PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2011 ~ Domingo
21 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Jesús es muy claro: "Mis ovejas escuchan mi voz, y
yo las conozco; ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna". Jesús no
fuerza a nadie. Él solamente llama. La decisión de seguirle depende de cada uno
de nosotros. Solo si le escuchamos y le seguimos, establecemos con Jesús esa
relación que lleva a la vida eterna.
Nada hay tan decisivo para ser cristiano como tomar la
decisión de vivir como seguidores de Jesús. El gran riesgo de los cristianos ha
sido siempre pretender serlo, sin seguir a Jesús. De hecho, muchos de los que
se han ido alejando de nuestras comunidades son personas a las que nadie ha
ayudado a tomar la decisión de vivir siguiendo sus pasos.
Sin embargo, ésa es la primera decisión de un cristiano.
La decisión que lo cambia todo, porque es comenzar a vivir de manera nueva la
adhesión a Cristo y la pertenencia a la Iglesia: encontrar, por fin, el camino,
la verdad, el sentido y la razón de la religión cristiana.
Y lo primero para tomar esa decisión es escuchar su
llamada. Nadie se pone en camino tras los pasos de Jesús siguiendo su propia
intuición o sus deseos de vivir un ideal. Comenzamos a seguirle cuando nos
sentimos atraídos y llamados por Cristo. Por eso, la fe no consiste
primordialmente en creer algo sobre Jesús sino en creerle a él.
Cuando falta el seguimiento a Jesús, cuidado y reafirmado
una y otra vez en el propio corazón y en la comunidad creyente, nuestra fe
corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, una práctica
de obligaciones religiosas y una obediencia a la disciplina de la Iglesia.
Es fácil entonces instalarnos en la práctica religiosa,
sin dejarnos cuestionar por las llamadas que Jesús nos hace desde el evangelio
que escuchamos cada domingo. Jesús está dentro de esa religión, pero no nos
arrastra tras sus pasos. Sin darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir de manera
rutinaria y repetitiva. Nos falta la creatividad, la renovación y la alegría de
quienes viven esforzándose por seguir a Jesús.
José Antonio Pagola
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz,
y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán
para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado,
supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre
somos uno».
(Jn 10,27-30)
Comentario
Hoy, la mirada de Jesús sobre los hombres es la mirada
del Buen Pastor, que toma bajo su responsabilidad a las ovejas que le son
confiadas y se ocupa de cada una de ellas. Entre Él y ellas crea un vínculo, un
instinto de conocimiento y de fidelidad: «Escuchan mi voz, y yo las conozco y
ellas me siguen» (Jn 10,27). La voz del Buen Pastor es siempre una llamada a
seguirlo, a entrar en su círculo magnético de influencia.
Cristo nos ha ganado no solamente con su ejemplo y con su
doctrina, sino con el precio de su Sangre. Le hemos costado mucho, y por eso no
quiere que nadie de los suyos se pierda. Y, con todo, la evidencia se impone:
unos siguen la llamada del Buen Pastor y otros no. El anuncio del Evangelio a
unos les produce rabia y a otros alegría. ¿Qué tienen unos que no tengan los
otros? San Agustín, ante el misterio abismal de la elección divina, respondía:
«Dios no te deja, si tú no le dejas»; no te abandonará, si tú no le abandonas.
No des, por tanto, la culpa a Dios, ni a la Iglesia, ni a los otros, porque el
problema de tu fidelidad es tuyo. Dios no niega a nadie su gracia, y ésta es
nuestra fuerza: agarrarnos fuerte a la gracia de Dios. No es ningún mérito
nuestro; simplemente, hemos sido “agraciados”.
La fe entra por el oído, por la audición de la Palabra
del Señor, y el peligro más grande que tenemos es la sordera, no oír la voz del
Buen Pastor, porque tenemos la cabeza llena de ruidos y de otras voces
discordantes, o lo que todavía es más grave, aquello que los Ejercicios de san
Ignacio dicen «hacerse el sordo», saber que Dios te llama y no darse por
aludido. Aquel que se cierra a la llamada de Dios conscientemente,
reiteradamente, pierde la sintonía con Jesús y perderá la alegría de ser
cristiano para ir a pastar a otras pasturas que no sacian ni dan la vida
eterna. Sin embargo, Él es el único que ha podido decir: «Yo les doy la vida
eterna» (Jn 10,28).
