domingo, 22 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1600

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1600 ~ Domingo 22 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Hoy Jesús nos llama a la conversión y nos invita a seguirlo.
“Conversión" es cambiar de mentalidad. Cambiar la dirección de la vida. Siempre es buen momento para convertirse, porque siempre es buen momento para amar, para agradecer, para dejarse transformar por la acogida, la compañía y el amor de Dios, que nos hace mejores personas, más humanas y más felices.
La conversión supone también "creer en el evangelio". Creer en la Buena Noticia de Jesús. 
“Seguirlo” significa apostar todo en la vida para dejarse encontrar por Él y ser discípulos. La llamada va dirigida a todos los cristianos sin distinción, -el Evangelio es único para todos-, a cada cual en su realidad diaria y personal. Nos llama para que hagamos lo que hace Él: anunciar la Buena Noticia del amor incondicional del Padre, consolar, liberar, aliviar, alegrar, ilusionar...

La Palabra de Dios:
Evangelio del día


Después que Juan fué entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.
(Mc 1,14-20)

Comentario
Hoy, la Iglesia nos invita a convertirnos y, con Jesús, nos dice: «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Por tanto, habrá que hacer caso a Jesucristo, corrigiendo y mejorando lo que sea necesario.
Toda acción humana conecta con el designio eterno de Dios sobre nosotros y con la vocación a escuchar a Jesús, seguirlo en todo y para todo, y proclamarlo tal como lo hicieron los primeros discípulos, tal como lo han hecho y procuramos hacerlo millones de personas.
Ahora es la oportunidad de encontrar a Dios en Jesucristo; ahora es el momento de nuestra vida que empalma con la eternidad feliz o desgraciada; ahora es el tiempo que Dios nos proporciona para encontrarnos con Él, vivir como hijos suyos y hacer que los acontecimientos cotidianos tengan la carga divina que Jesucristo —con su vida en el tiempo— les ha impreso.
¡No podemos dejar perder la oportunidad presente!: esta vida más o menos larga en el tiempo, pero siempre corta, pues «la apariencia de este mundo pasa» (1Cor 7,31). Después, una eternidad con Dios y con sus fieles en vida y felicidad plenas, o lejos de Dios —con los infieles— en vida e infelicidad totales.
Así, pues, las horas, los días, los meses y los años, no son para malgastarlos, ni para aposentarse y pasarlos sin pena ni gloria con un estéril “ir tirando”. Son para vivir —aquí y ahora— lo que Jesús ha proclamado en el Evangelio salvador: vivir en Dios, amándolo todo y a todos. Y, así, los que han amado —María, Madre de Dios y Madre nuestra; los santos; los que han sido fieles hasta el fin de la vida terrenal— han podido escuchar: «Muy bien, siervo bueno y fiel (...): entra en la alegría de tu señor» (Mt 25,23).
¡Convirtámonos! ¡Vale la pena!: amaremos, y seremos felices desde ahora.
+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué (Manresa, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Vicente, Mártir


Para leer sobre su vida hacer clic acá

Beata Laura Vicuña


La Beata Laura Vicuña nació el 5 de abril de 1891 en Santiago (Chile). Volvió a Dios el 22 de enero de 1904 en Junín de los Andes (Argentina), a la edad de 12 años.

Su vida heroíca ha sido un gran ejemplo de pureza, de sacrificio y de amor filial. Hizo el don de ella a Dios por la conversión espiritual de su madre.

La Iglesia nos la presenta como modelo de santidad y guía para los niños y los adolescentes.

Declarada "Venerable" el 5 de junio de 1986, fue beatificada el 3 de septiembre de 1988 por Su Santidad el Papa Juan Pablo II.

Amplia información sobre ella haciendo clic acá


Palabras del Beato Juan Pablo II


"¡Como los Reyes Magos, sed también vosotros peregrinos animados por el deseo de encontrar al Mesías y de adorarle! ¡Anunciad con valentía que Cristo, muerto y resucitado, es vencedor del mal y de la muerte!"

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Convertirse y creer en el Evangelio


Hoy nos trae el evangelio la primera predicación de Jesús y la llamada definitiva a los 4 primeros apóstoles. El evangelista quiere enlazar a Jesús con Juan Bautista, el precursor, no sólo en cuanto a la persona, sino también en la doctrina de la conversión, aunque Jesús anuncia ese Reino de Dios como algo ya presente.

