viernes, 19 de abril de 2013

Pequeñas Semillitas 2009


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2009 ~ Viernes 19 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
La experiencia luminosa suele ir precedida de noches oscuras. Los discípulos de Jesús no le reconocen en el primer contacto. Su resurrección no es algo obvio. Por eso está ahí, para revelar que la vida vence a la muerte, que su presencia es la Luz y el Amanecer. Reconocerlo es un primer paso para un nuevo comienzo.
Sin Jesús toda misión está destinada al fracaso: “sin Mí no podéis hacer nada”.
Mi forma de actuar, mi forma de trabajar, mi interés, ¿se orientan por la Palabra de Jesús o siguen otras directrices? ¿Considero mi vida cotidiana como lugar de encuentro con Jesús? ¿Reconozco y manifiesto mis carencias y mis limitaciones? ¿Dónde, cuándo, en quién reconozco a Jesús? ¿Dónde, cuándo, en quién me cuesta más reconocerle? ¿Cuáles son las palabras o signos que me hablan de su presencia?


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
(Jn 15,1-8)

Comentario
Hoy, Jesús hace tres afirmaciones capitales, como son: que se ha de comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre; que si no se comulga no se puede tener vida; y que esta vida es la vida eterna y es la condición para la resurrección (cf. Jn 6,53.58). No hay nada en el Evangelio tan claro, tan rotundo y tan definitivo como estas afirmaciones de Jesús.
No siempre los católicos estamos a la altura de lo que merece la Eucaristía: a veces se pretende “vivir” sin las condiciones de vida señaladas por Jesús y, sin embargo, como ha escrito Juan Pablo II, «la Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones».
“Comer para vivir”: comer la carne del Hijo del hombre para vivir como el Hijo del hombre. Este comer se llama “comunión”. Es un “comer”, y decimos “comer” para que quede clara la necesidad de la asimilación, de la identificación con Jesús. Se comulga para mantener la unión: para pensar como Él, para hablar como Él, para amar como Él. A los cristianos nos hacía falta la encíclica eucarística de Juan Pablo II, La Iglesia vive de la Eucaristía. Es una encíclica apasionada: es “fuego” porque la Eucaristía es ardiente.
«Vivamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer» (Lc 22,15), decía Jesús al atardecer del Jueves Santo. Hemos de recuperar el fervor eucarístico. Ninguna otra religión tiene una iniciativa semejante. Es Dios que baja hasta el corazón del hombre para establecer ahí una relación misteriosa de amor. Y desde ahí se construye la Iglesia y se toma parte en el dinamismo apostólico y eclesial de la Eucaristía.
Estamos tocando la entraña misma del misterio, como Tomás, que palpaba las heridas de Cristo resucitado. Los cristianos tendremos que revisar nuestra fidelidad al hecho eucarístico, tal como Cristo lo ha revelado y la Iglesia nos lo propone. Y tenemos que volver a vivir la “ternura” hacia la Eucaristía: genuflexiones pausadas y bien hechas, incremento del número de comuniones espirituales... Y, a partir de la Eucaristía, los hombres nos aparecerán sagrados, tal como son. Y les serviremos con una renovada ternura.
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch (Salt, Girona, España)


Santoral Católico:
San León IX
Papa
Información amplia haciendo clic acá

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Nos mira con amor

La Biblia nos asegura que “el Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres, desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra; él modeló cada corazón y comprende todas sus acciones” (Salmo 33). Esta mirada tiene su predilección por los humildes, los sencillos, los justos, los que sirven al Señor.

Un ladrón a media noche se mete en una casa a robar. Entra por una ventana, y cuando está adentro en la oscuridad oye una voz que dice:
—¡Jesús te está mirando! Entonces, el ladrón se asusta y se detiene.
Luego, como ve que no ocurre nada, continúa. Y de nuevo la voz le dice:
—¡Jesús te está mirando! El ladrón asustado prende la luz y ve que la voz venía de un loro que estaba en una jaula, y el ladrón le dice:
—¡Ahhh que susto me diste! ¿Cómo te llamas lorito? Y el loro le responde:
—Me llamo Pedro.
—Pedro es un nombre extraño para un loro. Y el loro le contesta:
—Más extraño es el nombre “Jesús” para un Doberman.

Una vez Dios se apareció a Abrahán y le dijo: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gen. 17, 1). Convencido de que tu vida externa e interna se desarrolla ante la mirada de Dios, estarás atento a no ofender los divinos ojos con pensamientos o acciones. Así avanzarás por el camino de la honestidad hacia la perfección. Que el Señor te bendiga en este día.

