PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2888
~ Viernes 25 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Con la solemnidad de la Navidad, la
Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres. Un antiguo documento del año 354 llamado el
Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre,
que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto
es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más larga del año,
readquiría nuevo vigor.
Al celebrar en este día el nacimiento de
quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del
paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana
muy sentida por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante
las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse
a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los
regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes
magos al Niño Jesús.
Los textos de la liturgia navideña,
formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio,
subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la
divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a
la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de
la purísima Virgen María.
¡Feliz Navidad para todos!
¡Feliz Navidad para todos!
¡Buenos días!
Tarea de Navidad
Jesús
aparece en medio de nosotros en Navidad. Quiere sacudir nuestro letargo y
ayudarnos a tomar conciencia de las semillas que están dormidas en nuestro
corazón. Ellas aguardan que tú les des oportunidad de desplegar su fuerza
germinativa y producir abundantes frutos en tu vida. Jesús te visitó con su
amor. Él espera que tú lo hagas con los que están a tu lado.
Cuando se termina el canto de los ángeles,
cuando se apaga la estrella del firmamento, cuando los reyes vuelven a sus
palacios, cuando los pastores se reúnen con sus rebaños, entonces empieza la
tarea de Navidad: encontrar al perdido, curar al decaído, alimentar al
hambriento, liberar al prisionero, reconstruir las naciones, llevar la paz a
los hermanos, hacer música con el corazón.
Si
Navidad es amor, la fuerza de esta celebración anual, te motiva y dinamiza para
que intentes de nuevo ser, como Jesús, fuente de bondad, consuelo, alegría y paz.
Vale la pena volver a intentarlo y permanecer firmes en la tarea asignada.
Jesús te acompaña.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Sucedió que por aquellos días salió un
edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer
empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Quirino. Iban todos a
empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser
él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que
estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en
pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
Había en la misma comarca unos pastores,
que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les
presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se
llenaron de temor. El Ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran
alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal:
encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto
se juntó con el Ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en
quienes Él se complace». (Lc 2,1-14)
Comentario
Hoy, con la sencillez de niños,
consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la
llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros
primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios,
compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la
Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado.
El apóstol Juan lo explica usando
expresiones de gran profundidad teológica: «En el principio existía la Palabra
y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios» (Jn 1,1). Juan llama
"Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima
Trinidad. Y añade: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre
nosotros» (Jn 1,14).
Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos
fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Es un recién
nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también
uno de nosotros.
Ha venido a la tierra para devolvernos
la condición de hijos de Dios. Pero es necesario que cada uno acoja en su
interior la salvación que Él nos ofrece. Tal como explica san Juan, «a todos
los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Hijos
de Dios! Quedamos admirados ante este misterio inefable: «El Hijo de Dios se ha
hecho hijo del hombre para hacer a los hombres hijos de Dios» (San Juan
Crisóstomo).
Acojamos a Jesús, busquémosle: solamente
en Él encontraremos la salvación, la verdadera solución para nuestros
problemas; sólo Él da el sentido último de la vida y de las contrariedades y
del dolor. Por esto, hoy os propongo: leamos el Evangelio, meditémoslo;
procuremos vivir verdaderamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús, el Hijo
de Dios que ha venido a nosotros. Y entonces veremos cómo será verdad que,
entre todos, haremos un mundo mejor.
Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y
Primado de Cataluña (Tarragona, España)
Santoral Católico:
Natividad del
Señor
«A Cristo, que por nosotros ha nacido,
venid, adorémosle». El Evangelio según san Lucas nos cuenta así lo sucedido:
«En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un
censo del mundo entero, y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de
Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse
con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el
tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región
había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su
rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó y les dijo: "No temáis, os
traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad
de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la
señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre".
De pronto apareció una legión del ejército celestial que alababa a Dios
diciendo: "Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que
Dios ama". Cuando los ángeles los dejaron, los pastores fueron corriendo a
Belén y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al
verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo
oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas
cosas, meditándolas en su corazón».- Oración A los que celebramos con alegría
cristiana el nacimiento de tu Hijo, concédenos, Señor, penetrar con fe profunda
en este misterio y amarlo cada vez con amor más entrañable. Te lo pedimos,
Padre, por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras de San
Juan Pablo II
«Un niño nos ha nacido, un hijo se nos
ha dado» (Is 9,5). Hoy se renueva el misterio de la Navidad: nace también para
los hombres de nuestro tiempo este Niño que trae la salvación al mundo; nace
llevando alegría y paz a todos. Nos acercamos al Portal conmovidos para
encontrar, junto a María, al Esperado de los pueblos, al Redentor del hombre.
