PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2905
~ Lunes 11 de Enero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Una
persona realmente cristiana no puede ni debe vivir más que de la vida de
Nuestro Señor Jesucristo. Esta vida divina debe ser el principio de todos sus
pensamientos, de todas sus palabras y de todas sus acciones.
Jesucristo
fue concebido en el seno de María por obra del Espíritu Santo. Jesucristo nació
del seno virginal de María. Concebido por obra del Espíritu Santo, nacido de
María Virgen.
El
bautismo y la fe hacen que empiece en nosotros la vida de Jesucristo. Por eso,
somos como concebidos por obra del Espíritu Santo. Pero debemos, como el
Salvador, nacer de la Virgen María.
María,
con un amor inimaginable, nos lleva siempre en sus castas entrañas como hijos
pequeños, hasta tanto que, habiendo formado en nosotros los primeros rasgos de
su hijo, nos dé a luz como a Él. María nos repite incesantemente estas hermosas
palabras de san Pablo: Hijitos míos, por
quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo se forme en vosotros
(Gál 4,19). Hijitos míos, que yo quisiera dar a luz cuando Jesucristo se haya
formado perfectamente en vosotros.
Ágora marianista
¡Buenos días!
El pavo real y sus admiradores
Te
invito a reflexionar hoy sobre la vanidad humana. “La cola del pavo real honra
al que la creó; pero, el pavo no tiene nada que ver en ello” (J. Leclercq). “El
vanidoso es como un gallo que se imaginase que el sol sale para oírlo cantar”.
“Vasito de barro: ¿por qué te quieres poner tan alto? ¿No ves que si te caes,
te quiebras? ¿No sabes que el aroma de tus flores se percibe mejor si estás
abajo?” (V. Gar-Mar).
El pavo real, con la cola desplegada, erguido
en un delicioso cuadro de prados verdes, de aguas relucientes y de arbustos,
parecía sacudir alrededor suyo, bajo los rayos del sol, una lluvia de
pedrerías, un rocío de esmeraldas, de zafiros y de oro. Lo rodeaba un gran
círculo de admiradores extasiados, y él gozaba de veras. Pero se le ocurrió a uno
de los que allí estaba decir en voz alta que también era muy lindo el faisán
dorado. Por cierto, no le quitaba al pavo real nada de su mérito, y sin embargo
se quedó éste tan triste, casi como si le hubieran llamado feo. Muchos pavos,
que no siempre son reales, así piensan que el mérito ajeno rebaja el de ellos
(G. Daireaux).
Un
testimonio valioso: “No sé cómo puedo ser considerado por el mundo, pero en mi
opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar, y que se
divierte buscando de vez en cuando una piedra más pulida o un caparazón de
molusco más bonito que los demás, mientras que el gran océano de la verdad se
presentaba ante mí completamente desconocido” (Isaac Newton). La humildad surge
de compararnos con Dios, no con los demás.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Después que Juan fue entregado, marchó
Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido
y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando
el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las
redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os
haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le
siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a
su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al
instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los
jornaleros, se fueron tras Él. (Mc 1,14-20)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos invita a la
conversión. «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Convertirse, ¿a
qué?; mejor sería decir, ¿a quién? ¡A Cristo! Así lo expresó: «El que ama a su
padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí» (Mt 10,37).
Convertirse significa acoger agradecidos
el don de la fe y hacerlo operativo por la caridad. Convertirse quiere decir
reconocer a Cristo como único señor y rey de nuestros corazones, de los que
puede disponer. Convertirse implica descubrir a Cristo en todos los
acontecimientos de la historia humana, también de la nuestra personal, a
sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de toda la historia, y que
por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su plenitud. Convertirse supone
vivir de esperanza, porque Él ha vencido el pecado, al maligno y la muerte, y
la Eucaristía es la garantía.
Convertirse comporta amar a Nuestro
Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo nuestro corazón, con toda
nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Convertirse presupone entregarle
nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de tal manera que nuestro
comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo Padre, Juan Pablo II,
Totus tuus, es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes,
ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo. Convertirse
requiere, entonces, amar la voluntad de Dios en Cristo por encima de todo y
gozar, agradecidos, de todo lo que acontece de parte de Dios, incluso
contradicciones, humillaciones, enfermedades, y descubrirlas como tesoros que
nos permiten manifestar más plenamente nuestro amor a Dios: ¡si Tú lo quieres
así, yo también lo quiero!
Convertirse pide, así, como los
apóstoles Simón, Andrés, Santiago y Juan, dejar «inmediatamente las redes» e
irse con Él (cf. Mc 1,18), una vez oída su voz. Convertirse es que Cristo lo
sea todo en nosotros.
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santo Tomás de
Cori
Presbítero
Franciscano
Nació en Cori (Latina, Italia) en 1655.
Pronto quedó huérfano de padre y madre. Trabajó como pastor y, casadas sus dos
hermanas, ingresó en la Orden franciscana. Fue ordenado sacerdote en 1683; poco
después pidió integrarse en el nuevo Retiro de Bellegra (Roma); allí permaneció
hasta su muerte, excepto los seis años en que fue guardián de Palombara, donde
instauró el Retiro. El aspecto más evidente de su vida espiritual fue sin duda
la centralidad de la Eucaristía, testimoniada en la celebración eucarística,
intensa y participada, y en la oración silenciosa de adoración en las largas
noches de retiro, después del oficio divino celebrado a medianoche. Su vida de
oración estuvo marcada por una aridez persistente de espíritu. Nunca olvidó el
bien de sus hermanos y el corazón de la vocación franciscana, que es
apostólico. Recorrió comarcas y pueblos del Lacio, anunciando con sencillez el
Evangelio, administrando los sacramentos y realizando milagros, signo de la
presencia del Reino. Murió en Bellegra el 11 de enero de 1729. Lo canonizó Juan
Pablo II en 1999.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Puedes engañar a todo el mundo por
algún tiempo.
