martes, 26 de enero de 2016

Pequeñas Semillitas 2920

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 2920 ~ Martes 26 de Enero de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Amado Señor, gracias por todas las bendiciones que has regado sobre el camino que voy construyendo, gracias porque en cada paso que di encontré una maravillosa actuación de tu poder. Te confieso, Señor mío, que en algunos momentos me cerré a ver esas acciones maravillosas que estás haciendo para mí, pero en el fondo de mi corazón siempre he tenido claro que estás conmigo y no vas a permitir que nada malo me pase. Te agradezco el ánimo que me das y las fuerzas que pones en mi corazón para que pueda salir adelante, no permitas que mis miedos y flaquezas me hagan incapaz de continuar la lucha por ser cada día mejor. Te entrego mis preocupaciones y cargas de cada día, te suplico que sigas bendiciéndome para estar siempre fortalecido y dispuesto a continuar los retos que se me presentan. Gracias por todas tus bondades. Amén.
* Píldoras de Fe

¡Buenos días!

Contigo, Señor, nada me falta
El P. Víctor Manuel Fernández ha escrito el libro “Un estímulo todos los días”, en el que distribuye a lo largo del año propuestas para una vida mejor, más plena, alegre y dinámica. Hay en él oraciones que son una ayuda excelente para obtener sanación de miedos, ansiedades y obsesiones diversas. Aquí te ofrezco una súplica para tener un gran amor a Dios y al prójimo

Señor, si te tengo a ti no me falta nada. Pero a veces te olvido y mi corazón quiere ser independiente. Me confundo creyendo que tu amor no es suficiente. Yo quiero otros afectos, y quiero elegir a quiénes amar y por quiénes dejarme amar. Ignoro o desprecio a los que no me sirven para sentirme bien. Sana esa independencia enfermiza, Señor, para que pueda dejarme tomar por tu amor. Así no despreciaré a nadie, porque los miraré con tus ojos, y cualquier ser humano será un signo de tu ternura y de tu cercanía. Sana todo temor a la soledad, Dios mío, y dame una fe profunda para creer que tú eres real, que tu amor es verdadero, y que puedes saciar y sobrepasar toda mi sed de amor. Amén.

Esta oración señala aspectos egoístas del amor que necesitan sanación. Todo ser humano debe llegar a ser para mí un signo de la ternura y cercanía de Dios. Concluye pidiendo al Señor una fe profunda en el maravilloso amor que él nos tiene y que sobrepasa todo lo que podemos desear y pensar. Que aproveches la fuerza sanadora de esta oración.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre». (Mc 3,31-35)

