PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2010 ~ Sábado
20 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Señor, aunque a veces no vea claro, yo sé que siempre
estás presente. Permites que tenga problemas, pero no para hacerme sufrir, sino
para que pueda madurar y crecer, para que aprenda a superarme y para que pueda
entrar en las profundidades del Espíritu. A veces no me concedes lo que te pido
porque no es el momento, o porque no es lo mejor para mí. Pero tarde o temprano
me darás lo que más necesita mi corazón. No me lo darás como yo lo imagino,
pero me lo regalarás de la manera que sea más conveniente para mí. Creo que de
todo lo que me está pasando sacarás algo bueno para mí, algo bello, algo que mi
corazón necesita. A veces no te descubro a mi lado porque mi mente y mis
sentimientos son muy pequeños y no te pueden abarcar. Pero nunca permitas que
decaiga mi fe. Creo, Señor. Aumenta mi poca fe. Amén.
Víctor Fernández
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírle,
dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús
en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os
escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El
espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he
dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen».
Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién
era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede
venir a mí si no se lo concede el Padre».
Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron
atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También
vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos
a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú
eres el Santo de Dios».
(Jn 6,60-69)
Comentario
Hoy acabamos de leer en el Evangelio el discurso de Jesús
sobre el Pan de Vida, que es Él mismo que se dará a nosotros como alimento para
nuestras almas y para nuestra vida cristiana. Y, como suele pasar, hemos
contemplado dos reacciones bien distintas, si no opuestas, por parte de quienes
le escuchan.
Para algunos, su lenguaje es demasiado duro,
incomprensible para su mentalidad cerrada a la Palabra salvadora del Señor, y
san Juan dice —con una cierta tristeza— que «desde entonces muchos de sus
discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él» (Jn 6,66). Y el mismo evangelista
nos da una pista para entender la actitud de estas personas: no creían, no
estaban dispuestas a aceptar las enseñanzas de Jesús, frecuentemente
incomprensibles para ellos.
Por otro lado, vemos la reacción de los Apóstoles,
representada por san Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de
vida eterna, y nosotros creemos» (Jn 6,68-69). No es que los doce sean más
listos que los otros, ni tampoco más buenos, ni quizá más expertos en la
Biblia; lo que sí son es más sencillos, más confiados, más abiertos al
Espíritu, más dóciles. Les sorprendemos de cuando en cuando en las páginas de
los evangelios equivocándose, no entendiendo a Jesús, discutiéndose sobre cuál
de ellos es el más importante, incluso corrigiendo al Maestro cuando les anuncia
su pasión; pero siempre los encontramos a su lado, fieles. Su secreto: le
amaban de verdad.
San Agustín lo expresa así: «No dejan huella en el alma
las buenas costumbres, sino los buenos amores (...). Esto es en verdad el amor:
obedecer y creer a quien se ama». A la luz de este Evangelio nos podemos
preguntar: ¿dónde tengo puesto mi amor?, ¿qué fe y qué obediencia tengo en el
Señor y en lo que la Iglesia enseña?, ¿qué docilidad, sencillez y confianza
vivo con las cosas de Dios?
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
Santa Inés de Montepulciano
Religiosa
Nació alrededor del año 1270. Hija de la toscana familia
Segni, propietarios acomodados de Graciano, cerca de Orvieto. Cuanto solo tiene
nueve años, consigue el permiso familiar para vestir el escapulario de
"saco" de las monjas de un convento de Montepulciano que recibían
este nombre precisamente por el pobre estilo de su ropa.
Seis años más tarde funda un monasterio con Margarita, su
maestra de convento, en Proceno, a más de cien kilómetros de Montepulciano.
Mucha madurez debió ver en ella el obispo del lugar cuando con poco más de
quince años la nombra abadesa. Dieciséis años desempeñó el cargo y en el
transcurso de ese tiempo hizo dos visitas a Roma; una fue por motivos de
caridad, muy breve; la otra tuvo como fin poner los medios ante la Santa Sede
para evitar que el monasterio que acababa de fundar fuera un día presa de
ambiciones y usurpaciones ilegítimas. Se ve que en ese tiempo podía pasar
cualquier cosa no sólo en los bienes eclesiásticos que detentaban los varones,
sino también con los que administraban las mujeres.
