PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2904
~ Domingo 10 de Enero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Todos
los años, después de la fiesta de los reyes magos, viene la fiesta del Bautismo
de Jesús. Para algunos litúrgicamente forman una unidad por lo que indica de
epifanía o manifestación del Señor. Hoy el Padre, en unidad con el Espíritu,
manifiesta la misión mesiánica del Hijo para comenzar su predicación.
Algunos
creían que Juan Bautista era el Mesías. Pero él les dijo que bautizaba; pero
sólo en agua, mientras que el Mesías, que ya llegaba, iba a bautizar en el
Espíritu Santo. Bautizar en agua era sólo un símbolo de lo que pasaba en el
interior de la persona, si se arrepentía. Significaba la purificación que se
suponía tenía el penitente. Pero nuestro bautismo, el que nos dio Jesucristo,
es mucho más, porque además de la purificación que simboliza el agua, se nos da
la gracia, que es una participación de la vida divina, y las tres divinas
personas habitan de una manera más vital en el alma, de modo que el Espíritu
Santo comienza a realizar la obra de santificación, si esa persona colabora
dejando que el Espíritu desarrolle en ella sus dones, frutos y carismas.
Para
nosotros el día de hoy debe ser la renovación de nuestra dignidad como hijos de
Dios, que recibimos el día de nuestro bautismo. Es una dignidad, pero es de una
manera especial un compromiso que nos debe hacer pensar en lo que somos, ya que
el bautismo es para siempre. Por el bautismo tenemos un compromiso de amor con
Dios, que vive en lo profundo del alma para poder ser fuente de intimidad en el
amor. Pero es un compromiso también con todas las demás personas, pues nos debe
hacer ser solidarios. El bautismo nos dice que hemos sido llamados a dar testimonio
del Reino de Dios en el mundo. No fue solamente una llamada pasada. La fuerza
del bautismo continúa, porque el Espíritu Santo quiere estar muy activo en
nosotros. Lo peor es que muchas veces no le dejamos actuar. En este día nos
entreguemos más a su amor con nuestras obras de vida cristiana.
* P. Silverio Velasco
¡Buenos días!
Decidirse por la oración
Leonardo
Da Vinci quiso que en su lápida funeraria se grabara esta inscripción. “Señor,
tu concedes todos tus dones al precio del esfuerzo”. No hay nada grande,
hermoso, satisfactorio en la vida que no requiera dedicación, constancia,
trabajo. Dios te ha regalado la voluntad. Debes ejercitarla. La Reina de la Paz
te propone el camino seguro de la vida espiritual.
“¡Queridos hijos!" Los invito a la entrega
a Dios. En este tiempo, yo deseo especialmente que ustedes renuncien a aquellas
cosas a las que se han apegado y que perjudican su vida espiritual. Por eso,
mis queridos hijos, decídanse enteramente por Dios y no permitan que Satanás
entre en sus vidas a través de esas cosas que los dañan en su vida espiritual.
Mis queridos hijos, Dios se ofrece a ustedes en plenitud. Ustedes sólo pueden
descubrirlo y reconocerlo a él en la oración: por eso, decídanse por la
oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
¡Amigo/a!
La misma Virgen María te dice hoy: “¡Decídete por la oración!” Determina
entregar a Dios un tiempo fijo en tu agenda. Cuando adquieras el hábito de
hacerlo cada día, te sentirás más fuerte para vencer tentaciones de cansancio,
indecisión, dejadez… El encuentro con Dios te plenificará, te dará solidez y
seguridad. Inténtalo, y pide la gracia de perseverar.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, como el pueblo estaba a
la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería
él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero
viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus
sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba
bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y
bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una
voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido». (Lc
3,15-16.21-22)
Comentario
Hoy contemplamos a Jesús ya adulto. El
niño del Pesebre se hace un hombre completo, maduro y respetable, y llega el
momento en el que ha de trabajar en la obra que el Padre le ha confiado. Así es
como le encontramos en el Jordán en el momento de empezar esta labor: uno más
en la fila de aquellos contemporáneos suyos que iban a escuchar a Juan y a
pedirle el baño del bautismo, como signo de purificación y renovación interior.
