PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3293 ~ Miércoles 8 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Ven
Espíritu Santo, y enséñame a esperar.
Porque
las cosas que deseo no llegan rápidamente, enséñame a esperar.
Porque
no puedo pretender que los demás cambien de un día para el otro, enséñame a
esperar.
Porque
yo mismo voy cambiando muy lentamente, enséñame a esperar.
Porque
la vida tiene sus estaciones y todo llega a su tiempo, enséñame a esperar.
Para
que acepte que no estoy en el cielo sino en la tierra, enséñame a esperar.
Para
que no le exija a este día lo que no me puede dar, enséñame a esperar.
Para
que reconozca que el mundo no puede estar a mi servicio, enséñame a esperar.
Ven
Espíritu Santo, y enséñame a aceptar que muchas cosas se posterguen, para que
valore lo que la vida me propone ahora, aunque sea pequeño, aunque parezca
poco.
Ven
Espíritu Santo, enséñame a esperar.
Amén.
¡Buenos días!
Dios habla e invita
Ojalá
tuvieras un oído atento y un corazón sensible para escuchar al Señor. Él, en la
Sagrada Escritura, llama a una vida más plena y envía a hacer presente a Jesús
en medio del mundo.
No hay cristianos de primera y cristianos de segunda.
Todo cristiano es elegido, llamado y enviado por Jesús, para ser protagonista
activo en la construcción de una sociedad más humana y cristiana. Cada uno en
los sectores que le son propios: la vida familiar, las instituciones civiles,
el mundo de los que sufren, enfermos, ancianos,
encarcelados. También en los esfuerzos políticos para construir una
patria de hermanos; en las periferias pobres de las ciudades; en las fábricas,
las oficinas, y las organizaciones sindicales, barriales y deportivas; en el
mundo empresarial y financiero; en la educación y la cultura, en las artes y
los medios de comunicación.
Si
estás enamorado de Jesús, con sinceras convicciones y coherencia de vida,
puedes y debes ser evangelizador y misionero, un enviado y profeta… aunque te
sientas poco preparado. También a ti como a Amós, aquel sencillo pastor de
bueyes y cultivador de higos, Dios te dice al corazón: “Anda y profetiza a mi pueblo”. (APC).
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, Jesús comenzó a decir: «Esta
generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra
señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los
ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del
Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los
condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de
Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el
Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la
predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás». (Lc 11,29-32)
Comentario:
Hoy,
Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo,
como la “señal de Jonás” (cf. Lc 11,30). De la misma manera que Jonás dejó que
lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos
—y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le
arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen
peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el
vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así
Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba
(cf. Mt 12,40).
La
señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y
resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de
Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección
de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más
poderosa y conmovedora jamás dada.
Pero,
además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono
y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días
Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas paganos, éstos se
convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren
con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a
alguien “mucho más grande que Jonás” (cf. Lc 11,32) predicando la conversión a
todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser
igualmente exhaustiva.
«Pues
Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de
Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo
resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he
venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».
La
semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno
escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree
en el Evangelio» (cf. Mc 1,15). La pregunta que debemos hacernos es: —¿Hemos
respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado
aquel Evangelio?
* Fr. Roger J. LANDRY (Hyannis, Massachusetts,
Estados Unidos)
Santoral Católico:
San Juan de Dios
Religioso
Nació
en Montemayor el Nuevo, cerca de Lisboa (Portugal), el año 1495, y aún niño se
trasladó a España. De familia pobre pero muy piadosa. Su madre murió cuando él
era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento. Después de una
azarosa juventud llena de peligros, con largos períodos en la milicia, estando
en Granada como vendedor de libros, con los cuarenta años cumplidos, oyó
predicar a san Juan de Ávila y se convirtió a Dios. Tenido por loco, por sus
manifestaciones "excesivas" de fe y devoción, fue ingresado en el
hospital. Allí se encontró con la dramática realidad de los enfermos,
abandonados a sí mismos y marginados, y decidió consagrar su vida al servicio
de los mismos. Fundó un hospital en 1539, para el que pedía limosna, y vinculó
a su obra a un grupo de compañeros, los cuales constituyeron después la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios. Destacó, sobre todo, por su caridad con los
enfermos y necesitados. Murió en Granada a los 55 años de edad el 8 de marzo de
1550.
