lunes, 31 de julio de 2017

Pequeñas Semillitas 3405

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3405 ~ Lunes 31 de Julio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos la memoria de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, hace casi cinco siglos, circunstancia que en lo personal me llega muy de cerca porque en mi juventud me eduqué con Jesuitas, que -gracias a Dios- dejaron en mí su fuerte impronta que me acompañará toda la vida y hace que en todo momento me sienta muy cerca de ellos y muy empapado de todo lo que sea jesuítico.
Las estadísticas oficiales de la Compañía de Jesús reflejan que la congregación está compuesta por 16.968 jesuitas: 12.107 sacerdotes, 1.331 hermanos legos, 2.842 estudiantes en preparación al sacerdocio en diferentes etapas de formación, 706 novicios… y ahora también un Papa.
Es una gran bendición para la Compañía haber dado el primer Papa Jesuita de toda la historia, en la persona del padre Jorge Mario Bergoglio, a quien conocí allá por el año 1965, cuando él era un “maestrillo” y todavía no se había ordenado sacerdote (cosa que sucedería a fines de 1969) y yo un joven alumno en el Colegio Inmaculada Concepción de la ciudad de Santa Fe, Argentina.
A San Ignacio de Loyola y a la Compañía de Jesús, con respeto, con amor y agradecimiento, va dedicado este número de “Pequeñas Semillitas”

¡Buenos días!

Vengan a mí
Jesús Salvador te ofrece descanso, orientación y seguridad. Él es fuerza y poder de salvación, de vida y gozo sin fin. Por la fe y el amor, unidos al Salvador, nuestra vida se potencia. Como el metal, sumergido en el fuego, se pone incandescente, así tu vida se hace ardiente al unirse a Jesús, que vino a traer fuego a la tierra. Él te dice:

“Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Vengan a mí todos los que están deprimidos y agobiados, y yo les daré alivio. Vengan a mí todos los que están desorientados y sin sentido, yo soy el camino. Vengan a mí todos los que están en tinieblas y sombras de muerte, yo soy la luz. Vengan a mí, mansos y humildes, y encontrarán un remanso para su alma. Jesús”

Como la lámpara eléctrica, fría e incolora, irradia de repente claridad, así te transformarás desde dentro de tu alma al contacto de la gracia santificadora de Jesús. Como la naturaleza se anima bajo los bienhechores rayos del sol, así tu vida se desarrollará bajo el influjo salvador de Jesús. “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto”, dijo el Señor.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús propuso todavía otra parábola a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».
Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: ‘Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo’. (Mt 13,31-35)

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús predicando a sus discípulos. Y lo hace, tal como en Él es habitual, en parábolas, es decir, empleando imágenes sencillas y corrientes para explicar los grandes misterios escondidos del Reino. Así podía entender todo el mundo, desde la gente más formada hasta la que tenía menos luces.
«El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza...» (Mt 13,31). Los granitos de mostaza casi no se ven, son muy pequeños, pero si tenemos de ellos buen cuidado y se riegan... acaban formando un gran árbol. «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina...» (Mt 13,33). La levadura no se ve, pero si no estuviera ahí, la pasta no subiría. Así también es la vida cristiana, la vida de la gracia: no se ve exteriormente, no hace ruido, pero... si uno deja que se introduzca en su corazón, la gracia divina va haciendo fructificar la semilla y convierte a las personas de pecadoras en santas.
Esta gracia divina se nos da por la fe, por la oración, por los sacramentos, por la caridad. Pero esta vida de la gracia es sobre todo un don que hay que esperar y desear con humildad. Un don que los sabios y entendidos de este mundo no saben apreciar, pero que Dios Nuestro Señor quiere hacer llegar a los humildes y sencillos.
Ojalá que cuando nos busque a nosotros, nos encuentre no en el grupo de los orgullosos, sino en el de los humildes, que se reconocen débiles y pecadores, pero muy agradecidos y confiados en la bondad del Señor. Así, el grano de mostaza llegará a ser un árbol grande; así la levadura de la Palabra de Dios obrará en nosotros frutos de vida eterna. Porque, «cuanto más se abaja el corazón por la humildad, más se levanta hacia la perfección» (San Agustín).
Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca (Valldoreix, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Ignacio de Loyola
Fundador de la Compañía de Jesús
Nació en Loyola (Guipúzcoa, España) el año 1491. De joven permaneció en la corte y se dedicó a la vida militar. Herido en la defensa de Pamplona, tuvo que guardar reposo, y las lecturas piadosas favorecieron su conversión a Dios. Se retiró a Montserrat y Manresa, dando inicio a los Ejercicios espirituales. Viajó a Tierra Santa y luego estudió en Alcalá, Salamanca y finalmente en París, donde reunió a los primeros compañeros, con los que fundó en Roma la Compañía de Jesús. Antes, en Venecia, se ordenó de sacerdote el año 1537. Escribió las constituciones de la Compañía, a la que dio como lema «A mayor gloria de Dios». Fructífero fue su apostolado, por las obras que escribió y por los discípulos que formó, que contribuyeron poderosamente a la verdadera reforma de la Iglesia. Envió a san Francisco Javier a Oriente como misionero. Para que Roma fuera un centro de ciencia eclesiástica, con un plantel de doctores de los que pudiera disponer el Papa, fundó el Colegio Romano, después llamado Universidad Gregoriana. Murió en Roma el 31 de julio de 1556.
Oración: Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a san Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano   

