PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3288 ~ Viernes 3 de Marzo de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús
mío, todos los días me despierto sediento de tu amor y de tu misericordia.
Sabes que necesito de tu presencia viva en mis cotidianidades y que intervengas
en todos los asuntos en los que estoy involucrado. Necesito de tu sanación y de
tu perdón. Sé que no me abandonas, aunque vuelva a cometer los errores una y
otra vez, allí estás Tú, para consolarme y darme ánimos. Quiero creer
ciegamente en tu palabra y ser obediente a ella, porque con ella Tú venciste al
mundo. Te suplico que vengas a mi vida y abras caminos de esperanza y de
bendición para mí. Necesito de la guía de tu Espíritu Santo para poder
corresponder con amor a todas tus obras. Necesito de tu fuerza y de tu amor
para tener paz en medio de las tribulaciones. Sólo contigo puede tener el valor
necesario para enfrentar esas situaciones difíciles. Sin Ti, sé que me
desplomaría en un instante. Eres mi pedestal, mi roca fuerte. Te amo, confío en
que en este momento estás derramando bendiciones sobre mí y sobre todos los que
amo. Amén. (Píldoras de Fe)
¡Buenos días!
¿Qué hace un joven alegre?
Alguien
escribió bellamente: “Un joven sin ideales, es un cielo sin estrellas”. No bien
encuentres el sentido de tu vida, percibirás que creces como persona. Eso es
tener una estrella que orienta y estimula a jugarse por algo que merece la
pena. Entonces sabrás seleccionar amigos, diversiones, lecturas, programas con
sabiduría. Tomarás decisiones responsables y coherentes que te acercarán a la
meta soñada.
¿Qué
hace un joven alegre? El canto está siempre en sus labios. El canto que alegra
y purifica como el agua, como la luz como el sol, y se traduce en risa franca y
confiada. Canta en el templo. Canta en el hogar. Canta cuando la pena ronda su
alma. Canta cuando trepa las cordilleras. ¡Las cumbres y el mar! Ahí están sus
preferencias: ellas reflejan su alma. Alta como los Andes. Ancha, serena,
profunda como el Pacífico que baña las costas de su Patria. (San Alberto
Hurtado).
Leonardo
da Vinci escribió: “El que tiene los ojos fijos en un estrella no se vuelve
atrás”. Ésa es precisamente la fuerza irresistible que tiene una vocación o
ideal que ha movilizado el corazón de un joven. Otro escritor sugiere: “Si
quieres mantener tu surco derecho, ata tu arado a una estrella”. ´Surco
derecho´ hace pensar en una vida recta,
honesta, sin extravíos…
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo:
«Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes mientras el novio está
con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces
ayunarán». (Mt
9,14-15)
Comentario:
Hoy,
primer viernes de Cuaresma, habiendo vivido el ayuno y la abstinencia del
Miércoles de Ceniza, hemos procurado ofrecer el ayuno y el rezo del Santo
Rosario por la paz, que tanto urge en nuestro mundo. Nosotros estamos
dispuestos a tener cuidado de este ejercicio cuaresmal que la Iglesia, Madre y
Maestra, nos pide que observemos, y a recordar que el mismo Señor dijo: «Días
vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán» (Mt 9,15).
Tenemos el deseo de vivirlo no sólo como el cumplimiento de un precepto al que
estamos obligados, sino —sobre todo— procurando llegar a encontrar el espíritu
que nos conduce a vivir esta práctica cuaresmal y que nos ayudará en nuestro
progreso espiritual.
Buscando
este sentido profundo, nos podemos preguntar: ¿cuál es el verdadero ayuno? Ya
el profeta Isaías, en la primera lectura de hoy, comenta cuál es el ayuno que
Dios aprecia: «Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres y peregrinos
mételos en tu casa; cuando vieres al desnudo, cúbrelo; no los rehuyas, que son
hermanos tuyos. Entonces tu luz saldrá como la mañana, y tu salud más pronto
nacerá, y tu justicia irá delante de tu cara, y te acompañará el Señor» (Is
58,7-8). A Dios le gusta y espera de nosotros todo aquello que nos lleva al
amor auténtico con nuestros hermanos.
Cada
año, el Santo Padre Juan Pablo II nos escribía un mensaje de Cuaresma. En uno
de estos mensajes, bajo el lema «Hace más feliz dar que recibir» (Hch 20,35),
sus palabras nos ayudaron a descubrir esta misma dimensión caritativa del
ayuno, que nos dispone —desde lo profundo de nuestro corazón— a prepararnos
para la Pascua con un esfuerzo para identificarnos, cada vez más, con el amor
de Cristo que le ha llevado hasta dar la vida en la Cruz. En definitiva, «lo
que todo cristiano ha de hacer en cualquier tiempo, ahora hay que hacerlo con
más solicitud y con más devoción» (San León Magno, papa).
