miércoles, 25 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1603

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1603 ~ Miércoles 25 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
A lo largo del día, allí donde esté, interrumpo lo que estoy haciendo y hago una pausa para la oración. No necesito cerrar los ojos ni esperar a tener algunos minutos de soledad. Dondequiera que esté, cualquiera sea mi tarea, puedo aquietar mis pensamientos y pronunciar una oración de agradecimiento a Dios.
Si algo me tiene preocupado, pongo mis preocupaciones en las manos de Dios. En esos momentos de estrecha comunión con Dios, se me quita el peso del problema. Tras la pausa para orar me siento apacible y en calmo. Relajado, reconcentrado en las responsabilidades que tengo ante mí; sé que puedo hacer todo lo necesario de modo ordenado y eficiente. Para reponerme con celeridad, incluyo varias pausas para rezar en mi rutina de cada día.  ¡Da resultado!


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».
(Mc 16,15-18)

Comentario:
Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. El breve fragmento del Evangelio según san Marcos recoge una parte del discurso acerca de la misión que confiere el Señor resucitado. Con la exhortación a predicar por todo el mundo va unida la tesis de que la fe y el bautismo son requisitos necesarios para la salvación: «El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará» (Mc 16,16). Además, Cristo garantiza que a los predicadores se les dará la facultad de hacer prodigios o milagros que habrán de apoyar y confirmar su predicación misionera (cf. Mc 16,17-18). La misión es grande —«Id por todo el mundo»—, pero no faltará el acompañamiento del Señor: «Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
La oración colecta de hoy, propia de la fiesta, nos dice: «Oh Dios, que con la predicación del Apóstol san Pablo llevaste a todos lo pueblos al conocimiento de la verdad, concédenos, al celebrar hoy su conversión, que, siguiendo su ejemplo, caminemos hacia Ti como testigos de tu verdad». Una verdad que Dios nos ha concedido conocer y que tantas y tantas almas desearían poseer: tenemos la responsabilidad de transmitir hasta donde podamos este maravilloso patrimonio.
La Conversión de san Pablo es un gran acontecimiento: él pasa de perseguidor a convertido, es decir, a servidor y defensor de la causa de Cristo. Muchas veces, quizá, también nosotros mismos hacemos de “perseguidores”: como san Pablo, tenemos que convertirnos de “perseguidores” a servidores y defensores de Jesucristo.
Con Santa María, reconozcamos que el Altísimo también se ha fijado en nosotros y nos ha escogido para participar de la misión sacerdotal y redentora de su Hijo divino: Regina apostolorum, Reina de los apóstoles, ¡ruega por nosotros!; haznos valientes para dar testimonio de nuestra fe cristiana en el mundo que nos toca vivir.
Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Corró d'Avall, Barcelona, España)


Santoral Católico:
La conversión de San Pablo


La Sagrada Biblia, en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, narra así La Conversión de San Pablo:

"Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén. Y sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?". El respondió: ¿Quién eres tú Señor? Y oyó que le decían: "Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate; entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer".

Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y sin beber.

Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías! El respondió: "Aquí estoy Señor" y el Señor le dijo: "Levántate. Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista.

Respondió Ananías y dijo: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con poderes de los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu nombre".

El Señor le respondió: "Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre".

Fue Ananías. Entró en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: "Hermano Saulo: me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo". Al instante se le cayeron de los ojos unas como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las fuerzas.

Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en favor de Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el nombre de Jesús? Y ¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de recomendación para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa religión? "Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es el Mesías, el salvador del mundo".

Saulo se cambió el nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice: "Cuando Aquél que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago". Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir". Y glorificaban a Dios a causa de mí.

Apóstol San Pablo: que tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros. Que también en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos caso y dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.

Si lo que busco es agradar a la gente, no seré siervo de Cristo

Fuente: EWTN


Frases de San Pablo


“No reina Dios por lo que uno come o bebe, sino por la justicia, la paz y la alegría que da el Espíritu Santo; y el que sirve así a Cristo agrada a Dios, y lo aprueban los hombres. En resumen: esmerémonos en lo que favorece la paz y construye la vida común.”

"Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades. Pues no hay autoridad que no venga de Dios, y los cargos públicos existen por voluntad de Dios. Por lo tanto, el que se opone a la autoridad se rebela contra un decreto de Dios, y tendrá que responder por esa rebeldía." Rom 3, 1-2

"Que nadie se engañe. Si uno es sabio según el mundo y pasa por tal entre ustedes, que se haga tonto y llegará a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es tontería a los ojos de Dios. Ya lo dijo la Escritura: Dios atrapa a los sabios en su propia sabiduría. Y también: El Señor conoce los argumentos de los sabios y sabe que no valen nada." 1 Cor 3, 18-20


Tema del día:
Crisis de santidad


Dice el Diccionario de la Real Academia Española que el honor es la “Cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”; y en su segunda acepción, sería la “buena reputación que sigue a la virtud o al mérito”.

