domingo, 1 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1579

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1579 ~ Domingo 1° de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Te damos gracias Señor porque nos permites iniciar un año más en nuestras vidas y te pedimos tu compañía y protección a lo largo de este nuevo tiempo que vamos a transitar. Invocamos a María, Madre tuya y Madre nuestra, para que desde su Inmaculado Corazón nos guarde de todo mal y reprenda con su fuerza santísima a todo enemigo de Dios y de su santa Iglesia. Ángeles de Dios, bajo cuya custodia nos puso el Señor con amorosa piedad, guárdennos, diríjannos y acompáñennos. Amén

Por gracia de Dios estamos comenzando el séptimo año calendario de existencia de “Pequeñas Semillitas”, contando siempre con la ayuda de nuestro “equipo de redacción” integrado por Jesús, por Nuestra Señora de Lourdes, por San José y por el Beato Juan Pablo II, seguros de que con su celestial ayuda podremos seguir sembrando estas semillitas en el corazón de los miles de lectores a los que llegan cada día en todo el mundo.

El esquema básico de la página seguirá siendo el mismo, iniciándose con un breve saludo, seguido del Evangelio de cada día, el Santoral, una frase elegida para cada jornada, luego el artículo central de cada edición, los pedidos de oración (de lunes a sábados), los agradecimientos por los favores recibidos (los domingos) y dos secciones nuevas que incorporamos este año: todos los días incluiremos un “Pensamiento Sanador” tomado del libro del P. Gustavo E. Jamut, sacerdote argentino de la Congregación Oblatos de la Virgen María y asesor de la Renovación Carismática Católica de Buenos Aires. Y por último, el cierre de cada edición de “Pequeñas Semillitas”, que durante todo el año pasado estuvo dado por la transcripción del libro “Camino” de San Josemaría Escrivá de Balaguer, este año estará constituido por una meditación diaria resumida del libro “Intimidad Divina” escrito por el carmelita descalzo P. Gabriel de Sta. María Magdalena, que es una verdadera joyita de la literatura católica y que seguramente permitirá a los lectores que la sigan a lo largo del año, iniciarse en un coloquio amoroso con Dios, ser más generosos y estar más disponibles para el servicio de la Iglesia y de todos los hermanos.

Comencemos entonces con la tarea en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
(Lc 2,16-21)

Comentario
Hoy, la Iglesia contempla agradecida la maternidad de la Madre de Dios, modelo de su propia maternidad para con todos nosotros. Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores “con el Niño”, el cual está acompañado de María, su Madre, y de José. La discreta presencia de José sugiere la importante misión de ser custodio del gran misterio del Hijo de Dios. Todos juntos, pastores, María y José, «con el Niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16) son como una imagen preciosa de la Iglesia en adoración.
“El pesebre”: Jesús ya está ahí puesto, en una velada alusión a la Eucaristía. ¡Es María quien lo ha puesto! Lucas habla de un “encuentro”, de un encuentro de los pastores con Jesús. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Sólo este “encuentro”, el cual ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar «a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño» (Lc 2,17).
Se nos señala aquí un primer fruto del “encuentro” con Cristo: «Todos los que lo oyeron se maravillaban» (Lc 2,18). Hemos de pedir la gracia de saber suscitar este “maravillamiento”, esta admiración en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio.
Hay todavía un segundo fruto de este encuentro: «Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). La adoración del Niño les llena el corazón de entusiasmo por comunicar lo que han visto y oído, y la comunicación de lo que han visto y oído los conduce hasta la plegaria de alabanza y de acción de gracias, a la glorificación del Señor.
María, maestra de contemplación —«guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19)— nos da Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva”. Su nombre es también nuestra Paz. ¡Acojamos en el corazón este sagrado y dulcísimo Nombre y tengámoslo frecuentemente en nuestros labios!
Rev. D. Manel VALLS i Serra (Barcelona, España)


Santoral Católico:
Santa María Madre de Dios


La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".

Fuente: EWTN

La frase de  hoy

«La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra sin la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad».

Catecismo de la Iglesia Católica 2304


Tema del día:
Cuatro celebraciones


Hoy tenemos varias celebraciones: comienza el nuevo año, es la octava de Navidad con la circuncisión de Jesús e imposición de su nombre, es una gran fiesta de la Virgen con el título de Madre de Dios, y es la jornada mundial sobre la paz.