En el mensaje de la primera predicación aparecen cuatro temas: el cumplimiento del tiempo, el Reino de Dios, la conversión y la fe en el Evangelio. Los cuatro se pueden resumir en lo que dice al principio: que Jesús comenzó a predicar el Evangelio de Dios. Evangelio significa la Buena Noticia. A veces cuando uno se pone a leer el periódico u oír la radio, quisiera leer o escuchar alguna buena noticia; pero con frecuencia lo único que se encuentran son malas noticias: gente que se mata, otros que mueren de hambre. Y sin embargo está la buena noticia de que Dios ha venido para decirnos que somos sus hijos, que el mundo está hecho en justicia, verdad y paz. Muchos no se lo creen; pero hay muchas personas que viven esta realidad del Evangelio con pleno gozo.

Jesús decía que la espera, simbolizada por el tiempo de los profetas, ya se había terminado, porque entre nosotros ya estaba el Reino de Dios. Ya sabemos que el Reino de Dios pleno sólo se dará en el cielo; pero de nosotros depende que esté más presente en esta vida. Dios es el que lo hace, pero quiere nuestra colaboración.

¿Qué tenemos que hacer? Dos cosas nos dice hoy Jesús: necesitamos convertirnos y creer en el Evangelio. La conversión es un cambio de mentalidad para acomodar nuestra vida a las enseñanzas del Evangelio. No es fácil la conversión, cuando ya nos creemos que somos cristianos. Hay muchos cristianos que no se han planteado la necesidad de una elección personal y responsable por Cristo. Son cristianos por la tradición familiar o social, por las prácticas religiosas, por el terror del más allá; pero el verdadero Evangelio, la Buena Noticia, les es desconocido, su vida no la interpelan a la luz del Evangelio y por eso se necesita una transformación profunda y vital en los modos de pensar y actuar. Convertirse es cambiar la forma de ser, es cambiar de vivir la religión: de sólo formalista a vivirla con intimidad; es cambiar la forma de valorar a la gente, de ver sus necesidades y problemas a la luz del Evangelio.

Para poder entrar y vivir en el Reino de Dios, Jesús nos habla de una acción más bien negativa como es la conversión o quitar lo malo, y de una positiva que es creer en el Evangelio. Creer es ver lo positivo de la vida, es confiar en Dios que hará algo grande en nuestra vida ahora y después de la muerte, es estar convencido de que es posible estando con Dios. Para esto hay que seguir a Jesús. Por eso a continuación nos describe la llamada a los 4 primeros apóstoles y la generosidad con que responden dejándolo todo para estar y vivir con Jesús. Después vendría la labor de la predicación.

No a todos nos llamará para ser predicadores, aunque de alguna manera todos debemos predicar. Pero a lo que sí nos llama es a seguirle. El Evangelio y el Reino de Dios es una misma cosa con Jesucristo. Jesús no sólo anuncia el Reino, sino que es el mismo Reino. Jesús es la Palabra de Dios que se anuncia a la humanidad. Por eso convertirse es tener en nosotros la misma mentalidad, los mismos sentimientos de Jesús. Por lo menos tender a ello. Lo primero será arrepentirnos de los pecados. Dios está deseando perdonarnos, como hizo con la ciudad de Nínive, de que nos habla hoy la primera lectura. Escuchó a Dios a través del profeta Jonás, que predicó con entusiasmo, obedeciendo a Dios, aunque ni el mismo profeta estaba convencido.

Creer en el Evangelio nunca es un acto terminado y conseguido, sino que siempre estamos en camino y continuamente debemos renovarnos para que el Reino de Dios penetre más y más en nuestro espíritu. Este Reino no es algo material, como estaban acostumbrados a pensar los primeros oyentes de Jesús. Toda su vida sería explicar este reino de paz, de justicia y amor, que debemos pedir: “Venga tu Reino, Señor”.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevo video y artículo

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios sentirte cobijado por su compañía.

Ten presente que, a lo largo de esta jornada, pueden venir recuerdos de cosas tristes que has vivido en el pasado y que te producirán dolor…
También, con el correr de las horas, puede suceder algo que avive el enojo…
O quizás, en medio de las actividades cotidianas, algún comportamiento de las personas en quienes confías, puede entristecerte…
Lo que te duelo, lo que te enoja, lo que te entristece, convérsalo con el Señor todas las veces que sea necesario.
Hazlo como si lo hicieras con el mejor amigo y no le ocultes nada de lo que siente tu corazón.
Entonces comprobarás cómo el dolor, el enojo, la tristeza, disminuirán hasta desaparecer por completo, pues Él tiene un bálsamo para tu alma que ningún otro puede aplicar.

