PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3393 ~ Miércoles 19 de Julio de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Todos
hemos aprendido que cuando nos morimos, puede ocurrir una de las siguientes
tres cosas: vamos al Cielo directamente, vamos al Infierno, o bien vamos al
Purgatorio.
El
Purgatorio es un estado en el que se encuentra la persona que ha muerto en
gracia de Dios pero que no está plenamente purificada, y donde se es purificado
para disfrutar plenamente de la presencia de Dios. Se trata de una persona
salvada que vive en el amor de Dios y la salvación pero no de una manera plena,
ya que ha de esperar, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la
alegría del cielo.
La
Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es
completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado
la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de
Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580).
Sería
bueno que profundicemos un poco más el conocimiento del Purgatorio y de qué
manera nosotros podemos ayudar a las almas que están allí para que más
prontamente lleguen a la gloria del Cielo. Y también de qué manera esas almas
luego serán intercesoras y protectoras nuestras cuando lleguen al Reino de
Dios.
¡Buenos días!
Después de la vida
Una
vez un taxista me interrumpió una reflexión sobre la vida que sigue a esta vida
terrenal, diciéndome: “¡Nadie ha venido a contarnos lo que hay después!”.
“Mire, le dije, en la vida de san Juan Bosco hay un hecho que fue presenciado
por un grupo de seminaristas entre los 20 y 30 años y que ha testificado este
santo en sus memorias”.
Siendo Don Bosco seminarista hizo un trato con su
amigo Luis Comollo: el que muera primero vendrá a avisar si está o no en el
Cielo. Al poco tiempo murió el amigo de Don Bosco. Habían pasado cuatro días
del entierro, y Bosco no podía dormir. Cuando el reloj de la iglesia tocó las
doce, se oyó un rumor sordo que hizo vibrar las paredes, el pavimento y el
techo. Los seminaristas se despertaron y quedaron mudos. “Yo estaba petrificado
de horror —cuenta Don Bosco— se abrió violentamente la puerta del dormitorio;
solo se vio un fulgor pálido. Luego un repentino silencio; la luz brilló más y
oí la voz de Comollo, que por tres veces me dijo: “¡Bosco, Bosco, Bosco! ¡Me he
salvado!”.
Morir
en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de
Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y
libre elección. Eso es el infierno: algo peor que el fuego y cualquier
tormento, la separación de un Dios todo bondad, belleza y verdad. Jesús habló
quince veces del infierno para que estemos muy atentos.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has
revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha
sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al
Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar». (Mt
11,25-27)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio nos ofrece la oportunidad de penetrar, por así decir, en la
estructura de la misma divina sabiduría. ¿A quién entre nosotros no le apetece
conocer develados los misterios de esta vida? Pero hay enigmas que ni el mejor
equipo de investigadores del mundo nunca llegará siquiera a detectar. Sin
embargo, hay Uno ante el cual «nada hay oculto (...); nada ha sucedido en
secreto» (Mc 4,22). Éste es el que se da a sí mismo el nombre de “Hijo del
hombre”, pues afirma de sí mismo: «Todo me ha sido entregado por mi Padre» (Mt
11,27). Su naturaleza humana —por medio de la unión hipostática— ha sido
asumida por la Persona del Verbo de Dios: es, en una palabra, la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad, delante la cual no hay tinieblas y por la
cual la noche es más luminosa que el pleno día.
Un
proverbio árabe reza así: «Si en una noche negra una hormiga negra sube por una
negra pared, Dios la está viendo». Para Dios no hay secretos ni misterios. Hay
misterios para nosotros, pero no para Dios, ante el cual el pasado, el presente
y el futuro están abiertos y escudriñados hasta la última coma.
Dice,
complacido, hoy el Señor: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has
revelado a pequeños» (Mt 11,25). Sí, porque nadie puede pretender conocer esos
o parecidos secretos escondidos ni sacándolos de la obscuridad con el estudio
más intenso, ni como debido por parte de la sabiduría. De los secretos
profundos de la vida sabrá siempre más la ancianita sin experiencia escolar que
el pretencioso científico que ha gastado años en prestigiosas universidades.
Hay ciencia que se gana con fe, simplicidad y pobreza interiores. Ha dicho muy
bien Clemente Alejandrino: «La noche es propicia para los misterios; es
entonces cuando el alma —atenta y humilde— se vuelve hacia sí misma
reflexionando sobre su condición; es entonces cuando encuentra a Dios».
P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP (San Domenico di
Fiesole, Florencia, Italia)
Santoral Católico:
Santa Macrina la Joven
Virgen
La
llamaban «la Joven» para distinguirla de su abuela paterna que también se
llamaba Macrina. Era la hermana mayor de los santos Basilio Magno, Gregorio de
Nisa y Pedro de Sebaste. Nació en Cesarea de Capadocia hacia el año 330. Por su
belleza y virtudes, tuvo Macrina desde muy joven muchos pretendientes, y el
joven a quien la prometieron en matrimonio murió antes de la boda. Ella
entonces decidió consagrarse a Dios y vivir en virginidad, quedándose en casa
para ayudar a su madre viuda en el hogar y en la educación de sus hermanos, que
eran nueve. Cuando quedaron libres de sus obligaciones familiares, madre e hija
se retiraron a la soledad de Annesi, junto al río Iris en el Ponto (en la
actual Turquía). Allí llevaron con las mujeres que se les unieron vida en
comunidad y se consagraron a la divina contemplación. La madre murió el año 373
y Macrina asumió la dirección del monasterio, en el que murió, asistida por su
hermano san Gregorio, el 19 de julio del 379.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa Francisco
“Los
santos son aquellos que no tienen miedo
de
dejarse acariciar por la misericordia de Dios.
