domingo, 8 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1586

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1586 ~ Domingo 8 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   
Hola…
Hoy celebramos el Bautismo del Señor con lo que termina el tiempo de la Navidad y Epifanía y se marca también el inicio de la vida pública de Jesús.
Jesús, siendo Dios, asume nuestra condición humana y va en busca de Juan, para recibir el bautismo de perdón que él realiza en las aguas del Jordán. Y a través de esa acción nos abre a nosotros la posibilidad de asumir su condición divina.
Juan, la voz que clama en el desierto, llama a la conversión. Él conoce su misión, sabe que es sólo el precursor y que su bautismo es de agua, como signo de purificación y penitencia. Mucho menor al bautismo que luego instituirá Jesús al final de su vida pública, poco antes de su Ascensión, y que es un bautismo en el Espíritu que nos otorga a todos los bautizados, la condición de sacerdote, profeta y rey para que vayamos al mundo a proclamar Su Palabra y a continuar Su obra de amor y liberación. Tal debe ser el sentido de compromiso que el Bautismo imprime en todos nosotros.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».
(Mc 1,7-11)

Comentario
Hoy, la Iglesia celebra el Bautismo del Señor. Aquel día, todas las aguas del mundo fueron purificadas y recibieron la fuerza para significar la limpieza de pecado. Aunque el Bautismo que administraba Juan tenía sólo un significado de conversión y de reconocimiento de nuestra pecabilidad, Jesús quiso pasar por ahí por solidaridad con todos los hombres, como Vanguardista de una renovada Humanidad. Él, «que no conoció pecado, [Dios] le hizo pecado por nosotros, para que nos hiciéramos justicia de Dios en Él» (2Cor 5,21). Jesús instituirá el nuevo Bautismo que nos hará hijos de Dios en Él y nos reconciliará con el Padre: será el Cordero de Dios que quitará el pecado del mundo.
«También hoy —escribe san Gregorio Nacianceno— Cristo es iluminado; dejemos que esta luz divina nos penetre. Cristo es bautizado, bajemos con Él al agua, para subir después con Él». Aquel día, en el Jordán se vio descender el Espíritu Santo sobre el Señor y se oyó la voz del Padre: «Eres mi Hijo amado, en ti me complazco» (Mc 1,11). Juan Pablo II comenta que «al salir de las aguas de la fuente sagrada, cada cristiano vuelve a escuchar la voz que un día fue oída cerca del río Jordán: ‘Tú eres mi Hijo...’; y entiende que ha sido asociado al Hijo predilecto, llegando a ser hijo adoptivo».
San Cirilo de Jerusalén nos hace reflexionar sobre este hecho sobrenatural, diciéndonos: «Si tú tienes una piedad sincera, sobre ti descenderá también el Espíritu Santo y oirás la voz del Padre que viene de lo alto: ‘Éste no era mi hijo, pero ahora, después del Bautismo, ha sido hecho hijo mío’». A partir de este momento todos estamos invitados a seguir el mismo Camino de Cristo, a conocer su Verdad y a vivir su misma Vida. Somos elegidos, consagrados y enviados para colaborar en la misión apostólica. Somos también hijos amados y predilectos, y el Padre se complacerá en cada uno de nosotros.
Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Severino, Predicador



Palabras del Beato Juan Pablo II

“El Bautismo de Jesús es, pues, un gesto simbólico que significa el compromiso en el sacrificio para la purificación de la humanidad. El hecho de que en ese momento se haya abierto el Cielo, nos hace comprender que comienza a realizarse la reconciliación entre Dios y los hombres. El pecado había hecho que el Cielo se cerrase; Jesús restablece la comunicación entre el Cielo y la tierra. El Espíritu Santo desciende sobre Jesús para guiar toda su misión, que consistirá en instaurar la alianza entre Dios y los hombres”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
El Bautismo del Espíritu


Todos los años, después de la fiesta de la Epifanía o manifestación de Jesús a los magos, la Iglesia nos presenta otra epifanía, que es la manifestación ante san Juan Bautista al terminar el bautismo. Estamos en el ciclo B y la narración corresponde al evangelista san Marcos, quien no habla de la infancia de Jesús, sino que comienza el evangelio con la predicación del Bautista. Predicaba sobre todo la penitencia como preparación para la venida del Mesías y para que esa penitencia fuese más expresiva entre aquellos que estaban arrepentidos, les bautizaba con agua en el río Jordán.

