PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3401 ~ Jueves 27 de Julio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Esta
breve historia narrada por el Padre Nicolas Buttet en la revista Familia
Cristiana, es un testimonio del cuidado de la Santísima Virgen a todos sus
hijos:
La
Virgen María se mantiene de pie, portadora de esperanzas, para todos aquellas y
aquellos que comparten la cruz de su Hijo.
Rafael
a los 6 años tiene una enfermedad congénita que le conduce a la muerte. En el
momento de darle las buenas noches a sus padres inquietos de dejarlo solo, él
les explica:
“-Todas
las noches la Virgen Maria viene a verme. Yo me siento muy bien con ella.
-¿Y
esta noche ella está aquí contigo?
-Ah,
no, en este momento está visitando a todos los que sufren, hace un largo viaje.
Después, vendrá a verme a mi cama.”
¡Buenos días!
La comadreja y la lima
Otro
nuevo día se abre para ti lleno de posibilidades. Aprovéchalo bien. Sé
generoso. Pasa por el mundo desparramando bondad, ayuda, alegría y paz. El
símbolo de la mano abierta que da todo lo que tiene podría ilustrar con acierto
el pensamiento de Jesús que dijo una vez: “La felicidad está más en dar que
recibir” (Hechos 20, 35).
Se introdujo una comadreja en el taller de un herrero
y se puso a lamer una lima que ahí se encontraba. Al cabo de un rato su lengua
arrojaba sangre en abundancia, y la comadreja se puso muy feliz pensando que
había arrancado algo al hierro, hasta que acabó por perder su propia lengua.
Piensa siempre que si haces un daño, tarde o temprano éste regresará contra ti.
(Esopo)
Antes
de buscar el beneficio personal, piensa cómo puedes servir. En lugar de querer
poseer empezarás a compartir con el anhelo de ayudar a satisfacer las
necesidades de los otros. Lo asombroso es que verás fluir la verdadera
felicidad a tu vida. Cuando prestas servicio a los demás, resplandece tu
semejanza divina.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, acercándose los discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas
en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer
los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se
le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni
entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón
de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que
vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se
conviertan, y yo los sane’.
»¡Pero
dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os
aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no
lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron». (Mt 13,10-17)
Comentario:
Hoy,
recordamos la "alabanza" dirigida por Jesús a quienes se agrupaban
junto a Él: «¡dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque
oyen!» (Mt 13,16). Y nos preguntamos: ¿Van dirigidas también a nosotros estas
palabras de Jesús, o son únicamente para quienes lo vieron y escucharon
directamente? Parece que los dichosos son ellos, pues tuvieron la suerte de
convivir con Jesús, de permanecer física y sensiblemente a su lado. Mientras
que nosotros nos contaríamos más bien entre los justos y profetas -¡sin ser
justos ni profetas!- que habríamos querido ver y oír.
No
olvidemos, sin embargo, que el Señor se refiere a los justos y profetas
anteriores a su venida, a su revelación: «Os aseguro que muchos profetas y justos
desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron» (Mt 13,17). Con Él llega
la plenitud de los tiempos, y nosotros estamos en esta plenitud, estamos ya en
el tiempo de Cristo, en el tiempo de la salvación. Es verdad que no hemos visto
a Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos
escuchado su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos
sus palabras. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un
auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da
la felicidad y la alegría.
Agradezcamos
nuestra fe cristiana, estemos contentos de ella. Intentemos que nuestro trato
con Jesús sea cercano y no lejano, tal como le trataban aquellos discípulos que
estaban junto a Él, que le vieron y oyeron. No miremos a Jesús yendo del
presente al pasado, sino del presente al presente, estemos realmente en su
tiempo, un tiempo que no acaba. La oración -hablar con Dios- y la Eucaristía
-recibirle- nos aseguran esta proximidad con Él y nos hacen realmente dichosos
al mirarlo con ojos y oídos de fe. «Recibe, pues, la imagen de Dios que
perdiste por tus malas obras» (San Agustín).
Rev. D. Manel MALLOL Pratginestós (Terrassa,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Pantaleón
Mártir
Nació
en la segunda mitad del siglo III en Nicomedia de Bitinia (en la actual
Turquía) en el seno de una familia rica y pagana. Recibió una formación clásica
y estudió medicina. La relación con un amigo cristiano le llevó a abrazar la fe
cristiana y a bautizarse. Trabajó como médico, especialmente de los pobres, sin
cobrar nada a cambio de su servicio. El Señor lo acreditó con numerosos
milagros. Las autoridades del imperio romano lo persiguieron por haberse
convertido al cristianismo y quisieron hacerlo apostatar a base de amenazas y
torturas, pero el mártir permaneció siempre firme en su fe. Condenado a muerte,
se ensañaron con su cuerpo antes de decapitarlo en Nicomedia el 27 de julio de
un año en torno al 305. Su culto se difundió rápidamente por Oriente y
Occidente. Es patrono de los médicos y es conocido el hecho de la licuación de
su sangre en Madrid.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"Uno nunca sabe lo que la vida le tiene
preparado,
tendremos momentos de tristezas y de alegrías,
habrá veces donde nos tocará reír y otras llorar.
