PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2903
~ Sábado 9 de Enero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Iniciamos
nuestra edición de hoy contando una historia que un viejo maestro relató a sus
discípulos:
Varios
hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna, donde no
podían ver casi nada. Pasó algún tiempo,
y uno de ellos logró encender una pequeña antorcha. Pero la luz que daba era
tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le
ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendiera su
propia antorcha, y así compartiendo la
llama con todos, la caverna se iluminó.
Uno de
los discípulos preguntó al maestro: — ¿Qué nos enseña, maestro, este relato? Y el maestro contestó: — Nos enseña que
nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y
también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el
contrario la hace crecer. El compartir nos enriquece en vez de hacernos más pobres. Los momentos de más
felicidad son aquellos que hemos podido compartir. Que Dios nos dé siempre la
luz para iluminar a todos los que pasen a nuestro lado.
¡Buenos días!
El ciempiés
A
veces puedes confundirte y trabarte en cosas simples y obvias. Te quedas
cavilando y no avanzas, cuando la solución es una sola: lanzarte a la acción
con valor. Así verás cómo se esfuman las excusas, desaparece el temor y te
sientes más fuerte para concretar tus sueños, cumplir tus planes y acercarte a
tus anheladas metas. Aquí tienes una fábula moderna.
Qué complicación —exclamó el Abad viendo
caminar a un ciempiés— y qué maravilla: lo hace tan bien que parece fácil. De
pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde:
"El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó
inquieto a su madre: —Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los
impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de
detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué? —Cuando quieras andar, hijo
mío, le respondió la madre, deja de cavilar y... anda".
Prepara
tu mente y corazón para vencer las tentaciones de retardar las cosas para un
mañana que nunca llega. Te ayudará a conseguirlo, repetirte una y otra vez
hasta interiorizarla una consigna de los triunfadores de todos los tiempos:
“Procederé ahora mismo, ya, ya, ya. No dejaré para mañana lo que puedo hacer
hoy”. Pruébalo y comprobarás su eficacia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Después que se saciaron los cinco mil
hombres, Jesús enseguida dio prisa a sus discípulos para subir a la barca e ir
por delante hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente. Después de
despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en
medio del mar y Él, solo, en tierra.
Viendo que ellos se fatigaban remando,
pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene
hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos
viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a
gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero Él, al instante,
les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis!». Subió entonces donde
ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente
estupefactos, pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente
estaba embotada. (Mc 6,45-52)
Comentario
Hoy, contemplamos cómo Jesús, después de
despedir a los Apóstoles y a la gente, se retira solo a rezar. Toda su vida es
un diálogo constante con el Padre, y, con todo, se va a la montaña a rezar. ¿Y
nosotros? ¿Cómo rezamos? Frecuentemente llevamos un ritmo de vida atareado, que
acaba siendo un obstáculo para el cultivo de la vida espiritual y no nos damos
cuenta de que tan necesario es “alimentar” el alma como alimentar el cuerpo. El
problema es que, con frecuencia, Dios ocupa un lugar poco relevante en nuestro
orden de prioridades. En este caso es muy difícil rezar de verdad. Tampoco se
puede decir que se tenga un espíritu de oración cuando solamente imploramos
ayuda en los momentos difíciles.
Encontrar tiempo y espacio para la
oración pide un requisito previo: el deseo de encuentro con Dios con la
conciencia clara de que nada ni nadie lo puede suplantar. Si no hay sed de
comunicación con Dios, fácilmente convertimos la oración en un monólogo, porque
la utilizamos para intentar solucionar los problemas que nos incomodan. También
es fácil que, en los ratos de oración, nos distraigamos porque nuestro corazón
y nuestra mente están invadidos constantemente por pensamientos y sentimientos
de todo tipo. La oración no es charlatanería, sino una sencilla y sublime cita
con el Amor; es relación con Dios: comunicación silenciosa del “yo necesitado”
con el “Tú rico y trascendente”. El gusto de la oración es saberse criatura
amada ante el Creador.