En los últimos años, la palabra “valores” se ha puesto de moda y se ha repetido hasta la náusea. Hay términos como “solidaridad” o “tolerancia” que una y otra vez se leen y se escuchan vengan o no a cuento. Parece que la “tolerancia” o el “ser tolerante” supone un “valor” incuestionable. Pero pocos se atreven a decir hoy en día que algo es “intolerable”. Por ejemplo, que en España tengamos más de cinco millones de parados resulta intolerable. Que la mentira se haya convertido en algo socialmente aceptado, resulta intolerable. Que el aborto sea una realidad socialmente consentida y aceptada, resulta intolerable. Que la infidelidad conyugal se vea como algo normal, resulta intolerable. Que la corrupción campe a sus anchas y sea una práctica extendida entre políticos, empresarios y trabajadores, resulta intolerable. Que el matrimonio se haya convertido en un cajón de sastre donde cabe cualquier tipo de relación, me parece intolerable. Que el Estado se haya arrogado el derecho a educar moralmente a nuestros hijos, usurpando el derecho que únicamente nos corresponde a los padres, resulta intolerable.

Sinceramente: estoy harto de los “valores”, de la “tolerancia” y del “talante”. Lo decente es luchar por el bien y la justicia; y combatir el mal, la corrupción, la mentira y la opresión, venga esta de donde venga. Por eso reivindico la recuperación del concepto del honor y la necesidad urgente de cultivar las virtudes. Toda persona tiene la obligación de comportarse de acuerdo con unos principios. Tenemos la obligación de comportarnos de manera ejemplar y de combatir a aquellas personas cuyo comportamiento no esté a la altura de esa ejemplaridad.

Una persona con honor -honorable- no miente ni engaña ni roba. Una persona con honor cumple la palabra dada en su vida social y personal. Un hombre o una mujer no pueden prometerse amor y fidelidad y luego engañar a su cónyuge: ¿es que la palabra dada no sirve para nada? Y no vale apelar a la debilidad del ser humano ni pamplinas por el estilo. Cuando uno se compromete a algo o con alguien, tiene la obligación de cumplir con su deber. Y resulta intolerable la facilidad con la que se tolera lo intolerable.

Y otro tanto habría que decir de la obligación de los padres de educar a sus hijos, que para eso los han traído al mundo. O la obligación de tratar con justicia a los trabajadores; o la de los trabajadores de realizar el trabajo que cada uno tenga que desempeñar con el mayor esfuerzo y dedicación y de la mejor manera posible. Las personas no están al servicio de la economía, sino que la economía debe estar al servicio de las personas para que todos puedan vivir con dignidad.

Todos tenemos el deber de tratar a los demás con respeto. Las personas no son objetos de usar y tirar: ni en las relaciones laborales ni en las personales. Las relaciones sexuales no son un juego de niños. El otro, el prójimo, no es algo que esté ahí para que yo lo use y me lo pase bien. Debemos recuperar urgentemente la responsabilidad en las relaciones sexuales y combatir la banalización de la sexualidad y la promiscuidad rampante. No puede ser que en España se lleven a cabo más de cien mil abortos ni que la píldora postcoital se consuma como si fueran caramelos.

¡Cuántas veces se hace una separación drástica entre “vida pública” y “vida privada”! ¡Cuántas veces se escucha esa falacia de que “cada uno en su vida privada puede hacer lo que le dé la gana”! Pues no. La conducta personal debe ser ejemplar en la vida pública y en la privada. Si alguien maltrata o engaña a su mujer, ¿puede ser de fiar en cualquier otro ámbito? Si uno es un sinvergüenza en su vida privada, no puede pretender que nadie se fíe de él en la vida pública. Todos tenemos la obligación, al menos, de intentar ser ejemplares en nuestra vida: la íntima y la pública.

La crisis que sufrimos hoy en día es una crisis que hunde sus raíces en una profunda quiebra moral: vale todo y el “honor” se considera un concepto anticuado y sin vigencia alguna. Y así nos va. Cuando se fomentan los vicios y se desprecian los méritos; cuando la virtud es objeto de burla y desprecio; cuando el fin justifica los medios, el resultado que obtenemos es una sociedad enferma y decadente como la de hoy en día. Sin honor, sin virtudes, sin ejemplaridad y sin esfuerzo ni mérito, no iremos a otro sitio que no sea la ruina. Por eso, hoy más que nunca, hacen falta personas ejemplares y honorables. Para un católico como yo, la crisis más importante que padecemos, en el fondo, es una crisis de santidad.

Autor: Pedro Luis Llera Vázquez
Fuente: Catholic.net


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios ser sanado de la ceguera de la indiferencia.

