PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2881
~ Viernes 18 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia) explica que la Convención describe los derechos infantiles a
lo largo de 54 artículos y dos protocolos facultativos o disposiciones
adicionales. Y esos Derechos del Niño se rigen por cuatro principios
fundamentales:
1. Los niños no deben sufrir
discriminación.
2. El interés del niño debe ser lo más
importante cuando se tomen decisiones que lo afecten.
3. Todos los niños tienen derecho a la
supervivencia y al desarrollo; esto incluye el derecho al bienestar mental y
físico.
4. Los niños tienen que expresar sus
puntos de vista y siempre tienen que tomarse en consideración sus opiniones en
los temas que les afectan.
Ojalá que en este Año de la
Misericordia, seamos fervorosos defensores de los derechos de todos los niños
del mundo, poniendo especial énfasis en aquellos que viven en los países más
pobres o en las regiones azotadas por la calamidad de la guerra.
Ese puede ser un pedido que le hagamos
al Niño Jesús que está próximo a nacer…
¡Buenos días!
El reloj perdido
De vez
en cuando y por un lapso de toda una mañana o de una tarde entera, sumérgete en
baños de soledad y silencio. Es una disciplina excelente que fortalecerá tu
espíritu y te ayudará a ir encontrándote con tu ser más profundo y verdadero.
No le temas a la soledad. Aprende a amarla.
Unos trabajadores estaban almacenando aserrín
en el depósito de una fábrica de hielo, cuando uno de ellos advirtió que se le
había caído el reloj de su muñeca. Todos se pusieron a buscarlo. Después de una
intensa búsqueda entre charlas y risas, decidieron dejarlo y se fueron a tomar
un café. Un joven que los había observado, entró en el almacén y, al poco rato,
se presentó ante los trabajadores con el reloj en su mano. “¿Dónde estaba?”,
—le preguntaron. “¿Dónde?, pues en el almacén”, —les dijo el joven. “No puede ser, —dijeron ellos— lo hemos buscado por todas partes. ¿Cómo lo
has encontrado? “Hice un silencio absoluto hasta que pude percibir el suave
tictac del reloj y lo saqué de en medio del aserrín.”
Tampoco
le temas al silencio. El silencio vitalizará tu mente y tu sistema nervioso, y
dotará de solidez y fuerza expresiva a tus palabras cuando salgas de tus
treguas de mutismo y vuelvas a hablar. Busca el equilibrio interno y el
reencuentro contigo mismo. Regálate de vez en cuando estas saludables
inmersiones en la soledad y el silencio.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
La generación de Jesucristo fue de esta
manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar
juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José,
como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto.
Así lo tenía planeado, cuando el Ángel
del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas
tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en Ella es del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará
a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo
del Señor por medio del profeta: «Ved que la virgen concebirá y dará a luz un
hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: “Dios con
nosotros”». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer. (Mt 1,18-24)
Comentario
Hoy, la liturgia de la palabra nos
invita a considerar el maravilloso ejemplo de san José. Él fue
extraordinariamente sacrificado y delicado con su prometida María.
No hay duda de que ambos eran personas excelentes,
enamorados entre ellos como ninguna otra pareja. Pero, a la vez, hay que
reconocer que el Altísimo quiso que su amor esponsalicio pasara por
circunstancias muy exigentes.
Ha escrito el Papa san Juan Pablo II que
«el cristianismo es la sorpresa de un Dios que se ha puesto de parte de su
criatura». De hecho, ha sido Él quien ha tomado la “iniciativa”: para venir a
este mundo no ha esperado a que hiciésemos méritos. Con todo, Él propone su
iniciativa, no la impone: casi —diríamos— nos pide “permiso”. A Santa María se
le propuso —¡no se le impuso!— la vocación de Madre de Dios: «Él, que había
tenido el poder de crearlo todo a partir de la nada, se negó a rehacer lo que
había sido profanado si no concurría María» (San Anselmo).
Pero Dios no solamente nos pide permiso,
sino también contribución con sus planes, y contribución heroica. Y así fue en
el caso de María y José. En concreto, el Niño Jesús necesitó unos padres. Más
aún: necesitó el heroísmo de sus padres, que tuvieron que esforzarse mucho para
defender la vida del “pequeño Redentor”.