Oración: Señor, tú que infundiste en san Juan de Dios
espíritu de misericordia, haz que nosotros, practicando las obras de caridad,
merezcamos encontrarnos un día entre los elegidos de tu reino. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano Aciprensa
Pensamiento del día
En Cuaresma se nos invita con mayor fuerza
a arrancar “de nuestros deseos las raíces de la
vanidad”
para educar el corazón a desear, es decir, a amar a
Dios.
“Dios —dice también san Agustín—, es todo lo que
deseamos”.
Ojalá que comencemos realmente a desear a Dios,
para desear así la verdadera vida, el amor mismo y la
verdad.
Benedicto XVI
Tema del día:
Dios y la mujer
Satanás
es un ángel caído y no puede cambiar sustancialmente ni en su ser ni en la
forma que tiene de actuar. Por eso vemos que en estos tiempos está usando
nuevamente la misma arma que usó en el Paraíso terrenal.
Efectivamente
el demonio quiso corromper a Eva y así se adueñó de la Humanidad. Hasta que
vino Cristo y rescató la Humanidad de las manos del Maligno, y dio a la mujer
el lugar que le corresponde, como lo podemos ver en el Evangelio puesto que el
Señor quiso hacerse acompañar de mujeres que lo consolaron y que fueron las
destinatarias también del primer anuncio de su Resurrección.
Ése
es el verdadero puesto que Dios le ha dado a la mujer como reina del hogar,
reina de la familia y como Madre de los vivientes, pues eso significa “Eva”. Es
decir, que la mujer es madre por naturaleza, aunque no haya engendrado
físicamente. La mujer está hecha para amar, y tanto en el bien como en el mal,
es todo corazón.
Ahora
bien, en estos tiempos el diablo y sus secuaces vuelven a querer corromper a la
mujer porque saben muy bien que corrompiendo a la mujer, se adueñan de la
Humanidad entera.
Pero
esta vez están cometiendo un error táctico imperdonable, pues quieren volver a
la mujer poco menos que un varón, quieren que las mujeres se vuelvan algo así
como marimachos, y ése es su error, puesto que las mujeres que tienen
inteligencia, se dan cuenta de que estos grupos de presión, detrás de los
cuales está el mismo demonio, no buscan el bien de la mujer, sino todo lo
contrario, hacer a la mujer un ser frío que no cumple la misión que Dios le ha
dado en la Creación, que es la de ser una “ayuda adecuada” como se lee en el
Génesis.
Es
lógico que el diablo esté apurado por poner todo patas arriba, pues quiere
mostrarse cuanto antes como señor del mundo por medio de su hijo predilecto, el
Anticristo, que lo negará todo y que podría llamarse “Negación”. No estamos
lejos de ese tiempo, y la cuna para su nacimiento ya está casi preparada.
Pero
como los demonios son oscuridad, no ven claro, y temen esta derrota. Y será una
mujer, la Madre de Dios, quien pondrá las cosas en su lugar.
Dios
es orden. Satanás es desorden. Por lo tanto cuando veamos orden, sepamos que
allí reina Dios. Cuando veamos desorden, inversión de los sexos, pecado,
maldad, allí reina Satanás.
Y
para terminar citaremos aquí unos versículos del Apocalipsis que viene muy bien
tenerlos presentes porque se están cumpliendo actualmente:
Y
me dijo: "No selles las palabras proféticas de este libro, porque el
Tiempo está cerca. Que el injusto siga cometiendo injusticias, y el manchado
siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo siga
santificándose. Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a
cada uno según su obra." (Apocalipsis 22, 10-12)
© Sitio Santísima Virgen
Cuaresma día a día
Confesar los pecados
I.