P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat (Montserrat,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Anselmo
Obispo y Doctor de la Iglesia
San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble
familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero
su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje;
anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se
enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el
joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta
pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba
su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.
En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a
Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre
maestro de teología, el monje Lanfranco. Anselmo se dedicó de lleno al estudio,
siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad,
siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador
y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.
Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones,
pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos
entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó
a los más profundos misterios cristianos: "Haz, te lo ruego,
Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la
inteligencia".
Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de
meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la
inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de
inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus
meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la
inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San
Agustín.
Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de
Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que
luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes,
al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto
que sufrió dos destierros.
Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus
derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas
contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de
virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de
abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Mi refugio
Los salmos son
poesías inspiradas por Dios. Conviene acercarte a ellos “quitándote las
sandalias”, como ordenó Dios a Moisés desde la zarza que ardía sin consumirse.
Ése es el secreto: tratarlos con fe, humildad y devoción. Con esta actitud
alimentan la adoración, la alabanza, la gratitud… Aquí te ofrezco un collage
para fortalecer tu confianza.
Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo,
mi alcázar, mi libertador (18). Él te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te
refugiarás. Su brazo es escudo y armadura (91). El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre
(121). No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la
peste que se desliza en las tinieblas, porque hiciste del Señor tu refugio
porque tomaste al Altísimo por defensa (91). Tú, Señor, has puesto en mi
corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino. En paz me acuesto y
enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo (4).
La recitación
pausada de algún fragmento de salmo al comenzar la oración, te ayudará a
establecer contacto con el Señor, pues te sientes conmovido por sentimientos de
confianza, asombro, gratitud… Esto presupone un plan de meditación o lectio
sobre tus salmos predilectos. Es una
tarea que vale la pena afrontar porque te dará satisfacción y provecho.
Padre Natalio
Palabras del Beato Juan Pablo
II
“Dios ya está actuando para renovar el mundo; la Pascua
de Jesús es ya la novedad de Dios. Hace nacer la Iglesia, anima su existencia y
renueva y transforma la historia. Cuando nos encontramos personalmente con el
Crucificado Resucitado y nos dejamos transformar por la fuerza de su amor, la tristeza
se convierte en gozo y el miedo cede su lugar al celo misionero”
Beato Juan Pablo II
Tema del día:
Amarle y seguirle
Todos los años en este domingo 4º de Pascua nos trae la
Iglesia a reflexionar la alegoría del buen Pastor, en el capítulo 10 de san
Juan. Este año, al ser el ciclo C, consideramos la última parte. La alegoría se
distingue de la parábola en que ésta se trata de una breve historia de la que
se saca una conclusión moral o religiosa, mientras que en la alegoría se va
aplicando cada cosa material a lo espiritual.
Jesús estaba diciendo a los jefes religiosos del pueblo
judío que no cumplían con su oficio porque estaban haciendo lo que ya se
quejaba el profeta Ezequiel cuando decía que muchos pastores (jefes religiosos)
en Israel no atendían a las ovejas ni las guiaban por el buen camino, sino que
se aprovechaban de ellas para su propio beneficio. Jesús comenzó a decir
entonces que Él era “el buen pastor” que sí conoce a sus ovejas, las guía, las
ama hasta estar dispuesto a dar su vida por ellas.
Hay personas a quienes no les gusta esta comparación,
porque dicen que no somos ovejas sino personas libres y pensantes. Tienen
razón; pero eso es porque toman la figura del pastor como quien domina y no
como Jesucristo que se entrega, busca y hasta muere por esas “ovejas”. Tenemos
entendimiento y libertad. Lo malo es cuando con esa libertad no queremos ir por
el buen camino de Jesucristo. Pero ahí está nuestra responsabilidad de seguir
con el rebaño de Jesús o quedarnos por fuera. Eso sería por culpa nuestra, de
lo que nos lamentaremos quizá un día o una eternidad.