Allí, Jesús es descubierto y señalado
por Dios: «Puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu
Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi
hijo; yo hoy te he engendrado’» (Lc 3,21-22). Es la etapa preparatoria del gran
camino que está dispuesto a emprender y que le conducirá hasta la Cruz. Es el
primer acto de su vida pública, su investidura como Mesías.
Es también el proemio de su modo de
actuar: no obrará con violencia, ni con gritos y asperezas, sino con silencio y
suavidad. No cortará la caña quebrada, sino que la ayudará a mantenerse firme.
Abrirá los ojos a los ciegos y librará a los cautivos. Las señales mesiánicas
que describía Isaías, se cumplirán en Él. Nosotros somos los beneficiarios de
todas estas cosas porque, como leemos hoy en la carta de san Pablo: «Él nos
salvó, no por nuestras buenas obras, sino en virtud de su misericordia, por
medio del bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo que derramó
abundantemente sobre nosotros (...). De este modo, salvados por su gracia, Dios
nos hace herederos conforme a la esperanza que tenemos de alcanzar la vida
eterna» (Tit 3,5-7).
La fiesta del Bautismo de Jesús debe
ayudarnos a recordar nuestro propio Bautismo y los compromisos que por nosotros
tomaron nuestros padres y padrinos al presentarnos en la Iglesia para hacernos
discípulos de Jesús: «El Bautismo nos ha liberado de todos los males, que son
los pecados, pero con la gracia de Dios debemos cumplir todo lo bueno» (San
Cesáreo de Arlés).
* Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana (Sabadell, Barcelona,
España)
Palabras de San
Juan Pablo II
“Queridos jóvenes, ¿sabéis lo que hace
en vosotros el sacramento del bautismo? Dios os reconoce como hijos suyos y
transforma vuestra existencia en una historia de amor con él. Os conforma con
Cristo, para que podáis realizar vuestra vocación personal. Ha venido para
establecer una alianza con vosotros y os ofrece su paz. Vivid desde ahora como
hijos de la luz, que se saben reconciliados por la cruz del Salvador”
Tema del día:
Un Bautismo de Fe
Han pasado las navidades, y con el
Bautismo del Señor, se inicia su andadura y su
misión. ¿Qué andadura? ¿Qué misión? Ni más ni menos que aquello, que
nosotros los cristianos, olvidamos con frecuencia: ser discípulo de Jesús es
ser conocedor de su vida, entusiasta de Dios y orientar nuestra vida desde el
Evangelio. ¿Lo hacemos?
Para ser testigos de Cristo, primero,
hay que conocerlo, sentirlo y vivirlo
personalmente. Y es que, el Bautismo, lejos de ser un rito ha de ser un punto de salida de una vida de fe cimentada,
asentada, consolidada y enriquecida en Cristo.
El Niño, al que visitaron humildemente
los pastores; al que reverenciaron los magos para abrir su historia y su nombre
a todos los pueblos de la tierra, inicia con su bautismo personal aquello para
lo que ha nacido: ha venido para estar junto a nosotros, para enseñarnos el
camino de la vida y del amor de Dios, y sobre todo, para dignificar nuestra
existencia, divinizarla y darle otro color.
Se involucra de lleno en aquello que
Dios le pide. Se abre el cielo, una vez más, no para entrar en el seno virginal
de María, y sí para caminar por las entrañas de la tierra ofreciendo esperanza
e ilusión a todo aquel que la ha perdido.
Aquel Niño que nació en una noche
estrellada y silenciosa, hablará con fuerza sobre el amor y la justicia. Nos
dirá que, el perdón, es distintivo de aquellos que se dicen amigos suyos y,
sobre todo, nos invitará a ser testigos de lo que, Él dice, forja y
enseña.
