domingo, 15 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1593

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1593 ~ Domingo 15 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Conocer no es únicamente “saber”, si este saber significa solamente “tener conocimientos”. ¿Cómo conocer a alguien –cómo conocer a Jesús- si no es a través de la relación y el trato? Conocer es el conocimiento verdadero hecho de contacto, comunión y compañía. Y ése es también el auténtico saber, que no consiste meramente en tener información sobre algo. Así quiero conocer a Jesús y saberle, de modo que mi vida sepa más a Jesús y Jesús me sepa enteramente a Dios.
José Arregi


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» —que quiere decir, Cristo—. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» —que quiere decir, “Piedra”.
(Jn 1,35-42)

Comentario:
Hoy vemos a Jesús que venía por la ribera del Jordán: ¡es Cristo que pasa! Debían ser las cuatro de la tarde cuando, viendo que dos chicos le seguían, se ha girado para preguntarles: «Qué buscáis?» (Jn 1,38). Y ellos, sorprendidos por la pregunta, han respondido: «‘Rabbí, que quiere decir “Maestro”, ¿dónde vives?». ‘Venid y lo veréis’» (Jn 1,39).
También yo sigo a Jesús, pero... ¿qué quiero?, ¿qué busco? Es Él quien me lo pregunta: «De verdad, ¿qué quieres?». ¡Oh!, si fuera suficientemente audaz para decirle: «Te busco a ti, Jesús», seguro que le habría encontrado, «porque todo el que busca encuentra» (Mt 7,8). Pero soy demasiado cobarde y le respondo con palabras que no me comprometen demasiado: «¿Dónde vives?». Jesús no se conforma con mi respuesta, sabe demasiado bien que no es un montón de palabras lo que necesito, sino un amigo, el Amigo: Él. Por esto me dice: «Ven y lo verás», «venid y lo veréis».
Juan y Andrés, los dos mozos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo» (Jn 1,17b). ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1,41). «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”» (Jn 1,42).
¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.
Y, antes de subir al Padre, nos dará respuesta a la pregunta: «Rabbí, ¿dónde vives?». Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)


Santoral Católico:
San Mauro, Abad


Etimología: Aquel que procede de Mauritania, es de origen latino.

Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.

Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.

Fuente: Catholic.net


Palabras del Beato Juan Pablo II

"La Iglesia necesita muchos y cualificados evangelizadores que, con nuevo ardor, renovado entusiasmo, fino espíritu eclesial, desbordantes de fe y esperanza, hablen cada vez más de Jesucristo… Es vital que el llamamiento de Cristo a hacer discípulos sea anunciado y vivido con convicción por cada cristiano"

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Seguirlo a Él


En estos comienzos del año, después del bautismo de Jesús, la Iglesia nos presenta la llamada de algunos de los apóstoles. San Juan en su evangelio nos narra hoy el encuentro con Jesús de los dos primeros apóstoles: Andrés y otro, del que no pone el nombre, pero parece ser él mismo. Eran discípulos de Juan Bautista y la primera consideración es que van detrás de Jesús porque se lo indica el mismo Bautista. Éste señala a Jesús cuando pasa diciendo: “Este es el Cordero de Dios”. Parece ser que ya les había hablado antes de aquel que debía venir detrás de él y del que no era digno ni desatar la correa de la sandalia. Palabras estas que significaban la grandeza de esa persona. Llamar a Jesús: el “Cordero de Dios” es una referencia a los sacrificios de la Pascua. Es posible que estuviera cercana esa fecha, como igualmente la hora de los sacrificios de los corderos, que solía hacerse a las cuatro de la tarde.

Normalmente nadie se encuentra con Cristo si alguien no se lo anuncia. Esta es la misión de nosotros cristianos: hacer conocer a Jesucristo entre la gente. Es nuestro deber señalar a Jesús, le sigan o no le sigan. Claro que usaremos las palabras y expresiones que se puedan comprender: Jesús es el que puede llenar nuestra vida y darle un verdadero sentido pleno. Pero más que con palabras y discursos es necesario el testimonio de nuestra vida. Decía un autor: “Sólo el que ha visto a Dios tiene derecho a hablar de Él”. Sólo el que tiene una vivencia con Dios puede indicar a ese Dios de la vivencia. Tampoco es que sea necesaria una santidad extraordinaria. Muchas veces viene el encuentro con Jesús por los medios humanos sencillos: la amistad, familia, el participar de unos mismos ideales, si juntamente se da el testimonio de la vida.

Y aquellos dos discípulos se fueron tras Jesús. Jesús tampoco les echó grandes discursos, sino que les invitó a ver. Es el testimonio de su vida lo que les atraerá plenamente a su servicio. No nos dice lo que hablaron. Es muy posible que hablasen del amor de Dios y de cómo expresarlo por medio del amor al prójimo.

El hecho es que quedaron muy contentos y sintiendo que su vida había cambiado. Tan contentos que Andrés se encuentra con su hermano Simón y da testimonio de lo que ha visto: al Mesías o Cristo. Y lo conduce a Jesús. El conocimiento de Jesús lleva a una necesidad de transmitirlo a los demás. El encuentro verdadero con Jesús es un gozo tan grande, que desea que los demás gocen también de ese encuentro.

