PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3376 ~ Domingo 2 de Julio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
sociedad nos invita a un triunfo rápido y a costa de lo que sea. Hay medios,
métodos y empresas que están orientados precisamente a todo ello: conquistar la
fama cuanto antes y, si puede ser bien remunerado, mejor que mejor.
La
Palabra del Señor nos recuerda que perdiendo muchas cosas (que ante el mundo
pueden parecer importantes) son puntos para adquirir algo más definitivo en el
más allá.
El
padre y la madre (de los que se nos habla en el Evangelio de hoy) tienen muchos
rostros con diversos nombres, en la realidad que nos circunda: riquezas, ocio,
placer, materialismo, hedonismo, relativismo, miedos, temores, etc.
Son
muchas las cosas que nos atenazan y nos impiden servir con cierta generosidad o
con desprendimiento a la causa de Jesús.
El
padre y la madre, son aquellos imanes que nos atraen y nos apartan del camino
emprendido en el día de nuestro Bautismo. Es, en definitiva, la comodidad y el
apego a muchas cosas que nos parecen imprescindibles para ser felices, lo que
nos impide valorar aquella ganancia de la que Jesús nos habla en este evangelio
dominical.
Cuando
uno quiere a alguien, todo esfuerzo y sacrificio, le parece poco. Cuando a uno
le es indiferente otra tercera persona, cualquier detalle, le parece un
privilegio concedido injustamente.
A
Dios hay que llevarlo en el fondo de las entrañas. Cuando a Dios se le ama, la
vida y las pequeñas renuncias de la vida cristiana, se contemplan con otra
óptica, con un trasfondo de felicidad y de fidelidad.
¡Buenos días!
Fe inquebrantable
Cuando
Jesús hacía milagros, siempre pedía fe a los enfermos o a sus familiares. A
veces nuestra fe es débil. Entonces Dios tarda en concedernos lo que pedimos,
para que crezca nuestra fe no dando lugar a la desanimación. Es una prueba por
la que debemos pasar para darle consistencia y excelencia a nuestra fe.
En un día de concentración de centros catequísticos,
tres niñas de un pueblito vecino habían perdido el ómnibus. La beata María
Romero pidió por favor a una catequista mayor que las acompañara en el último
ómnibus del día. La catequista sabía que el coche no volvía sino al día
siguiente, a no ser que hubiera muchas personas que viajaran, cosa imposible a
esas horas. Pero Sor María Romero le dijo: “La Virgen te hará el milagro”.
Cuando llegaron, las madres de las niñas estaban esperando angustiadas. El
conductor le dijo claramente a la catequista que no pensara en volver, si no se
llenaba el ómnibus. “La Virgen traerá a la gente”, le respondió la señora.
Momento después apareció un grupo numeroso que pidió se los llevara a la
ciudad. El transporte particular en que habían venido se había quedado en el
camino. “Qué grande es su fe”, dijo el chofer a la catequista. “La Virgen lo
hace todo”, replicó la catequista.
¿Qué
te parece? Seguro que la beata se fue ante el altar de María Auxiliadora y se
pasó un largo rato pidiéndole a su Reina y Madre que dispusiera las cosas de
modo que la catequista pudiera regresar. Y el milagro sucedió. Los milagros
también están en tu mano, basta que creas.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: «El que ama a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí,
no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la
encontrará.
»Quien
a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que
me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta
recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo
recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de
estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa». (Mt 10,37-42)
Comentario:
Hoy,
al escuchar de boca de Jesús: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí,
no es digno de mí…» (Mt 10,37) quedamos desconcertados. Ahora bien, al
profundizar un poco más, nos damos cuenta de la lección que el Señor quiere
transmitirnos: para el cristiano, el único absoluto es Dios y su Reino. Cada
cual debe descubrir su vocación —posiblemente esta es la tarea más delicada de
todas— y seguirla fielmente. Si un cristiano o cristiana tienen vocación
matrimonial, deben ver que llevar a cabo su vocación consiste en amar a su
familia tal como Cristo ama a la Iglesia.
La
vocación a la vida religiosa o al sacerdocio pide no anteponer los vínculos
familiares a los de la fe, si con ello no faltamos a los requisitos básicos de
la caridad cristiana. Los vínculos familiares no pueden esclavizar y ahogar la
vocación a la que somos llamados. Detrás de la palabra “amor” puede esconderse
un deseo posesivo del otro que le quita libertad para desarrollar su vida
humana y cristiana; o el miedo a salir del nido familiar y enfrentarse a las
exigencias de la vida y de la llamada de Jesús a seguirlo. Es esta deformación
del amor la que Jesús nos pide transformar en un amor gratuito y generoso,
porque, como dice san Agustín: «Cristo ha venido a transformar el amor».
El
amor y la acogida siempre serán el núcleo de la vida cristiana, hacia todos y,
sobre todo, hacia los miembros de nuestra familia, porque habitualmente son los
más cercanos y constituyen también el “prójimo” que Jesús nos pide amar. En la
acogida a los demás está siempre la acogida a Cristo: «Quien a vosotros recibe,
a mí me recibe» (Mt 11,40). Debemos ver, pues, a Cristo en aquellos a quien
servimos, y reconocer igualmente a Cristo servidor en quienes nos sirven.