1. Comienza el nuevo año. Esto no es una celebración litúrgica, sino algo sólo convencional en el calendario civil. En otras civilizaciones o culturas comienza el año en otras fechas. Lo nuestro del 1 de Enero viene de una costumbre romana en que comenzaban a regir los cónsules. Pero es una ocasión y una oportunidad para pensar que el tiempo pasa y que debemos hacer realidad lo de: “año nuevo, vida nueva”. El tiempo no es algo fijo, nosotros pasamos por él y ya no lo podemos recuperar, sólo podemos aprovechar mejor el que va a venir. “El tiempo es un círculo, decía el cardenal Ratzinger, hoy papa. La tierra realiza su carrera, prescindiendo del sufrimiento y de las esperanzas de los hombres que sobre ella viven. Sin la fe, nuestro calendario no es otra cosa que la medida de las rotaciones de la tierra. Pero la fe transforma el tiempo”. Por eso aprovechemos el comienzo de un nuevo año para una mayor limpieza de nuestras culpas y un hermoso deseo de aprovechar esta oportunidad que nos da Dios.

2. A los ocho días circuncidaron a Jesús. A nosotros nos puede decir muy poco; pero era muy importante para los israelitas: era el día de la entrada y aceptación legal en la comunidad de Israel y de hacerse responsable de la carga que supone la ley. Era como otro nacimiento. Decía el cardenal Ratzinger: “Un hombre no nace propiamente con su nacimiento biológico, porque no consta sólo de lo biológico, sino de espíritu, de lenguaje, de historia, de comunidad. Pero para ello necesita de los otros, que le otorgan el lenguaje, la comunidad, la historia y el derecho. Por eso el día octavo Jesús se naturalizó legalmente con su pueblo, recibe un nombre y se muestra ciudadano de nuestra historia”.   La circuncisión es también símbolo de nuestro bautismo.

El nombre de Jesús se lo puso el mismo Dios. Así el ángel se lo dijo a María y a José. Los israelitas daban mucha importancia al significado, y Jesús significa “Dios salva”. Debemos poner mucho amor y confianza al pronunciar este bendito nombre.

3. Celebramos hoy también la solemnidad de María Madre de Dios. Es el mayor título que un ser creado puede tener. Ha habido muchos que dicen ser impropio de María llevar ese nombre porque a Dios nadie lo ha hecho. En parte tienen razón; pero María es la madre de Jesús y, como Jesús, además de hombre, es Dios, a su madre la podemos llamar Madre de Dios. Así lo entendieron los obispos reunidos en Éfeso en el año 431. Y desde entonces así la proclamamos, señalando la unión tan profunda con su Hijo “en las penas y alegrías”, y también en la redención y en las gracias que Dios nos va dando. Por eso es también nuestra madre espiritual y madre de la Iglesia. En este día nos alegramos por las maravillas que Dios ha hecho en su madre. Pero ella, aun colmada de dones, siguió siendo libre y cooperó generosamente. Si María es nuestra madre, la contemos nuestros problemas y pidamos su ayuda para superarlos; pero sobre todo hagamos en este nuevo año lo que gustaría a nuestra madre del cielo.

4. Jornada mundial de la paz. Así se llama este día desde 1967. La paz fue el deseo de los ángeles el día de Navidad. En la 1ª lectura de hoy se desea la paz, shalom. Esta palabra hebrea, que tantas veces pronunciaría Jesús, no indica sólo una ausencia de guerra, sino un deseo de paz interior y exterior, indica acogida y fraternidad, armonía consigo mismo, con la naturaleza y sobre todo con Dios. Es obra de la justicia y del amor. En este año el papa Benedicto XVI ha puesto como lema: “Educar a los jóvenes para la justicia y para la paz”. Los jóvenes, dice el papa, deben formarse para que promuevan sociedades más justas. Esta formación es obra de todos, ayudando especialmente las instituciones públicas. Que María, madre de Dios y madre nuestra nos ayude a conseguirlo.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevos videos y artículo

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Pensamientos sanadores


Hoy pide tener el corazón de Dios latiendo en tu pecho.

