PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2923
~ Viernes 29 de Enero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
La
vida es un don maravilloso e inapreciable. Tengo constantemente en cuenta a
Quien me lo dio y le estoy eternamente agradecido, porque ese don de vida es
mío y puedo vivirlo.
¿Qué
decido hacer con la vida que Dios me ha dado? La vivo plena y libremente,
siendo tan bueno como me sea posible. Hablo y actúo con amor y compasión. Centro mi atención en el amor de Dios para mí
y dentro de mí. Impregno de amor cuanto pienso, digo y hago.
La
vida de Dios resuena en mí cada día con más claridad, según la honro y permito que
se exprese a través de mí. Descubro que cada momento de mi existencia tiene un
significado y una finalidad.
Con el
corazón agradecido, digo: "Gracias, Dios, por Tu vida perfecta, que está
dentro de mí ahora y siempre. Acepto el don de la vida y lo aprovecho al
máximo".
¡Buenos días!
Enciente tu vela
El P.
James Keller fundó una asociación cuyo objetivo es ayudar al ser humano a usar
los talentos que Dios le ha dado, para mejorar el mundo en que vive,
comunicando sus ideas en forma efectiva. Con este fin en 1945 comenzó a
imprimir “Ecos Cristóforos”, hoja mensual para animar a quienes simpatizan con
los valores de la bondad, la paz y la solidaridad.
En Norteamérica existe un movimiento que se
llama "Los Cristóforos", es decir "Portadores de Cristo".
Una noche más de 100.000 de ellos estaban reunidos en un gigantesco estadio. De
repente se apagaron todas las luces y se hizo una oscuridad impenetrable. Todo
el mundo se puso tenso. El fundador del movimiento, de pie en medio del
estadio, encendió una velita. Era una luz pequeñísima pero todos pudieron verla.
Levantó la vela y dijo: "Es mejor encender una luz que maldecir las
tinieblas". Tomando lumbre de esta velita se encendieron todas las velas
de los 100 000 presentes y se hizo una luz esplendorosa en el amplio recinto
deportivo.
De
este modo se demostró objetivamente que la acción y la palabra que irradian
bondad y paz, por pequeñas que sean, no dejan de tener influencia real en el
ambiente, tanto más si se unen a otros con el mismo ideal de solidaridad.
“Grano no hace granero, pero ayuda al compañero”. Tú también, hermano/a, puedes
aportar tu luz para que haya menos oscuridad.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se
levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La
tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo
abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la
hoz, porque ha llegado la siega».
Decía también: «¿Con qué compararemos el
Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza
que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que
se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas
las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su
sombra». Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según
podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos
se lo explicaba todo en privado. (Mc 4,26-34)
Comentario
Hoy Jesús habla a la gente de una
experiencia muy cercana a sus vidas: «Un hombre echa el grano en la tierra
(...); el grano brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma;
primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga» (Mc
4,26-28). Con estas palabras se refiere al Reino de Dios, que consiste en «la
santidad y la gracia, la Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz»
(Prefacio de la Solemnidad de Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a
traer. Este Reino ha de ser una realidad, en primer lugar, dentro de cada uno
de nosotros; después en nuestro mundo.
En el alma de cada cristiano, Jesús ha
sembrado —por el Bautismo— la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer
crecer esta semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de
servicio y caridad, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir
bien nuestro deber de cada instante y para hacer felices a los que nos rodean, de
oración constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en
virtudes, de alegría...
Así, este Reino de Dios —que comienza
dentro de cada uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra
sociedad, a nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el
camino del Señor (...), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que
le ilumine la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a
Dios?» (San Gregorio Magno).
La semilla comienza pequeña, como «un
grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que
cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y
se hace mayor que todas las hortalizas» (Mc 4,31-32). Pero la fuerza de Dios se
difunde y crece con un vigor sorprendente. Como en los primeros tiempos del
cristianismo, Jesús nos pide hoy que difundamos su Reino por todo el mundo.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
San Sulpicio
Severo
Obispo
Fue obispo de Bourges, en Aquitania.