El comienzo del evangelio de este día nos trae las palabras del Bautista en que, con humildad, nos dice que él bautiza con agua; pero llega ya uno mucho más digno que él que sí bautizará de verdad dando el Espíritu Santo. Esta es la gran diferencia entre el bautismo de Juan, que sólo es significativo del acto interior, y el bautismo que nos dejará Jesús, que nos da el gran regalo de Dios.

Claro que ese gran don de Dios nosotros luego lo podemos desechar, como desgraciadamente tantas veces sucede; pero podemos y debemos acrecentarlo. Hay algunos que critican el hecho de que se dé el bautismo a niños pequeños, como solemos hacerlo, porque dicen que eso debería dejarse a la libre voluntad del niño cuando sea mayor. Y no se dan cuenta que la misma vida también es un regalo, para lo cual ellos no han puesto la libertad, ni el alimento ni los vestidos ni tantos regalos. Así el bautismo es un gran regalo de Dios. Lo que hace falta es que luego les enseñemos a cuidarlo y a aumentar esa Gracia.

Jesús vino desde Nazaret hasta donde estaba el Bautista. Es muy posible que desde Nazaret y algunos pueblos vecinos se organizase una especie de peregrinación para ver al “profeta”, como se llamaba a san Juan. Jesús iría como uno más del grupo y como uno más, entre la gente devota, entró en el río Jordán para ser bautizado por san Juan. Ya sabemos que Jesús no podía arrepentirse de nada. El bautismo por lo tanto tiene una significación diferente que para otras personas. En Jesús aparece la unidad con la humanidad sufriente y pecadora, para cargar con los pecados del mundo, que un día llevaría hasta la cruz para redimirlos. San Marcos no dice nada si hubo algún diálogo entre Jesús y el bautista. Parecía un bautismo normal.

Lo importante es lo que sucedió al terminar el bautismo: la manifestación de Dios, por lo menos, ante san Juan Bautista: se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo y se oyó la voz del Padre. Son expresiones simbólicas, como acostumbra la Biblia en momentos muy importantes. El “rasgarse el cielo” venía de una creencia de que el azul que vemos fuese una división de la tierra al lugar donde está Dios. Es para expresar que se manifiesta Dios, que viene personalmente a nosotros. Y para expresar más gráficamente que viene el Espíritu, lo manifiesta por la figura de una paloma, animal amable, que suele volar rápidamente hacia el suelo. Esto es importante porque Jesús, como hombre, es investido o inundado por el Espíritu Santo, para poder ya comenzar su predicación.

También nosotros fuimos investidos por la gracia del Espíritu el día de nuestro bautismo; pero desgraciadamente muchos lo hemos perdido. Por eso en este día es una ocasión más para recordar nuestro bautismo y pedir al Espíritu Santo que nos llene de sus dones. Afortunadamente Dios nos da esta oportunidad para crecer en el Espíritu, y no una sola vez, sino siempre está dispuesto para crecer en nuestra alma.

Se oyó una voz que decía: “Tu eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto”. También Dios nos dice a cada uno: Tú eres mi hijo, te quiero, te amo. Lo debemos sentir en nuestro corazón. Ciertamente el día de nuestro bautismo nos lo dijo. Quizá nosotros estamos más atentos a las voces mundanas que nos hablan de éxitos materiales, que nos animan a hacer algo espectacular, de modo que nos sirva para crecer en la fama o escalar puestos. Dios hoy nos habla en el corazón o por medio de la Iglesia y las personas buenas para que trabajemos por la justicia y el amor.

P. Silverio Velasco
(España)


Nuevo material en los blogs

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página

También hay nuevas biografías de santos
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A las que ya teníamos se han agregado: 
San Antonio de Padua, San Francisco de Asís, 
Santa Clara de Asís, Santo Cura de Ars, 
San Alberto Hurtado y Santa Faustina Kowalska.

