domingo, 16 de julio de 2017

Pequeñas Semillitas 3390

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3390 ~ Domingo 16 de Julio de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El Señor arroja con abundancia y gratuidad la semilla de la Palabra de Dios, aun sabiendo que podrá encontrar una tierra inadecuada, que no le permitirá madurar a causa de la aridez, y que apagará su fuerza vital ahogándola entre zarzas.
Con todo, el sembrador no se desalienta porque sabe que parte de esta semilla está destinada a caer en "tierra buena", es decir, en corazones ardientes y capaces de acoger la Palabra con disponibilidad, para hacerla madurar en la perseverancia, de modo que dé fruto con generosidad para bien de muchos.
La imagen de la tierra puede evocar la realidad más o menos buena de la familia; el ambiente con frecuencia árido y duro del trabajo; los días de sufrimiento y de lágrimas. La tierra es, sobre todo, el corazón de cada hombre, en particular de los jóvenes, a los que os dirigís en vuestro servicio de escucha y acompañamiento: un corazón a menudo confundido y desorientado, pero capaz de contener en sí energías inimaginables de entrega; dispuesto a abrirse en las yemas de una vida entregada por amor a Jesús, capaz de seguirlo con la totalidad y la certeza que brota de haber encontrado el mayor tesoro de la existencia. Quien siembra en el corazón del hombre es siempre y sólo el Señor.
(Benedicto XVI, 21 de julio de 2009)

¡Buenos días!

Mensaje mariano
Santa Teresa de Ávila, dio una certera definición de humildad, quizá la mejor que existe: “Una vez estaba yo meditando por qué razón Jesús nuestro Señor era tan amigo de la humildad, y con toda claridad comprendí esto: la ama tanto porque Dios es la suma Verdad, y la humildad es caminar en la verdad”.

Queridos hijos: hoy vuestra Madre desea hablaros de la humildad. Humildad es todo lo que debéis desear para agradar a vuestro Dios. Humildad es reconoceros hombres pecadores y limitados, y saber ver que los dones que tenéis encuentran su explicación en Dios. Pequeños míos, sabed que lo que permanece a lo largo del tiempo es la belleza del alma. De lo contrario, ¿qué ofreceréis a vuestro Dios? Os serán vanos los títulos, las riquezas, los renombres, si no habéis sido sencillos y habéis aprendido a ver la mano de Dios en todo. Cambiad, buscad siempre la humildad, sobre todo la humildad de espíritu, pues ningún acto es valedero si está viciado de gloria personal.

Nuestra verdad nos debe llevar a un sincero reconocimiento de nuestras virtudes y defectos, capacidades y limitaciones. Nuestra verdad nos hará ver que lo que tenemos lo hemos recibido de la bondad de Dios, y no simplemente porque “hemos estudiado o trabajado mucho”. Recuerda que el Padre revela sus misterios a los humildes y pequeños.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente se quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas en parábolas.
Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga».
Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane’. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.
»Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta». (Mt 13,1-23)

Comentario:
Hoy consideramos la parábola del sembrador. Tiene una fuerza y un encanto especiales porque es palabra del propio Señor Jesús.
El mensaje es claro: Dios es generoso sembrando, pero la concreción de los frutos de su siembra dependen también —y a la vez— de nuestra libre correspondencia. Que el fruto depende de la tierra donde cae es algo que la experiencia de todos los días nos lo confirma. Por ejemplo, entre alumnos de un mismo colegio y de una misma clase, unos terminan con vocación religiosa y otros ateos. Han oído lo mismo, pero la semilla cayó en distinta tierra.
La buena tierra es nuestro corazón. En parte es cosa de la naturaleza; pero sobre todo depende de nuestra voluntad. Hay personas que prefieren disfrutar antes que ser mejores. En ellas se cumple lo de la parábola: las malas hierbas (es decir, las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas) «ahogan la Palabra, y queda sin fruto» (Mt 13,22).
Pero quienes, en cambio, valoran el ser, acogen con amor la semilla de Dios y la hacen fructificar. Aunque para ello tengan que mortificarse. Ya lo dijo Cristo: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). También nos advirtió el Señor que el camino de la salvación es estrecho y angosto (cf. Mt 7,14): lo que mucho vale, mucho cuesta. Nada de valor se consigue sin esfuerzo.
El que se deja llevar de sus apetitos tendrá el corazón como una selva salvaje. Por el contrario, los árboles frutales que se podan dan mejor fruto. Así, las personas santas no han tenido una vida fácil, pero han sido unos modelos para la humanidad. «No todos estamos llamados al martirio, ciertamente, pero sí a alcanzar la perfección cristiana. Pero la virtud exige una fuerza que (…) pide una obra larga y muy diligente, y que no hemos de interrumpir nunca, hasta morir. De manera que esto puede ser denominado como un martirio lento y continuado» (Pío XII).
P. Jorge LORING SJ (Cádiz, España)

Nuestra Señora del Carmen
Advocación Mariana
Es la advocación de la Virgen como Patrona de la familia carmelitana. La Sagrada Escritura celebra la belleza del monte Carmelo, donde el profeta Elías, en el siglo IX antes de Cristo, defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios vivo, en contra del culto a Baal. En el siglo XII, algunos eremitas se retiraron a aquel monte, constituyendo más tarde una Orden dedicada a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María. Según la tradición, en este día la Virgen entregó el popular escapulario del Carmen a San Simón Stock. Además, bajo este título celebramos a la Virgen como guía de los navegantes, consuelo de los afligidos, fortaleza de los moribundos en su agonía, intercesora nuestra en el tránsito de la muerte, auxilio de las almas del purgatorio. 
Oración: Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de salvación. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Más información hacer clic acá.