Apreciando los vecinos de Montepulciano el bien
espiritual que reportaba el monasterio de Proceno puertas afuera, ruegan,
suplican y empujan a Inés para que funde otro en su ciudad pensando en la
transformación espiritual de la juventud. Descubierta la voluntad de Dios en la
oración, decide fundar. Será en el monte que está sembrado de casas de lenocinio,
"un lugar de pecadoras", y se levantará gracias a la ayuda económica
de los familiares, amigos y convecinos.
Ha tenido una visión en la que tres barcos con sus
patronos están dispuestos a recibirla a bordo; Agustín, Domingo y Francisco la
invitan a subir, pero es Domingo quien decide la cuestión: "Subirá a mi
nave, pues así lo ha dispuesto Dios". Su fundación seguirá el espíritu y
las huellas de santo Domingo y tendrá a los dominicos como ayuda espiritual
para ella y sus monjas.
Con maltrecha salud, sus monjas intentan procurarle
remedio con los baños termales cercanos; pero fallece en el año 1317. Fue
canonizada por S.S. Benedicto XIII en el año 1726.
Santa Catalina de Siena, nacida unos años después y
dominica como ella, será la santa que, profundamente impresionada por sus
virtudes, hablará de lo de dentro de su alma. Llegó a afirmar que, aparte de la
acción del Espíritu Santo, fueron la vida y virtudes ejemplares vividas
heroicamente por santa Inés las que le empujaron a su entrega personal y a amar
al Señor. Resalta en carta escrita a las monjas hijas de Inés de Montepulciano
-una santa que habla de otra santa- la humildad, el amor a la Cruz, y la
fidelidad al cumplimiento de la voluntad de Dios. Pero el mayor elogio que
puede decirse de Inés lo dejó escrito en su Diálogo, poniéndolo en boca de
Jesucristo: "La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin
de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí
misma".
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
Cuentos y parábolas
En estos “Buenos
días”, estás acostumbrado a encontrarte con cuentos, anécdotas, chistes y
parábolas. Hoy te ofrezco una reflexión sobre este género literario que desde
tiempos antiguos ha servido para instruir agradablemente sobre temas de la vida
humana. Con amabilidad, nos animan a crecer: “Ridendo corriges mores”. Entre
sonrisas nos hacen mejores.
Los cuentos no sirven solamente para dormir a
los pequeños, sino también para mantener despiertos a los mayores. El cuento
nos hace pensar, meditar, alabar, cambiar... Es un espejo que nos hace
contemplar nuestra propia imagen, la que tenemos ante nosotros, la que damos
ante los demás y, por qué no, la que nos pone también ante Dios. Hay parábolas
antiguas y modernas que ayudan a mantener despierto tu espíritu. Tómalas en
pequeñas tacitas, como un buen café. A veces tendrán un gusto fuerte, amargo,
otras más dulce y suave, pero siempre, un gusto que perdura y que te permite
saborear hasta los más sutiles matices de tu propia vida.
Un cuento es
muchas veces un “espejo donde contemplamos nuestra huidiza imagen”. Qué
valentía supone buscar con pasión la verdad, sin transigir con las excusas que
nos vuelven esclavos de nuestras mentiras. Y llegar a ser más libres y
auténticos, al reconocer con sensatez nuestras debilidades y límites, para
empezar a superarnos cada día.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
“Cuando dejamos de anunciar a Cristo la Iglesia deja de
ser madre, se convierte en una niñera, que cuida de los niños para hacer que se
duerman. Es una Iglesia en estado latente… pensemos en nuestro bautismo, en la
responsabilidad de nuestro bautismo. Hay una gran responsabilidad para nosotros
los bautizados: anunciar a Cristo, llevar adelante la Iglesia, esta maternidad
fecunda de la Iglesia"
Papa Francisco
Historias:
La rosa y el sapo
Había una vez una rosa roja muy hermosa que era la rosa
más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía desde
lejos.
Un día advirtió que al lado de ella siempre había un sapo
grande y feo y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se
fuera de inmediato, y el sapo muy obediente dijo:
- Está bien, si así lo quieres.