Padre Natalio


La frase de hoy

“En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio. Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio. Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo: El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego”
Anthony de Mello


Tema del día:
La Iglesia ha encontrado un líder 
¿Y el mundo político?

Por: Juan Arias
Para “El País”
Madrid – 30-Mar-13   

La Iglesia ha sido más rápida que el mundo político. Ambos estaban hasta ayer en profunda crisis de identidad.

La Iglesia hundida en sus escándalos vaticanos y convertida en un “fósil”, en expresión dura del teólogo brasileño Leonardo Boff, con sus iglesias vendidas para convertirlas en salas de fiestas nocturnas y los confesionarios en muebles bar.

Y el mundo político se encuentra perdido en una profunda crisis, no sólo económica sino también de valores, huérfano de liderazgo, en plena revuelta civilizatoria sin saber por dónde tirar.

Ambas instituciones, la religiosa y la laica, se arrastran sin horizontes para sus jóvenes generaciones, dando palos de ciego.

En ese panorama, la Iglesia, con sus dos mil años de historia, sus santos y demonios, sus inquisiciones y sus mártires de la caridad,  ha conseguido encontrar un líder mundial  cuando empezaba a resbalar por el barranco de la desesperanza.

Y lo ha hecho a través de un puñado de cardenales, la mayoría ancianos y conservadores, reunidos durante dos semanas en Roma, sin grandes alharacas y revestidos de misterios y secreto, pero que se dieron cuenta que el eje del mundo ha cambiado, ya no es Europa, sino que se ha trasladado a los países emergentes. La Iglesia acabó viéndolo y se fue a buscar el nuevo líder a las Américas.

"Me buscaron muy lejos", subrayó significativamente el papa Francisco al aparecer en el balcón la tarde de su elección.

El papa Francisco, que sigue llamándose sacerdote y obispo, no papa, se ha convertido, en menos de un mes al mando de la nave Iglesia, en el personaje más en vistas del planeta, como un día lo fueron un Gandhi o un Luther King.

Con un puñado de gestos simbólicos, ha dado rienda suelta a una auténtica revolución religiosa y política que empieza a resonar más allá de la misma Iglesia.

¿Y el mundo político qué está esperando?

Una vez Stalin preguntó cuántos ejércitos tenía el papa de Roma.

Hablaba de armas, pero  la Iglesia es un ejército con otras armas en sus manos, que empezaban a oxidársele: es una institución, a pesar del peso de errores que arrastra, de las mejor organizadas del mundo, que cuenta con la friolera de:

- 1.200 millones de fieles,
- un ejército de más de 1.000.000 de sacerdotes y religiosos,
- con 114.736 instituciones asistenciales en el mundo;
- 5.246 hospitales;
- 74.000 dispensarios y leproserías;
- 15,208 residencias de ancianos incurables;
- 1.046 universidades;
- 205.000 colegios;
- 70.000 asilos nido con 7.000.000 de alumnos;
- 687.282 centros sociales y
- 131 centros de personas con sida en 41 países.

Una vez el líder comunista italiano Enrico Berlinguer, que no era creyente pero acompañaba los domingos a misa, a su mujer e hijos que sí lo eran, a los que esperaba en la puerta de la Iglesia, solía decir: “Si nosotros los comunistas tuviésemos a un millón de mujeres y hombres, como las monjas y religiosos católicos, con voto de obediencia y dispuestos a cualquier sacrificio, haríamos una verdadera revolución social”.

Y es esa revolución social la que el nuevo papa Francisco ha empezado a llevar a cabo en la Iglesia y que  el mundo político parece incapaz de hacerla, sumergido en sus recetas de sacrificios y recortes a los más débiles, mientras se multiplica como una cizaña maligna, la corrupción de políticos y banqueros.

Si al mundo de hoy le falta un gran líder, capaz de devolver esperanza y abrir nuevos horizontes a una sociedad desencantada y en ruinas, la Iglesia parece haberlo encontrado.

Y no un líder encerrado en sus rezos, con una visión arcaica y autoritaria de la fe, sino alguien que ha pedido a los soldados de ese ejército hoy bajo su mando, que dejen de ser “coleccionadores de antigüedades” y cultivadores de “teologías narcisistas” y  se vayan a manchar sus pies con el barro “de las periferias del mundo”, donde se encuentran los más explotados por el poder.

Un jesuita que posee “racionalidad y fe”, como afirman quienes le conocen de cerca, que además de teología ha estudiado psicología y literatura, y que al mismo tiempo ha escogido como símbolo papal un “corazón franciscano”, puede llegar a ser más que un mero líder espiritual de una Iglesia.