La parte del evangelio de hoy comienza diciendo que las
verdaderas ovejas de Jesús, o los verdaderos discípulos, “le conocen y le
siguen”. Conocer en la Biblia tiene un sentido más profundo que entre nosotros.
Nosotros lo decimos casi sólo en sentido intelectual. Aunque sabemos que, si se
trata de conocer a una persona, casi nunca se acaba de conocerla plenamente. En
la Biblia y para Jesucristo el conocer
es algo más íntimo por medio del amor o la familiaridad. Por eso, cuando Jesús
dice que conoce a sus ovejas es de tal modo con amor que está dispuesto a dar
la vida con tal que tengan la verdadera vida, que durará para siempre. Por eso
se le aplica el salmo del pastor: “El Señor es mi Pastor”, que nos guía por los
mejores caminos.
Si conocemos bien a Jesucristo, no tendremos más remedio
que amarle y seguirle. Seguir a Jesús no es sólo creer en él con el
entendimiento (“también los demonios creen”). Se trata de aceptar el camino que
nos señala, de aceptar y seguir su manera de pensar, sus criterios de vida.
Para seguirle, primero debemos escucharle. La verdad es que para muchos les es
muy difícil escuchar la voz de Jesucristo, ya que estamos demasiado envueltos
en voces y ruidos del mundo con noticias, acontecimientos y comentarios tan
dispares. Dios nos habla de diferentes maneras; pero hay que estar con esta
disposición de quererle oír, de hacer un poco de silencio en nuestra vida para
no sólo oírle, sino para que su doctrina pueda penetrar en nuestro corazón.
El premio será la vida eterna. Y no lo dice un hombre
cualquiera, aunque tenga buena voluntad si su poder es limitado. Jesús termina
hoy diciendo que forma una perfecta unidad con el Padre celestial. Los judíos
habían comenzado preguntando si era Jesús el Mesías. Lo que les dice ahora es
mucho más. Los judíos entendieron de tal manera que se quería hacer Dios, que
lo tomaron por una gran blasfemia.
La imagen del rebaño nos quiere decir que en el
seguimiento a Jesús no vamos solos: Pertenecemos al pueblo de Dios, que es su
Iglesia. Pero se trata sobre todo de una relación personal y afectiva con
Jesucristo, nuestro guía y nuestro Dios. Nuestra religión no es sólo cumplir
unas normas externas, como hacían los fariseos. Es sobre todo una relación
sincera, llena de amor, para que el seguimiento sea sincero y libre.
A pesar de las maldades del mundo, como dice el
Apocalipsis en la 2ª lectura, es una muchedumbre inmensa la que sigue a Jesús.
Esto nos debe dar un gran optimismo en este día en que debemos pedir por
nuestros “pastores” inmediatos.
P. Silverio Velasco (España)
Tú eres el
Buen Pastor
Pastor enérgico que nos sacas del aprisco
y nos pones en camino Contigo
en búsqueda de otros pastos y fuentes.
Nos haces repudiar las doctrinas enlatadas,
los ritos repetidos y sin sentido;
y nos dices: Id donde el corazón os lleve.
Tú eres el buen pastor.
Contigo pasamos de la sumisión
a la fe gozosa y personal,
del gregarismo a la comunión,
del miedo a la libertad,
del individualismo a la solidaridad,
del temor a la filiación.
Tú eres el buen pastor.
Contigo hemos roto
el silencio
y nos atrevemos a levantar la voz,
a la denuncia y a la contestación;
y también al canto y a la alabanza
porque bulle la vida en nuestras entrañas
y late de esperanza nuestro corazón.
Tú eres el buen pastor.
