PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2883
~ Domingo 20 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Faltaba María y, en este cuarto domingo
de Adviento, la liturgia la instala como modelo delante de nuestros ojos. Y,
por si fuera poco, se pone en camino, cruza la montaña e Isabel, ante la
presencia de la que va a ser Madre de Jesús, siente como sus entrañas se
retuercen de gozo a la vez que, su voz, grita y proclama la bondad del Señor.
A pocos días de la celebración de la
Navidad, la Virgen, es una puerta abierta a la esperanza. Por Ella, Cristo,
aparecerá como la mejor lluvia desprendida de los mismos cielos. La Virgen
María, al final de este tiempo de Adviento, es un servicio a la espera de
tantos hombres y mujeres que deseamos confiar e ir al encuentro de Dios como
Ella mismo confió y se lanzó. ¡Qué buena intuición tuvieron Isabel y Juan! Una,
al recibirla en su casa, proclama mil bondades de Dios, alaba a la humilde
nazarena y, el otro (en el interior de Isabel) brinca de gozo en su vientre.
Reconocieron a la Madre del Señor. Las obras que, el Señor, había realizado en
aquella que se dignaba visitar a su pariente. ¡Dichoso y bienaventurado
reconocimiento!
¡Vaya par de mujeres al servicio de la
esperanza! Que, también nosotros, sepamos impregnarnos un poco de este
testimonio vivo y valiente de María y de Isabel. Que lejos de ser tibios en
nuestras expresiones religiosas, en nuestras manifestaciones cristianas,
hagamos creíble el mensaje de salvación acogiéndolo y dándolo a conocer.
¡Benditos seamos, si así somos y lo hacemos! ¡Gracias, María! P. Javier Leoz
¡Buenos días!
Mi paz y mi consuelo
A
veces mendigamos de las creaturas un consuelo y paz que no nos pueden dar. Y
por eso perdura el malhumor, la inseguridad, la angustia por el futuro… Es
bueno que tengas un tiempo al fin del día, para sosegarte y dejar en manos del
Señor penas y preocupaciones, porque está dispuesto a tomar el cuidado de todas
tus cosas con infinito amor. Este himno te ambientará.
Señor, tú eres mi paz y mi consuelo al acabar
el día su jornada,
y, libres ya mis manos del trabajo, a hacerte
ofrenda del trabajo vengo.
Señor, tú eres mi paz y mi consuelo cuando
las luces de este día acaban,
y, ante las sombras de la noche oscura,
mirarte a ti, mi luz, mirarte puedo.
Señor, tú eres mi paz y mi consuelo, muy
dentro de mi alma tu esperanza
sostenga mi vivir de cada día, mi lucha por
el bien que tanto espero.
Aquí
te recuerdo un texto precioso de san Pablo: "Bendito sea Dios, el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones para que nosotros podamos
dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios", (2
Corintios 1, 3-4). El Señor te bendiga y proteja.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquellos días, se levantó María y se
fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de
María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu
Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito
el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en
mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron
dichas de parte del Señor!». (Lc 1,39-45)
Comentario
Hoy es el último domingo de este tiempo
de preparación para la llegada —el Adviento— de Dios a Belén. Por ser en todo
igual a nosotros, quiso ser concebido —como cualquier hombre— en el seno de una
mujer, la Virgen María, pero por obra y gracia del Espíritu Santo, ya que era
Dios. Pronto, en el día de Navidad, celebraremos con gran alegría su
nacimiento.
El Evangelio de hoy nos presenta a dos
personajes, María y su prima Isabel, las cuales nos indican la actitud que ha
de haber en nuestro espíritu para contemplar este acontecimiento. Tiene que ser
una actitud de fe, y de fe dinámica.
Isabel, con sincera humildad, «quedó
llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: ‘(...) ¿de dónde a
mí que la madre de mi Señor venga a mí?’» (Lc 1,41-43). Nadie se lo había
contado; sólo la fe, el Espíritu Santo, le había hecho ver que su prima era
madre de su Señor, de Dios.
Conociendo ahora la actitud de fe total
por parte de María, cuando el Ángel le anunció que Dios la había escogido para
ser su madre terrenal, Isabel no se recató en proclamar la alegría que da la
fe. Lo pone de relieve diciendo: «¡Feliz la que ha creído!» (Lc 1,45).
Es, pues, con actitud de fe que hemos de
vivir la Navidad. Pero, a imitación de María e Isabel, con fe dinámica. En
consecuencia, como Isabel, si es necesario, no nos hemos de contener al
expresar el agradecimiento y el gozo de tener la fe. Y, como María, además la
hemos de manifestar con obras. «Se levantó María y se fue con prontitud a la
región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel» (Lc 1,39-40) para felicitarla y ayudarla, quedándose unos tres meses
con ella (cf. Lc 1,56).
San Ambrosio nos recomienda que, en
estas fiestas, «tengamos todos el alma de María para glorificar al Señor». Es
seguro que no nos faltarán ocasiones para compartir alegrías y ayudar a los
necesitados.
+ Mons. Ramon MALLA i Call Obispo Emérito de Lleida
(Lleida, España)
Palabras de San
Juan Pablo II
"La Liturgia del Adviento,
empapada de constantes alusiones
a la espera gozosa del Mesías,
nos ayuda a comprender en plenitud
el valor y el significado del misterio
de la Navidad"
Tema del día:
Con María a la
Navidad
El último domingo de Adviento es el que
debe preparar inmediatamente a la Navidad. Las compras ya deberían estar
hechas, y tal vez estamos un poco más disponibles para pensar también en el
sentido religioso de la fiesta. El Evangelio es el de la Visitación de María a
Isabel, que finaliza con el Magnificat: «Proclama
mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humildad de su sierva»
Con el Magnificat María nos ayuda a
captar un aspecto importante del misterio navideño sobre el que desearía
insistir: la Navidad como fiesta de los humildes y como rescate de los pobres.