El Señor te cobijará bajo sus alas y tú te refugiarás bajo sus plumas; su lealtad será para ti escudo y armadura. Salmo 91, 4


Poesía


Con cariño
cada día que amanece.
Con susurros
en el silencio de la noche.
Con ternura
cuando el cansancio nos vence.
A gritos
en el ruido del mundo.
Con constancia
cuando nos equivocamos de camino
Siempre llamas.
Desde el dolor
de los que sufren sin consuelo.
Desde la alegría
de los que cantan a la vida.
Desde el amor
de los que atienden al prójimo.
Desde la pasión
de los que se olvidan de sí mismos.
Siempre llamas.

Ulibarri Fl.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde el Bronx, Nueva York, USA, nos escribe José, que desea hacer un agradecimiento muy particular al cielo: este es un agradecimiento muy especial, es para un ser que me acompaño por 7 años y a mi esposa por 15 años, es a nuestra querida perrita Sweetie (dulce) que Dios nos regaló para darnos alegría, y el día domingo 15 se la llevo para alegrar a algún angelito que necesitaba una mascota. Hay un gran vacío en nuestro pequeño departamento, era un integrante de nuestro hogar, hemos llorado su pérdida y vecinos y amigos han venido a llorar (literalmente) con nosotros, Agradezco a Dios el tiempo que la puso en nuestro camino, y cuantas veces no sabemos agradecer las muestras de amor incondicional que nos dan unos seres tan pequeños y tantas veces maltratadas por nuestras ingratitudes.

Una amiga, Liliana, expresa su agradecimiento a Dios y a todos los que rezaron hace un par de meses por Antonieta, de Chile, que tuvo cáncer y ahora se hace controles cada seis meses, y en el último realizado (que fue motivo de nuestras oraciones) los resultados son totalmente negativos para enfermedad. Elevamos nuestra plegaria de agradecimiento a Dios y a nuestra amadísima Madre.

Desde ciudad de México, Martha Angélica agradece a Dios y a los que rezaron por su salud, pues ya se ha curado de la neumonía que padeció.


"Intimidad Divina"


Muéstrame Señor tus caminos

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” (Mc 1, 14-15). El modo con que Marcos presenta el comienzo de la actividad apostólica de Jesús, no varía mucho del de Mateo. Ha pasado ya el tiempo de las promesas y de la espera: el Mesías ha llegado y está comenzando su ministerio. Por eso “el Reino de Dios está cerca”, tan cerca que el Hijo de Dios está en medio de los hombres para enseñarles y abrirles el camino que lleva a Él.

Condición primaria es la conversión, el cambio profundo de la vida, que exige ante todo lucha contra el pecado y el rechazo de cuanto puede desviarle del amor y de la ley de Dios. Pero abstenerse del pecado no es más que la fase primera de la conversión predicada por Jesús, la cual exige otra segunda fase bien evidenciada por el evangelista Marcos: “creed en la Buena Nueva”. El cristiano tiene que adherirse positivamente al Evangelio con una fe vivificada por el amor que no se contenta con aceptarlo en teoría, sino que lo traduce en vida, lo pone en práctica.

Es necesario deponer la mentalidad terrena, por la que el hombre vive y obra únicamente con la mira en los intereses y en la felicidad temporales. Hay que formarse una mentalidad evangélica capaz de suscitar deseos, intenciones, hábitos y comportamientos totalmente conformes con el Evangelio de Cristo. Esto es tanto más urgente cuanto que “el tiempo es corto”. El tiempo ya no tiene más que un sentido: rimar el paso del hombre, individuo o colectividad, en su camino hacia lo eterno.

Señor, tú solo tienes palabras de vida eterna… Creemos que eres el Verbo de Dios, venido a la tierra para instruirnos; eres Dios que habla a nuestras almas, porque cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios nos habló por medio de su Hijo… Creemos en ti, oh Cristo, y en todo lo que nos revelas acerca de los secretos divinos; y porque aceptamos tu palabra, nos abandonamos a ti, para vivir según tu Evangelio… Sé tú nuestra guía, oh luz indefectible, ya que ponemos en ti nuestra más firme esperanza. Tu no nos rechazarás, porque venimos a ti para ir al Padre. (C. Marmión, Cristo ideal del monje)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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