Comentario
Hoy contemplamos a Jesús —en una escena muy concreta y, a la vez, comprometedora— rodeado por una multitud de gente del pueblo. Los familiares más próximos de Jesús han llegado desde Nazaret a Cafarnaum. Pero en vista de la cantidad de gente, permanecen fuera y lo mandan llamar. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan» (Mc 3,31).
En la respuesta de Jesús, como veremos, no hay ningún motivo de rechazo hacia sus familiares. Jesús se había alejado de ellos para seguir la llamada divina y muestra ahora que también internamente ha renunciado a ellos: no por frialdad de sentimientos o por menosprecio de los vínculos familiares, sino porque pertenece completamente a Dios Padre. Jesucristo ha realizado personalmente en Él mismo aquello que justamente pide a sus discípulos.
En lugar de su familia de la tierra, Jesús ha escogido una familia espiritual. Echa una mirada sobre los hombres sentados a su alrededor y les dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,34-35). San Marcos, en otros lugares de su Evangelio, refiere otras de esas miradas de Jesús a su alrededor.
¿Es que Jesús nos quiere decir que sólo son sus parientes los que escuchan con atención su palabra? ¡No! No son sus parientes aquellos que escuchan su palabra, sino aquellos que escuchan y cumplen la voluntad de Dios: éstos son su hermano, su hermana, su madre.
Lo que Jesús hace es una exhortación a aquellos que se encuentran allí sentados —y a todos— a entrar en comunión con Él mediante el cumplimiento de la voluntad divina. Pero, a la vez, vemos en sus palabras una alabanza a su madre, María, la siempre bienaventurada por haber creído.
* Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Ripollet, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santos Timoteo y Tito
Obispos
Obispos, discípulos y colaboradores de San Pablo, presidieron respectivamente las Iglesias de Éfeso y de Creta. Ellos fueron los destinatarios de las cartas del Nuevo Testamento que se conocen como «pastorales», compendios de excelentes orientaciones para la instrucción de fieles y pastores. Timoteo nació en Listra de Licaonia (Asia Menor, hoy Turquía), de madre judía, Eunice, que hospedó a Pablo y a Bernabé en sus viajes apostólicos. Convertido al cristianismo, acompañó luego a Pablo y realizó diversas misiones por encargo suyo; por último se quedó en Éfeso como responsable de Asia cristiana. Tito, de origen no judío y convertido del paganismo por Pablo en Antioquía, acompañó al Apóstol incluso en momentos especialmente importantes como el Concilio de Jerusalén y la colecta para los pobres de aquella Iglesia, y fue un caso modélico en la apertura de la naciente Iglesia a los gentiles.
Oración: Oh Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que, después de vivir en este mundo en justicia y santidad, merezcamos llegar al reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Beato José Gabriel del Rosario Brochero
Presbítero
Conocido como el Cura Brochero o el cura gaucho. Nació en los aledaños de Santa Rosa de Río Primero (Córdoba, Argentina) en 1840. De joven ingresó en el seminario de Córdoba, y fue ordenado sacerdote en 1866. A fines de 1869 asumió el extenso Curato de San Alberto, de 4.336 kilómetros cuadrados, con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes e incomunicados. El estado moral y material de sus gentes era lamentable. Desde el principio se dedicó a llevar el Evangelio y a educar y promocionar a sus habitantes. Pronto comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. En 1875 comenzó la construcción de la Casa de Ejercicios en Villa del Tránsito (hoy Villa Cura Brochero), provincia de Córdoba. Además construyó edificios, abrió caminos, fundó pueblos, se preocupó por la educación de todos. Evangelizó asumiendo el lenguaje de sus feligreses. Ningún enfermo de su territorio quedaba sin sacramentos. Murió en Villa del Tránsito, leproso y ciego, el 26-I-1914. Beatificado el 14-IX-2013 y próximo a ser canonizado (el Papa Francisco ya firmó el decreto que aprueba su segundo milagro) por lo que este es el último año que lo celebramos como Beato.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco
“Ser cristiano y ser misionero es la misma cosa. Anunciar el Evangelio, con la palabra e incluso antes, con la vida, es la finalidad principal de la comunidad cristiana y de cada miembro suyo. ¿Qué significa evangelizar a los pobres?  Significa acercarse a ellos, servirlos, liberarlos de su opresión, y todo esto en el nombre y con el Espíritu de Cristo, porque es Él el Evangelio de Dios, es Él la Misericordia de Dios, es Él la liberación de Dios”

Tema del día:
Los católicos no somos aburridos
Antes de comenzar a desarrollar cualquier idea tenemos que dejar en claro que nadie pretende tener fe como un pasatiempo o una distracción. Muchos creen que las cosas de la fe son aburridas y pasadas de moda. Un típico ejemplo de esto es escuchar a otros decir: “la Misa es aburrida” e inmediatamente la pregunta que cae de cajón es: ¿quién dijo que la misa es para entretenerse?, para eso está el cine.

No obstante, fe y vida van de la mano innegablemente y en la vida de las personas pasar momentos agradables (incluso de carácter espiritual) es algo necesario. Es más, el tiempo de ocio, de descanso y el tiempo libre son fundamentales para una buena salud mental y espiritual, sino corremos el riesgo de volvernos unos amargados.

En este sentido para los católicos  hay dos formas de mirarnos: desde afuera y desde dentro. Muchos de los que están fuera nos ven como personas aburridas, estancadas en el tiempo, con prácticas medievales.  Por otra parte, nosotros mismos (los que tenemos fe) vivimos nuestro catolicismo como si fuera algo aburrido y lleno de restricciones; miramos las cosas que podríamos hacer en “el mundo” con cierta nostalgia, como si fuera algo que nos hubieran quitado.

Ser católico es sinónimo de alegría y celebración. Esa alegría se ve reflejada en las cosas que hacemos, y en lo bien que la pasamos. Y cuando hablamos de pasarla bien no nos referimos a  aquello que nos vende el mundo. Creer que solo eso es diversión, nos hace dudar de nuestras opciones de fe y la alegría que encontramos en ellas.

Por todo esto hemos querido hacer una galería para comprender mejor por qué los católicos estamos bien lejos de ser aburridos; es más, estamos llamados a no serlo.

1. Nuestra alegría no es circunstancial
Y eso es un gran alivio, pues si dependiera de lo entretenido, de lo festivo y de lo divertidas que son las cosas que hacemos, entonces estaríamos perdidos y sumidos en una constante frustración. Nuestra alegría está puesta en que somos amados, somos queridos por Dios y esta es mucho más importante que nuestras debilidades.