Sus antecedentes como arzobispo y cardenal de Buenos Aires y sus primeros gestos de desapego a las apariencias y símbolos del poder vaticano para poner su énfasis en una Iglesia que debe ser “pobre y para los pobres”,  lo están ya convirtiendo también en una referencia política y social del mundo.

Es justamente el mundo el que está entendiendo -de ahí la perplejidad y hasta miedo de ciertos políticos- que el papa Francisco, no es sólo un religioso que se contentará con lavar los pies a los pobres y visitar favelas.

Los poderosos han empezado a entender que apostar por los desheredados de la Tierra, por la escoria del mundo, por los desahuciados, no sólo para consolarlos sino también para elevarles social y culturalmente, para despertar en ellos la fuerza de su dignidad como personas, sus derechos y su espíritu crítico, equivale a una nueva revolución mundial.

Y que su mentor puede acabar siendo más que un mero líder espiritual.

El papa Francisco le dice al rabino judío argentino Skorka, en su libro ‘Entre el cielo y la tierra’ que a él “le gusta la política”, concebida como "la fuerza responsable del bienestar de la gente".

Le cuenta que cuando se encuentra con agnósticos y ateos “no les habla de Dios”, sino que les pregunta si están dispuestos a empeñarse en la lucha contra las injusticias perpetradas contra los más desamparados del sistema, ya que eso le basta. “Sólo les hablo de Dios si ellos me hablan”, comenta.

A una madre que desesperada, se le quejaba, en Buenos Aires, de que su hijo joven había abandonado la fe, el entonces cardenal Bergoglio, le preguntó:
- “¿Sigue su hijo siendo una buena persona que se interesa por los demás?”
La mujer le dijo que sí.
- “Entonces quédese tranquila. Su hijo sigue creyendo en lo que debe creer”, la consoló.

Un líder así, puede crear esperanza en unos y temores en otros, ya que está pidiendo a una Iglesia anquilosada y en buena parte aburguesada, que salga de la retaguardia para ir a combatir a la primera línea del frente, puede acabar convirtiéndose en una referencia mundial de lo que el teólogo Boff llama “un liderazgo no autoritario, de valores universales en el que lo importante no es ya la institución Iglesia sino la humanidad y la civilización que hoy pueden ser destruidas”.

Como un día surgieron líderes capaces de sacudir al mundo como Gandhi, Luther King o Mandela, entre otros, es posible que a esa lista de líderes contra la violencia y contra las discriminaciones de los diferentes, haya que añadir pronto al papa Francisco.

Eso si le dejan actuar en paz, sin blindarle en los palacios vaticanos, que por ahora ha descartado, impidiéndole de acercarse y de escuchar demasiado a la gente.

En Brasil, para el viaje a Río del papa, el próximo julio, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, las autoridades le han preparado un blindaje de 750 policías civiles y militares para proteger su vida, y que le acompañarán día y noche.

No será fácil, sin embargo, blindar del todo a un papa que ha pedido a los sacerdotes del mundo entero que no tengan miedo de "perder la propia vida”, si su empeño social y religioso se lo exigiera.

Jesús fue crucificado con poco más de 30 años. Los primeros cristianos, apóstoles, obispos y papas acabaron todos mártires de su fe y de su desobediencia al poder que les pedía que se arrodillase ante él.

El viernes santo pasado, el papa Francisco se echó en la Iglesia de bruces al suelo en adoración no a los poderes del mundo. Lo hizo en señal de fidelidad a aquel Jesús que predicaba que “quien defiende la propia vida la perderá” y que  los "que se humillan serán ensalzados".

Los cobardes, al final, son ya vivos muertos, como decía Gandhi.


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la señora Eva R., que vive en Tegucigalpa, Honduras, diabética, operada de vesícula y con complicaciones posteriores, por lo que rogamos a Dios la gracia de la sanación para ella.

Pedimos oración por José Ignacio, de 26 años, argentino, afectado de osteomielitis, por lo que está sufriendo mucho tanto él como su familia. Que el Señor Jesús le conceda poder recuperarse y lo fortalezca en la lucha para salir adelante.

Pedimos oración por Sara L., 45 años, de Santa Fe, Argentina, que dentro de aproximadamente diez días será operada de hernia de disco, dejándola en manos del Señor.

