martes, 30 de abril de 2013

Pequeñas Semillitas 2019


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2019 ~ Martes 30 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Alabado sea Jesucristo…
Señor, vengo a pedirte que entres en lo más íntimo de mi ser y te hagas presente con tu poder sanador y con tu fuerza liberadora. A veces sufro inútilmente por cosas que no comprendo; brotan en mí tristezas, angustias y sentimientos negativos que no sé de dónde vienen.
Podría disfrutar muchas cosas de la vida y hacer mucho bien, pero esos estados de ánimo me perjudican. Yo no tengo poder para sanar ese mundo escondido dentro de mí, pero tú tienes ese poder. Tú que me creaste de la nada y me regalaste la vida, también puedes curarme. Sólo tú puedes llegar allí donde nadie puede entrar. Por eso quiero permitirte que penetres en esas profundidades, que penetres con tu fuerza de vida, paz y salud, y que sanes toda enfermedad espiritual, toda raíz de tristeza, de angustia, de soledad, de temor.
Toca, Señor, transforma, cicatriza, acaricia, libera. Realiza esa obra que sólo tú puedes realizar. Confío en ti, Señor, y espero en ti. Amén.
P. Víctor Fernández


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy

En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado».
(Jn 14,27-31a)

Comentario
Hoy, Jesús nos habla indirectamente de la cruz: nos dejará la paz, pero al precio de su dolorosa salida de este mundo. Hoy leemos sus palabras dichas antes del sacrificio de la Cruz y que fueron escritas después de su Resurrección. En la Cruz, con su muerte venció a la muerte y al miedo. No nos da la paz «como la da el mundo» (cf. Jn 14,27), sino que lo hace pasando por el dolor y la humillación: así demostró su amor misericordioso al ser humano.
En la vida de los hombres es inevitable el sufrimiento, a partir del día en que el pecado entró en el mundo. Unas veces es dolor físico; otras, moral; en otras ocasiones se trata de un dolor espiritual..., y a todos nos llega la muerte. Pero Dios, en su infinito amor, nos ha dado el remedio para tener paz en medio del dolor: Él ha aceptado “marcharse” de este mundo con una “salida” sufriente y envuelta de serenidad.
¿Por qué lo hizo así? Porque, de este modo, el dolor humano —unido al de Cristo— se convierte en un sacrificio que salva del pecado. «En la Cruz de Cristo (...), el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido» (Juan Pablo II). Jesucristo sufre con serenidad porque complace al Padre celestial con un acto de costosa obediencia, mediante el cual se ofrece voluntariamente por nuestra salvación.
Un autor desconocido del siglo II pone en boca de Cristo las siguientes palabras: «Mira los salivazos de mi rostro, que recibí por ti, para restituirte el primitivo aliento de vida que inspiré en tu rostro. Mira las bofetadas de mis mejillas, que soporté para reformar a imagen mía tu aspecto deteriorado. Mira los azotes de mi espalda, que recibí para quitarte de la espalda el peso de tus pecados. Mira mis manos, fuertemente sujetas con clavos en el árbol de la cruz, por ti, que en otro tiempo extendiste funestamente una de tus manos hacia el árbol prohibido».
Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Pío V
Papa

Se le recuerda principalmente como “el Papa de la victoria de Lepanto”, no porque fuera un hombre belicoso, sino porque con su autoridad y con su prestigio personal logró imponer una tregua en las discordias caseras de los Estados europeos y llevarlos a una “santa alianza” para detener la amenazadora avanzada de los turcos. El 7 de octubre la armada Cristiana obtuvo en las aguas de Lepanto una definitiva victoria contra la flota turca. Ese mismo día Pío V, que no disponía de los rápidos medios de comunicación de hoy, ordenó que tocaran todas las campanas de Roma, invitando a los fieles a darle gracias a Dios por la victoria obtenida.