2. Estamos llamados a ser auténticos
Somos amados por Dios, como somos, con nuestras debilidades y con nuestras virtudes. Ser quienes realmente somos nos da una libertad inmensa que nos llena de alegría y que nos permite enfrentar la vida de forma mucho más confiada y feliz.

3. ¡La cuenta ya está pagada!
Imagina que estás comiendo y festejando en un bar muy costoso, de pronto se acerca el mesero y te dice que la cuenta está pagada, que no debes nada, que alguien ya pagó por ti. Vivimos en la alegría de que nuestra cuenta ya fue cancelada por Jesús, no para aprovecharnos y seguir pidiendo cosas, sino para para tener la tranquilidad de que a pesar de lo que hayamos hecho, hay alguien que murió en la cruz por amor a nosotros y que esto nos da la certeza de que no hay ninguna deuda que pagar.

4. La comunidad sostiene nuestras fragilidades
Vivimos en comunidad con personas que creen lo mismo y tienen las mismas esperanzas que nosotros.  Son ellos quienes nos sostienen en nuestras fragilidades, celebran junto a nosotros las alegrías y nos acompañan en nuestras vidas  llenándolas de amor.

5. Estamos llamados a ser como niños
Ser como niños no es lo mismo que comportarse infantil o inmaduramente. Significa actuar con libertad, dejar la vergüenza, los prejuicios y los miedos de lado, y actuar desde el amor buscando la felicidad.

6. Vivimos con la alegría de ser hijos de Dios
Nada más tranquilizador que saber que nos espera una habitación, que el Padre nos tiene reservado un lugar para el final de nuestros días  y que ese Padre es el creador de todo. Eso, sin lugar a dudas, nos da una alegría que es imposible de medir.

7. Buscamos actividades que enriquezcan nuestro interior
Esta alegría que brota de nuestros corazones la podemos vivir porque hemos atendido a lo que hay dentro de ellos, procurando alimentar nuestras almas con lo único capaz de saciarlas: el amor de Dios.

8. Necesitamos siempre llevar la buena nueva
Si alguien llega con una buena noticia es bien recibido. Cuando compartimos el Evangelio, siempre es una buena noticia, es esperanzador, consolador, llena de paz a las almas y comunica vida. Ver los rostros iluminados de esperanza es nuestra felicidad.

9. Nos reconocemos infinitamente amados
Comprendemos que nuestra vida y nuestra existencia es deseada por Dios, no somos una casualidad y todo nuestro ser es amado. Esta certeza nos da una nueva forma de ver la vida, pues ella tiene un sentido: alguien nos cuida y quiere lo mejor para nosotros.

10. Tenemos margen de error y podemos volver a intentar
No es una invitación a equivocarse voluntariamente, pero saberse perdonado, saber que quien nos juzga es el Dios de la Misericordia y del Amor, nos permite enfrentar el error y la fragilidad con la esperanza.  Ser hijos amados de Dios no lo perderemos, aunque seamos indignos de ello, pues somos perdonados y aceptados continuamente en el corazón de Dios, aun cuando no hacemos las cosas del todo bien.
* Sebastián Campos para CatholicLink

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Enrique P., de la ciudad de México, a quien le dio un infarto mientras corría, rogando a Dios por su pronto restablecimiento.

Pedimos oración para Damián, un bebé con enfermedad oncológica, de Argentina. Que el Cura Brochero interceda por su salud ante Jesús.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Los cinco minutos de Dios
Enero 26
¡El hombre por el hombre! Grito del humanismo absoluto, que pretende concebir al hombre prescindiendo de Dios.
Así como no podemos ir a Dios sin pensar en el hombre, tampoco nos es posible ir al hombre sin ver su proyección hacia Dios.
Hay entre ambos (Dios y el hombre, el hombre y Dios) una intercomunicación e inter-relación que es imposible borrar o siquiera olvidar.
Por eso, cuántas heridas nos hacemos los unos a los otros cuando pretendemos herir a Dios; y cuántas heridas hacemos a Dios cuando nos herimos los unos a los otros.
Él no nos permitió herirnos; más bien, nos convocó a amarnos los unos a los otros;  en cambio, el hombre aparece haciendo esfuerzos inauditos por cambiar su precepto por el de "ámense los unos contra los otros" y por eso las cosas van como van.
Sabe el cristiano que sólo con el amor se perfeccionará, aun como hombre, nada debe tener tan presente como el precepto del Maestro: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros; así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos conocerán que son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros” (Jn 13,34-35)
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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