Y
por eso los santos son hombres y mujeres
que
entienden muchas miserias humanas
y
acompañan al pueblo vecino.
No
desprecian al pueblo”.
Tema del día:
¿Qué es el Purgatorio?
Muchos
católicos no saben bien qué es eso tan misterioso que llamamos “Purgatorio”,
porque lo hemos escuchado de pequeños en la catequesis, en casa, en algunas
oraciones, etc.
Respondiendo
en pocas palabras, el Purgatorio es el estado en el que van todas las almas,
que, aun muriendo en gracia de Dios, no han llegado en su vida a purificar el
daño que han ocasionado con sus pecados.
Pero...
¿De qué hay que “purgarse”? ¿No se supone que se nos perdonan todos los pecados
en la confesión?
Con
la confesión quedan perdonados nuestros pecados y quedamos libres del castigo
eterno que nos merecíamos. Pero la confesión no repara el daño que hemos
ocasionado. Ése, debemos repararlo nosotros con nuestras buenas obras o con
nuestro sacrificio.
Entenderlo
es tan fácil como pensar que rompimos un vidrio de la casa del vecino. Corremos
a su casa y le pedimos perdón. Nuestro vecino nos perdona de todo corazón y
seguimos siendo tan amigos como antes. Pero... ¡El vidrio sigue igual de roto!
Los
que aún estamos vivos, podemos reparar el daño que hemos ocasionado con los
grandes medios que nos ofrece la Santa Madre Iglesia como los sacramentos, la
oración diaria a Dios, las obras de misericordia, la predicación de la Palabra
de Dios, las indulgencias plenarias, la vida de caridad y de santidad.
El
otro modo, que es la forma menos recomendable para reparar la pena temporal, es
pasar por el Purgatorio.
Cuentan
de santos que han tenido la visión del Purgatorio que hubiesen preferido sufrir
lo más terrible de esta vida por mil años, que estar un solo día en el
Purgatorio. Allí se va para una purificación en profundidad, una limpieza que
cuesta grandes pesares y malestares, pero necesaria para nuestra buena salud.
El
purgatorio existe, debe existir porque nadie entra a las Bodas del Reino de los
Cielos con la piel y la ropa llena de mugre. Es necesario entrar con el mejor
vestido. Y en donde se nos lava hasta el punto de quedar dignos para el paraíso
y con el traje adecuado, es en el Purgatorio. Nadie nos obligó a ensuciarnos,
lo hicimos por libre disposición. Pero si queremos ser buenos invitados, no se
nos ocurrirá entrar indignamente presentados, desearemos estar limpios, muy
limpios, como se merece el Esposo de las Bodas.
El
Purgatorio, por tanto, existe y es más que un lugar, es un estado de
purificación, con un fuego que nos arrancará nuestros errores de raíz y los
disolverá en su fuego, con el dolor de los que se sanan de una herida.
No
es para nada igual que el Infierno, pues en el Infierno reinan el odio y la
desesperación eterna y en el Purgatorio reinan el amor y la esperanza, la firme
convicción de la salvación eterna. Todo allí será sufrir pero sólo para lograr
amar verdaderamente al Señor que nos esperará con los brazos abiertos en su
eterno Convite Celestial.
Fuente: Benditas almas
Meditaciones
A
un hombre le regalaron un par de guantes forrados de piel. Como vivía en un
clima tropical y, por cierto, no necesitaba los guantes, los guardo en una
gaveta y pronto se olvidó de ellos. De modo que no le servían porque no los
usaba.
Algún
tiempo después le llamaron para que trabajara en una ciudad de clima frio y
entonces se acordó de los guantes. Al fin encontraría uso para aquello que él
consideraba un regalo sin utilidad.
Cuando
metió la mano en uno de los guantes, sintió que algo impedía que el dedo pulgar
se acomodara en su lugar. Para su gran sorpresa, lo que impedía era un billete
de diez dólares enrollado. Reviso los otros dedos del guante y descubrió que en
cada uno de ellos había un billete de cien dólares. Los billetes habían estado
allí todo el tiempo, pero él no se había dado cuenta.
El
Espíritu Santo está en la vida del creyente en todo momento. Pero el creyente
debe depender de él. Sea usted lleno del Espíritu Santo y permita que su vida
este dirigida y dominada por Él.
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María; por la conversión de
todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por
los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno
descanso de una niña de doce o trece años de edad, fallecida ayer en un
tremendo accidente de tránsito en la Av. Rafael Núñez, en la ciudad de Córdoba,
Argentina, y en general por todas las víctimas de accidentes de tránsito que
cada día pierden la vida en Argentina y en el mundo.
Continuamos
unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de
Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades,
poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para
el mundo, al rezar por la paz; rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los
corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que
están en peligro de ser abortados. Paz
para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para
los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y
sigamos haciéndolo.
Los cinco minutos de María
Julio 19
La
Virgen quiso bien a todos porque cumplía el mandamiento de Dios de amar a
todos, porque imitaba al Padre celestial, que hace salir el sol para todos.
Como
su Hijo más tarde, ella quiso pasar por la tierra haciendo a todos el bien y en
toda su vida no hizo mal alguno a nadie.
¡Qué
norma de conducta tan hermosa: no hacer mal a nadie, a todos hacer el bien!
Virgen que entendiste la palabra de Dios, alcánzame
los dones del Espíritu Santo que me descubran las cosas de Dios.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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