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas (Salmo 24, 6),
leemos en la Antífona de la Misa. La Cuaresma es un tiempo oportuno para cuidar
muy bien el modo de recibir el sacramento de la Penitencia, ese encuentro con
Cristo, que se hace presente en el sacerdote: encuentro siempre único y
distinto. Allí nos acoge, nos cura, nos limpia, nos fortalece. Cuando nos
acercamos a este sacramento debemos pensar ante todo en Cristo. Él debe ser el
centro del acto sacramental. Y la gloria y el amor a Dios han de contar más que
nuestros pecados. Se trata de mirar mucho más a Jesús que a nosotros mismos;
más a su bondad que a nuestra miseria, pues la vida interior es un diálogo de
amor en el que Dios es siempre el punto de referencia. Somos como el hijo
pródigo que vuelve a la casa paterna. Debemos sentir deseos de encontrarnos con
el Señor lo antes posible para descargar en Él el dolor por nuestros pecados.
II.
Muchas veces a lo largo de la vida hemos pedido perdón, y muchas veces nos ha
perdonado el Señor. Cada uno de nosotros sabe cuánto necesita de la
misericordia divina. Así acudimos a la Confesión: a pedir absolución de
nuestras culpas como una limosna que estamos lejos de merecer. Pero vamos con
confianza, fiados no en nuestros méritos, sino en Su misericordia, que es
eterna e infinita, siempre dispuesto al perdón. La confesión debe ser concisa,
concreta, clara y completa. Confesión concisa, de no muchas palabras: las
precisas, sin adornos. Confesión concreta, sin divagaciones: pecados y
circunstancias. Confesión clara, para que nos entiendan, poniendo de manifiesto
nuestra miseria con modestia y delicadeza. Confesión completa, íntegra, sin
dejar de decir nada por falsa vergüenza.
III.
La Confesión nos hace participar en la Pasión de Cristo y, por sus
merecimientos, en su Resurrección. Cada vez que la recibimos con las debidas
disposiciones se opera en nuestra alma un renacimiento a la vida de la gracia,
fuerzas para combatir las inclinaciones confesadas, para evitar las ocasiones
de pecar, y para no reincidir en las faltas cometidas. La Confesión sincera
deja en el alma una gran paz y una gran alegría. “Ahora comprendes cuánto has
hecho sufrir a Jesús, y te llenas de dolor: ¡Qué sencillo pedirle perdón, y
llorar tus traiciones pasadas! ¡No te caben en el pecho las ansias de reparar!”
(San Josemaría Escrivá, Via Crucis)
Francisco Fernández Carvajal
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por el alma del bebé Mirko,
de Argentina, que nació el viernes 3 de este mes con enfermedades congénitas
graves, iba a ser operado, pero falleció antes de la cirugía. El Padre
celestial lo ha llamado a sus brazos, dejando un vacío muy grande en su
familia, por lo que rezamos también por todos ellos para que encuentren en
María el consuelo necesario en esta momento de dolor.
Pedimos
oración para Shirley T. S., de
Colombia, que sufre una fuerte inflamación (mastitis) que le preocupa mucho, el
dolor en su seno derecho es muy fuerte y teme una situación similar a su madre,
que acaba de superar las quimioterapias a propósito de un cáncer de mama que ya
se encuentra controlado. El Señor Jesús pose siempre sus Santas Manos Sanadoras
sobre ellas, y nuestra Madre, la Señora de Lourdes, interceda para su bien y
sanación completa.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Marzo 8
Hermosa
y plena de sugerencias la letra del canto a María ya ampliamente difundido
entre el pueblo devoto: “Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven”.
Es
que hacer el camino de la vida solo y sin compañía resulta molesto y pesado,
mientras que un buen compañero de viaje ayuda a realizar el camino con más
energías y con mayor entusiasmo.
Pero
si la que nos acompaña en el camino de la vida es nada menos que la dulce
Virgen María, entonces el peregrinar se transforma en algo placentero y
atrayente.
Por
otra parte, nadie puede caminar mejor que ella en el camino que nos conduce a
Jesús y, por Jesús, al Padre celestial.
María, cuida con amor y ternura a tus hijos que
todavía peregrinan hacia la casa de Dios Padre.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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