Florentino Ulibarri
Jornada Mundial de
Oración por las Vocaciones
En este 4° Domingo de Pascua, la Iglesia nos pide que
recemos por las vocaciones de especial consagración: sacerdotes, religiosos/as,
diáconos permanentes, los consagrados. La vocación se parece al enamoramiento:
es una “locura incomprensible” por la que uno decide dejar toda otra
posibilidad para entregarse exclusivamente a Jesucristo en el servicio de su
Pueblo.
Jesús invita… y
necesita una respuesta. Si uno quiere, puede tomar “en serio” la
invitación, reflexionar, consultar, orar… Todo puede empezar con una pregunta:
“¿por qué yo no? Queda la alternativa de no considerar para nada la posibilidad
de ser llamado. Es un tema delicado que conviene tomarse en serio: en la
vocación se juega, en gran medida, el sentido de la propia vida.
Recemos, y recemos “en serio”, para que se multipliquen
los muchachos y las chicas que quieran distinguir la voz del Buen Pastor.
Muchachos, chicas… y muchos otros que siguen siendo “jóvenes”, que conservan la
capacidad de enamorarse, de consagrar su vida al Amor.
En esta 50° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones,
bajo el lema “Las vocaciones signo de la esperanza fundada sobre la fe”, puedes
leer el mensaje que dejó preparado para esta ocasión el ahora Papa Emérito
Benedicto XVI, haciendo clic acá.
Nuevo grupo en Facebook
En este domingo del Buen Pastor del año 2013, que además
es la 50° Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, he decidido crear un
nuevo grupo dentro de Facebook dedicado al Papa Francisco, y con el nombre de
“Unidos al Papa Francisco”, el cual es abierto (es decir de libre acceso para
quien lo desee), y por cierto dedicado totalmente a dar a conocer vida, obra,
escritos, acciones, palabras, gestos y enseñanzas de este muy querido Papa que el Señor ha
regalado a su Iglesia para que la conduzca mar adentro en estos tiempos tan
tormentosos y difíciles que el mundo atraviesa.
Por cierto que para ello, el Papa Francisco necesita -y
lo pide reiteradamente- nuestras oraciones por él. Y he creído que la mejor
manera de transitar este tiempo tan particular de nuestra Madre Iglesia
acompañando al Vicario de Cristo, es estando “Unidos al Papa Francisco”, y por
eso la idea de crear el grupo con esa denominación.
La única condición para que las publicaciones sean
aceptadas es que las mismas sean referidas únicamente al Papa Francisco, y para no saturar
la página, ruego a los miembros del grupo que no hagan más de dos o tres
publicaciones diarias.
Puedes sumarte al grupo “Unidos al Papa Francisco”
entrando en:
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Nunca nos olvidemos de
agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta
a nuestros pedidos de oración.
Desde Córdoba, Argentina, agradecemos a Dios ya las
personas que rezaron por Zulma A., que estuvo 21 días en terapia intensiva muy
grave por meningo encefalitis y ahora ya está en su casa, todavía muy débil y
delicada, siendo necesario esperar para conocer su evolución o probables
secuelas neurológicas. Por eso, además de dar gracias a Dios, le seguimos
pidiendo por su completa curación.
Desde México nos escriben para agradecer a Dios porque
Eduardo C. M. no tuvo necesidad de operación y está en vías de recuperación de
su riñón. ¡Alabado sea el Señor! Así mismo demos gracias al Señor porque
Alejandro C. M. se está recuperando
favorablemente de las intervenciones quirúrgicas a las que fue
sometido y confiamos en Dios que pronto
estará como nuevo. ¡Aleluya!
Desde Córdoba, Argentina, damos gracias a Dios y a
quienes rezaron porque por la operación de Natalie, el viernes 12, para
extirparle un tumor que estaba afectando el sentido de la vista, ha sido
positiva: ella aún está en terapia intensiva, pero su estado anímico es muy
positivo y va recuperándose día a día.
“Intimidad Divina”
Domingo 4 de
Pascua
El cuarto domingo de Pascua dedicado al buen Pastor, ve
en esta figura, tan querida de la Iglesia primitiva, la expresión del amor
universal de Cristo hacia los hombres. Ellos le pertenecen como las ovejas al
pastor, los guarda celosamente y s para ellos fuente de vida y de salvación.
