero habiéndose rehecho Rodrigo de sus heridas,
logró escapar. Su hermano, despechado, lo acusó ante el cadí de prevaricador y
apóstata. Conducido a prisión, allí conoció a otro mozárabe, Salomón, acusado
como él de haber renegado de Mahoma. Después de numerosos intentos por
convertirlos al Islam, el cadí los sentenció a muerte. Fueron degollados, y sus
cuerpos, atados a pesadas piedras, fueron arrojados al río. Pero fueron
hallados milagrosamente, y enterrados solemnemente, durante una procesión
nocturna, precedida por el obispo Saúl.
© Catholic.net
Pensamiento del día
“En la santa caridad que es Dios, ruego a todos los
hermanos, tanto a los ministros como a los otros, que, removido todo
impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan,
sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y
mente pura, que es lo que Él busca por encima de todo; y hagamos siempre en
ellos habitación y morada a Aquel que es el Señor Dios omnipotente, Padre, e
Hijo, y Espíritu Santo” San Francisco de Asís
Tema del día:
Sor Lucía, vidente de Fátima
El
26 de Diciembre de 1957, el Padre Agustín Fuentes, Postulador de la Causa de
Beatificación de Francisco y Jacinta Marto, entrevistó a Sor Lucía Dos Santos,
vidente de las apariciones de Fátima. Esta entrevista tuvo lugar en el Convento
de las Religiosas Carmelitas Descalzas de Santa Teresa, en Coimbra, Portugal.
En ella estuvieron presentes el Obispo Auxiliar de Leiría, los dos Obispos de
Coimbra, el Nuncio Apostólico en Portugal (Monseñor Cento), y Monseñor Antonio
Samoré, Secretario de Asuntos Extraordinarios en la Secretaría de Estado de Su
Santidad. En el curso de esa entrevista, le dijo Sor Lucía al Padre Fuentes:
—“
… La Santísima Virgen nos dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los
últimos remedios que Dios daba al mundo: el Santo Rosario y el Inmaculado
Corazón de María…”
“…
Mire, Padre, la Santísima Virgen, en estos últimos tiempos en que estamos
viviendo, ha dado una nueva eficacia: el rezo del Santo Rosario, de tal manera
que ahora no hay problema por más difícil que sea: sea temporal y, sobre todo,
espiritual; sea que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros o a
la vida de nuestras familias del mundo o comunidades religiosas, o a la vida de
los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que
no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario “.
—“Con
el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro
Señor y obtendremos la salvación de muchas almas. Por eso, el demonio hará todo
lo posible para distraernos de esta devoción; nos pondrá multitud de pretextos:
cansancio, ocupaciones, etc., para que no recemos el Santo Rosario “.
“Si
nos dieran un programa más difícil de salvación, muchas almas que se condenarán
tendrían el pretexto de que no pudieron realizar dicho programa. Pero ahora el
programa es brevísimo y fácil: rezar el Santo Rosario. Con el Rosario
practicaremos los Santos Mandamientos, aprovecharemos la frecuencia de los
Sacramentos, procuraremos cumplir perfectamente nuestros deberes de estado y
hacer lo que Dios quiere de cada uno de nosotros “.
—“El
Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los Últimos
Tiempos “.
San
Luis María Grignión de Montfort:
”No
encuentro otro medio más poderoso para atraer sobre nosotros el Reino de Dios,
la Sabiduría eterna, que unir a la oración vocal la oración mental, rezando el
Santo Rosario y meditando sus misterios”.
© Reina del Cielo
Cuaresma día a día
La conciencia, luz del alma
I.