Palabras de San Juan Pablo II
“En las palabras de la Sagrada Escritura, Dios abre las riquezas de su amor, revela su proyecto salvífico y confía una misión específica a cada uno […] En esto consiste el “Evangelio”, la buena nueva para todos los hombres: Dios nos ha amado primero; Jesús nos ha amado hasta el extremo, gracias al don del Espíritu se nos ofrece la caridad de Dios, haciéndonos partícipes de su misma capacidad de amar”

Predicación del Evangelio:
Salió el sembrador a sembrar
Al terminar el relato de la parábola del sembrador, Jesús hace esta llamada: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Se nos pide que prestemos mucha atención a la parábola. Pero, ¿en qué hemos de reflexionar? ¿En el sembrador? ¿En la semilla? ¿En los diferentes terrenos?

Tradicionalmente, los cristianos nos hemos fijado casi exclusivamente en los terrenos en que cae la semilla, para revisar cuál es nuestra actitud al escuchar el Evangelio. Sin embargo es importante prestar atención al sembrador y a su modo de sembrar.

Es lo primero que dice el relato: “Salió el sembrador a sembrar”. Lo hace con una confianza sorprendente. Siembra de manera abundante. La semilla cae y cae por todas partes, incluso donde parece difícil que la semilla pueda germinar. Así lo hacían los campesinos de Galilea, que sembraban incluso al borde de los caminos y en terrenos pedregosos.

A la gente no le es difícil identificar al sembrador. Así siembra Jesús su mensaje. Lo ven salir todas las mañanas a anunciar la Buena Noticia de Dios. Siembra su Palabra entre la gente sencilla que lo acoge, y también entre los escribas y fariseos que lo rechazan. Nunca se desalienta. Su siembra no será estéril.

Desbordados por una fuerte crisis religiosa, podemos pensar que el Evangelio ha perdido su fuerza original y que el mensaje de Jesús ya no tiene garra para atraer la atención del hombre o la mujer de hoy. Ciertamente, no es el momento de “cosechar” éxitos llamativos, sino de aprender a sembrar sin desalentarnos, con más humildad y verdad.

No es el Evangelio el que ha perdido fuerza humanizadora, somos nosotros los que lo estamos anunciando con una fe débil y vacilante. No es Jesús el que ha perdido poder de atracción. Somos nosotros los que lo desvirtuamos con nuestras incoherencias y contradicciones.

El Papa Francisco dice que, cuando un cristiano no vive una adhesión fuerte a Jesús, “pronto pierde el entusiasmo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie”.

Evangelizar no es propagar una doctrina, sino hacer presente en medio de la sociedad y en el corazón de las personas la fuerza humanizadora y salvadora de Jesús. Y esto no se puede hacer de cualquier manera. Lo más decisivo no es el número de predicadores, catequistas y enseñantes de religión, sino la calidad evangélica que podamos irradiar los cristianos. ¿Qué contagiamos? ¿Indiferencia o fe convencida? ¿Mediocridad o pasión por una vida más humana?
© José Antonio Pagola

Nuevo vídeo y artículo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
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Para verlo tienes que ir al final de esta página

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com 
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Buenos Aires, Argentina, Ana María escribe para agradecer las oraciones hechas por Kuky, que fue operada esta semana de un tumor renal y evoluciona bien. Y también para agradecer las oraciones hechas varios días atrás en favor del Padre Gregorio Zitzman que estuvo internado por un problema pulmonar, ha sido dado de alta y está en su casa recuperándose aunque todavía muy delicado.

Desde México, Martha agradece a Dios porque su hermana Charo, su hija y Mary (de  Toluca) salieron bien libradas de un asalto que sufrieron. El Señor y la Madre los protegieron. También agradece Martha porque sus estudios médicos han salido bien, quedando tan solo por erradicar una bacteria. 

Desde Ecuador, Margarita escribe para hacer llegar un agradecimiento a la Virgen del Carmen por todos los beneficios recibidos en cuanto a la salud de Inés, Eduardo y Alicia.

Los cinco minutos de María
Julio 16
La cruz y la resurrección estuvieron presentes en el Corazón de María. La cruz y la resurrección del Señor se actualizan en nuestras vidas. En la historia y en la existencia personal, la cruz es un libro abierto donde Dios se nos hace presente y visible si lo leemos desde la fe. La resurrección es un libro cerrado que se abre si primero leemos el libro de la cruz. Como en la vida de Jesús y de su Madre, se llega a la resurrección si se pasa por la cruz.
Virgen María, tú que sabes de las cosas de Dios, enséñanos a descubrir a Dios cuando se oculta en la cruz y a reconocerlo cuando se manifiesta en la resurrección.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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