P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat (Montserrat,
Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
«Debemos
con plena conciencia ejercitar el espíritu de renuncia. A causa de una
desenfrenada avidez de goce, el hombre puede destruirse a sí mismo y destruir
su ambiente. ¡Aspirad a un estilo de vida sencilla! Haced que vuestra riqueza y
vuestro bienestar se conviertan en una bendición para los otros,
compartiéndolos con quienes están en necesidad. Podéis estar seguros: Dios
recompensará con exceso vuestras renuncias».
Predicación del Evangelio
La familia no es intocable
Con
frecuencia, los creyentes hemos defendido la «familia» en abstracto, sin
detenernos a reflexionar sobre el contenido concreto de un proyecto familiar
entendido y vivido desde el Evangelio. Y, sin embargo, no basta con defender el
valor de la familia sin más, porque la familia puede plasmarse de maneras muy
diversas en la realidad.
Hay
familias abiertas al servicio de la sociedad y familias replegadas sobre sus
propios intereses. Familias que educan en el egoísmo y familias que enseñan
solidaridad. Familias liberadoras y familias opresoras.
Jesús
ha defendido con firmeza la institución familiar y la estabilidad del
matrimonio. Y ha criticado duramente a los hijos que se desentienden de sus
padres. Pero la familia no es para Jesús algo absoluto e intocable. No es un
ídolo. Hay algo que está por encima y es anterior: el reino de Dios y su
justicia.
Lo
decisivo no es la familia de carne, sino esa gran familia que hemos de
construir entre todos sus hijos e hijas colaborando con Jesús en abrir caminos
al reinado del Padre. Por eso, si la familia se convierte en obstáculo para
seguir a Jesús en este proyecto, Jesús exigirá la ruptura y el abandono de esa
relación familiar: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí no es digno
de mí. El que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí».
Cuando
la familia impide la solidaridad y fraternidad con los demás y no deja a sus
miembros trabajar por la justicia querida por Dios entre los hombres, Jesús
exige una libertad crítica, aunque ello traiga consigo conflictos y tensiones
familiares.
¿Son
nuestros hogares una escuela de valores evangélicos como la fraternidad, la
búsqueda responsable de una sociedad más justa, la austeridad, el servicio, la
oración, el perdón? ¿O son precisamente lugar de «desevangelización» y correa
de transmisión de los egoísmos, injusticias, convencionalismos, alienaciones y
superficialidad de nuestra sociedad?
¿Qué
decir de la familia donde se orienta al hijo hacia un clasismo egoísta, una
vida instalada y segura, un ideal del máximo lucro, olvidando todo lo demás?
¿Se está educando al hijo cuando lo estimulamos solo para la competencia y
rivalidad, y no para el servicio y la solidaridad?
¿Es
esta la familia que tenemos que defender los católicos? ¿Es esta la familia
donde las nuevas generaciones pueden escuchar el Evangelio? ¿O es esta la
familia que también hoy hemos de «abandonar», de alguna manera, para ser fieles
al proyecto de vida querido por Jesús?
© José Antonio Pagola
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios
del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para
tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales
sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
Con
fecha 26 de junio hemos recibido una nota desde Bogotá, Colombia, de parte de
nuestro lector Carlos Cardona Ortiz, que dice: “Damos gracias al Señor porque
nos ha permitido hoy cumplir 35 años de feliz matrimonio con mi esposa María
Trinidad Andrade (Trini), quienes hemos conformado una familia unida y centrada
en los valores cristianos, siempre iluminada por la Palabra y alimentada por la
Sagrada Eucaristía. Pedimos humildemente nos dé la salud, el bienestar, el trabajo,
el estudio de nuestros hijos y sobretodo la unidad en el Señor, siempre
recibiendo sus bendiciones con la intercesión de nuestra Madre, la Santísima
Virgen María”.
Desde
San Antonio, Texas, USA llega un agradecimiento a Dios y a los que rezaron por
la recuperación de Gregorio J. que
fue operado de dos hernias y ahora se encuentra bien, y en recuperación.
Desde
Pamplona, España, nuestra lectora Paola
agradece a Dios, a la Virgen de Lourdes y a todos los que han rezado
reiteradamente por ella, que ha superado con bien una grave enfermedad y ya
está comenzando a trabajar de nuevo.
Los cinco minutos de María
Julio 2
Como
a su madre acuden los hijos sin temor, venimos, Madre, a verte, a darte nuestro
amor.
Siguiendo
tu camino, hallamos a Jesús. Entre nosotros, Madre, todo lo hiciste tú.
Madre,
tus hijos vienen cantando alegres una canción, buscando en tu sonrisa, en tu
regazo, su protección; ponen en tus manos, cual rosa ardiente, su corazón; te
dicen que te aman, te invocan y veneran; tus hijos, ellos son.
Santa María, ruega por nosotros, para que cumplamos
los deberes que surgen de nuestro bautismo.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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