Pensamiento del día

“Tomad, Señor y recibid
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento y toda mi voluntad.
Vos me lo disteis; a vos Señor, lo torno.
Disponed a toda vuestra voluntad
y dadme amor y gracia,
que esto me basta, sin que os pida otra cosa”
San Ignacio de Loyola

Tema del día:
Ejercicios Espirituales Ignacianos
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola son una secuencia ordenada de meditaciones y contemplaciones –ejercicios- que surgen de la profunda experiencia espiritual que el santo vive a partir de su conversión. Su objetivo es ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida.

Los Ejercicios se remontan al Cuaderno de notas en el que Ignacio describe sus experiencias espirituales durante su visita a la ciudad de Manresa, donde, como describe en su autobiografía, “le trataba Dios de la misma manera  que trata un maestro de escuela a un niño enseñándole” (Autobiografía 27).

El gran jesuita que fue el P. Castellani lo describe así: “Ese cuaderno contiene las experiencias ascéticas de un soldado del Renacimiento, y su elaboración por él mismo, de un método y un training (entrenamiento) aplicable a todos. ¿Se ha reflexionado lo suficiente sobre la enorme paradoja que tal hecho involucra? El hecho es éste: una experiencia religiosa concreta, una conversión ha sido como desindividualizada y arquetipada, sin convertirse por eso ni en un rígido esqueleto ni en un fantasma abstracto. Pienso que si los E.E. no existieran, parecerían imposibles. Si antes de San Ignacio hubiéramos presentado el proyecto a los teólogos y a los filósofos, se hubieran reído, o tal vez enojado, según el humor. Algunos los hubieran declarado imposibles, utópicos. Otros, los hubiesen tenido por heréticos, pelagianos. O se hubieran escandalizado ante la sola idea de una máquina de convertir”.

Además, no es el libro de los Ejercicios -aunque suene extraño a primera vista- “un libro para leer”, sino un libro “para hacer los Ejercicios”, y muy difícilmente se le pueda entender y aprovechar si no se cuenta con la guía de alguien que los conozca y los haya experimentado.

La experiencia completa de los Ejercicios Espirituales Ignacianos, llamados “típicos” dura aproximadamente 30 días, los cuales se hacen en silencio y bajo la guía de un “predicador”, a quien San Ignacio llama “el que da los Ejercicios”, haciendo notar que no se trata de predicar algo “nuevo” sino de explicar los Ejercicios.

¿Por qué hacerlos?
El ritmo frenético de la vida moderna crea personas llenas de cosas y actividades pero profundamente insatisfechas. Las múltiples actividades ocasionan una dispersión en la persona, dejándola confundida y débil, un sujeto así es incapaz de enfrentar las contrariedades de vida porque esta no está ordenada a su último fin.

Ahí está la clave de los Ejercicios: ordenar y enfocar la vida a lo importante, dejando lo efímero y pasajero de lado.

Este método ha probado su eficacia durante cinco siglos y es ahora cuando su ayuda se hace más urgente e indispensable dado el ritmo voraz al que nos somete la vida moderna, empeñada en hacer de nosotros un mero instrumento de producción y consumo.

Ha dicho San Juan Pablo II (Ángelus 16/12/79): “Espero que (…) sacerdotes, religiosas y laicos continúen siendo fieles a esta experiencia y le den incremento: hago esta invitación a todos los que buscan sinceramente la verdad. La escuela de los Ejercicios Espirituales sea siempre un remedio eficaz para el mal del hombre moderno arrastrado por el torbellino de las vicisitudes humanas a vivir fuera de sí, excesivamente absorbido por las cosas exteriores; sea fragua de hombres nuevos, de cristianos auténticos, de apóstoles comprometidos. Es el deseo que confío a la intención de la Virgen, la contemplativa por excelencia, la maestra sabia de los Ejercicios Espirituales.

Meditaciones
Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le salieron brotes nuevos.
Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco".
Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno."
Moraleja: Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá".
Y recuerda siempre pedirle al Espíritu Santo que te ilumine no sólo a la hora de tomar decisiones, sino en todas las acciones que realices cada día.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Continuamos unidos en oración la gravísima situación política y social de la hermana República de Venezuela. Que por la intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, su patrona, Dios Misericordioso les conceda una paz justa.

Los cinco minutos de María
Julio 31
Ven Señora, a nuestra soledad, ven a nuestro corazón, a tantas esperanzas que se han muerto, a nuestro caminar sin ilusión.
Ven y danos la alegría que nace de la fe y del amor, el gozo de las almas que confían en medio del esfuerzo y del dolor.
Virgen clementísima, preséntanos al Padre, para que seamos agradables a él.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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