La conciencia es la luz del alma, de lo más profundo del ser del hombre, y, si
se apaga, el hombre se queda a oscuras y puede cometer todos los atropellos
posibles contra sí mismo y contra los demás. Jesús compara la función de la
conciencia a la del ojo en nuestra vida (Lucas 11, 34-35). Cuando el ojo está
sano se ven las cosas tal como son, sin deformaciones. Un ojo enfermo no ve o
deforma la realidad, engaña al propio sujeto, y la persona puede llegar a
pensar que los sucesos y las personas son como ella los ve con sus ojos
enfermos. La conciencia se puede deformar por no haber puesto los medios para
alcanzar la fe, o bien por una mala voluntad dominada por la soberbia, la
sensualidad o la pereza. La Cuaresma es un tiempo muy oportuno para pedirle al
Señor que nos ayude a formarnos muy bien la conciencia y para que examinemos si
somos sinceros con nosotros mismos y en la dirección espiritual.
II.
La luz que hay en nosotros no brota de nuestro interior, sino de Jesucristo. Yo
soy –ha dicho Él– la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas (Juan
8, 12). Su luz esclarece nuestras conciencias: más aún, nos puede convertir en
luz que ilumine la vida de los demás: vosotros sois la luz del mundo (Mateo 5,
14). Lo haremos con nuestra palabra y con nuestro comportamiento, para lo cual
tenemos necesidad de formarnos una conciencia recta y delicada, que entienda
con facilidad la voz de Dios en los asuntos de la vida cotidiana. La ciencia
moral d a y el esfuerzo por vivir las virtudes cristianas (doctrina y vida) son
los dos aspectos esenciales para la formación de la conciencia. Nadie nos puede
sustituir ni podemos delegar esta grave responsabilidad.
III.
Para el caminante que verdaderamente desea llegar a su destino lo importante es
tener claro el camino. Agradece las señales claras, aunque alguna vez indiquen
un sendero un poco más estrecho y dificultoso, y huirá de los caminos que,
aunque sean anchos y cómodos de andar, no conducen a ninguna parte... o llevan
a un precipicio. Necesitamos luz y claridad para nosotros y para quienes están
a nuestro lado. Es muy grande nuestra responsabilidad. El cristiano está puesto
por Dios como antorcha que ilumina a otros en su caminar hacia Dios. Pidamos a
Nuestra Señora que nos ayude a ser luz para los que nos rodean con nuestra
palabra y nuestro ejemplo.
Francisco Fernández Carvajal
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración para Emiliano, de Mendoza,
Argentina, de 23 años, y desde hace ocho años postrado por una lesión medular
producida en un asalto a su casa donde lo tiraron desde el techo. Actualmente
con escaras e infección. Rogamos a Jesús que lo asista con su amor y le ayude a
recuperarse.
Pedimos
oración para Santiago, jovencito de
17 años, de Chile, afectado por un virus, muy grave. Que el Señor le conceda la
gracia de recuperarse pronto.
Pedimos
oración de reparación por los graves actos sacrílegos cometidos en distintos
templos de Argentina la semana pasada. Particularmente por la profanación de la
Capilla de Adoración Perpetua de la Parroquia Sagrado Corazón en City Bell
(provincia de Buenos Aires). Que el Señor ilumine los corazones y las mentes de
tantas personas equivocadas y los haga volver a Él, que es el único camino,
verdad y vida.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Marzo 13
María
presenció la muerte del Hijo de Dios con una fe firme y con la convicción de
que Dios nunca abandona a los que caminan en su presencia. Aquella fe de María
sostuvo a los discípulos del Crucificado.
Tú
también debes ser ante el mundo testigo de la resurrección del Señor, debes ser
el convincente testimonio de que Dios vive y actúa en el mundo a través de tu
vida.
Dios
vive en ti y tú puedes darlo a conocer a través de nuestro testimonio de vida,
el mundo podría reconocer y comprender que Jesús resucitado vive y está
presente entre nosotros.
Como
María Santísima, confirma a tus hermanos en la fe y en el amor.
María, enséñanos lo que aprendiste al pie de la cruz:
cómo el dolor cristiano es redentor y florece en la esperanza de la
resurrección a una vida nueva.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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