PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3391 ~ Lunes 17 de Julio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios:
cuando hago lo mejor posible, utilizo la sabiduría, el talento y las habilidades
que Tú me has dado.
Por
eso pido en mi oración no pasar jamás por alto la importancia de lo que hago ni
una oportunidad de ofrecer lo mejor de mí.
Tengo algo que vale la pena dar, y eso hacen todos los demás.
Dios:
si no estoy ya en el sitio donde puedo dar lo mejor de mí por la familia
humana, el reino animal y el planeta, confío en que Tú me guiarás al sitio
donde pueda hacerlo.
Tal
vez no sepa jamás cuánto he ayudado a otra de Tus creaciones con mi amor, mi
consideración y mi solidaridad, pero no necesito saberlo. Al dejar que Tu espíritu obre a través de mí,
no sólo aumento la calidad de mi vida, además doy sustento a la ofrenda divina
de toda la vida.
Dedico
mi vida a ser instrumento de las bendiciones de Dios.
¡Buenos días!
Los pajaritos y la luciérnaga
No
nos contentemos con las luces pequeñas y que no son sino reflejo de la luz
increada, origen de todas las luces. No tengamos miedo y familiaricémonos con
las fuentes. Leamos los grandes autores y, especialmente, el gran libro donde
el mismo Dios nos habla, la Biblia.
Cuatro pajaritos recién emancipados del nido dormían
en un monte muy tupido, con la madre. A las doce de la noche fueron despertados
por una luz y rompieron a gorjear. La madre, sobresaltada, preguntó lo que les
pasaba y contestaron en coro que ya había salido el sol. Y la madre les hizo
ver que no era más que una pequeña luciérnaga. A muchos les pasa lo mismo, que
ven genios en todas partes y gritan: «¡Aquí está el sol!», al prenderse
cualquier vela (Daireaux).
No
leas la Biblia como si leyeras un libro más. Empieza con la invocación del
Espíritu Santo, para que su don de sabiduría disponga tu mente a recibir el
mensaje que Dios ha preparado con amor especial para ti ese día. La presencia
de Dios en su Palabra es una realidad que hay que captar en la fe. Que el
Espíritu te guíe e ilumine.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No penséis que he venido a traer paz
a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar
al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y
enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
El
que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a
su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y
me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el
que pierda su vida por mí, la encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me
recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba
a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a
un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de
beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser
discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa».
Y
sucedió que, cuando acabó Jesús de dar instrucciones a sus doce discípulos,
partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades. (Mt 10,34--11,1)
Comentario:
Hoy
Jesús nos ofrece una mezcla explosiva de recomendaciones; es como uno de esos
banquetes de moda donde los platos son pequeñas "tapas" para
saborear. Se trata de consejos profundos y duros de digerir, destinados a sus
discípulos en el centro de su proceso de formación y preparación misionera (cf.
Mt 11,1). Para gustarlos, debemos contemplar el texto en bloques separados.
Jesús
empieza dando a conocer el efecto de su enseñanza. Más allá de los efectos
positivos, evidentes en la actuación del Señor, el Evangelio evoca los
contratiempos y los efectos secundarios de la predicación: «Enemigos de cada
cual serán los que conviven con él» (Mt 10,36). Ésta es la paradoja de vivir la
fe: la posibilidad de enfrentarnos, incluso con los más próximos, cuando no
entendemos quién es Jesús, el Señor, y no lo percibimos como el Maestro de la
comunión.
En
un segundo momento, Jesús nos pide ocupar el grado máximo en la escala del
amor: «quien ama a su padre o a su madre más que a mí…» (Mt 10,37), «quien ama
a sus hijos más que a mí…» (Mt 10,37). Así, nos propone dejarnos acompañar por
Él como presencia de Dios, puesto que «quien me recibe a mí, recibe a Aquel que
me ha enviado» (Mt 10,40). El efecto de vivir acompañados por el Señor, acogido
en nuestra casa, es gozar de la recompensa de los profetas y los justos, porque
hemos recibido a un profeta y un justo.
