jueves, 21 de julio de 2016

Pequeñas Semillitas 3075

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3075 ~ Jueves 21 de Julio de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Decía un sacerdote argentino que cuando quería saber las últimas noticias, leía el Apocalipsis. Y hoy se puede decir que es necesario volver a leer este último libro de la Escritura, ya que estamos en el corazón de él.
Pero como el diablo es la mona de Dios y en todo quiere imitarlo, también ha colocado en el mundo a falsos profetas que predican el Apocalipsis a su antojo, anuncian catástrofes y cosas terribles sin esperanza. Tengamos cuidado porque el demonio es muy astuto y en aquellos tiempos se perderían hasta los elegidos, si eso fuera posible.
Cada vez que el mundo atraviesa por una crisis, los hombres miran el Apocalipsis, pero es bueno que los cristianos lo miremos con la mirada de la Iglesia Católica, la única que tiene la misión del Señor, de interpretar las Sagradas Escrituras.
Estamos en tiempos difíciles y vamos hacia la manifestación abierta del Anticristo. Pero sabemos de quién será la victoria final, de Cristo, y nosotros venceremos con Él.
Al saber que todas las cosas que estamos viviendo y las que vamos a vivir, estaban preanunciadas, las viviremos con paz en el alma, sabiendo que Dios guía los acontecimientos de la historia, y que el mal no podrá superar la medida que le ha puesto Dios, y al final todo servirá para gloria de Dios, porque Él dispone todo para el bien de los que lo aman.
* Sitio Santísima Virgen

¡Buenos días!

Me gusta que mis amigos...
Un saludo especial y muy cordial a ti, por el día del amigo. Aquí te ofrezco un perfil del amigo ideal bosquejado por alguien que reflexionó detalladamente sobre esa realidad de la convivencia humana: la amistad. Quizá estés de acuerdo si no en todas, al menos en la mayoría de las cualidades que te gustaría ver en tu amigo predilecto.

Sepan guardar los secretos que les confío. Se interesen por mis problemas. Me escuchen con atención, sin criticarme ni retarme. Me sacudan cuando me hace falta, aunque yo me enoje. Me consuelen y alienten después, si quedé muy triste. Se acuerden de mi cumpleaños, aunque no me regalen nada. Se sientan cómodos en mi casa y con mi familia. Me entiendan cuando yo no quiero hablar. Sean sinceros y confidentes conmigo. Se jueguen por mí, si llega la ocasión. Me respeten en las cosas en que pensamos distinto. Me quieran desde el corazón y para siempre...

Que esta lista te impulse a continuarla a tu gusto, por ejemplo: “Que me acepten tal como soy. Que sean alegres y creativos. Que me animen con su comprensión”, etc. Este ejercicio te ayudará a conocerte mejor a ti mismo, porque necesitamos amigos que nos complementen y ayuden en nuestra singularidad. No puede haber dos listas iguales, porque somos distintos. Hasta mañana.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, acercándose los discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane’.
»¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron». (Mt 13,10-17)

Comentario:
Hoy, recordamos la "alabanza" dirigida por Jesús a quienes se agrupaban junto a Él: «¡dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!» (Mt 13,16). Y nos preguntamos: ¿Van dirigidas también a nosotros estas palabras de Jesús, o son únicamente para quienes lo vieron y escucharon directamente? Parece que los dichosos son ellos, pues tuvieron la suerte de convivir con Jesús, de permanecer física y sensiblemente a su lado. Mientras que nosotros nos contaríamos más bien entre los justos y profetas -¡sin ser justos ni profetas!- que habríamos querido ver y oír.
No olvidemos, sin embargo, que el Señor se refiere a los justos y profetas anteriores a su venida, a su revelación: «Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron» (Mt 13,17). Con Él llega la plenitud de los tiempos, y nosotros estamos en esta plenitud, estamos ya en el tiempo de Cristo, en el tiempo de la salvación. Es verdad que no hemos visto a Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos escuchado su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos sus palabras. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da la felicidad y la alegría.
Agradezcamos nuestra fe cristiana, estemos contentos de ella. Intentemos que nuestro trato con Jesús sea cercano y no lejano, tal como le trataban aquellos discípulos que estaban junto a Él, que le vieron y oyeron. No miremos a Jesús yendo del presente al pasado, sino del presente al presente, estemos realmente en su tiempo, un tiempo que no acaba. La oración -hablar con Dios- y la Eucaristía -recibirle- nos aseguran esta proximidad con Él y nos hacen realmente dichosos al mirarlo con ojos y oídos de fe. «Recibe, pues, la imagen de Dios que perdiste por tus malas obras» (San Agustín).
* Rev. D. Manel MALLOL Pratginestós (Terrassa, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Lorenzo de Brindisi
Sacerdote Capuchino y Doctor de la Iglesia
Nació en Brindis (Italia) el año 1559. Ingresó en la Orden de los Capuchinos y estudió en Padua. Fue una persona superdotada a quien Dios concedió cualidades intelectuales extraordinarias. Infatigable y elocuente predicador por varias naciones de Europa, docto profesor de sus hermanos, escritor erudito, ocupó, además, todos los cargos en su Orden, incluso el de Ministro general, y desempeñó graves y delicadas misiones diplomáticas por Europa. De carácter sencillo y humilde, cumplió fielmente todas las misiones que se le encomendaron, como la defensa de la Iglesia ante los turcos que intentaban dominar Europa y la reconciliación de príncipes enfrentados. En su vida de piedad se distinguió por la fervorosa celebración de la misa y por su filial devoción a la Virgen. Murió el 22 de julio de 1619 en Lisboa, adonde fue a tratar con Felipe III de la paz en Nápoles. Por su conocimiento profundo de la Palabra de Dios, del que dejó testimonio en sus escritos y en los púlpitos, Juan XXIII le dio en 1959 el título de «Doctor Apostólico».
Oración: Oh Dios, que para gloria de tu nombre y salvación de las almas otorgaste a san Lorenzo de Brindis espíritu de consejo y fortaleza, concédenos llegar a conocer, con ese mismo espíritu, las cosas que debemos realizar y la gracia de llevarlas a la práctica después de conocerlas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