Hizo estudios jurídicos y trabajó como jurista en diversas ciudades de la
Galia. A la muerte de su esposa, en el año 392, inició una vida de ascetismo en
las cercanías de Biterrae (Béziers). San
Gregorio de Tours lo alabó por su sabiduría, su celo pastoral y su diligencia
en restaurar la disciplina. Entre sus obras se cuenta la primera biografía de
San Martín de Tours y una crónica (Chronicorum Libri Duo o Historia Sacra) que
se extiende desde la creación del mundo hasta el año 400 y que es una fuente de
información muy importante para entender la controversia prisciliana en la
Galia Murió en su sede episcopal el año
591.
La frase de hoy
“Para que todas las naciones alaben a
Dios,
primero el Evangelio tiene que llegar a
todas las naciones”
~ Anónimo ~
Tema del día:
Te explico la
familia
Me preguntas qué es eso de la familia.
Sobre el tema reina una confusión enorme, especialmente por nuevas leyes que
aparecen aquí y allá. Por eso no resulta nada fácil darte una respuesta. Pero
vamos a probar, a ver si llegamos a buen puerto.
Los seres humanos son parte del misterio
de la vida que desde hace miles de años llena de variedad y dinamismo el
planeta tierra. Hombres y mujeres nacen, crecen y mueren. Aparentemente, según
leyes parecidas a las que siguen los pinos y los cangrejos, los jilgueros y las
ballenas.
Pero hay algo en el ser humano que lo
hace distinto de los demás animales. Grandes filósofos de la Antigüedad se
dieron cuenta de que tenemos un alma espiritual, de que no somos simplemente
animales, de que nuestra vida no termina con el tiempo terráqueo, de que tras
la muerte se abre un telón desconocido (más no por ello menos verdadero).
Diversas religiones, antiguas y menos antiguas, repiten lo mismo: venimos a la
vida por el querer de Dios, y llegaremos un día a la presencia de Dios para
iniciar una vida tras la muerte.
En el tiempo de la vida terrena,
mientras convivimos con tulipanes y libélulas, con koalas y cebras, los hombres
y las mujeres pueden casarse gracias a energías profundas y a una
complementariedad física y espiritual. Física, porque el hombre tiene una
configuración sexual que le permite unirse a la mujer; y porque la mujer, si se
une sexualmente con un hombre, es capaz de concebir en su seno nuevas vidas
humanas. Gracias a esa complementariedad aparecimos un día tú y yo...
Complementariedad también espiritual.
Porque somos algo más que simples animales. Los animales viven y mueren según
las leyes de la selección natural, de la victoria del más fuerte, de la lucha
por la supervivencia. De un modo asombroso, millones de hombres y mujeres son
capaces de amar hasta el sacrificio, de luchar por un mundo más justo, de
defender los derechos humanos de todos (sin discriminaciones), de ayudar a los
pobres, los ancianos, los enfermos, los débiles. Aunque también, me dirás,
muchos son egoístas, porque viven de modo equivocado su vocación al amor.
Porque aman mal, porque piensan mal, porque deciden peor.
La doble complementariedad, física y
espiritual, entre un hombre y una mujer que se aman, permite que pueda darse el
matrimonio. El matrimonio es una unión basada no sólo en el simple instinto, en
las hormonas por las que hombres y mujeres sienten una atracción mutua, sino en
algo más profundo: en el deseo de amar al otro, a la otra, plenamente, en los
buenos y en los malos momentos, en las horas de alegría y ante las pruebas más
dolorosas. De amar al otro o a la otra cuando una nueva vida (un hijo) se inicia
del amor mutuo y complementario de los esposos, cuando ella le dice a él que
está “esperando”...