Michele Ghisleri elegido Papa en 1566 con el nombre de Pío V, nació en Bosco Marengo, Provincia de Alessandria (Italia) en 1504. A los 14 años entró a la Orden de los dominicos. Una vez ordenado sacerdote, atravesó todas las etapas de una carrera excepcional: profesor, prior del convento, superior provincial, inquisidor en Como y en Bérgamo, obispo de Sutri y Nepi, cardenal, grande inquisidor, obispo de Mondoví, y Papa.

Pío V fue sobre todo un gran reformador. Entre las reformas que promovió, siguiendo el concilio de Trento, recordamos la obligación de residencia para los obispos, la clausura de los religiosos, el celibato y la santidad de vida de los sacerdotes, las visitas pastorales de los obispos, el impulso a las misiones, la corrección de los libros litúrgicos, la censura de las publicaciones. La rígida disciplina que el santo Pontífice impuso a la Iglesia fue también norma constante de su vida. Vivía el ideal ascético del fraile mendicante.

Condescendiente con los humildes, paterno con la gente sencilla, pero sumamente severo con cuantos comprometían la unidad de la Iglesia, no dudó en excomulgar y decretar la destitución de la reina de Inglaterra, Isabel I, a sabiendas de las consecuencias trágicas que esto acarrearía a los católicos ingleses.

Pío V murió el 1 de mayo de 1572, a los 68 años de edad. Fue canonizado 22 de mayo de 1712 por el Papa Clemente XI.

San José Benito Cottolengo

También hoy se celebra a José Benito Cottolengo, Presbítero y Fundador de La Pequeña Casa de la Divina Providencia.
Información amplia: hacer clic acá.

Fuente: Catholic.net


¡Buenos días!

Construir la paz

A la obra gigantesca de la paz mundial, tú puedes aportar tu sonrisa, la paz de tu propio corazón, porque quien está en paz consigo mismo, la irradia a su alrededor, a la familia, al círculo de amigos, al entorno de su trabajo cotidiano. Además trata de evitar toda intolerancia y discriminación. Ahí tienes un programa, simple y fácil, para ser un constructor eficaz de la paz.

La paz es posible en la medida en que es posible el amor (Mons. Pironio). Sin amor no puede haber paz; pero con amor en cualquier circunstancia, se puede construir la paz. No nos quejemos tanto de que en el mundo no haya paz; pongamos nosotros un poco más de amor y estaremos todos un poco más cerca de la paz (Alfonso Milagro). Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor (Saint Exupery). Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos (Martin Luther King). Una sola guerra será siempre absolutamente justa: la guerra contra la miseria (Abbé Pierre).

Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, concordia y convivencia. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del odio, guarda la libertad de tu corazón para amar y comenzar una vida nueva cada día. Desea sinceramente la colaboración, la buena vecindad y el gozo de la fraternidad y del servicio.

Padre Natalio


Palabras del Papa Francisco

“Hay presbíteros que no bautizan a los niños de las madres solteras
porque no fueron concebidos en la santidad del matrimonio(…)
Estos son los hipócritas de hoy. Los que clericalizaron la Iglesia.
Los que apartaron al pueblo de Dios de la salvación”

Papa Francisco


Tema del día:
¿El secreto? Mirarse al espejo

Muchas veces creemos que las raíces de nuestros problemas están en los otros. ¿Va mal el matrimonio? Acusamos al esposo, a la esposa, a los suegros, a los hijos. ¿No funciona nuestra empresa? El culpable es el jefe, o un compañero desleal, o el Estado con sus impuestos. ¿Estamos deprimidos? La culpa es de la contaminación, del agujero de ozono, de los cláxones de los coches. ¿Estamos de mal humor? En las mil dificultades de la vida siempre podemos señalar, con el dedo de la memoria, a un culpable fuera de nosotros.

No siempre nos damos cuenta de que podríamos dar un vuelco radical a muchos problemas si nos mirásemos en el espejo. Tras una discusión familiar, me veo y me pregunto: ¿qué parte de culpa tengo en el problema? ¿Cómo puedo actuar para que la solución empiece a ser realidad? Es muy cómodo sentarse ante la televisión y acusar siempre a la esposa o al esposo. Es difícil pensar, en serio, si no hay algo que dependa de mí y que pueda mejorar mucho las cosas o, al menos, hacer más llevadero un momento de conflicto.