La
recomendación del Maestro acaba valorando los pequeños gestos de ayuda y apoyo
a quienes viven acompañados por el Señor, a sus discípulos, que somos todos los
cristianos. «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno
de estos pequeños, por ser discípulo...» (Mt 10,42). De este consejo nace una responsabilidad:
respecto al prójimo, debemos ser conscientes de que quien vive con el Señor,
sea quien sea, ha de ser tratado como le trataríamos a Él. Dice san Juan
Crisóstomo: «Si el amor estuviera esparcido por todas partes, nacerían de él
una infinidad de bienes».
Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Alejo
Mendigo
Se
tienen pocas noticias seguras de su vida y hay varias tradiciones sobre la
misma. Se le venera en Roma, en la iglesia del Aventino que lleva su nombre.
Según la tradición era un hombre de Dios, rico, que dejó su casa y sus bienes
para convertirse en un pobre mendigo que pedía limosna de incógnito, hasta el
extremo de que, cuando volvió a su casa años después, sus padres lo acogieron como
a un pobre, pero sin reconocer su identidad hasta después de su muerte. Se le
sitúa allá por el siglo IV.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
“Sé feliz, porque la piedra nunca es tan grande,
porque las injusticias acaban siempre pagándose,
porque el dolor se supera, porque la verdad…
insiste, porque el coraje te levanta,
porque el miedo te fortalece,
porque los errores te enseñan,
y porque nadie es perfecto.
La vida siempre da una segunda oportunidad para todo
y pone a cada uno donde debe estar”
Tema del día:
Un error peligroso
1) Para saber
Se
presentan con tal frecuencia los errores que no es necesario demostrar que
somos falibles, que fallamos. Y un error muy peligroso es el que tengamos sobre
nosotros mismos.
En
el mensaje que el Papa Francisco dijo hace unos días, señaló que no importa si,
como toda persona humana, uno tiene sus límites y también sus errores, sino que
lo importante es tener la humildad para reconocerlos, tener un corazón
sencillo, que sea honesto con sí mismo y con los demás.
El
peligro de no reconocer humildemente nuestros errores, es que nunca haremos
nada por salir de ellos al no detectarlos o no querer darnos cuenta, pues
muchas veces somos cómplices de nosotros mismos. ¿Por qué no los reconocemos?
Aunque pueden ser diversas causas, podemos ver que todas se dirigen a la
soberbia. Pensamos que si reconocemos tener tal o cual defecto, entonces
seremos menos y eso no lo aceptamos.
2) Para pensar
Para
conocer la realidad, se requiere una buena dosis de humildad, pues la soberbia
ciega. Una famosa fábula muestra cómo la soberbia termina por volverse contra
ella misma.
Un
día el león se despertó y se sentía tan lleno de vida, tan fuerte, que pensó
que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimiento de
grandeza, se encaminó a la selva. Se encontró con una víbora a la que preguntó:
"Dime, ¿quién es el rey de la selva?” Le respondió la víbora: “Tú, por
supuesto”, y se alejó a toda prisa.
El
siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo a quien le preguntó:
“Cocodrilo, dime ¿quién es el rey de la selva?” El cocodrilo le respondió: “Si
sabes que eres tú el rey de la selva, ¿por qué me lo preguntas?”
Así
continuó toda la mañana, y a cuanto animal le preguntaba, todos le respondían
que el rey de la selva era él. Hasta que le salió al paso un elefante.
“Dime
elefante”, le preguntó el león ensoberbecido “¿sabes quién es el rey de la
selva?”
Como
única respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo como si
fuera una pelota, lo arrojaba al aire, lo volvía a recoger... hasta que lo tiró
al suelo poniendo sobre el magullado león su inmensa pata.
Entonces
el dolorido león le dijo: “Muy bien, basta ya, pero no hay necesidad de que te
enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta”.
