jueves, 5 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1583

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1583 ~ Jueves 5 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Aquellos magos (sabios) de oriente siguieron con fe la estrella que los llevaba a Belén, dejando de lado la comodidad de sus palacios para emprender una larga y peligrosa travesía con rumbo a la humildad y sencillez de un establo donde había nacido un Niño destinado a la salvación de la humanidad. Y así fueron a honrarlo con sus ofrendas simbólicas de oro, incienso y mirra.
Para nosotros ellos son un ejemplo a seguir: debemos dejar de lado nuestras comodidades, nuestras seguridades, nuestro apego al mundo material… y seguir la estrella que nos lleva a Jesús. Buscarlo con fe. Encontrarlo con alegría. Darlo a conocer con valentía. Compartirlo con generosidad. Y transformarnos también en “estrellas de Belén” que guíen a otros para que lleguen a Jesús.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús quiso partir para Galilea. Se encuentra con Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Bestsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven y lo verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
(Jn 1,43-51)

Comentario
Hoy, Felipe nos da una lección cabal al acompañar a Natanael hasta el Maestro. Actúa como el amigo que desea compartir con otro el tesoro recién descubierto: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret» (Jn 1,45). Rápidamente, con ilusión, quiere compartirlo con los demás, para que todos puedan recibir sus beneficios. El tesoro es Jesucristo. Nadie como Él puede llenar el corazón del hombre de paz y felicidad. Si Jesús vive en tu corazón, el deseo de compartirlo se convertirá en una necesidad. De aquí nace el sentido del apostolado cristiano. Cuando Jesús, más tarde, nos invite a tirar las redes nos dirá a cada uno de nosotros que debemos ser pescadores de hombres, que son muchos los que necesitan a Dios, que el hambre de trascendencia, de verdad, de felicidad... hay Alguien que puede colmarla por completo: Jesucristo. «Solamente Jesucristo es para nosotros todas las cosas (…). ¡Dichoso el hombre que espera en Él!» (San Ambrosio).
Nadie puede dar lo que no tiene o no ha recibido. Antes de hablar del Maestro, es necesario haber hablado con Él. Sólo si lo conocemos bien y nos hemos dejado conocer por Él, estaremos en condiciones de presentarlo a los demás, tal como hace Felipe en el Evangelio de hoy. Tal como han hecho tantos santos y santas a lo largo de la historia.
Tratar a Jesús, hablar con Él como un amigo habla con su amigo, confesarlo con una fe convencida: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» (Jn 1,49), recibirlo a menudo en la Eucaristía y visitarlo con frecuencia, escuchar atentamente sus palabras de perdón... todo ello nos ayudará a presentarlo mejor a los demás y a descubrir la alegría interior que produce el hecho de que muchas otras personas le conozcan y le amen.
Rev. D. Rafel FELIPE i Freije (Girona, España)


Santoral Católico:
San Simeón


Nace cerca del año 400 en el pueblo de Sisan, en Cilicia, cerca de Tarso, donde nació San Pablo. De pequeño se dedicaba a pastorear ovejas por los campos, pero en su corazón y en su mente su deseo de ser santo y ver al Padre en el cielo comenzó a crecer y cobrar mayor fuerza. A los 15 años entró a un monasterio, donde se dedicó a rezar intensamente y hacer extremas penitencias para la conversión de su alma, alejar las tentaciones y la conversión de las almas pecadoras.

Ante la extremidad de sus penitencias, el Abad le ordenó irse del monasterio por temor a que otros monjes también siguiera su ejemplo. El santo fue a vivir a una caverna donde permaneció hasta el final de sus días. En dicho lugar, fue protagonistas de las más extremas y duras penitencias para lograr la pureza de su alma. Miles de feligreses acudían a visitar al santo, quien predicaba elocuentemente muchos sermones y homilías; también acudían funcionarios reales y hasta el propio emperador para pedirles consejos muy sabios para lograr la convivencia pacífica y armoniosa en su reinio.

No comía sino una vez por semana, y la mayor parte del día y la noche la pasaba rezando. Murió el 5 de enero del año 459. Estaba arrodillado rezando, con la cabeza inclinada, y así se quedó muerto, como si estuviera dormido. En su sepulcro se obraron muchos milagros y junto al sitio donde estaba su columna se construyó un gran monasterio para monjes que deseaban hacer penitencia.