Algún tiempo después el sapo pasó por donde estaba la
rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le
dijo entonces:
- Vaya… te ves muy mal. ¿Qué te paso?
La rosa contestó:
- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido
día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo, sabiamente solo respondió:
- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas
hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.
Moraleja:
Muchas veces juzgamos a nuestros semejantes solamente por
su apariencia… no miramos el interior de las personas que, en definitiva, es lo
que verdaderamente vale.
Lo exterior por más bonito que sea, el tiempo se
encargará de tansformarlo… quedando intacto el interior, que no envejece.
¿Por qué algo bonito tiene más oportunidades de ser
aceptado?
Porque se han trastocado los verdaderos valores en el
mundo de hoy; utilizamos preconceptos para juzgar a los demás sin mirar la
verdadera esencia que hay en el interior de las personas. Así muchas veces
somos arrogantes y no medimos con la misma vara con la que nos medimos a
nosotros mismos, que vamos por la vida utilizando diferentes “caretas”, según
la situación que nos toca vivir.
Debemos tener cuidado al juzgar a nuestros semejantes, ya
que podemos hacer mucho daño. Por sobre todo: no prejuzguemos, démosle tiempo
al otro a manifestarse, conociéndolo primero antes de emitir un juicio.
Meditación breve
Había una vez un hombre malvado llamado Ben Sadok, cuyo
carácter era tan violento que no podía ver nada hermoso sin estropearlo. Este
hombre llegó a orillas de un oasis donde crecía una bella y joven palmera. Su
vista hirió los ojos del malvado, que tomó una gran piedra, la puso encima de
la corona de la palmera y continuó su camino.
La joven planta se sacudió, se inclinó e intentó
deshacerse de la pesada carga sin éxito. Entonces arañó el suelo, excavó y se
mantuvo en pie a pesar de la enorme piedra. Como no podía estirar sus ramas, se
fue hundiendo y enterró sus raíces tan profundamente que encontró las vetas de
agua más escondidas del oasis. Esas aguas frescas la alimentaron y
fortalecieron hasta que creció tan alto que ya ningún árbol pudo hacerle
sombra.
Al cabo de unos años volvió el malvado Ben Sadok, para
alegrarse la vista con el árbol que él había estropeado. Buscó sin éxito hasta
que la palmera más orgullosa bajó su corona, le enseñó la piedra y le dijo:
—Tengo que darte las gracias porque tu carga me ha hecho
fuerte.
Humor en tres actos
El psicólogo a un paciente:
- ¿Y tartamudea usted todo el tiempo?
- No, sólo cuando hablo.
Una pareja estaba teniendo una discusión acerca de las
finanzas familiares. Finalmente el esposo explota y dice:
- ¡Si no fuese por mi dinero, la casa no estaría aquí!
La esposa respondió:
- ¡Querido, si no fuese por tu dinero, yo tampoco estaría
aquí!
En el dentista:
- ¿Quiere que le ponga anestesia local?
- Mire, con tal de que no duela, estoy dispuesto a pagar
anestesia importada.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa Francisco,
por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos,
seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de
Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre
y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por estas personas que viven en General
Madariaga, Buenos Aires, Argentina: Laura, estudiante de medicina, que padece
leucemia y va a ser objeto de un trasplante
de médula en Buenos Aires en cuánto terminen los estudios previos; Margarita
Haydee, de 51 años, que está atravesando una difícil situación familiar y que
pide trabajo y tranquilidad; Elvia Camila, de 10 años, cuyos padres se han
separado y está muy angustiada y por la que pedimos paz y tranquilidad
espiritual. Unimos nuestras oraciones por estas queridas hermanas nuestras.
Pedimos oración por Aníbal Armando A. y por Marco A., ambos de
Guatemala, quienes se encuentran desempleados, esperando en Dios nuestro Señor les provea
pronto un empleo digno.