La
falta de humildad lleva a no conocerse a sí mismos, sino de una manera
deformada poniéndose por encima de todos. La descubrimos en una conducta,
prepotente, despectiva, arrogante, engreída, presuntuosa, vanidosa… Pensemos si
tenemos algunas de sus manifestaciones en nuestra conducta.
3) Para vivir
¿Hay
algún antídoto contra la soberbia? Sí, la humildad. Una virtud que nos lleva a
ser realistas, a sabernos con virtudes, con defectos, y aceptarlos. Se
manifiesta en la templanza, honestidad y serenidad y sinceridad. Cuando hay
madurez, se sabe relativizar la propia importancia, y no se hunde en los
defectos ni se exalta en los logros. Además, sabe observar lo positivo en los
que le rodean.
El
Papa Francisco afirma que un cristiano ha de ser humilde, para asemejarse a
Jesús. Sólo así podremos mostrarlo y ser sus “embajadores” ante los demás.
© Pbro. José Martínez Colín
Meditaciones
¡Qué
fácilmente creemos que nos faltan nuestros prójimos, que no nos estiman, que no
nos quieren! Basta ver el rostro de un amigo un poco más sombrío que de
costumbre para persuadirnos de su indiferencia o de su frialdad. O bien uno ha
dicho a la ligera una palabra que nos ha disgustado, acaso un imprudente nos
recordó palabras proferidas contra nosotros, y de todas estas tonterías hacemos
una montaña. Como triste consecuencia queda una amistad turbada y quizás
perdida por algo que no mereció la pena haberlo tenido en cuenta.
Sé
indulgente. Olvida las pequeñas penas que te hayan podido causar; no conserves
ningún resentimiento por las palabras inconsideradas o desfavorables que se han
dicho contra ti; excusa los descuidos, las ligerezas de las cuales eres
víctima; juzga siempre de buena intención a aquellos que te hayan hecho algún
agravio, en fin, muestra un semblante amable en todas las ocasiones. De esta
manera estarás en paz con tu prójimo y practicarás de modo excelente la caridad
cristiana, que es imposible practicar sin una indulgencia en todos los
instantes.
“El
fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y
confianza, mansedumbre y dominio de sí mismo” (Gálatas 5, 22-23).
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos
oración por el alma de Asdrúbal G. T.,
de Argentina, que ayer (16 de julio) hubiera cumplido años. Era muy devoto de
la Virgen del Carmen y su hija Ana (lectora de esta página desde hace muchos
años) nos pide que recemos por él. Lo hacemos con devoción cristiana.
Pedimos
oración para Esperanza, de 76 años
de edad, residente en Miami, USA, que será intervenida hoy de un aneurisma
cerebral. Rogamos que la Santísima Trinidad y la Mano poderosa y misericordiosa
del Padre, abra todas las puertas, ilumine, guíe y sea Él quien opere para que
todo esté en orden divino; y que la Santísima Virgen acompañe y fortalezca en
la fe a sus hermanas Edda y Elena y a la familia toda.
Pedimos
oración para María Trinidad Andrade A.
(Trini), de Bogotá, Colombia, quien se encuentra delicada de salud dada una
alergia a la garganta (tos muy dolorosa), esperando que no se complique con
otras situaciones más delicadas; por ello la colocamos bajo el amparo de las
Santas Manos Sanadoras de Jesucristo, seguros que, con la intercesión de
nuestra Señora la Virgen del Carmelo, se recuperará pronta y favorablemente.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras
debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y
la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Los cinco minutos de María
Julio 17
María
llevaba en su Corazón secretos muy íntimos; el secreto de su santidad, el de su
divina Maternidad, el de los privilegios extraordinarios que Dios le había
concedido; el secreto de su virginidad, de su consagración total y definitiva a
Dios; esos secretos los guardaba ella y los gozaba en la intimidad de su
corazón.
Por
la gracia, tú llevas a Dios contigo en lo más profundo de tu alma; consérvalo
con cuidado, atiéndelo con esmero, gózalo con ilimitada alegría.
Virgen que guardaste la palabra de Dios en tu
corazón, que la guarde yo con el aprecio que se merece.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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