La frase de  hoy

“Como los tres reyes magos 
siguieron la estrella de Belén…
sigamos nosotros también 
la estrella que brilla en nuestros corazones,
llama que ha prendido la presencia de Jesús”


Tema del día:
Si yo fuera alguno de los Reyes Magos


Si yo fuera alguno de los Reyes Magos ¡cuántas cosas les regalaría!

Sin embargo, creo que sin la necesidad de ser “mágicos”, podemos hacer esos regalos desde nuestro corazón, pues todos tenemos “tiempo” para acordarnos de un amigo, o de un ser querido a quien hace mucho que no vemos o llamamos…

Todos podemos compartir una comida con una persona solitaria… un anciano… o con alguien que en estos momentos siente dolor en el  alma por que se alejó de Jesús...por no creer en el infinito amor que le brinda…

También es fácil regalar “esperanza”… simplemente despertándonos con optimismo y transmitiendo a quienes están a nuestro alrededor que “querer es poder”, y que el camino más largo en la vida comienza con un simple paso!!!

Podemos… claro que podemos… si buscamos en nuestro interior podemos recobrar la alegría de nuestro niño y transmitir esa alegría.

Podemos regalar PAZ,..¡¡¡es tan fácil!!! Si te atreves a dar el primer paso y aprendes a perdonar, a arreglar esas diferencias que te han quedado pendientes con algún amigo, o con un familiar, o con alguien que está esperando ese acercamiento y tampoco se atreve a darlo él mismo. La palabra “perdón” también es mágica, y devuelve esa paz que tanto bien hace a nuestras almas.

También podemos regalar “parte de nosotros mismos”, comportándonos con ternura y ofreciendo nuestra mejor sonrisa.

Podemos regalar felicidad… ¡es tan sencillo y se necesitan elementos tan esenciales y que siempre están en nosotros! “La vida es una copa plena de felicidad, pero nunca se te da llena. Te dan un sorbito de vez en cuando, un sorbito que tienes que ir llenando gota a gota todos los días, para sobrevivir. No te la pases agitando tus desgracias, pronosticando tragedias imaginarias, asustado por posibles males que a lo mejor no llegan nunca.”

Nacemos para luchar por la felicidad... casi para crearla, para hacerla a pesar de la tristeza, los desencantos, los errores, las malas jugadas y los irremediables imprevistos. La felicidad no se va buscando en bienes y placeres. Se actúa bien y ella sola se nos va presentando. La felicidad no es estar añorando y extrañando todo lo que nos falta sino valorar todo lo que tenemos...

Felicidad y amor van siempre de la mano... Por eso no debemos ir "vendiendo" felicidad... sino regalándola, y en consecuencia, si regalamos amor, siempre habrá Navidad.

Y en este punto no importan las religiones, pues se trata de la Natividad, del nacimiento de esos sentimientos más puros que están dentro de nosotros y que tenemos que dejar nacer para de este modo simbolizar lo que desde siempre todos hemos deseado: la paz, el amor, la unión entre los hombres…

Por eso… en este hermoso tiempo de Navidad, Año Nuevo y Reyes, comparte lo que tienes, ama sin exigencias, perdona sin cicatrices, acepta sin perfecciones, agradece lo que te dan, ¡Y no te rindas nunca!!!

No olvides que la forma más hermosa de ser feliz es ocuparse de que otros lo sean. Da mucho de ti mismo y la felicidad llegará sola.


Mensaje de María Reina de la Paz


Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de enero de 2012

Queridos hijos, como madre que se preocupa por sus hijos, miro en sus corazones y veo en ellos dolor y sufrimiento; veo un pasado herido y una incesante búsqueda. Veo a mis hijos que desean ser felices pero no saben cómo. Abran sus corazones al Padre. Ese es el camino a la felicidad, el camino por el que deseo conducirlos. Dios Padre nunca deja solos a sus hijos, menos aún en el dolor y en la desesperación. Cuando comprendan esto y lo acepten serán felices. Finalizará vuestra búsqueda. Amarán y no tendrán temor. Vuestra vida será esperanza y verdad, que eso es mi Hijo. Gracias. Les imploro, oren por aquellos que mi Hijo eligió. No juzguen porque todos ustedes serán juzgados.