Oración y vida cristiana van unidas, son
inseparables. En este sentido, Orígenes nos dice que «reza sin parar aquel que
une la oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos
considerar realizable el principio de rezar sin parar». Sí, es necesario rezar
sin parar porque las obras que realizamos son fruto de la contemplación; y
hechas para su gloria. Hay que actuar siempre desde el diálogo continuo que
Jesús nos ofrece, en el sosiego del espíritu. Desde esta cierta pasividad
contemplativa veremos que la oración es el respirar del amor. Si no respiramos
morimos, si no rezamos expiramos espiritualmente.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser,
Girona, España)
Santoral Católico:
San Adrián
(Adriano)
Abad de Canterbury
Nació en África. Era abad de Nérida,
cerca de Nápoles cuando el Papa San Vitaliano lo escogió por su ciencia y
virtud para instruir a la nación inglesa de Canterbury, aún joven en la fe. San
Adrián trató de declinar la elección recomendando a San Teodoro para el cargo,
pero se mostró dispuesto a compartir los trabajos de la misión. El Papa accedió
a su petición y lo nombró asistente y consejero del nuevo Obispo. San Teodoro
lo nombró abad del monasterio de San Pedro y San Pablo de Canterbury, donde
nuestro santo enseñó el griego, el latín, la ciencia de los Padres, y sobre
todo la virtud. San Adrián ilustró el país con su doctrina y el ejemplo de su
vida, durante treinta y nueve años. Murió el 9 de enero del año 710.
© Aciprensa
Palabras del Papa
Francisco
“El amor que Jesús tiene para las
personas que le rodean lo lleva a sufrir con ellos, a participar en la vida de
la gente […] Cuando tenemos algo en el corazón y queremos pedir perdón al
Señor, es Él el que espera para darnos el perdón”
Temas Médicos:
No acorte su vida
Un estudio
determinó que hay malos hábitos que aumentan el riesgo de morir de una
persona. Estos hábitos están
estrechamente vinculados al estilo de vida, y al mezclarse con otros pueden
multiplicar los riesgos para la salud.
No es cuento: tomar trago en exceso, comer mal, fumar, ser físicamente
inactivos, tener problemas de sueño y pasar horas sentados trabajando o viendo
televisión son malos hábitos que enferman y que deben ser tenidos en cuenta a
la hora de establecer la expectativa de vida de una persona.
Esta es
una de las conclusiones de un trabajo hecho por investigadores de la
Universidad de Sidney, durante el cual analizaron datos sobre hábitos de 232
mil australianos, de 45 años o más, obtenidos durante seis años de seguimiento
continuo y contenidos en el Global Burden of Disease. Según los científicos, más de la mitad de las
muertes del mundo pueden atribuirse, definitivamente, a esta clase de
comportamientos de la gente o al ambiente en el que vive. La combinación de varios de ellos exige, de
acuerdo con la publicación, sacar banderas rojas a quienes los presenten y
empezar a tomar medidas para ponerlos bajo control.
1 Fumar sí que es mortal
Con más de
19 químicos carcinogénicos conocidos y un centenar de sustancias incompatibles
con el organismo, el cigarrillo, o exponerse al humo de los demás, es
responsable directo e indirecto de cerca de seis millones de muertes cada año.
Entre los cánceres que causa están el de pulmón, boca, laringe y esófago,
además del de vejiga, riñón, páncreas y cuello uterino. También es un detonante
de graves problemas cardiovasculares, entre los que están alteraciones
coronarias, el aumento de la tensión arterial y los déficits vasculares. Afecta
a todo el organismo.
2 Dieta poco saludable
La
excesiva carga calórica, representada en carbohidratos, bebidas azucaradas,
grasas saturadas y bajo consumo de verduras y frutas, son responsables del
aumento del sobrepeso y la obesidad.
Este factor está ligado al incremento del síndrome metabólico, que
desencadena alteraciones cardio-cerebro-vasculares, entre las que están los
infartos y los derrames y trombosis cerebrales.
En muchos casos los desenlaces son fatales, y cuando las personas
sobreviven suelen sufrir secuelas que las incapacitan. Vale anotar que la otra cara de la moneda es
la desnutrición severa, que mata a millones de personas, sobre todo al comienzo
o al final de la vida.
3 Tener muy poca actividad física
Si bien el
sedentarismo es la condición extrema de este factor, el mundo moderno ha
llevado a que, poco a poco, las personas hagan poca actividad física, lo que
repercute de manera directa en su organismo.