Pedimos oración por María Fernanda G., 46 años, de Concepción del Uruguay, Argentina, que tiene hemorragias casi permanentes por un problema uterino por lo que hoy será operado. Que Jesús, Buen Pastor, la proteja y le devuelva su salud.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

De las tinieblas a la luz

“Mi alma languidece en pos de ti, Señor, como tierra árida, sedienta, sin aguas” (Ps 63, 2). Del mismo modo que la sed crece desmesuradamente en una región quemada por el sol y absolutamente falta de agua, así en la prueba de la aridez espiritual el alma que ama a Dios languidece por la sed hasta el delirio. La privación aumenta su deseo y sigue buscando a Dios en la oración, pero no encuentra en ella ningún gusto y consuelo. Ni siquiera puede valerse de la ayuda de la meditación, para la cual ya se siente impotente; por lo demás ni los raciocinios ni las consideraciones le dicen ya nada. Su fidelidad a Dios no le permite ir en busca de compensaciones de este mundo ni de mendigar consuelos terrenos: las cosas criadas ya no la atraen ni la satisfacen. Su atención queda orientada a Dios y se dirige a él “con solicitud y cuidado penoso” (San Juan de la Cruz), porque al verse vacía del gusto de las cosas espirituales, teme no poder amarlo ni servirlo… En la vida de oración… la tribulación de la aridez llevada con constancia dispone al hombre a cumplir más plenamente lo que espera: ser amado por Dios y poder amarle, a su vez.

En realidad el Espíritu Santo obra secretamente en el alma colocada por Dios en la aridez purificadora y por medio de ella la dispone para ir recibiendo un conocimiento y un amor de Dios más profundos, más puros y delicados. El alma conoce a Dios por medio del entendimiento iluminado por la fe, pero a través de un procedimiento humano fundado sobre el raciocinio, sobre conceptos y pensamientos distintos. Estos, por elevados que sean, son siempre limitados y por eso sólo imperfectamente pueden referir algo de Dios, que es infinito y sin ningún límite. Y he aquí que mientras el hombre padece en la sequedad y no puede ya valerse de la meditación el Espíritu Santo va infundiendo en él un nuevo modo de conocer; se trata de una noticia general y confusa, que no se puede definir, pero que engendra un sentimiento más profundo de la trascendencia de Dios, de su ser infinito, de su majestad excelsa, de su bondad sin límites.

Se intuye entonces que el Ser divino es un “abismo insondable” y que los caminos de Dios son “inescrutables e inaccesibles” (Rm 11, 33), y espontáneamente aumenta en el alma el respeto, la reverencia hacia Dios, la necesidad de adorarle y de reconocer su soberanía divina. “Yo soy el Señor tu Dios… No tendrás otro Dios que a mí” (Ex 20, 2-3): el primer mandamiento ya no es una ley impuesta desde fuera, sino un imperativo que viene de dentro, algo vivo y experimentado en el fondo del espíritu, que embiste a todo el hombre y le hace adherir con todas sus fuerzas a Dios, Verdad suma y Bien supremo. Verdad y Bien que superan infinitamente la capacidad humana pero que atraen fuertemente a la criatura por medio de una atracción divina que Dios mismo ejercita en ella a través de aquella oración oscura, es decir privada de conceptos distintos, pero luminosa por demás por aquel reflejo de luz divino que infunde. De esta manera, bajo la guía del Espíritu Santo que actúa sus dones, el alma orante puede cantar con el salmista: “en tu luz veremos la luz” (Ps 36, 10), y de igual modo; en tu amor aprenderemos a amar.

¿Quién me dará descansar en ti? ¿Quién me dará que vengas a mi corazón y le embriagues, para que olvide mis maldades y me abrace contigo, único bien mío? Apiádate de mí para que pueda hablar. ¿Y qué soy para ti para que me mandes que te ame y si no lo hago te aíres contra mí y me amenaces con ingentes miserias? ¿Acaso es ya pequeña la misma de no amarte? ¡Ay de mí! Dime por tus misericordias, Señor y Dios mío, qué eres para mí. Di a mi alma: “Yo soy tu salud”. Que no corra tras esta voz y te dé alcance. No quieras esconderme tu rostro. Muera yo para que no muera y pueda así verte. Cuando me adheriré yo a ti con todo mi ser, ya no habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será viva, llena toda de ti. Mas ahora, como al que tú llenas lo elevas, me soy carga a mí mismo porque no estoy lleno de ti. Contienden mis alegrías, dignas de ser lloradas, con mis tristezas, dignas de alegría, y no sé de qué parte está la victoria… ¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí! ¡Ay de mí! He aquí que no oculto mis llagas. Tú eres médico y yo estoy enfermo. Tú eres misericordioso y yo miserable. (San Agustín, Confesiones)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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