El Bautismo del Señor es la inauguración
de una gran obra. De una tarea que, además, sacude nuestras conciencias y nos
ofrece muchas posibilidades.
- Sacude nuestras conciencias. Nos
invita a plantearnos varios interrogantes. ¿Es
nuestra fe operativa, profunda, convencida, creativa y activa? ¿No la tenemos demasiado dormida y arrinconada por
vicisitudes o por vergüenza a exhibirla?
¿Por qué tanta bravura para hablar de lo superfluo, de aquello que pasa,
y tanto miramiento o timidez para
expresar aquello que decimos creer y sentir?
- Nos da muchas posibilidades.
Escuchamos, una vez más, que somos hijos preferidos por parte de Dios, que nos
ama pero, que hemos de intentar practicar
aquello que Jesús nos dice. Y que, su misión, es nuestra misión. Que su
locura, ha de ser nuestra locura. Que su fin, ha de ser nuestro fin. Que su
camino, ha de ser el nuestro. El
Bautismo del Señor es descubrir el sentido de nuestro propio bautismo. No se
construye una casa para nunca habitarla. Ni, tampoco, se descorcha una botella de buen vino para
desperdiciar su contenido. Ni, mucho
menos, compramos un artículo de belleza para nunca lucirlo.
Me gusta pensar en aquel momento del
Bautismo del Señor: “Jesús haciendo cola para ser bautizado por las manos de
Juan Bautista”. Pero lo hacía con todas
las consecuencias. Sabedor del compromiso que adquiría. Consciente de
las dificultades que le esperaban en el recorrido del anuncio de su reino. Y,
también, me preocupa –por comparación- recordar la escena de tantos cristianos
que se acercan (con muy poca paciencia, sin hacer cola y si puede ser, sin
preparación alguna, mejor que mejor) para ser bautizados pero muy poco conscientes
de lo que implica el vivir y sentirse como bautizados.
A una con el Señor, renovemos nuestro
deseo de que la presencia de Dios en nuestra vida sea algo real, vivo, visible
y testimonial. Y es que es un momento propicio para que, los cristianos, nos
pongamos de una vez por todas las pilas y sepamos en quién creemos, por qué
creemos y qué es lo que estamos llamados a
ser en medio de este complicado mundo: algo distinto y con tintes
divinos.
* P. Javier Leoz
Nuevo vídeo y
artículo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas
gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin
descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los
agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles
aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde
la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas
Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los
mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas
como respuesta a nuestros pedidos de oración.
Lamentablemente este domingo no ha llegado para su publicación ninguna nota de agradecimiento a Dios por favores recibidos...
Lamentablemente este domingo no ha llegado para su publicación ninguna nota de agradecimiento a Dios por favores recibidos...
Los cinco minutos
de Dios
Enero 10
Un joven
se quejó a Daniel Webster:
Ya no hay
oportunidad para los jóvenes; todos los puestos buenos están ocupados.
Aún hay
sitio en las cumbres, le respondió.
Si quieres
detenerte en el llano, ciertamente seguirás siendo un hombre anónimo, de la
masa, vulgar, sin proyección; pero, si te lanzas hacia la altura, si clavas tu
mirada en la cumbre, si no te contentas con lo común, como ser como son los
demás, sino que aspiras a ser como fueron los menos, llegarás a la perfección.
Por eso
tienes que subir, siempre subir, esforzarte por ser mejor, cada día con un
nuevo esfuerzo, con redoblado aliento, con más entusiasmo.
No olvides
que en las cumbres se respira aire más puro, más oxigenado; que en las cumbres
del propio renunciamiento es donde el hombre se va purificando y se va haciendo
mejor; que las cumbres son el único lugar que habitan los santos.
La gracia, además de consciente, ha de ser
creciente; no puedes contentarte con ser amigos de Dios; profundiza cada vez
más en esa amistad. “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo
que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo
que oí de mi Padre” (Jn 15,15)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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