Así debería ser cada familia. No todas,
por desgracia, se basan en el amor, ni todas se abren a la vida. Existen,
además, muchas parejas que no pueden tener hijos, por lo que su vocación al
amor y su apertura a la vida está llamada a orientarse a nuevas metas, a modos
tan hermosos de entrega a los demás como, por ejemplo, la adopción, o la ayuda
a personas solas y necesitadas.
Algunos, en el pasado y en el presente,
intentan dar el nombre de familia a uniones humanas que no lo son. Dicen que es
familia una unión entre personas del mismo sexo, o que lo sería un grupo de
amigos más o menos estable, o un hombre casado con muchas mujeres (como en la
poligamia), etc. En realidad, usan el nombre de “familia” para esas uniones
porque quisieran, en el fondo, imitar de algún modo la belleza de las familias
verdaderas, la riqueza de amores que se abren a la vida y a la entrega total al
otro, amores capaces de construir sociedades sanas y generosas.
Hay también familias aparentemente
“normales” (un hombre, una mujer, quizá uno o varios hijos) que pierden el amor
o que nunca lo tuvieron, que mantienen lazos de unidad simplemente por inercia,
o por miedo, o por conveniencias mutuas. En esos casos se ha introducido un
virus dañino que hiere la vida propia de la familia. No es de extrañar que el
conflicto, la rabia, la ruptura (divorcio, abandono del hijo por parte de los
padres, abandono de los padres por parte de alguno de los hijos) dominen y
llenen de oscuridad el “hogar”. Un hogar que estaba llamado a ser centro de
amor y de concordia, y no lo es...
Todos podemos hacer algo para que la
familia sea lo que puede ser, lo que está llamada a ser. Con familias sanas el
mundo se hace grande y hermoso. Pero, sobre todo, con familias sanas cada uno
se siente seguro, respetado, amado por aquellos que viven a su lado. Lo cual es
siempre la mejor manera de comprometernos para ayudar y amar también a los que
no son de la propia familia, y que también necesitan recibir el testimonio y el
apoyo de quienes saben lo hermoso que es vivir enamorados en familia.
* Fernando Pascual
Oración a San
Miguel Arcángel
San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino
poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén
La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29
de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el
rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo
Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los
días 29 de cada mes.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Tenemos un pedido de oración múltiple…
por varias personas: por Norman J.,
de Canadá, para que su cáncer no se disemine y llegue a curarse; por Mauricio, de 35 años, de USA, que está
bajo tratamiento de quimioterapia; por Boris
E., 43 años, de Canadá y Matías P. E.,
de Argentina, para que el Señor les dé un mejor trabajo y un futuro luminoso y
de paz en sus vidas; por Ana A. y
sus tres hijos que tiene tantos escollos por superar; y por Zequi, con complicación cerebral grave
pidiendo por su sanación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos
de Dios
Enero 29
Todo tiene
su razón de ser en el mundo: el frío del invierno y el calor del verano, la
fuerza del viento y la calma de la atmósfera, la luz y las sombras...
Tú también
tienes una razón de ser en la vida; tu vida tiene una misión, que ha de ser
cumplida por ti y solo por ti, porque esa misión es personal e inalienable.
Todo tu
empeño debe consistir en llegar a conocer cuál es esa tu misión, cuál es la
razón de ser de tu vida; Dios tiene sobre ti unos planes, que debes realizar
tú; si no llegas a conocer esos planes, no los podrás cumplir; pero, si los
conoces, debes dedicarte plenamente a su realización y entonces verás que tu
vida es plena y que has descubierto el verdadero sentido de la misma.
Busca,
pues, los planes de Dios sobre ti, para que puedas cumplirlos.
Dios te ha señalado una misión que cumplir y esa
misión es personal e intransferible; si tú no la cumples, quedará sin cumplir y
en ti se frustrarán los planes de Dios;
pero ¿por culpa de quién? “Que cada uno permanezca tal como lo encontró la
llamada de Dios” (1 Cor 7,20). “Los exhorto a comportarse de una manera digna
de la vocación que han recibido” (Ef 4,1)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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