Pedimos oración por Elsa S., de Buenos Aires, Argentina,
para que consiga fortalecer su espíritu en la oración y de ese modo logre
superar las dificultades de la vida sin angustiarse ni deprimirse por ellas. El
Señor Jesús siempre la acompañará, aun en los momentos de prueba, tal como dice
la oración con la que abrimos esta edición de “Pequeñas Semillitas”.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
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Felipe de Urca
“Intimidad Divina”
Atención amorosa a
Dios
“La palabra de Dios es viva y eficaz” (Hb 4, 12), dice
San Pablo, y lo mismo puede decirse de la noticia general de Dios infundida en
el alma por el Espíritu Santo. Es tan eficaz que influye no sólo en la
inteligencia, sino también en la voluntad, inclinándola a unirse a Dios en fe y
n amor. El alma entonces pasa su oración con el entendimiento y la voluntad
abiertos a Dios, dirigidos a él en una advertencia amorosa que la tiene ocupada
de manera casi imperceptible pero muy eficaz. San Juan de la Cruz observa que a
los principios esta noticia es tan “sutil y delicada y casi insensible” (Subida
II, 13, 17) que el hombre acostumbrado a proceder por consideraciones y
sentimientos bien definidos, casi no la advierte y, aun cuando comienza a tener
una cierta conciencia de ella, tiene la impresión de no hacer nada y de perder
el tiempo; por lo cual frecuentemente se siente tentado a tornar a la
meditación y a los coloquios afectivos de antes. Pero si resiste y persevera
manteniéndose en la presencia de Dios en una sencilla actitud de fe,
contentándose con estar cerca del Señor, haciéndole compañía y mirándole en
silencio, poco a poco se hace capaz de atender a Dios sin el apoyo de ideas,
afectos o ejercicios particulares, en una delicada relación de espíritu a
espíritu.
Según San Juan de la Cruz la “atención general y amorosa
a Dios” resulta de un particular ejercicio de las virtudes teologales ayudadas
por un escondido y delicado influjo del Espíritu Santo. El alma que se ha
ejercitado en la fe y en el amor, ha adquirido ya el hábito de ellos, de manera
que, sin recurrir a la repetición continua actos particulares, puede permanecer
en la presencia de Dios en un delicado y prolongado acto de fe y de amor.
Mediante su esfuerzo llega así a tratar con Dios en advertencia amorosa, como
quien abre los ojos con amor sobre el objeto amado y deseado. Y no está sola en
esta labor: el Espíritu Santo le sale al encuentro y, mediante una secreta
actuación de sus dones, la orienta y atrae hacia Dios, infundiéndole un
conocimiento amoroso de él.
Por el ejercicio de las virtudes teologales, el alma
orante se dispone a recibir e influjo divino, caminando, por decirlo así, al
paso de Dios; y mediante el mismo ejercicio recibe y colabora a la acción del
Espíritu Santo. Tratándose sin embargo de un comienzo, el influjo del Espíritu
Santo no será siempre constante, y no faltarán momentos en que deba recurrir a
alguna maña para perseverar recogida. No se excluye, antes bien será a veces
necesaria, la vuelta a la meditación, a la lectura o a la oración vocal, pero
el ejercicio más eficaz será el de renovar constantemente actos de fe y de
amor, porque son precisamente las virtudes teologales las que disponen la
inteligencia y el corazón del hombre a recibir el influjo divino. A medida que
el ejercicio de las virtudes teologales se hace más profundo e intenso, la
criatura se une más a Dios, se abre más a su acción, y Dios irrumpe en ella,
traspasando todos los modos humanos.
Tu tesoro, Dios
mío, es como un océano infinito, y nosotros nos contentamos con una breve ola
de devoción que puede durar un momento; ciegos como somos, te atamos las manos
e impedimos la abundancia de tus gracias. Pero cuando tú hallas un alma
penetrada de la fe viva, la llenas de gracias, como un torrente, que,
constringido en su cauce, cuando encuentra una salida se lanza con ímpetu
inundándolo todo. ¡Oh Señor!, que yo me ocupe sólo de mantenerme siempre en tu
santa presencia mediante una sencilla advertencia y una mirada amorosa…, en un
coloquio mudo y secreto de mi alma contigo. ¡Oh Señor!, yo te contemplo como a
mi Padre presente en mi corazón, y allí te adoro… conservando mi espíritu en tu
divina presencia y volviéndolo a traer allí cuando lo sorprendo distraído.
(Lorenzo de la Resurrección, La práctica de la presencia de Dios)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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