El aumento de peso, la mala relación entre las estructuras del cuerpo,
el desacondicionamiento y el síndrome por desuso no solo afectan huesos y
músculos, sino que progresivamente comprometen el metabolismo de grasas y
carbohidratos y el funcionamiento de vasos sanguíneos, corazón y pulmones, que
enferman y pueden poner en serio peligro la vida.
4 Tomar en exceso
De acuerdo
con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 3,3
millones de muertes por el consumo nocivo de alcohol; la evidencia disponible
indica además que su uso excesivo es un factor causal de más de 200
enfermedades y trastornos. Según la OMS,
el 5,1 por ciento de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible a
la ingesta de trago. El grupo de edad más afectado, en todos los casos, es el
de 20 a 39 años. También se ha descrito una relación entre la ingesta nociva y
una serie de trastornos mentales y comportamentales.
5 Pasar horas sentado
El
sedentarismo, de acuerdo con la OMS, está relacionado con el 6 por ciento de
todas las muertes del planeta, al punto que este organismo lo ha calificado
como el cuarto factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades no
transmisibles. Los investigadores llaman
en especial la atención sobre el hábito de permanecer durante siete horas o más
sentado o con muy poco movimiento. El
acúmulo de calorías, los altos niveles de colesterol, la obstrucción arterial,
el aumento de la presión sanguínea y el riesgo de sufrir alteraciones cardiovasculares
están ligados a este factor, que también desemboca en debilidad ósea, pérdida
de masa muscular y disminución de la capacidad respiratoria.
6 Dormir mal
La falta
de sueño o dormir en exceso tiene serias implicaciones en el funcionamiento
general del organismo. El agotamiento
físico, el bajo rendimiento, las alteraciones emocionales y el aumento del
estrés con impacto sobre todos los sistemas del cuerpo son apenas algunas de
las consecuencias. Si bien el promedio
de sueño saludable y reparador está ubicado en siete horas diarias para adultos
sanos y ocho para los niños, estudios con alto nivel de evidencia indican que
dormir menos o más ubica a las personas dentro de un espectro de riesgo
elevado, sobre todo si el problema es crónico.
* Fuente: “El Tiempo”
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para dos personas de
Corrientes, Argentina: Hna. Patricia
María del Valle I., re recuperación de una gran operación; y Ángela D. que será operada por cuarta
vez de fracturas en el brazo izquierdo. Invocamos para ellas la mediación de
Nuestra Señora de Lourdes, para que el Señor les conceda una buena curación de
sus enfermedades.
Pedimos oración por nuestro lector y
amigo Carlos C., de Bogotá,
Colombia, que ha presentado un cuadro de hipertensión arterial siendo conducido
a urgencias, y ahora deberá realizar exámenes médicos completos. Rogamos que el
Señor le conceda la gracia de una buena salud junto a su esposa Trini y a sus
hijos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos
de Dios
Enero 9
"La
esperanza es lo último que se pierde"
¡Cuántas
veces has oído y quizá tú mismo has dicho esta frase!
Y no
es que sea desacertada, sino que puede entenderse mal y, con ello, convertirse
en un anestesiante de las fuerzas del espíritu.
Esperar
y dejarse estar; esperar... y aguardar pasivamente; esperar... y dormirse;
esperar... y engañarse... Todo esto son distintas formas de inacción, de
pereza, de cobardía; son formas con las que cubrimos estados anímicos nuestros
poco confesables para nuestra misma conciencia.
En
cambio, trabajar con perseverancia, esforzarse con denuedo, pensar seriamente en
orden a la acción, confiar en uno mismo y confiar en Dios, esperar en que
nuestro esfuerzo personal triunfará y que para ello Dios nos ayudará, esto es
verdaderamente "esperanza".
La
esperanza no puede inhibir, no puede alienar; la esperanza suelta más bien las
alas y empuja hacia la acción.
Si ponemos toda nuestra confianza en el
Señor, es que contamos con su ayuda. “Dichoso el hombre que pone su confianza
en el Señor” (Sal 40,5). “Sólo en Dios descansará mi alma; de Él me viene la
esperanza; sólo Él es mi roca salvadora, mi baluarte: no vacilaré; mi salvación
y mi gloria están en Dios, Él es mi roca firme” (Sal 62m6-8)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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