PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2872
~ Miércoles 9 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Pongo en tus manos todas mis cosas
Señor, reconozco que a veces el orgullo me hace doler el alma cuando los que no
me quieren me critican o me ignoran. Pero quiero vencer ese orgullo y conocer
la libertad de un corazón simple y humilde. Hoy levanto la cabeza, Señor, y
decido caminar erguido, seguro, con dignidad, como hijo tuyo amado, como tú
quieres que camine, porque tú me amas.
Tú sabes cómo el corazón se me llena de
temor, de tristeza y de dolor cuando creo que me tienen envidia o que desean
hacerme daño. Pero yo confío en ti, mi Dios, que eres infinitamente más
poderoso que cualquier ser humano. Quiero que estén en tus manos todas mis
cosas, mis trabajos, mi vida, mis seres queridos.
Todo te lo confío, mi Dios. Y toca mi
corazón con tu gracia para que conozca tu paz, para que de verdad confíe en ti
con toda mi alma y no me debilite con temores y sospechas. Amén.
¡Buenos días!
Una pintura de Rafael
Hay un
refrán que dice: “La palabras mueven, los ejemplos arrastran”. Estos dichos
populares son expresión de esa sabiduría que tiene el aval de la experiencia
cotidiana. Son irrefutables. Y es la pura verdad que más que las palabras lo
que mueve y conmueve a grandes y pequeños son los ejemplos que vemos. Y tanto
para el mal como para el bien.
Un joven artista intentaba copiar a la
perfección una de las más hermosas pinturas del mundo, hecha por Rafael. Había
viajado a Florencia a estudiarla, y luego se dedicó a reproducir esta obra
maestra. Al terminar, el artista admitió que había realizado un cuadro hermoso,
pero que no podía compararse con la excelencia del original. “¡Ah, si pudiera
posesionarme del espíritu de Rafael!”, exclamó el joven, “solo entonces podría
pintar como el gran maestro.”
Cristo
Jesús, con sus palabras y, sobre todo con su ejemplo nos anima a superarnos y
avanzar de virtud en virtud a la perfección de la vida cristiana. Pero Jesús se
dejó mover y arrastrar por el Divino Espíritu. Ora con frecuencia pidiendo al
Señor que te llene de los dones del Espíritu Santo, para asemejarte cada vez a
la belleza y santidad de Jesús, el divino modelo.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, respondiendo Jesús,
dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré
descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
suave y mi carga ligera». (Mt 11,28-30)
Comentario
Hoy, Jesús nos conduce al reposo en
Dios. Él es, ciertamente, un Padre exigente, porque nos ama y nos invita a
darle todo, pero no es un verdugo. Cuando nos exige algo es para hacernos crecer
en su amor. El único mandato es el de amar. Se puede sufrir por amor, pero
también se puede gozar y descansar por amor…
La docilidad a Dios libera y ensancha el
corazón. Por eso, Jesús, que nos invita a renunciar a nosotros mismos para
tomar nuestra cruz y seguirle, nos dice: «Mi yugo es suave y mi carga ligera»
(Mt 11,30). Aunque en ocasiones nos cuesta obedecer la voluntad de Dios,
cumplirla con amor acaba por llenarnos de gozo: «Haz que vaya por la senda de
tus mandamientos, pues en ella me complazco» (Sal 119,35).
Me gustaría contar un hecho. A veces,
cuando después de un día bastante agotador me voy a dormir, percibo una ligera
sensación interior que me dice: —¿No entrarías un momento en la capilla para
hacerme compañía? Tras algunos instantes de desconcierto y resistencia, termino
por consentir y pasar unos momentos con Jesús. Después, me voy a dormir en paz
y tan contento, y al día siguiente no me despierto más cansado que de
costumbre.
No obstante, a veces me sucede lo
contrario. Ante un problema grave que me preocupa, me digo: —Esta noche rezaré
durante una hora en la capilla para que se resuelva. Y al dirigirme a dicha
capilla, una voz me dice en el fondo de mi corazón: —¿Sabes?, me complacería
más que te fueras a acostar inmediatamente y confiaras en mí; yo me ocupo de tu
problema. Y recordando mi feliz condición de "servidor inútil", me
voy a dormir en paz, abandonando todo en las manos del Señor…
Todo ello viene a decir que la voluntad
de Dios está donde existe el máximo amor, pero no forzosamente donde esté el
máximo sufrimiento… ¡Hay más amor en descansar gracias a la confianza que en
angustiarse por la inquietud!