Hay ciegos de nacimiento y otros que perdieron la vista en un accidente o a causa de una enfermedad en los ojos.
Esta gran limitación no impide ser feliz y llevar una vida plena.
Sin embargo hay muchas personas que, aun viendo con los ojos del cuerpo, son ciegos de los ojos del alma.
El Señor, que curó a los ciegos, debe concedernos a todos los cristianos, particularmente en estos tiempos actuales, la curación de la ceguera que nos impide ver lo hermoso de la vida y descubrir al hermano que sufre y que quizás vive a nuestro lado.

Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Él le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. Marcos 10, 51-52


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. Agregamos también un pedido especial por los niños todavía no nacidos y en peligro de ser abortados y para que el Señor guarde en su seno a los que desgraciadamente ya lo fueron.

Pedimos oración por Néstor, que es un médico de San Francisco, Argentina, que actualmente padece una enfermedad respiratoria. Que Jesús, con su infinito amor, le conceda la gracia de curarse a quien también con amor y dedicación ha ayudado siempre a otras personas a recuperar su salud.

Pedimos oración por Gustavo del Valle, que vive en República Dominicana, y hoy le harán un mapeo corporal total con iodo ya que hace seis meses le extirparon la tiroides. Tenemos mucha fe en Jesús Resucitado, que cuidará de Gustavo para que pueda ser testigo de Su infinito amor.

Pedimos una oración por el eterno descanso del alma de Sara, que vivía en Guatemala y ha partido llamada al Jardín del Padre celestial.

Pedimos oración por Xiomara, que vive en San José, Costa Rica, y ha sido despedida de su trabajo, rogando a Dios, que conoce sus necesidades, que pronto le conceda la posibilidad de un nuevo y digno empleo.

Pedimos oración por Juan Cruz, que tiene 9 años, vive en Colonia Aldao (Santa Fe, Argentina) y está internado por neumonía en terapia intensiva. Que el Niño Jesús atienda prestamente sus necesidades para que pronto esté recuperado junto a su familia.

Pedimos oración por Antonio, que vive en Carhué, Buenos Aires, Argentina, y ha tenido un accidente, por lo que lo encomendamos a la Virgen de Lourdes para que ella sea mediadora para su pronta curación.

Seguimos rezando por la buena evolución de José Cruzat, niño chileno que ha sido trasplantado de corazón y que de acuerdo a las informaciones está teniendo un buen pos operatorio, ya en habitación común. Que Dios lo guarde y María acompañe a sus familia y amigos.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona, ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.


"Intimidad Divina"


La oración de Jesús

Aunque Jesús, por la visión beatífica y la plenitud de la caridad, estaba siempre indisolublemente unido al Padre, con todo quiso dedicar a su Padre, de modo exclusivo, una parte del tiempo en que se desarrollaba su actividad humana; el tiempo de la oración. Particularmente dedicados a la oración fueron los largos años transcurridos en Nazaret y los cuarenta días pasados en el desierto; luego, durante su vida pública, Jesús consagraba a ella generalmente la noche, del todo o en parte.

No es posible imaginarse oración más íntima y profunda que la de Jesús. Sólo la oración de Jesús es perfecta alabanza y adoración de la Trinidad, perfecta acción de gracias, porque sólo Él está en situación de ofrecer a la Trinidad homenajes infinitos. Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa, la Iglesia, que… por Él tributa culto al Padre Eterno. La oración del cristiano vale en la medida que está unida a la de Jesús y es un eco, una prolongación de la suya.

Mientras se vive en la tierra, la oración y la misma contemplación no pueden ser puro goce de Dios, sino que han de estar unidas al sacrificio. Sólo así serán verdaderas. La oración auténtica mueve al hombre a la generosidad, lo dispone a abrazar por Dios cualquier trabajo y fatiga, a darse totalmente a Él. Santa Teresa de Jesús enseña que el fin de las gracias contemplativas es, justamente, “fortalecer nuestra flaqueza para poder imitarle (a Cristo) en el mucho padecer”

Oh Jesús, te retiras al monte solo a orar para enseñarnos con tu ejemplo que lo mismo nosotros, si queremos orar a Dios con corazón puro y rico de afecto, tenemos que separarnos del desorden y confusión de la gente… De ese modo será verdad en nosotros la oración que dirigiste al Padre en favor de tus discípulos: “que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17, 26)… Esto sucederá cuando todo nuestro amor, todo esfuerzo, deseo, búsqueda, pensamiento, todo aquello de que vivimos, hablamos o respiramos no sea otra cosa que Tú, Dios mío, cuando la unidad que reina entre ti Padre y tu Hijo… se transfunda a nuestro corazón y a nuestra alma, cuando imitando el amor puro e indisoluble con que nos amas, te amemos a nuestra vez con amor perpetuo e inseparable y estemos de tal modo unidos a ti, que cada respiración, cada pensamiento y cada palabra lleven tu impronta. (G. Casiano, Conferencia)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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