Contemplemos con María el rostro de Cristo: en aquel Niño envuelto en pañales y
acostado en el pesebre (cf. Lc 2, 7), es Dios que viene a visitarnos para guiar
nuestros pasos por el camino de la paz (cf Lc 1, 79). María lo contempla, lo
acaricia y lo arropa, interrogándose sobre el sentido de los prodigios que
rodean el misterio de la Navidad.
Historia de
Navidad:
Una luz de esperanza
En diciembre de 1914, se acercaba un
durísimo día de Navidad, y las tropas británicas y alemanas se enfrentaban a
través de un angosto trecho de suelo europeo. Las condiciones imperantes en
ambas trincheras eran espantosas, el tronar de los cañones incesante, y el
ruido, ensordecedor.
La oficialidad británica había tomado
escasas prevenciones para celebrar la Navidad. Tenía órdenes de tratar esa
jornada como cualquier otra y seguir peleando. Lo poco que pudieron hacer las
cansadas tropas, fue recoger unos restos de ramas secas como patético
recordatorio de las festividades que con seguridad, se estarían celebrando en
sus lejanos hogares.
Los alemanes estaban mucho mejor
organizados. Para elevar la moral de sus tropas, habían hecho enviar canastas
con comida y árboles de Navidad a las líneas del frente para estimularlos a
pelear mejor.
Pero esta bien planeada estrategia tuvo
precisamente un efecto contrario. En lugar de aumentar la agresiva lealtad de
los soldados, detuvo por completo las hostilidades. La verdad es que el común
de los soldados alemanes no odiaban a sus pares ingleses, y viceversa, y si
procuraban matarse unos a otros era pura y exclusivamente por respeto a las
órdenes de sus generales.
El espectáculo de todos esos arbolitos
afectó muy hondo a los alemanes. Las congeladas tropas británicas escondidas en
sus trincheras sintieron alarma y desconcierto ante el repentino y extraño
silencio seguido por los acordes de un villancico.
Al asomarse comprobaron asombrados que
los soldados alemanes había emergido de sus escondites y ocupaban en actitud
pasiva la tierra de nadie. Con cierto temor los ingleses se les sumaron y tuvo
lugar una improvisada tregua.
Los villancicos duraron toda la noche,
los enemigos cantaron juntos, y a medida que pasaron las horas tuvo lugar un
extraordinario intercambio de regalos. Enemigos mortales se estrecharon las
manos, e incluso, se abrazaron y mostraron fotografías de sus respectivas
familias y durante un breve interludio, la idea de matar se borró de sus
mentes.
A la mañana siguiente, día de la
Navidad, ocurrió algo aún más insólito. Poniéndose de acuerdo sobre un punto
intermedio entre ambas posiciones, ingleses y alemanes protagonizaron lo que
debe ser el más raro partido de fútbol en la historia de ese deporte.
Poesía
Llegó la Navidad
Llegó la Navidad: Y engalanada,
nos anuncia gozosa un “nuevo día”,
paz,
unión amistad, canto, alegría…
tornando de esplendores la alborada.
Nació el Amor de Madre Inmaculada:
atrás quedó la noche triste y fría;
brilla radiante el Sol del mediodía,
con la Luz y Fulgor de su mirada.
Llegó la Navidad: En cada hermano,
vive el Niño Divino renacido,
como en otro Belén, vivo y cercano.
Es el pobre, y el triste y
afligido,
que en unión fraternal tiende su mano,
y le ofrezco mi amor comprometido.
(“El Camino de María”)
Nuevo vídeo y
artículo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
En esta Navidad pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
Si
somos almas sedientas que buscamos a Jesús, debemos saber que lo encontraremos
con seguridad en el seno de María. También los pastores en Belén buscaban a
Jesús, y lo encontraron junto a María. Los Reyes Magos hicieron otro tanto y
también hallaron al Señor en los brazos de su Madre. Esto no es casualidad ni
el Evangelio lo narra así por capricho. Este es un gran misterio para que
nosotros busquemos a María para encontrar a Jesús. Pidámosle a María que nos
preste su Niño para que nos alegre la vida y nos traiga toda clase de
bendiciones a nuestra existencia.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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