Puedes engañar a algunos por todo el
tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo
por todo el tiempo”
~ Abrahán Lincoln ~
Tema del día:
Iglesias, sectas y
religiones
La historia nos dice que los rusos y
griegos “ortodoxos”, por ejemplo, se separaron de la Iglesia Católica en el año
1054. Los protestantes y evangélicos empezaron con Martín Lutero a partir de
1521. Los anglicanos fueron fundados en 1534 por el rey de Inglaterra, Enrique
VIII, porque el Papa no le permitió divorciarse. Todas las demás sectas
nacieron de la revolución luterana. Los Testigos de Jehová fueron fundados en
Estados Unidos en 1871 por Carlos Taze Russell; Los Mormones en 1830 por Joseph
Smith; Los de la supuesta “Luz del mundo” en 1926 por Eusebio Joaquín González
en México. Así miles de sectas e iglesias fundadas por hombres hasta nuestros
días.
De todas estas sectas y religiones y de
todas las demás religiones que hay por todo el mundo, se llamen como se llamen,
ninguna tiene 2000 años, y ninguna viene de los Apóstoles, excepto la
Católica. Jesús solo fundó la Iglesia
Católica.
Ahora bien, si Cristo no las fundó ¿qué
garantía de veracidad y legitimidad pueden tener? Absolutamente ninguna. Al
contrario, la Biblia, la historia, el sentido común y la justicia las condenan
como usurpadoras de misión y función (Jeremías 23, 21, 25).
Cristo sólo fundó la Iglesia Católica y
Apostólica, desde el primer Papa San Pedro al actual Papa Francisco, y Jesús
nos advierte: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestiduras de ovejas; más por dentro son lobos feroces…" No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos; más el que hace la voluntad de
mi Padre, que está en los Cielos, éste entrará en el Reino de los Cielos.
Jesús dijo lo que dijo cuando estuvo
entre nosotros y nadie puede cambiar su mensaje. No se puede cambiar su
Palabra, poner o quitar lo que a cada uno le conviene, en ningún aspecto,
nunca. Jesús dijo lo que dijo, nos guste o no, y todo es verdad.
La verdad es inmutable y eterna, no
varía con el paso del tiempo. Y es Dios quien establece lo que está bien o mal,
ya que Él es el Creador y pone las normas. No los hombres, criaturas creadas
por Él. Y Él será quien juzgue a cada cual con sus normas, no los hombres con
sus ideas y leyes mundanas.
Jesús demostró que es Dios por los
milagros sobrenaturales que hizo, que ningún hombre puede hacer, salvo los
santos por voluntad de Dios. Nadie, excepto Dios, puede hacer milagros
sobrenaturales, ni crear planetas, ni estrellas, ni devolver la vida a los
muertos… salvo Dios, que es un ser superior. Y Jesús probó con hechos que Él
era dios y es Dios creador del hombre, del universo, y de todo lo visible e
invisible.
En su época, al igual que se hace ahora,
también hubo testigos (además de los Apóstoles y seguidores) que hablaron y
escribieron sobre Él, historiadores judíos y romanos que, como cualquier
historiador de cada época, escribieron los acontecimientos, tales como Flavio
Josefo, Plinio el Joven, Poncio Pilato, Luciano de Samosata, Cornelio Tácito,
etc.
Y todos los Mártires y Santos, que
dieron y dan su vida por la Verdad de Jesús. ¡Nadie se deja matar por una
mentira o una estupidez!
Para saber, conocer y poder amar a
Dios-Jesús-Santísima Trinidad es imprescindible leer su Palabra, contenida en
las Sagradas Escrituras –Biblia- y lo que dicen los santos aprobados por la
Iglesia Católica.
Su palabra es “ley”. Leamos su Palabra
-Biblia y Catecismo- para poder conocer y entender a Dios y su plan de
salvación. Todos los cristianos católicos nos debemos unir y trabajar por
extender el Reino de Dios y su Gloria. Así nos lo ordenó Él: “Id por todo el mundo y predicad el
Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15)
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Félix G., que en Rosario, Argentina, ha
sido operado de peritonitis y su estado es muy delicado. Le pedimos a la Virgen
de Lourdes que interceda por él ante Jesús para su recuperación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos
de Dios
Enero 11
Cuando
vas por la ruta con tu coche a alta velocidad, vas con cierta tranquilidad si
sabes que el coche responde bien.
Tu
vida es eso; un coche lanzado a alta velocidad; debes conservar la calma y el dominio
de tu vida; debes dominar siempre la situación en que te halles.
Cuando
manejas tu coche, por más que éste te responda, si no eres dueño de tus
nervios, si tus reflejos son tardíos, estarás al borde de la catástrofe.
Tu
vida tendrá muchos encontronazos, si no eres dueño de ti mismo, si no dominas
tus instintos, si no frenas tus impulsos. El dominio propio es el secreto de la
vida; saber ir a donde se quiere, eso es control propio, eso es dominio, eso es
mandar uno en la propia vida, eso es éxito.
¿Sabes
dominarte? ¿Eres dueño de ti mismo?
O, por
el contrario, ¿te dominan tus pasiones, tus instintos, tus nervios? Cuidado,
porque puedes estar próximo a un accidente inesperado.
Pensar en Dios será un buen freno para tus
impulsos; saber que Dios está contigo, te acompañará. “El que quiera venir
detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mt
16,24)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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