Muchos matrimonios fracasan precisamente porque se espera que la otra parte cambie. La suegra o el suegro deben portarse bien. El esposo debe llegar a tiempo al hogar. La esposa debe gastar menos, cocinar mejor o tener más limpia la casa. Los niños deben estarse quietos todo el día en su cuarto y portarse como muñecos de escaparate... Siempre pensamos en los otros. De nuevo, miremos al espejo: ¿no puedo cambiar mi actitud ante este problema? Quizá mi esposo no va a dejar de ser como es, o la suegra tiene ya una personalidad calcificada. ¿Hay algo que dependa de mí y que me permita salvar un amor matrimonial o familiar que quiero, de verdad, constante y limpio?

No todos, ciertamente, tienen “madera de héroes”. Hay situaciones que son insoportables. Pero otras se podrían arreglar con un poco de buena voluntad, una palabra a tiempo para aclarar la situación, y algún espejo con el que hablar de vez en cuando. Es hermoso ver a parejas que no sólo han sobrellevado un problema grave (no tener hijos, o tener un hijo con discapacidad, o sufrir por culpa de un familiar realmente pesado), sino que han sabido salir airosas y han crecido en el amor. Cada uno se miró en el espejo y puso lo que estaba de su parte para que la situación no explotase. Otros, en cambio, han fracasado, simplemente porque acusaron completamente a la otra parte y sólo pensaron en sí mismos como víctimas.

Es bueno mirarse al espejo. Quizá incluso es muy bueno mirarse al espejo como pareja, y hablarse así, en forma cruzada, “a cuatro”, para aclarar algún jaleo familiar. Para los cristianos, existe todavía un método mejor: mirarse en el espejo “a cinco”, con un crucifijo que recuerde que el matrimonio es algo querido por Dios. Con Cristo a nuestro lado todo puede tener un matiz distinto. Y las soluciones, aunque cuesten, se pueden encontrar con un poco de ingenio y un mucho de amor.

Fernando Pascual

Meditación breve

El apóstol san Pablo se despide de los discípulos y responsables de las iglesias recién fundadas, exhortándoles a mantenerse firmes, en el entendido que por causa de su fe, enfrentarían hostilidades y sufrimiento.
Si esa fuese la única realidad derivada de la vida cristiana, sería motivo de escándalo y desencanto. Nadie estaría convencido de ser cristiano si tal opción desencadenara puras contrariedades.
La vida fraterna, el amor recíproco, el trato digno y cariñoso que prevalecía en las comunidades era el gran estímulo para adherirse a la comunidad creyente.
En una sociedad violenta y excluyente como era la del primer siglo, el cristianismo se posicionó como una alternativa que aseguraba unas relaciones dignificantes para hombres y mujeres de toda raza y condición.
El discipulado cristiano se convierte en una opción atractiva cuando la comunidad de los creyentes se constituye en un espacio que facilita las relaciones interpersonales dignas, justas y fraternas.
"La verdad católica"


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el alma de Mirta G., de Argentina, rogando al Padre Misericordioso que finalmente ella haya encontrado la paz.

Pedimos oración por Mario P. que el día 2 de mayo defenderá su tesis de doctorado en Bilbao, España. Que el Espíritu Santo lo ilumine.

Pedimos oración por la señora Perla, de 85 años, que vive en San Juan, Argentina, que se ha caído y sufrió fractura de cadera, rogando a Dios que le dé las fuerzas necesarias para poder superar esta circunstancia y reponerse.

Pedimos oración por el joven Gastón L., de la provincia de Buenos Aires, Argentina, que ha tenido un accidente y está muy grave. Rogamos a la Santísima Virgen de Lourdes que lo proteja y que interceda ante Jesús por su pronta recuperación.