Privilegio inmenso, pero que exige una condición de parte del hombre: “Mis
ovejas oyen mi voz… y me siguen” (Jn 10, 27). Oye la voz de Jesús quien acepta
el Evangelio y descubre su verdadero significado, quien escucha la voz de la
Iglesia –del Papa, de los obispos, de los superiores– y obedece, quien atiende
a la voz de la conciencia y de las inspiraciones interiores; cuando el hombre
escucha todas estas voces y las traduce en su vida, sigue verdadera y fielmente
al Señor. Pero pertenecer a la grey de Cristo no es un privilegio reservado a
unos pocos, sino un don ofrecido sin distinción a todos los hombres que quieren
aceptarlo. Aunque en los designios de
Dios las primicias del Evangelio fueron reservadas al pueblo hebreo, en
medio del cual Jesús ejercitó su ministerio, después de la Resurrección mandó a
los apóstoles a que predicaran “a todas las naciones” (Lc 24, 47).
El Buen Pastor que ha dado la vida por todos los hombres
no excluye a ninguno de su rebaño; es el hombre quien se excluye a sí mismo
cuando rechaza conscientemente el mensaje de Cristo; entonces se juzga por sí
mismo “indigno de la vida eterna”. Sin embargo, los creyentes deben tender
siempre la mano a los hermanos incrédulos, reacios o fugitivos, y facilitarles
de todos los modos su entrada o su vuelta al único redil. Este no debe ser
considerado como un lugar cerrado destinado únicamente a recoger y a guardar a
los creyentes, sino como un espacio abierto a todos los que deseen entrar en
él. Su puerta es ancha e invitadora, como lo es Cristo que ha querido llamarse
“la puerta de las ovejas” (Jn 10, 7). Quien acepta pasar por esta puerta será
siempre bien recibido y encontrará la salvación: “El que por mí entrare se
salvará” (ib. 9). Esta actitud de apertura mantiene en la Iglesia el carácter
de universalidad que le imprimió su Fundador y un dinamismo que la hace siempre
viva y fecunda.
En la segunda lectura, que nos presenta la gloria eterna
del Cordero rodeado de “una muchedumbre grande que nadie podía contar, de toda
nación, tribu, pueblo y lengua” (Ap 7, 9), se nos ofrece la prueba más bella y
consoladora de la universalidad de la salvación. En el centro de la visión
profética de Juan aparece Jesús bajo la figura del Cordero-pastor que con su
sangre ha lavado y emblanquecido las vestiduras de sus elegidos. Entonces “los
que vinieron de la gran tribulación” (ib. 14), es decir, de los trabajos por
conservar y defender la fe en medio de los sufrimientos de la vida terrena, ya
no sufrirán más, “porque el Cordero… los apacentará y los guiará a las fuentes
de aguas de vida” (ib. 17). Es ésta la vida eterna que el buen Pastor promete a
sus ovejas.
¡Oh Jesús!, tú has
dicho: “Yo soy la puerta. El que por mí entrare se salvará”… No quiero
contentarme con sólo leer tus palabras, meditarlas, aprobarlas, admirarlas y
predicarlas; ayúdame, Señor, a ponerlas en práctica, a vivirlas, a convertirlas
en vida mía… Ayúdame a vivir de fe, dejando a un lado la razón humana que es
locura delante de ti, y regulando mi vida en conformidad con las palabras de tu
sabiduría divina que es locura delante de los hombres. Que yo pueda “entrar por
ti” amándote con todo mi corazón… Que “pase por ti” imitándote… Que “pase por
ti” obedeciéndote… Las ovejas van unidas a su pastor porque lo miran, lo
siguen, le obedecen; que yo también te siga, te ame, divino Pastor; que yo te
mira con la contemplación, te siga con la imitación, y te obedezca. (Carlos De
Foucauld, Meditaciones sobre el Evangelio).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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