PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
11 - Número 3070 ~ Sábado 16 de Julio de 2016
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Celebrando
hoy a la Virgen del Carmen, iniciamos con una oración de Consagración a Ella
escrita por el Papa Pío XII
“Oh,
María, Reina y Madre del Carmelo, vengo hoy a consagrarme a Ti, pues toda mi
vida es como un pequeño tributo por tantas gracias y bendiciones como he
recibido de Dios a través de tus manos. Y porque Tú miras con ojos de
particular benevolencia a los que visten tu Escapulario, te ruego que sostengas
con tu fortaleza mi fragilidad, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi
mente y aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad, para que cada día pueda
rendirte el tributo de humilde homenaje.
El
Santo Escapulario atraiga sobre mí tus miradas misericordiosas, sea para mí
prenda de particular protección en la lucha de cada día, de modo que pueda
seros fiel a tu Hijo y a Ti. Que él me tenga apartado de todo pecado y
constantemente me recuerde el deber de pensar en Ti y revestirme de tus
virtudes.
De
hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu,
ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de tu
humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.
Oh
Madre amabilísima, sosténme con tu amor indefectible, a fin de que a mí,
pecador indigno, me sea concedido un día cambiar tu Escapulario por el Eterno
vestido nupcial y habitar contigo y con los santos del Carmelo en el Reino de
tu Hijo. Así sea.”
¡Buenos días!
Sé una persona de paz
“La
persona de paz tiene el valor de negarse a colaborar con cualquier proyecto
violento. Se aparta de los que enseñan y practican el odio, el chantaje y la
violencia. Crea en torno a él sentimientos y actitudes de paz, concordia y
convivencia. Apoya a los que trabajan con sinceridad por la paz, en un clima de
verdad, libertad y justicia.
Sabe mirar a todos con respeto y benevolencia. No
habla mal de nadie, no condena a ninguna persona, a ningún grupo, a ninguna
institución, a ningún pueblo. Perdona las injurias presentes y pasadas, está
libre de las garras del odio, guarda la libertad de su corazón para amar; para
convivir, para comenzar una vida nueva cada día. Desea sinceramente la paz con
todos, la colaboración, la convivencia, el gozo de la fraternidad y del
servicio. Trata de simplificar los problemas en vez de agrandarlos; no acumula
las sombras, en todo busca resquicios de luz y caminos de esperanza.
Dedica
algún tiempo a trabajar por la paz, con serenidad, con ilusión y generosidad.
Pide a Dios que te dé el espíritu de sabiduría, bondad y fortaleza para ser
instrumento suyo en un mundo renovado donde todos podamos vivir como hermanos”.
Que el Señor te dé un corazón pacífico.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle.
Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y
les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el
oráculo del profeta Isaías: «He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en
quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a
las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La
caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la
victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza». (Mt 12,14-21)
Comentario:
Hoy
encontramos un doble mensaje. Por un lado, Jesús nos llama con una bella
invitación a seguirlo: «Le siguieron muchos y los curó a todos» (Mt 12,15). Si
le seguimos encontraremos remedio a las dificultades del camino, como se nos
recordaba hace poco: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Por otro lado, se nos muestra
el valor del amor manso: «No disputará ni gritará» (Mt 12,19).
Él
sabe que estamos agobiados y cansados por el peso de nuestras debilidades
físicas y de carácter... y por esta cruz inesperada que nos ha visitado con
toda su crudeza, por las desavenencias, los desengaños, las tristezas. De
hecho, «se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle» (Mt 12,14). y...
nosotros que sabemos que el discípulo no es más que el maestro (cf. Mt 10,24),
hemos de ser conscientes de que también tendremos que sufrir incomprensión y
persecución.
Todo
ello constituye un fajo que pesa encima de nosotros, un fardo que nos doblega.
Y sentimos como si Jesús nos dijera: «Deja tu fardo a mis pies, yo me ocuparé
de él; dame este peso que te agobia, yo te lo llevaré; descárgate de tus preocupaciones
y dámelas a mí...».
Es
curioso: Jesús nos invita a dejar nuestro peso, pero nos ofrece otro: su yugo,
con la promesa, eso sí, de que es suave y ligero. Nos quiere enseñar que no
podemos ir por el mundo sin ningún peso. Una carga u otra la hemos de llevar.
Pero que no sea nuestro fardo lleno de materialidad; que sea su peso que no
agobia.
En
África, las madres y hermanas mayores llevan a los pequeños en la espalda. Una
vez, un misionero vio a una niña que llevaba a su hermanito... Le dice: «¿No
crees que es un peso demasiado grande para ti?». Ella respondió sin pensárselo:
«No es un peso, es mi hermanito y le amo». El amor, el yugo de Jesús, no sólo
no es pesado, sino que nos libera de todo aquello que nos agobia.
* Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Nuestra Señora del Carmen
Advocación Mariana
Es
la advocación de la Virgen como Patrona de la familia carmelitana. La Sagrada
Escritura celebra la belleza del monte Carmelo, donde el profeta Elías, en el
siglo IX antes de Cristo, defendió la pureza de la fe de Israel en el Dios
vivo, en contra del culto a Baal. En el siglo XII, algunos eremitas se retiraron
a aquel monte, constituyendo más tarde una Orden dedicada a la vida
contemplativa, bajo el patrocinio de la Virgen María. Según la tradición, en
este día la Virgen entregó el popular escapulario del Carmen a San Simón Stock.