El amanecer más bello, el paisaje más hermoso, sólo puede ser profunda y plenamente disfrutado si, en el corazón de quien lo contempla, habita Dios.
Que a lo largo de cada día, hora, minuto y segundo de este año, la bendición de Dios te acompañe para que puedas verlo todo a través de sus ojos.
Ten presente y confía en que éste será un año colmado de bendiciones.
De ti, en gran parte, depende desarrollar la capacidad de asombro y el don de la alabanza, dando gracias al Señor en toda circunstancia y bendiciendo, incluso en los días más oscuros que pudiesen presentarse, de manera tal que, junto a Dios, puedas ser victorioso en todas tus empresas.

Porque tú, Señor, eres mi auxilio y a la sombra de tus alas me recreo. Salmo 63, 8


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Nuestra lectora Silvia, de Las Higueras, Córdoba, Argentina, agradece a Dios y a las personas que rezaron por ella pues el día 13 de diciembre fue operada. Jesús y María Inmaculada estuvieron en todo momento junto a ella estando ahora en proceso favorable de recuperación.

Desde Rosario, Argentina, nos agradecen las oraciones hechas por Clelia, de 90 años de edad, que se encuentra mejor aunque persisten sus dolores articulares. Demos gracias a Dios.

Desde Lima, Perú, agradecen las oraciones hechas en favor de Carola, cuya afección resultó ser hepatitis y parece no haber ningún cuadro oncológico como se había pensado. Que Dios la siga protegiendo.

Nuestro amigo Carlos, de Bogotá, Colombia escribe lo siguiente como agradecimiento a Dios por el año 2011 que ha finalizado: Agradezco al Señor este año lleno de venturas, de amor, de paciencia, de solidaridad, a pesar de las penurias, los lutos, los momentos de angustia y de dolor. Agradezco  al Señor la vida de mi Familia, reflejada en la salud, la unidad, la comprensión y la paz; en una sola palabra, agradezco al Señor el Amor que prodigó durante el año, y el que estoy seguro, continuará dando el próximo, y durante toda la vida y la existencia. Agradezco al Señor el contacto permanente que tuve con “Pequeñas Semillitas”; contigo, apreciado Felipe, pues todo Pedido de Oración que hice, fue atendido oportunamente, y en la oración de quienes lo hicieron, con constancia, paciencia, fortaleza, tenacidad y templanza, se reflejó siempre el milagro de la salud, del bienestar, de la paz y de la cercanía siempre al Señor y a su Madre querida, la Santísima Virgen María, presencias que estuvieron siempre a mi lado, y al de los seres queridos por quienes solicité plegarías.


Oración por la Patria


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina! ¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén.


"Intimidad Divina"


Solemnidad de Santa María Madre de Dios

La liturgia consagra a la Madre de Dios la octava de Navidad que coincide con el comienzo del año civil y que, según el Evangelio, es el día en que fue impuesto el nombre a Jesús: “Cuando se hubieron cumplido los ocho días le dieron el nombre de Jesús” (Lc. 2, 21)

La consideración de un niño “de ocho días” no puede separarse del recuerdo de su madre; y por eso la liturgia se dirige hoy espontáneamente a María, la Virgen Madre, presente siempre, aunque discretamente, donde quiera que se encuentre su Hijo divino. Mirando a Cristo la Iglesia invoca la intercesión maternal de María sobre todos los creyentes. Somos bendecidos en Jesús por intercesión de María, porque solo la pureza y el amor de esta humilde Virgen nos hace dignos “de recibir al autor de la vida”, Jesús, Hijo de Dios.

La presencia de María aflora con insistencia en los varios textos litúrgicos, pero siempre de forma velada, perfectamente entonada a su carácter, todo silencio y humildad. María es madre de Jesús no sólo porque le ha dado la carne y la sangre, sino también porque ha penetrado íntimamente en su misterio y se ha unido a él de la manera más profunda: “se consagró totalmente a si misma… a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la redención con Él y bajo Él“. Por eso María es nuestra Madre en el orden de la gracia.

¡Oh Mujer toda amable y mil veces bienaventurada! Tú eres bendita entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu seno. ¡Oh Mujer, hija del rey David, rey universal! Obra maestra viviente, en quien Dios creador se complace y cuyo espíritu es guiado sólo por Dios y a Él sólo atiende… Por Él tú viniste a la vida y en gracia a Él servirás a la salvación universal, para que por medio tuyo se cumpla el antiguo designio de Dios, que es la encarnación del Verbo y nuestra divinización. (San Juan Damasceno).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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