Palabras del Papa Francisco 
“La columna que sostiene la vida de la Iglesia
es la misericordia […]
la credibilidad de la Iglesia pasa
por el camino del amor misericordioso y compasivo
que da vida nueva e infunde el coraje
para mirar con esperanza hacia el futuro”.

Tema del día:
Mecánico del alma
Una vez iba un hombre por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su auto comenzó a detenerse hasta quedar estático.

El hombre se bajó, lo revisó, trató de averiguar qué era lo que tenía, pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto que tenía su auto, pues hacía muchos años que lo conducía, sin embargo, después de mucho rato se dio cuenta que no encontraba la falla del motor.

En ese momento apareció otro auto, del cual bajó un señor a ofrecerle ayuda.  El dueño del primer auto dijo:
“Mire, este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano, no creo que usted sin ser el dueño pueda hacer algo”.

El otro hombre insistió con cierta sonrisa, hasta que finalmente el otro propietario del auto dijo: “Está bien, haga el intento, pero no creo que pueda hacer algo, pues este auto es mío”.

El segundo hombre echó manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y lo pudo arrancar.

El primer hombre quedó atónito y preguntó: “¿Cómo pudiste arreglar el fallo si el auto es mío?”

El segundo hombre contestó: “Verás, mi nombre es Félix Wankel...  Yo inventé el motor rotativo que usa tu auto”.

Cuántas veces decimos: “Esta es mi vida, este es mi destino, esta es mi casa, déjenme a mí solo, yo puedo resolver el problema”.

Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que, YO puedo resolver el problema. 

Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que nadie nos podrá ayudar, pero te voy a hacer unas preguntas.
“¿Quién hizo la vida?  ¿Quién hizo el tiempo?  ¿Quién creó la familia?”

Sólo aquel que es el autor de la vida, puede ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida.  Si necesitas un mecánico aquí están sus datos:
Nombre: Dios.
Dirección: El cielo.
Horarios: 24 horas al día, 365 días del año, por toda una eternidad.
Garantía: De por vida.
Teléfono: No es necesario, basta con que ores con fe.
Lo más importante... Su línea nunca está ocupada.

El rincón del lector
Desde hace años hemos tenido esta sección llamada “El rincón del lector” destinada a dar cabida a los mensajes, opiniones y comentarios de las personas que leen Pequeñas Semillitas, que han podido expresarse libre y respetuosamente. Ahora, con nuestra presencia en Facebook, la posibilidad de manifestarse es mucho más abierta, directa y permanente.
Igual vamos a mantener esta sección para los que deseen expresarse por esta vía. Para que tu mensaje se publique debes dirigirlo por correo electrónico a feluzul@gmail.com  con el título "El rincón del lector" y deberá ser muy breve y no contener conceptos agraviantes para nada ni para nadie.
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Los cinco minutos de Dios
Julio 21
Hay una riqueza simbólica en la luz de la vela, en la llama del cirio pascual.
Su simbolismo, pletórico de significado, nos está recordando que debemos ser luz para el mundo, para que ese mundo que anda entre tinieblas, tinieblas que son de error y de maldad, maldad que se esparce por las cuatro latitudes, latitudes que deberán ser renovadas por el hombre cristiano, hombre cristiano que ha de ser un cielo desbordante de luz.
La luz de la vela es un grito de vida espiritual; es una lengua que pregona la venida del Salvador que fue “la luz del mundo”. Esa débil luz de la vela, ese débil resplandor, tapado por el chorro potente de los modernos reflectores, está indicando que, en medio de todo este mundo dinámico, aplastador, desbordante, hay que saber descubrir la luz de la fe, que es un canto de gozo y de triunfo sobre todas las limitaciones humanas; luz que es mensajera de un mundo inmaterial de paz y de amor.
“La hora se acerca, ya ha  llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,23-24).
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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