* Rev. D. Xavier PAGÉS i Castañer (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Beato Inocencio de Berzo
Presbítero Capuchino
Nació
en Niardo (Brescia, Italia) el año 1844, de familia campesina, modesta y
religiosa. Fue sacerdote secular en la diócesis de Brescia, en la que
desarrolló un fecundo apostolado hasta que, en 1874, ingresó en la Orden
Capuchina. Se distinguió siempre por su austeridad, simplicidad, caridad para
con los pobres, penitencia y vida contemplativa. La Eucaristía y la Virgen
María fueron sus devociones más acentuadas. Murió en Bérgamo el 3 de marzo de
1890. Lo beatificó en 1961 el papa San Juan XXIII, quien dijo: "La vida de
este beato se desenvuelve en el espacio de sólo 46 años, de los cuales casi 30
pasados día a día en el Seminario de Brescia, luego en la cura de almas y como
vicerrector del mismo Seminario, seguidamente, escuchando los pulsos interiores
de la gracia, en la vida religiosa como capuchino. Una existencia completamente
dedicada a Dios, en una continua ascesis de santificación heroica, de
mortificación de sí mismo, de humildad y de sacrificio".
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"El ayuno y la abstinencia
frenan la inquietud del cuerpo,
frenan los deseos insaciables,
purifican y agilizan el alma,
la llevan hacia lo alto…”
-San Juan Crisóstomo-
Tema del día:
Tiempo de amor
Comenzamos
la cuaresma y... ¿Por qué será, Señor, que no puedo conformarme a mirar este
tiempo como lo hacen tantísimos?
Penitencias,
sacrificios y arrepentimiento que nos invitan a vivir un tiempo de conversión.
Es
un llamado a la conversión desde la vergüenza de nuestra condición de
pecadores.
No
puedo evitar sentir que no puedo evitar sentir de otra forma.
Sí,
es un tiempo de conversión. Un tiempo fuerte de invitación a la conversión que
se expresa en cambios concretos.
No
es una conversión que se limita a propósitos o intenciones. Es una invitación a
un cambio en nuestras actitudes.
Esa
conversión que se hace auténticamente madura cuando se mira dentro de un
acabado contexto de amor.
Yo
sé que amar siempre implica sufrir porque dice de renunciar a uno para dejar
lugar al ser amado pero es un sufrimiento que conlleva el gozo.
En
primer lugar dice de un ejercicio de la libertad en su más plena manifestación.
Amar
es, libremente, involucrarse con otro y permitir que ese otro se involucre en
lo de uno.
En
segundo lugar dice del intento por agradar no como una forma forzada sino desde
un voluntario consentimiento.
Siempre
apelo al mismo ejemplo. Al novio no le gusta que su novia se pinte. Ella puede
no hacerlo por miedo a perder a su novio. Puede no hacerlo porque él no es
quién para decidir lo que ella puede hacer o no hacer y puede no pintarse porque sabe que tal cosa es de su agrado.
Esta
es la renuncia del que intenta agradar desde el amor.
Por
más que se sepa que amamos y somos amados desde lo que somos, siempre existe un
esfuerzo, de nuestra parte, por despertar una sonrisa en el ser amado
agradándole.
Para
ello, necesario se nos hace tener una clara conciencia de lo que somos y de lo
que agrada al ser amado.
Por
allí pasa, para mí, la visión de la conversión.
¿Estoy
muy equivocado, Señor, al pensar que es una cuestión de amor y se mueve dentro
de las dinámicas del amor?
Creo
que más de una vez te lo he dicho, yo amo a mis defectos.
Sé
que debo superarlos. Sé que debo empeñarme por corregirlos pero... Son ellos
los que me llevan a saberme en un camino donde debo continuar buscando.
Puede
sonar a ridículo pero... son ellos los que me llevan a buscarte.
Puede
sonar a ridículo pero... me es más fácil llegar a tu amor desde ellos que desde
mis virtudes.
¿Cómo
no voy a amar a mis defectos si me acercan con mucha fuerza a la necesidad de
vos?
Muy
bien que sé que he debido sufrir mucho a consecuencia de ellos pero... no puedo
dejar de amarlos.
Mientras
ellos estén en mí tendré razones para buscar, que es una forma de buscarte.
Hay
veces que, descuidado, admiro a esos seres que se comportan como si no tuviesen
defectos pero, luego, con más conciencia, experimento compasión por ellos
porque ¿qué sentido puede tener nuestra vida sin razones para una búsqueda?
No,
sin duda que no despiertan mi admiración quienes buscan desde una realidad
llena de morbo, desde el “maloliente pecado”, para motivar la conversión, sin
duda que ni descuidado les admiro.