Lo que es muy bonito es que María reveló
muy pocos detalles de su alumbramiento: un hecho tan emblemático es relatado
con sólo dos versículos (cf. Lc 2,6-7). En cambio, fue más explícita al hablar
de la delicadeza que su esposo José tuvo con Ella. El hecho fue que «antes de
empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo»
(Mt 1,19), y por no correr el riesgo de infamarla, José hubiera preferido
desaparecer discretamente y renunciar a su amor (circunstancia que le
desfavorecía socialmente). Así, antes de que hubiese sido promulgada la ley de
la caridad, san José ya la practicó: María (y el trato justo con ella) fue su
ley.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Modesto
Restaurador de
Jerusalén
Este santo es especialmente reconocido
por la Iglesia Católica ya que restauró los templos de los Santos Lugares en
Jerusalén, después del terrible destrozo que hicieron allí los persas.
En el año 600 el rey persa Cosroes,
pagano y enemigo de la religión católica invadió Tierra Santa en Palestina, y
ayudado por los judíos y samaritanos fue destruyendo y quemando
sistemáticamente todo lo católico: templos, casas religiosas, altares, etc. Mandó
matar a millares de cristianos en Jerusalén, a muchos otros los vendió como
esclavos y, a otros, los desterró sin piedad. Uno de ellos fue el Arzobispo de
Jerusalén, San Zacarías, y fue San Modesto, superior de uno de los conventos de
Tierra Santa al que Dios llamaría para reconstruir los templos. Heráclito, el
nuevo gobernante, logró alejar a los persas de la ciudad, situación que el
santo aprovechó para comenzar el proyecto de reconstrucción, para lo que contó
con la ayuda de sus monjes a recoger.
Lo primero que reconstruyó fue el templo
del Santo Sepulcro, y luego el de Getsemaní o el Huerto de los Olivos y la Casa
de la Última Cena, o Cenáculo. El Arzobispo Zacarías había muerto en el
destierro, y el emperador Heráclito nombró como sucesor de éste a San Modesto.
Lo nombró Patriarca Arzobispo de Jerusalén, siendo una elección muy oportuna,
porque entonces sí tuvo facilidad para dedicarse a reconstruir los centenares
de templos y demás lugares santos destruidos por los bárbaros. Modesto continuó
incansable su labor de reconstruir templos, conseguir contribuciones e
inspeccionar los trabajos en los diversos sitios.
Murió el 18 de diciembre mientras
llevaba un valioso cargamento de ayuda para la restauración de los santos
lugares, fue envenenado por unos perversos para poder robarle los tesoros que
llevaba.
© Aciprensa
Palabras del Papa
Francisco
“Pienso en cuantos atravesarán una de
las Puertas Santas, que en este Año son verdaderas Puertas de la Misericordia.
La Puerta indica a Jesús mismo que ha dicho: «Yo soy la puerta. El que entra
por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento» (Jn 10,9).
Atravesar la Puerta Santa es el signo de nuestra confianza en el Señor Jesús
que no ha venido para juzgar, sino para salvar (cfr Jn 12,47). Estén atentos,
que no haya alguno más despierto, demasiado astuto que les diga que se tiene
que pagar, no, la salvación no se paga, la salvación no se compra, la Puerta es
Jesús y Jesús es gratis. Y la Puerta, Él mismo, hemos escuchado, que habla de
aquellos que dejan entrar no como se debe y simplemente dice que son ladrones,
estén atentos, la salvación es gratis”.
Temas Médicos:
Reloj biológico
Los seres humanos, como todos los
organismos vivos, no nos escapamos de la tiranía y el control de lo que
llamamos tiempo, para lo cual contamos con un reloj biológico interno. Este
cronómetro celular decide cuando nos levantamos, cuando comemos, inclusive
probablemente decida cuando se nos acaba el tiempo y la vida. Este control
suele pasarnos desapercibido hasta que se manifiesta su acción a veces con
fenómenos tan sencillos como el cambio con el horario de invierno al de verano
en que tenemos que levantarnos una hora más temprano.
Para este control el cuerpo humano
cuenta con varios relojes implícitos que nos atan al curso de la naturaleza y a
sus tiempos, siendo esenciales en las tareas más complejas del cerebro y del
cuerpo. Estos marcapasos difieren tanto entre sí como los relojes de pulso de
los relojes de sol. Algunos de esos relojes biológicos internos son precisos e
inflexibles, determinados por fenómenos moleculares; otros en cambio, son menos
confiables ya que están sujetos al control consciente y son determinados por
ciclos planetarios.