Dice: «Ha derribado del trono a los
poderosos y ha enaltecido a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos». En el mundo de hoy se van perfilando dos
nuevas clases sociales, que ya no son las mismas que se consideraban en el
pasado, esto es, propietarios y proletarios. Son más bien, por un lado, la
sociedad cosmopolita que sabe inglés, que se mueve a sus anchas por los
aeropuertos del mundo, que sabe utilizar el ordenador y «navega» por Internet;
para la cual la tierra es ya «la aldea global»; por otro, la gran masa de
aquellos que apenas han salido de su pueblo natal y tienen un acceso limitado o
sólo indirecto a los grandes medios de comunicación social. Hoy son estos,
respectivamente, los nuevos «poderosos» y los nuevos «humildes».
María nos ayuda a volver a poner las
cosas en su sitio y a no dejarnos engañar. Nos dice que frecuentemente los
valores más profundos se esconden entre los humildes; que los acontecimientos
que más inciden en la historia (como el nacimiento de Jesús) suceden en medio
de ellos, no sobre los grandes escenarios del mundo. Belén era «la aldea más
pequeña de Judá», dice la primera lectura del día; sin embargo, fue en ella en
la que nació el Mesías. Grandes escritores, como Manzoni y Dostoiewski, han
inmortalizado en sus obras los valores y las historias de la «gente pobre».
La «opción preferencial» de los pobres
es algo que hizo Dios mucho antes del Concilio Vaticano II. La Escritura dice
que «el Señor es excelso, pero se fija en el humilde» (Sal 138, 6); que
«resiste a los soberbios, pero concede su favor a los humildes» (1 P 5, 5). A
lo largo de toda la revelación se nos muestra como un Dios que se inclina sobre
los pobres, los afligidos, los abandonados y aquellos que no son nada a los
ojos del mundo. Todo esto contiene una lección actualísima. Nuestra tentación,
en efecto, es la de hacer exactamente lo contrario de lo que hizo Dios: querer
mirar a quien está arriba, no a quien está abajo; a quien le va bien, no a
quien se encuentra en necesidad.
No podemos contentarnos con recordar que
Dios orienta su mirada hacia los humildes. Debemos hacernos nosotros mismos
pequeños, humildes, al menos de corazón. La Basílica de la Natividad en Belén
sólo tiene una puerta de entrada, y es tan baja que no se puede pasar por ella
más que inclinándose profundamente. Hay quien dice que fue construida así para
impedir que los beduinos entraran a grupa de sus camellos. Pero la explicación
que siempre se ha dado (y que contiene, en cualquier caso, una profunda verdad
espiritual) es otra. Esa puerta debía recordar a los peregrinos que para
penetrar en el significado profundo de la Navidad hay que abajarse y hacerse
pequeños.
P. Raniero Cantalamessa
Nuevo vídeo y
artículo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas
gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin
descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los
agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles
aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde
la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas
Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los
mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias
concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde México, Laura Z. escribe y agradece a Dios y a quienes rezaron por sus
estudios médicos, los cuales han salido todos bien.
También desde México llega un
agradecimiento por las oraciones hechas en favor del niño Oliver Ricardo O. T., con problemas de riñón desde que nació, y que
ahora está bien, sus estudios han tenido resultados favorables y tiene cita
para control en Febrero. Demos gracias a Dios.
Desde Bogotá, Colombia, nuestro lector Carlos C. escribe y dice: “Agradezco al
Señor la salud, tanto la mía, como la de mi familia; Trini, mi amada esposa, en
franca recuperación de sus problemas vasculares, musculares y óseos. Me coloco
bajo los pies del Señor de los Milagros, he iniciado un tratamiento de
próstata, y tengo confianza plena que seré enteramente sanado por el Señor. Mis
hijos Carlos y María Paula gozan de salud, sus proyectos de vida van adelante
en sus estudios y trabajos, siempre cumpliéndose la Santa Voluntad del Señor.
Mi madre Carlota también, en vísperas de sus 80 años, vive a plenitud gracias a
la obra del Señor en ella. Mis hermanos y sus familias igualmente culminarán
este año gozando de bienestar, de salud y de unidad. Todo porque las oraciones
han llegado al Señor, gracias a los lectores y simpatizantes de 'Pequeñas
Semillitas' a quienes debo un enorme gesto de gratitud; siempre, todos los días
oro por quienes colaboran en esta obra maravillosa”.
Unidos a María
En el
siglo XVI, el Obispo de Lamego, un pequeño pueblo del norte de Portugal,
encargó a Roma, la "ciudad santa", una imagen de la Virgen que
remedia todos los males, y la colocó en una capilla que construyó en el lugar
de la antigua capilla de San Esteban.
Desde
entonces el culto de Nuestra Señora de los Remedios no ha dejado de crecer, ya
en el siglo XVIII se inició la construcción de un santuario majestuoso que una
multitud de devotos frecuenta todavía hoy.
Cada
año, desde finales de agosto hasta mediados de septiembre, Lamego está de
fiesta, haciendo coincidir las fiestas patronales de la ciudad con la
"Romería de Portugal", dedicada a su santo patrono. Cientos de miles
de personas acuden durante las celebraciones.
La
Procesión del Triunfo es el momento más simbólico de toda la celebración.
Nuestra Señora de los Remedios en unas grandes andas es transportada en una
carreta tirada por bueyes, para lo cual existe una autorización especial de la
Santa Sede, por lo que Lamego es el único lugar en el mundo católico, donde se
puede ver una representación de la Virgen transportada por animales.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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