“Ni
ahí” con esta postura puesto que no te entiendo necesitado de atemorizarnos
para hacernos cambiar sino todo lo contrario. Lo entrañable de tu amor pese a
nuestras claudicaciones es lo que nos impulsa a un amor que nos hace cambiar.
Toda
nuestra conversión responde al amor y, entonces, este es un gozoso tiempo que
nos regalas para que lo vivamos.
Claro,
es mucho más exigente el ejercitar la conversión como producto del amor que una
vivida desde el temor.
Mi
amor por vos ¿es tanto como para esforzarme por cambiar en algo de eso mucho
que, hoy, me está impidiendo agradarte completamente?
Sin
duda que solamente desde mi vida habré de esbozar una respuesta.
© P. Martín Ponce de León SDB
Cuaresma día a día
Tiempo de penitencia
I.
El ayuno era y es, una muestra de penitencia que Dios pide al hombre. “En el
Antiguo Testamento se descubre el sentido religioso de la penitencia, como un
acto religioso, personal, que tiene como término de amor el abandono en Dios”
(PABLO VI, Const. Paenitemini). Acompañado de oración, sirve para manifestar la
humildad delante de Dios (Levítico, 16, 29-31): el que ayuna se vuelve hacia el
Señor en una actitud de dependencia y abandono totales. En la Sagrada escritura
vemos ayunar y realizar otras obras de penitencia antes de emprender un
quehacer difícil (Jueces 20, 26; Ester 4, 16), para implorar el perdón de una
culpa (1 Reyes 21, 27), obtener el cese de una calamidad (Judit 4, 9-13),
conseguir la gracia necesaria en el cumplimiento de una misión (Hechos 13, 2).
La Iglesia en los primeros tiempos conservó las prácticas penitenciales, en el
espíritu definido por Jesús, y siempre ha permanecido fiel a esta práctica
penitencial, recomendando esta práctica piadosa, con el consejo oportuno de la
dirección espiritual.
II.
Tenemos necesidad de la penitencia para nuestra vida de cristianos y para
reparar tantos pecados propios y ajenos. Nuestro afán por identificarnos con
Cristo nos llevará a aceptar su invitación a padecer con Él. La Cuaresma nos
prepara a contemplar los acontecimientos de la Pasión y Muerte de Jesús. Con
esta devoción contemplaremos la Humanidad Santísima de Cristo, que se nos
revela sufriendo como hombre en su carne sin perder su majestad de Dios, y lo
acompañaremos por la Vía Dolorosa, condenado a muerte, cargando la Cruz en su
afán redentor, por un camino que también nosotros debemos de seguir.
III.
Además de las mortificaciones llamadas pasivas, que se presentan sin buscarlas,
las mortificaciones que nos proponemos y buscamos se llaman activas. Son
especialmente importantes para el progreso interior y para lograr la pureza de
corazón: mortificación de la imaginación, evitando el monólogo interior en el
que se desborda la fantasía y procurando convertirlo en diálogo con Dios.
Mortificación de la memoria, evitando recuerdos inútiles, que nos hacen perder
el tiempo (SAN JOSEMARIA ESCRIVÁ, Camino) y quizá nos podrían acarrear otras
tentaciones más importantes. Mortificación de la inteligencia, para tenerla
puesta en aquello que es nuestro deber en ese momento (Ibídem), y rindiendo el
juicio para vivir mejor la humildad y la caridad con los demás. Decidámonos a
acompañar al Señor de la mano de la Virgen.
Francisco Fernández Carvajal
Vía Crucis
Hoy
viernes, invito a los lectores a rezar el Vía Crucis como oración eficaz de
preparación en esta Cuaresma.
El
Vía Crucis es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús
desde que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior
resurrección. Literalmente, “vía crucis” significa "camino de la
cruz". Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús
sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte. Dicho camino se
representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman "estaciones".
Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si recuerdas con frecuencia
las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario.
Puedes
conocer más detalles y rezarlo si entras en la página del Web Católico de
Javier haciendo clic acá
Los cinco minutos de María
Marzo 3
La
Virgen fue elevada a la dignidad de Madre de Dios; la elevó así sobre todas las
criaturas, porque cuanto más el hombre se acerca a Dios, más se eleva sobre sí
mismo y nadie más cerca de Dios que su Madre Santísima.
Todo
hombre tiene ansias de ser más y mejor; algunos colman esas ansias no tanto en
el orden material cuanto en el espiritual. Ojalá pusiéramos en el orden
espiritual tanto empeño y afán como ponemos en lo material y temporal.
María, que diste comienzo a la nueva creación por el
Espíritu, enséñanos a ser dóciles al Espíritu de vida.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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