La vida puede ser un camino difícil de andar,
pero lo importante es atreverse a recorrer ese camino
porque al final, se encuentra la felicidad en Dios
y buscándolo a Él no hay camino difícil de recorrer"
Historias:
El barco
Se
cuenta que una noche navegaba un barco en alta mar. De pronto, recibe por radio la indicación de
apagar las luces y seguir una luz más potente, que le señalaba otro rumbo, pero
el capitán no quiso hacerle caso, y siguió su ruta. Pero volvió a oír el llamado, una y otra vez.
Finalmente, él dijo:
-
Yo soy el capitán del barco y el barco irá por donde yo decido.
Entonces,
recibió ésta respuesta:
-
Si usted es el capitán del barco, le digo que yo soy el guardián del faro. Y le digo que, si continúa en ese rumbo, se
estrellará contra unos arrecifes. Ahora,
siga la luz del faro, que lo conducirá a salvo.
El
capitán se calló, y obedientemente siguió al que lo guio a puerto seguro.
Nuestras
vidas son como barquitos en el mar de la vida.
Cada uno es el capitán de su barco, y lo va llevando como mejor le
parece. Algunos eligen bien, otros más o
menos, otros hacen elecciones que hacen que su barquito se estrelle contra las
drogas, el alcohol, o las enemistades.
¿Cómo
podemos estar seguros de no naufragar? ¿Cómo podemos estar seguros de llegar a
buen puerto?
Abandonando
el mando, como este capitán que se dejó guiar por el vigía del faro. Diciendo: “Señor, no quiero manejar mi vida a
mi antojo. Quiero seguir tus indicaciones. Quiero recibir tu guía, día a día.”
Conozco
personas que cuando llegaron a tener y a sobresalir, muy pronto se olvidaron
que era de Dios que procedía su condición.
Comenzaron a vanagloriarse de sus logros y posesiones. Se atribuyeron los méritos que no les
correspondía. Cerraron su mano al
necesitado a pesar de tener recursos de sobra.
Ante
este cambio de actitud, fue necesario que Dios les recordase su condición, y
fue así que después de una dolorosa pero amorosa disciplina, llegaron a
entender su error. Llegaron a entender
que las cosas, las posiciones y las riquezas son inciertas. Hoy son, pero mañana no lo son.
He
conocido personas o grandes corporaciones que han estado en la cúspide del
éxito durante muchos años, pero de
repente todo cayó al suelo estrepitosamente.
¿Y todo por qué? Porque todo es
incierto en este mundo. Sólo Dios
permanece.
El
trabajo que tú tienes... es incierto.
Los
recursos que posees... son inciertos.
El
prestigio del que gozas... es incierto.
El
éxito que vives... es incierto.
Esto
nos recuerda que todo es como neblina.
Nuestra única dependencia radica en el Dios Vivo, en el creador y
sustentador del universo.
Meditaciones
En
el Evangelio el Señor se pone como ejemplo de humildad y mansedumbre, pues dice
“Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”. Pero en otra traducción
dice “Aprended de Mí que soy paciente y humilde de corazón”.
Y
hoy tenemos que hablar de la paciencia que debemos tener en la vida, porque la
ansiedad a veces hace que estropeemos los dones que Dios nos concede.
Efectivamente
a veces estamos tan ansiosos y apurados por saber lo que vendrá, por saber el
futuro, por gozar de lo que viene, que malgastamos las alegrías y gracias que
Dios nos va concediendo en cada momento.
Tenemos
que aprender a vivir un momento a la vez, disfrutando de cada minuto, de cada
hora, porque en realidad el futuro dependerá mucho de cómo vivamos el presente
y de lo que hagamos en él.
Aprendamos
de Dios que tiene paciencia para gobernar el mundo, tanto ha tenido paciencia
para la Creación en cientos de miles y millones de años, como también tiene
paciencia el Señor para dar tiempo al pecador a que se convierta, ya que no
castiga de inmediato, e incluso permite al malvado hacer el mal, porque Dios
tiene la esperanza de que el malo volverá al buen camino y por eso le da
tiempo.
Dios
nos tiene preparado una sobreabundancia de gracias y favores de todas clases,
no excluidas las cruces, que son como los regalos más preciosos que Dios
concede a sus elegidos. No apuremos el tiempo. Vivamos cada momento con
paciencia, sin apuros, porque el tiempo es de Dios, y para quien confía en
Dios, y en Él se abandona, no le faltará el tiempo para cada cosa, pues Dios es
el dueño del tiempo y se lo proveerá a su criatura.
Sitio Santísima Virgen
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la
falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras
enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por
el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por estas personas de México: para que los estudios médicos de María del Carmen S. salgan bien; para
que los estudios médicos de Martha R.T.
salgan bien; por las necesidades e intenciones de la familia M.B. Te lo pedimos Señor.
Seguimos rezando por dos personas de Córdoba, Argentina: Valentina, que se recupera muy lentamente de un grave accidente de tránsito y Marta, internada por una afección abdominal. Que el Señor les conceda a ambas todas sus gracias para que se sanen.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Julio 27
La
Virgen escuchó de labios de su Hijo aquella palabra “No saben lo que hacen” con
la que Jesús (y María con Él) disculpaba y perdonaba a los que le condenaron y
crucificaron.
El
perdón siempre supone la comprensión; desconfía del perdón que no te sube del
alma a los labios. María es toda ella Corazón y, por lo tanto, toda ella perdón
y bondad.
Tú
también estás llamado a perdonar así como lo enseña el Evangelio, como lo
enseña la Virgen.
Virgen gloriosa, que yo dé gloria a Dios perdonando a
los que me ofenden.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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