Oración
Virgen María, Reina de la Paz, nos encomendamos a ti, sabiendo que somos las niñas y los niños de tus ojos. Danos un corazón dócil, humilde y obediente como el tuyo, para que Dios pueda bendecirnos en todo; y cúbrenos, Madre, con tu manto, haciéndonos invisibles e inmunes a todo mal.


Pensamientos sanadores


Hoy entrega a Dios la rebeldía.

Cuando te encaprichas con algo que Dios no quiere para tu vida, por más bueno que parezca, no esperes que Dios bendiga y haga prosperar lo que tan solo es fruto de tu propio gusto y voluntad.
La rebeldía puede ser asumida y transformada en fortaleza positiva, o, por el contrario, puede ser un comportamiento inconsciente con el cual nos hemos acostumbrado a convivir, porque es parte de la propia historia y resultado de sufrimientos padecidos en algún momento de la vida, que aún no han sido sanados.
La rebeldía lleva a que la persona haga una lista negra, con las cosas negativas que ha sufrido a lo largo de la vida. Además, la incapacita para hacer la lista de bendiciones recibidas a lo largo de los años.
Cuando uno entrega a Dios lo sufrido, se pondera lo bueno que se ha recibido y se pone en las manos del Señor, entonces, las bendiciones comienzan a fluir naturalmente, de modo sereno y continuo, y sin necesidad de estar queriendo forzar el brazo de Dios, pues Él anhela darnos todo aquello que necesitamos y mucho más aún.

La sabiduría habita en los hombres de buen criterio, la necedad se encuentra entre los insensatos. Proverbios 14, 33


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Francisco, un joven de Caracas, Venezuela, futuro sacerdote, quien está atravesando fuertes tribulaciones como regalo de Dios para hacerle un servidor santo. También pedimos por Carlos, de 18 años, ingresante a la Universidad, para que María siempre lo acompañe y que todo lo que Dios le tenga previsto en la vida lo reciba con gratitud pese a lo doloroso que pueda ser y crezca en el desapego de las criaturas del mundo.

Pedimos oración por la salud de la señora Eileen, argentina, de 77 años de edad, de la que no tenemos mayores datos, pero Jesús la conoce y sabe cuáles son sus necesidades y seguramente las atenderá con amor y misericordia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén


"Intimidad Divina"


Jesús, Rey Universal

En el Antiguo Testamento se presentaba Dios a su pueblo como el Señor, poniendo su señorío como fundamento del decálogo: “Yo soy el Señor, tu Dios…, no tendrás otro Dios que a mí” (Ex 20, 2-3). Y cuando el Hijo de Dios hecho hombre apareció en la tierra, fue designado comúnmente como “el Señor”; y Él mismo reconocía este título: “me llamáis Señor, y decís bien, porque de verdad lo soy” (Jn 13, 13) y a sus discípulos prometió “Yo dispongo del reino en favor vuestro, como mi Padre ha dispuesto de él en favor mío” (Lc 22, 29). Ante la autoridad romana declaró abiertamente: “Yo soy rey” (Jn 18, 37) y antes de subir al cielo dijo: “Me ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28, 18).

Jesús es verdaderamente Rey universal, Señor del universo y de toda criatura, principio y fin de todo lo creado: “Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios; el que es, el que era, el que viene, el Todopoderoso” (Ap 1, 8). Jesús, Señor y Rey, viene a este mundo para anunciar, difundir y afirmar la eterna soberanía de Dios y someter a ella todas las criaturas.

La soberanía que ya le pertenecía como Dios, Jesús ha querido reconquistarla en cuanto hombre y pagarla a precio de su sangre para demostrar que su soberanía es una realeza de amor. Por un motivo de amor, es decir para salvarnos, se ha hecho uno de nosotros; y por el mismo motivo ha muerto y resucitado por nosotros (2 Cr 5, 15): reina desde el pesebre, reina desde la cruz y reina para siempre glorioso en el cielo.

¡Oh Señor mío!, ¡Oh Rey mío!, ¡Quién supiera ahora representar la majestad que tenéis! Es imposible dejar de ver que sois gran Emperador en Vos mismo, que espanta mirar esta majestad; mas más espanta, Señor mío, mirar con ella vuestra humildad y el amor que mostráis a una como yo. En todo se puede tratar y hablar con Vos como quisiéramos, perdido el primer espanto y temor de ver Vuestra Majestad. Con mirar vuestra persona se ve luego que no es menester gente de acompañamiento ni de guardia para que conozcan que sois Rey. (Santa Teresa)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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