Además, bajo este título celebramos a la Virgen como guía de los navegantes,
consuelo de los afligidos, fortaleza de los moribundos en su agonía,
intercesora nuestra en el tránsito de la muerte, auxilio de las almas del
purgatorio.
Oración: Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión
de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga
llegar hasta Cristo, monte de salvación. Él, que vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
© Directorio Franciscano
El pensamiento del día
"Flor
del Carmelo,
viña
florida,
Esplendor
del cielo,
Virgen
Madre.
Singular.
¡Oh
Madre tierna!,
Intacta
de hombre;
a
los carmelitas proteja tu nombre,
Estrella
del mar".
San Simón Stok
Tema del día:
El escapulario de la Virgen del Carmen
1. ¿Qué es?
El
escapulario del Carmen es el signo externo de devoción mariana, que consiste en
la consagración a la Santísima Virgen María por la inscripción en la Orden
Carmelita, en la esperanza de su protección maternal.
El
distintivo externo de esta inscripción o consagración es el pequeño escapulario
marrón.
El
escapulario del Carmen es un sacramental, es decir, según el Concilio Vaticano
II, "un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del
cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la
intercesión de la Iglesia". (S.C.60).
2. Origen y propagación
A
finales del siglo XII o principio del XIII nacía en el monte Carmelo, de
Palestina, la Orden de los Carmelitas. Pronto se vieron obligados a emigrar a
Occidente. En Europa, tampoco fueron muy bien recibidos por todos. Por ello el
Superior General de la Orden, San Simón Stock, suplicaba con insistencia la
ayuda de la Santísima Virgen.
En
1251, la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de ángeles, se
apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la
Orden en sus manos, y le dijo: "Tú y todos los Carmelitas tendréis el
privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno"; es decir,
quien muera con él, se salvará.
La
promesa del escapulario es de tal trascendencia, que precisamente por ello
suscitó fuerte oposición.
3. Significado del Escapulario
Al
vestir el escapulario, y durante toda la vida, es muy importante que sepamos
apreciar su profundo y rico significado, como pertenencia a una Orden, a la del
Carmen, con obligación de vivir según su rica espiritualidad y su propio
carisma. Quien viste el escapulario debe procurar tener siempre presente a la
Santísima Virgen y tratar de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella,
María, obró, según sus palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en
mí según tu palabra".
El
escapulario del Carmen es un MEMORIAL de todas las virtudes de María. Así lo
recordaba a todos: religiosos, terciarios, cofrades. "Que forman, por un
especial vínculo de amor, una misma familia de la Santísima Madre", el
Papa Pío XII, el 11.2.1950.
Reconozcan
en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad.
-
Vean, en la forma sencilla de su hechura, un compendio de modestia y candor.
-
Vean, sobre todo, en esta librea que visten día y noche, significada, con
simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino.
-
Reconozcan, por fin, en ella su consagración al Sacratísmo Corazón de la Virgen
Inmaculada, recientemente recomendada.
Cada
escapulario tiene sus privilegios o gracias particulares, pero todos pueden
sustituirse por la medalla-escapulario (cfr. Decreto de 16-XII-1910). Sería
falta de fe en la autoridad suprema del Vicario de Cristo que confiere a esta
medalla tal privilegio, creer que vale menos, para ganar las promesas, llevar
la medalla que los trozos de paño (aunque en determinados casos, por otras
razones externas de mayor visibilidad, etc., puede ser preferible el
escapulario de paño). La medalla-escapulario debe tener por una parte la imagen
de Jesús con el Corazón, y por la otra una imagen de la Virgen bajo cualquier
advocación. Lo mismo que los escapularios ha de estar bendecida por un
sacerdote.
* Fuente: Ocarm.org
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"Juan Pablo II inolvidable"
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Los cinco minutos de Dios
Julio 16
En
torno de Dios todo es blanco, todo límpido, todo sencillo, todo sin dobleces,
todo tiene sonrisa de niño, gorjeos de pájaro, aroma de flores, candidez de
virgen.
La
vida del que cree en Dios es un aleluya perenne e inmutable, un canto de
esperanza, un grito de exultación y de gozo, un himno de gratitud y de
petición, un estallar el corazón en lágrimas sedantes que reconfortan, al
saberse hijo de Dios.
Toda
la vida del cristiano se sacraliza por la presencia de Dios en ella; por eso el
cristiano canta, no solamente en sus actos litúrgicos, sino en todos los
momentos, aun en los más duros y difíciles, aun en los más ásperos y de aristas
más cortantes.
El
creyente no puede tratar de engañar a Dios presentándole flores artificiales,
en actitud de niño travieso que oculta las cosas; ha de darle no una apariencia
de fe y de amor, sino una fe ciega y total y un amor de entrega absoluta y sin
reservas.
No basta vivir la gracia consciente y creciente, sino
que es preciso vivir la otra dimensión: la gracia difundida o comunicada a los
demás. “Den y se les dará… porque con la medida con que midan, se los medirá a
ustedes” (Lc 6, 38)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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