Pedimos oración por Olga Margarita, de Posadas, Argentina, quien luego de sobrevivir a un terrible accidente y estar 17 días en coma, está fuera de peligro y de a poco va mejorando día a día. También pedimos por Susana Raquel, de la misma ciudad, embarazada de dos meses y con algunos problemas. Que María, Madre de Dios y Madre nuestra, las proteja a ambas.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

Vivir en Cristo

La imitación de Jesús no debe limitarse a un aspecto particular, sino que ha de poner a cristiano en actitud de total semejanza a Cristo para vivir lo más posible su vida. El principio vital de la participación en la vida de Cristo es la gracia, a la cual está siempre unida la caridad; cuanto más el creyente crece en gracia y en caridad, en mejor situación está de vivir en Cristo. En efecto, la gracia recibida en el bautismo nos conforma a él… Lo que el bautismo cumple y significa tiene que vivirlo el creyente día a día; él tiene que mantenerse fiel a la muerte al pecado y, por lo tanto, luchar generosamente contra las pasiones y cualquier tendencia que pueda inducirlo al mal. Para el bautizado el pecado es una contradicción, es algo de anormal: “Consideraos como muertos al pecado –insiste San Pablo–… No reine pues el pecado en vuestro cuerpo” (Rm 6, 11-12). Muerto al pecado, el creyente debe vivir en Cristo, en la plenitud de la gracia que lo hace partícipe desde aquí de su resurrección. “Porque nos hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante” (ib 5).

La vida del cristiano debe ser una prolongación de la de Cristo y tiene valor sólo en la medida que refleje la de él. Este es el testimonio que el mundo espera de los creyentes, y es el más eficaz y avasallador. San Pablo no se cansa de inculcarlo: “que… la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal” (2 Cor 4, 11). Ante tal empeño se comprende mejor aún que el pecado, y no sólo el pecado grave, está en antítesis absoluta con la vida cristiana, en la cual debe brillar la santidad de Cristo el Señor. Vivir la santidad de Jesús es gastar como él la vida para gloria del Padre y para salvación de los hombres. El cristiano no puede vivir ya para sí mismo y para sus intereses personales; pertenece al que los ha redimido con su sangre y vivificado con su vida, y que, por tanto, tiene derecho a no ver frustrada en él su obra redentora y su gracia santificadora. Mirando a sus redimidos, Jesús ha de poder reconocer en ellos los sarmientos vivos de la vid que es él, los miembros dignos de su Cuerpo místico en los que nada repugne a su santidad.

“El amor de Cristo nos apremia –grita el Apóstol– al pensar que uno murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Cor 5, 14-15). El que está verdaderamente poseído del pensamiento de que Jesús ha muerto por su salvación, quiere corresponder a ese amor consumiendo por él su existencia, viviéndola para él, ofreciéndosela para que se sirva de ella, como se servía un tiempo de su vida mortal para la gloria del Padre y la salvación del mundo. Este fue el deseo fundamental de Sor Isabel de la Trinidad, que aspiraba a ser para Cristo “una humanidad suplementaria donde renueve su misterio”.

¡Oh, mi Cristo adorado, crucificado por amor! Quisiera ser una esposa para tu corazón. Quisiera glorificarte y amarte… hasta morir de amor. Pero reconozco mi impotencia. Por eso te pido que me revistas de Ti mismo, que identifiques mi alma con todos los sentimientos de tu alma, que me sumerjas en ti y que me invadas; que tu ser sustituya mi ser para que mi vida sea solamente una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador… ¡Oh, Fuego abrasador, Espíritu de Amor!, desciende a mí para que se realice en mi alma como una encarnación del Verbo. Que yo sea para él una humanidad suplementaria donde renueve su misterio. Y Vos, ¡oh Padre!, proteged vuestra pobre y débil criatura. Cubridla con vuestra sombra. Contemplad solamente en ella a vuestro Hijo muy amado en quien habéis puesto vuestras complacencias. (Santa Isabel de la Trinidad)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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