No es fácil ese encuentro, porque Dios no nos quiere forzar. Más bien que buscar a Jesús sería el dejarse encontrar por él. Para esto hay que saber escuchar la voz de Dios. En la primera lectura de hoy se recuerda a aquel niño Samuel que oía una voz y no sabía que era de Dios, hasta que se puso en actitud de escucha y dijo: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Escuchar la voz de Dios es saber discernir en cada momento lo que es más conforme al evangelio. Para ello debemos poner los medios más conducentes: la oración, la lectura confiada del evangelio, la Eucaristía y otros encuentros eclesiales. Habrá algún momento importante en la vida en que podemos sentir que Dios nos llama para algo grande, que nos dé sentido a la vida. Normalmente se tratará de llamadas sencillas, particulares; pero que deben llevar a un encuentro de Dios dentro de la comunidad. Somos personas solidarias en el proyecto de Dios.

En realidad en nuestras vidas nos dejamos llevar de muchas cosas. Seguimos a la moda o las ideas de un partido político o seguimos diversas propagandas. Es como ver por los ojos de otros. Lo más importante es seguir a Jesús, dejarnos guiar por Él, porque Él nos llevará por los mejores caminos. Viviendo a Jesús es como podemos señalarlo a otros. Hoy, quizá más que en otros tiempos se necesitan testigos: personas que, más que con palabras, con los hechos de su vida digan: He descubierto a Jesucristo, es una maravilla. Y con su experiencia ayuden a poder decir, como nos enseña el salmo responsorial: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

P. Silverio Velasco


Nuevo video y artículo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
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Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios la aceptación del prójimo con sus fragilidades.

Quizás ha llegado a tus oídos que alguien, a quien admirabas, ha caído en pecado.
Tal vez, te han asombrado los defectos de alguien de tu familia o de tu comunidad.
No te asombres, ni te escandalices por la fragilidad de tu hermano, pues Dios no se escandaliza de la tuya, ni deja de amarte cuando caes.
El escandalizarse por las faltas del hermano y comentarlo con otros, ya es signo de una gran inmadurez espiritual.
Dale a ese hermano tu amor, tu perdón y también, en el momento y del modo oportuno, la corrección… Entonces, Dios tendrá misericordia de tu fragilidad y te ofrecerá la gracia de una más profunda conversión.

Cristo… no se muestra débil con ustedes, sino que más bien, actúa con poder. Si bien su debilidad lo llevó a la cruz, ahora vive por la fuerza de Dios. Así también nosotros compartimos su debilidad, pero viviremos con Él por el poder de Dios que actúa en ustedes. 2 Corintios 13, 3-4


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Managua, Nicaragua, escribe Rosa Virginia para dar infinitas gracias a Dios y a la intercesión de la Santísima Virgen y del Beato Juan Pablo II pues hace aproximadamente un mes pidió oración para su núcleo familiar y ya se han visto grandes obras en el seno de su familia por la misericordia de Dios. Nos sumamos al agradecimiento.

Desde San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, nuestro amigo Exequiel, en nombre también de su familia, expresa su agradecimiento a todos los que rezaron hace dos días al cumplirse el 6° mes de la partida al cielo de su hermano Cristian. Y también agradece a Dios nuestro Señor por los dos meses de vida que ha cumplido Pablito, su hijo, que crece sano y fuerte y es una bendición de Dios para todos ellos.

Desde Guatemala nos agradecen las oraciones hechas por la salud de Rodrigo quien luchaba entre la vida y la muerte, se trataba de algo inminente y las oraciones fueron muy efectivas; después de haber estado el con un respirador por doce días ha vuelto a la vida y podrá regresar a su casa este lunes. ¡Bendito sea Dios que siempre nos escucha!

Desde Buenos Aires, Argentina, nos llegan más noticias de Sofía, la nenita que hace unas semanas poníamos en oración pues estaba internada gravemente enferma de meningitis. El mensaje que recibimos dice textualmente: “Quería que supieras antes que nadie, que Sofía ya ha sido oficialmente dada de alta. No tiene NADA... Ninguna secuela. Una vez más, María cobijó entre sus brazos a una criatura que necesitaba de sus socorros” Damos gracias al cielo por tan grande gracia.


"Intimidad Divina"


“Si te llaman dirás: Habla Señor, que tu siervo escucha” (1 Sam 3, 9) El Evangelio nos ofrece un ejemplo de ello en la vocación de Juan y de Andrés. NO son llamados directamente por Dios sino a través de un intermediario, el Bautista, su maestro, al que un día le oyen decir refiriéndose a Jesús: “Este es el Cordero de Dios” (Jn 1, 36); en estas palabras reconocen el anuncio del Mesías tan esperado y le siguen inmediatamente. Quieren reconocerlo, saber dónde mora, y se van con Él. Han sabido que es el Mesías y eso basta para que vayan en su seguimiento y procuren atraer a él a otros, como hace al punto Andrés llamando a su hermano Simón.

Todo cristiano es un llamado –cada cual según su estilo de vida– a seguir a Cristo, a la santidad, al apostolado. “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” (1 Cor 6, 15); justamente en virtud de su pertenencia al Cuerpo místico de Cristo, debe el cristiano ser santo, honrar a Cristo, ser útil a la santificación del cuerpo y colaborar con Cristo mismo en la salvación de los hermanos.

¡Oh Jesús!, tu primera palabra a los discípulos es: “Venid y veréis”, esto es: “Seguid y mirad”, o sea: “imitad y contemplad”… La última es “Sígueme”… ¡Qué tierna, dulce, saludable y amorosa es esta palabra: “Sígueme”, esto es “Imitadme”!... ¿Qué cosa más dulce puede oír el que ama? ¿Qué cosa más saludable desde el momento que la imitación está tan íntimamente  unida al amor? (C. de Foucauld. Meditaciones sobre el Evangelio)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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