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios una personalidad equilibrada.

Cuando las cosas salgan bien, no creas ser mejor que los demás.
Cuando lo que haces te salga mal, tampoco creas ser el peor de todos.
No te creas más ni te creas menos ni tampoco te compares con los otros, pues eres único e irrepetible.
No te infles ni te agrandes ante los elogios. Tampoco te deprimas ni te desanimes ante las críticas que pudiesen hacerte.
Si te alaban, mantén la humildad, pues no es sano beberse todas las alabanzas.
Si te calumnian, no le des excesiva importancia a lo que hayan dicho de ti y mantén la serenidad, pues de nada sirve enojarse.
Solo cree en Dios, pues Él cree en ti.
Él te conoce y del mismo modo que un buen músico sabe sacar la mejor música de su instrumento, el Señor sabrá sacar lo mejor de ti en las buenas y en las malas.
Que la confianza que Él ha puesto en ti te vaya transformando en la persona que Él sabe puedes llegar a ser.

Jesús le dijo: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?” Juan 11, 40


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Buenos Aires, Argentina, nos agradecen las oraciones hechas en junio del año pasado en favor de Diego, un joven de 33 años que fue operado de un tumor, y que salió de la operación satisfactoriamente, y luego del tratamiento, que gracias a Dios, no fue invasivo, ni demasiado traumático, se puede decir que encontró la sanación. Damos gracias a Dios.

También desde Buenos Aires, nos llega una acción de gracias por la recuperación casi increíble de Sofía, una nenita de 6 años por la que pedimos hace pocos días pues estaba internada con meningitis y que ha tenido una evolución tan rápida que sorprende a los médicos. Damos gracias a Jesús y a la Santísima Virgen por esta curación.


"Intimidad Divina"

Bautismo del Señor

También la fiesta de hoy es una “epifanía”, esto es, una manifestación de la divinidad de Jesús, realzada por la intervención directa del cielo. El profeta Isaías lo presenta en  nombre del Señor: “He aquí a mi Siervo… mi elegido, en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él” (Is 42, 1). Esta descripción tiene su plena realización histórica en el episodio evangélico del bautismo de Jesús. Entonces “descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma, sobre él y se dejó oír del cielo una voz: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco” (Lc 3, 21-22). No es ya un profeta que habla en nombre de Dios, sino Dios mismo y de la manera más solemne. Toda la Trinidad interviene en la grande epifanía a las orillas del Jordán: el Padre hace oír su voz dando testimonio del Hijo, el Hijo es presentado en Jesús y el Espíritu Santo desciende visiblemente sobre Él.

El bautismo de Jesús es como la investidura oficial de su misión de Salvador. San Pedro, testimonio ocular del bautismo de Cristo, lo presenta como el principio de la vida apostólica del Señor. “Vosotros sabéis lo acontecido… después del bautismo predicado por Juan: esto es, cómo a Jesús de Nazaret lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo pasó haciendo bien y curando a todos los oprimidos por el diablo” (Hc 10, 37-38). En todos los textos Jesús es presentado como “ungido” por el Espíritu Santo. Así como su vida terrena había comenzado por obra del Espíritu Santo, así ahora su vida apostólica comienza con una especial intervención del mismo Espíritu.

De modo análogo sucede con el cristiano: por el bautismo nace a la vida en Cristo por la intervención del Espíritu Santo que lo justifica y renueva todo su ser, formando en él a un hijo de Dios. Condición indispensable al cristiano para hacer fructificar la gracia bautismal y para dejarse guiar por el Espíritu Santo es la humildad que le hace buscar en todo la voluntad de Dios, por encima de toda ganancia personal.

¡Oh Jesús!, tú santo, inocente, sin mancilla, separado de los pecadores, te adelantas como un culpable pidiendo el bautismo de la remisión de los pecados. Son las humillaciones de tu adorable humanidad. Tú, justo e inocente, te pones en lugar de toda la humanidad pecadora… ¡Oh Jesús!, que yo me humille contigo reconociendo mi condición de pecador y que renueve la renuncia al pecado hecha en el bautismo. (C. Marmion)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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