De estos últimos un reloj denominado
“psicoactivo” o “de intervalos” nos permite deducir periodos de tiempo como qué
tan lejos debemos correr para alcanzar una pelota. Tiene la característica de
ser subjetivo; por ejemplo, si este artículo lo motiva, el tiempo que usted
dedique a leerlo pasará rápidamente, pero será muy lento si usted se aburre. El
reloj psicoactivo nos permite sentir cuánto tiempo podemos holgazanear en la
cama después de que suena el despertador. Este reloj recurre a las facultades
cognoscitivas superiores de la corteza cerebral, donde se rige por la
percepción, la memoria y el pensamiento consciente. Y se ubica en las neuronas
del cuerpo estriado, desde donde manda estímulos al tálamo y de aquí a la
corteza de las funciones cognoscitivas superiores como lo es la memoria, y de
allí a la toma de decisiones, funciones que son mediadas predominantemente por
un compuesto químico llamado “dopamina” como neurotransmisor cerebral; esto se
ha demostrado en pacientes con enfermedad de Parkinson que se caracterizan por
deficiencia de dopamina, en los cuales el tiempo parece correr más lento y sus
relojes parecen atrasarse, y frecuentemente se equivocan al tratar de calcular
intervalos entre dos eventos.
Otro reloj similar al anterior, que
suena cada 24 horas es el “reloj circadiano”, el cual se encarga de sincronizar
nuestro cuerpo con los ciclos de luz y oscuridad causados por la rotación de la
tierra y se encarga de regular el hábito diario de dormir por la noche y
despertar por la mañana. Este reloj procesa nuestra vida en ciclos de 24 horas,
con escasamente un 1% (minutos por día) de variación, por lo cual requiere,
como cualquier reloj mecánico de ajustes periódicos para mantener su precisión.
En el caso del reloj circadiano se requiere de la luz solar para llevar a cabo
estos ajustes y mantener los períodos de sueño-vigilia funcionales. Estos
ajustes se llevan a cabo en dos grupos neuronales llamados núcleos
supraquiasmáticos (NSQ) que se encuentran en el centro de cerebro por detrás de
las sienes, y regulan las fluctuaciones diarias de la presión arterial, la
temperatura, el nivel de actividad y el estado de alerta, y también le indica a
la glándula pineal del cerebro cuándo liberar melatonina, lo cual solo se
produce por la noche.
A su vez estos núcleos son influenciados
por las células llamadas “ganglionares” que se encuentran en la retina de ambos
ojos y que le informan de la percepción de luz solar o de su ausencia. El
descontrol de este reloj puede notarse en los trabajadores por turnos o en los
cambios de horario donde el resto de órganos corporales tienen un horario
diferente al establecido por el ciclo circadiano y tarda varios días y a veces
hasta semanas en volver a ajustarlo a esas actividades diarias diferentes, lo
que se manifiesta por fatiga y disminución capacidad de concentración y
laboral, que, incluso en casos severos, puede llevar a un cuadro depresivo. En
resumen es un cronómetro del cerebro que lleva la cuenta de segundos, minutos y
horas.
Otro dispositivo importante del cerebro,
relativo al anterior y más reloj que cronómetro, sincroniza muchas funciones
orgánicas con la hora del día y de la noche. Este mismo reloj explica el
trastorno afectivo estacional.
Finalmente, un reloj de arena molecular,
que rige el número de veces que puede dividirse una célula, quizá sea
responsable de ponerle límite a la longevidad.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
Algunos
dicen: usted no puede rezar a la Virgen María por mas santa que ella sea,
porque está muerta. Y los que están muertos no pueden hacer nada.
Observe
la contradicción. En la vida, usted admite que podemos rezar unos por otros. ¡Pero
después de la muerte terrestre nada más!
¿No
han leído ustedes que en el Monte Tabor, Jesús transfigurado charlaba con
Moisés y Elías? ¿No lee usted en el Evangelio que Jesús le dice al buen ladrón:
“Esta noche estarás conmigo en el Paraíso”? Entonces, Moisés, Elías y el buen
ladrón sí, pero ¿no María la ”llena de gracia”? ¿Aquella a que la que todas las
generaciones deben proclamar bienaventurada no estará en el Cielo de Dios? ¿Solamente
el buen ladrón? ¿Y en el Apocalipsis no estará Ella en el cortejo que sigue al Cordero?
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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