P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)
Santoral Católico:
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
Vidente de la
Virgen de Guadalupe
Nació cerca de la Ciudad de México en
1474, de familia distinguida y acomodada en la sociedad azteca. En 1524, ya
adulto y padre de familia, se convirtió por la predicación de los franciscanos
y recibió el bautismo junto con su esposa María Lucía, con la que vivió
castamente hasta la muerte de ella en 1529. Hombre de fe, fue coherente con sus
obligaciones bautismales, nutriendo regularmente su unión con Dios mediante la
eucaristía y el estudio del catecismo. El 9 de diciembre de 1531, en un lugar
denominado Tepeyac, tuvo una aparición de María Santísima, que le encargó que
pidiese al obispo franciscano Juan de Zumárraga la construcción de una iglesia
en el lugar de la aparición. Hasta conseguirlo, la Virgen se le apareció de
nuevo y obró milagros. Después, Juan Diego vivió santamente en la colina del
Tepeyac, en la casita que el obispo le había hecho construir junto a la capilla
levantada en honor de la Virgen de Guadalupe. Y allí murió en 1548. Juan Pablo
II lo canonizó el año 2002.
Oración: Oh Dios, que manifestaste a
tu pueblo el amor de la santísima Virgen María por medio del bienaventurado
Juan Diego: concédenos por su intercesión que, obedeciendo los consejos de
nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
Palabras del Papa
Francisco
“Este Año Extraordinario es también un
don de gracia. Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la
Misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de
cada uno. Es Él el que nos busca. Es Él el que sale a nuestro encuentro. Será
un año para crecer en la convicción de la Misericordia”
Tema del día:
Indulgencias en el
Año de la Misericordia
En su carta dada por el Año de la
Misericordia, el Papa Francisco explicó las formas en las que los fieles podrán
obtener la indulgencia durante este jubileo; ya sea en Roma, en cualquier lugar
del mundo e incluso en las cárceles. El Santo Padre también explica el modo en
el que deben proceder los enfermos y ancianos para obtener esta gracia.
1.- Los fieles “están llamados a
realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada
catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro
basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica
conversión”.
2.- “Igualmente dispongo que se pueda
ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia
y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es
importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la
Reconciliación y a la celebración de la Santa Eucaristía con un reflexión sobre
la misericordia”.
“Será necesario acompañar estas
celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las
intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el
mundo”.
3.-
Cada vez que un fiel realice personalmente una o más las obras de
misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia
jubilar”.
“De aquí el compromiso a vivir en la
misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder
del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia
jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se celebra y se vive con fe,
esperanza y caridad”.
4.-
“Será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como
experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y
resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad”.
“Vivir con fe y gozosa esperanza este
momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la Santa Misa y en
la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de
comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar”.
5.-
“Los presos en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia,
y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la
oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa,
porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también
capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”.
6.- “Los fieles difuntos de igual modo
que los recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran
misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro
misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos
en la bienaventuranza que no tiene fin”.
Nota: En cualquiera de los casos que se
mencionan para obtener la indulgencia se debe cumplir primeramente con las
condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración
por las intenciones del Santo Padre.
Fuente: Aciprensa
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
La
solemnidad de la Virgen María, concebida sin pecado se celebra el 8 de
diciembre. Por un privilegio único, que es una gracia que viene de la muerte de
su Hijo en la Cruz, María fue concebida en el seno de Ana, su madre, sin el
pecado original: ya que convenía que el Hijo de Dios tuviera una madre digna de
Él.
Inmaculada,
Nuestra Señora recibió plenitud de gracias (Lucas 1,28) dotándola de la
dignidad de Madre de Dios, sin embargo, ella no estaba exenta de pecar como su
Hijo que era Dios y hombre: María podría haber pecado, pero ella siempre aceptó
la plenitud de la gracia, de la cual Dios no dejó de colmarla.
(…)
María es la Inmaculada Concepción, según el dogma definido por Pio IX en 1854 y
según su propia declaración a Bernardita en Lourdes en 1858.
Además
de convertirse en Madre de Dios, a ella le es permitido (…) ejercer la función
de mediadora maternal en la prolongación de la mediación de su Hijo en favor de
todos los hombres. Los que le son fieles y cercanos llegarán hasta ella, en la
Gloria de Dios convirtiéndose con ella en la Esposa de Cristo “gloriosa, sin
mancha, ni arruga, ni cosa parecida sino santa y perfecta” (Ef 5, 27)
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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