PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2870
~ Lunes 7 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
En Adviento, quien escucha la Palabra se
siente impulsado a proclamar la Buena Noticia. No la puede guardar para sí
mismo.
Las palabras de Juan (el Bautista) nos
invitan a la conversión, a un cambio de mentalidad y de rumbo, a renovar la fe,
a ensanchar el corazón, dilatar la esperanza y al compromiso de construir un
mundo más solidario y más justo para todos. Anuncia un bautismo de conversión,
que no consiste en un simple rito sino en un cambio profundo de vida.
Preparar el camino es un programa para
nosotros. Para preparar el camino hemos
de preguntarnos qué cosas podemos “allanar”, “rellenar”, “rebajar”,
“enderezar”, “nivelar”... en nuestro camino personal y social. Jesús me trae el
amor, la paz, la libertad. Me llena de liberación, me siento salvado.
Y ahora ¿qué tengo que hacer?
Convertirme en liberación para los demás. Para que todos sientan y vean la
salvación de Dios. La salvación que Jesús trae es universal, para todos.
Nuestra tarea y misión consiste en
igualar las relaciones humanas, que han de pasar de la desigualdad a la
igualdad, de la injusticia a la justicia. Donde hay montes de soberbia, egoísmo
e injusticia…, pongamos humildad, solidaridad y caridad. Donde hay colinas de
vanidad, ambición y envidia…, pongamos bondad, sinceridad y compasión.
¿Hago posible el paso de Dios por mi
vida personal, familiar, laboral, social? A. Gutiérrez
¡Buenos días!
“Desbordo de gozo”
Hoy te
presento un alegre mensaje de la Reina de la Paz con estas palabras de Isaías
(61, 10): “Desbordo de gozo en el Señor y me alegro con mi Dios, porque me ha
vestido un traje de gala y me ha
envuelto en un manto de triunfo”. Ese vestido de gala es la santidad y justicia
de la vida nueva de la gracia, que nos ha conquistado Cristo Jesús, nuestro
Salvador.
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a
regocijarse continuamente por la vida que Dios les concede. Mis queridos hijos,
regocíjense en Dios el Creador, porque él los ha creado de manera tan
maravillosa. Oren para que sus vidas estén llenas de una gozosa acción de gracias
que brote desde su corazón, como un río de alegría. Mis queridos hijos, den
incesantemente gracias a Dios por todo lo que poseen, por cada pequeño don que
Dios les ha concedido. De esa forma, la bendición gozosa de Dios descenderá
siempre sobre sus vidas. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”.
“Vivir
dando gracias a Dios” (san Pablo), te ayudará a relacionarte con él de una
forma muy concreta, descubriendo los dones que te regala a cada paso. Por otra
parte es una oración que te ensanchará el corazón y descansará tu mente. Si
tienes alguna dificultad, ¿por qué no ensayas escribir brevemente los motivos
de tu gratitud? El Señor te fortalezca.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Un día que Jesús estaba enseñando, había
sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los
pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar
curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y
trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por
dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la
camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo
Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados».
Los escribas y fariseos empezaron a
pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados
sino sólo Dios?». Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis
pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te
quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el
Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al
paralítico- ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Y al
instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue
a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban
a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles». (Lc
5,17-26)
Comentario
Hoy, el Señor enseña y cura a la vez.
Hoy vemos al Señor que enseñaba a los que se consideraban muy sabios en
aquellos tiempos: los fariseos y los maestros de la ley. A veces, nosotros
podemos pensar que por el siglo en que vivimos o por los estudios que hemos
hecho, poco nos queda para aprender. Esta lógica no sobrenatural nos lleva
frecuentemente a querer hacer que los caminos de Dios sean los nuestros y no al
revés.
En la actitud de quienes quieren la curación
de su amigo vemos los esfuerzos humanos para conseguir lo que realmente desean.
Lo que querían era algo muy bueno: que el enfermo pudiera andar. Pero no es
suficiente con esto. Nuestro Señor quiere hacer con nosotros una sanación
completa. Y por eso comienza con lo que Él ha venido a realizar en este mundo,
lo que su santo nombre significa: Salvar al hombre de sus pecados.
—La fuente más profunda de mis males son
siempre mis pecados: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados» (Lc 5,20). Muy
frecuentemente, nuestra oración o nuestro interés es puramente material, pero
el Señor sabe lo que nos conviene más. Como en aquellos tiempos, los
consultorios de los médicos están llenos de enfermos. Pero, como aquellos
hombres, tenemos el riesgo de no ir con tanta diligencia al lugar donde
realmente nos restablecemos plenamente: al encuentro con el Señor en el
sacramento de la Penitencia.
Punto fundamental en todo tiempo para el
creyente es el encuentro sincero con Jesucristo misericordioso. Él, rico en
misericordia, nos recuerda especialmente hoy que en este Adviento no podemos
descuidar el necesario perdón que Él da a manos llenas. Y, si es preciso,
echemos los impedimentos —el tejado— que nos impiden verle. —Yo también
necesito retirar las tejas de mis prejuicios, de mis comodidades, de mis
ocupaciones, de las desconfianzas, que son un obstáculo para “mirar de tejas
arriba”.
Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Ambrosio
Obispo y Doctor de
la Iglesia
Nació en Tréveris (Alemania) hacia el
año 340 de familia romana cristiana. Estudió en Roma derecho y retórica, y
comenzó una brillante carrera en la administración civil del Imperio. El año
374, siendo Prefecto de Milán, intervino para impedir tumultos con motivo de la
elección del nuevo obispo para la ciudad, y, cuando todavía era catecúmeno y se
preparaba para el bautismo, fue elegido él por aclamación para ocupar aquella
sede; rápidamente fue bautizado, instruido, y por último ordenado de obispo el
7 de diciembre. Por sus dotes personales y por la formación que adquirió, fue
consejero de emperadores, apóstol de la caridad, reformador litúrgico, formador
de almas (convirtió y bautizó a san Agustín), animador de la vida de
consagración a Dios, comentarista de la Escritura y autor de numerosas obras de
teología y espiritualidad, defensor de la doctrina católica frente al
arrianismo y de la libertad de la Iglesia. Murió el 4 de abril del año 397 y su
memoria se celebra el 7 de diciembre, aniversario de su consagración episcopal.
Oración: Señor y Dios nuestro, tú que
hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la fe católica y ejemplo
admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu pueblo hombres que,
viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con sabiduría y fortaleza.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Caminar hacia una mayor igualdad entre
los pueblos y las personas es el mensaje de la conversión. ¡Es la utopía
cristiana de la fraternidad universal! ¿Somos utópicos? ¡Sí, lo somos! Son las
utopías las que nos permiten vivir y pueden transformar el desierto en tierra
fértil”
~ Leonardo Boff ~
Tema del día:
Jubileo
extraordinario de la Misericordia
El pasado mes de marzo de 2015, en la
Basílica de San Pedro, el Papa Francisco anunció la convocatoria del Jubileo
Extraordinario de la Misericordia. El propio Papa Francisco lo justificaba de
esta forma: "He anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia
como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el
testimonio de los creyentes", en un momento en que la Iglesia vive un
tiempo de nueva evangelización. Se trata de renovar el espíritu del Concilio
Vaticano II en su quincuagésimo aniversario; ya que con el Concilio "la
Iglesia sintió la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del
Padre"; ahora "la Iglesia siente la necesidad de mantenerlo vivo".
Se iniciará con la apertura de la Puerta
Santa en el Vaticano durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de
diciembre de 2015. Finalizará el 20 de noviembre de 2016, domingo en el que se
celebrará la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. Posteriormente,
el tercer domingo de Adviento, se abrirá la Puerta Santa de la catedral de
Roma, así como la basílica de San Juan de Letrán y sucesivamente se abrirá la
Puerta Santa en las otras Basílicas Papales.
Ese mismo domingo, se establece que cada
Iglesia particular abra, para todo el Año Santo, una Puerta de la Misericordia
equivalente a la Catedral, que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en
la iglesia principal de la ciudad o en una iglesia de significado especial o
santuario.
El Jubileo, por tanto, será celebrado en
Roma y también en las Iglesias del resto del mundo como signo visible de la
comunión de toda la Iglesia.
El lema de este año santo jubilar es "Misericordiosos como el Padre".
El propio Papa Francisco dice que "es mi vivo deseo que el pueblo de Dios
reflexione durante el Jubileo sobre obras de misericordia corporales y
espirituales". Redescubrir las obras de misericordia corporales: dar de
comer al que pasa hambre, acoger al forastero, asistir a los enfermos y visitar
a los presos, etc. Y obras de misericordia espirituales: dar consejo a quien lo
necesite, consolar al afligido, corregir al que se equivoca, perdonar ofensas,
rezar por los vivos y los difuntos...
Durante este año, los fieles querrán
atravesar la Puerta Santa con la posibilidad de adquirir la indulgencia
plenaria. Sin embargo, el Regente de la Penitenciaría Apostólica, obispo
Krzysztof Nykiel, recordó que el verdadero perdón llega con la Confesión:
«Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será la
Puerta Santa del alma. Y la celebración del sacramento de la Reconciliación
será la ocasión para un encuentro vivo y verdadero con Cristo Misericordioso».
El prelado señaló que este Jubileo será
un año propicio para redescubrir la centralidad del sacramento de la Confesión
en la vida de la Iglesia: «Todo el que quiera experimentar la alegría de
sentirse acogido y amado por Dios deberá, en efecto, acercarse al
confesionario, porque principalmente a través de este sacramento, Dios se
manifiesta al hombre como Padre que no se cansa nunca de perdonar y de salvar».
Por ello –afirmó Mons. Nykiel– «todos
los peregrinos que lleguen a Roma para obtener la indulgencia plenaria, deberán
pasar a través de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, pero para que el
fiel obtenga la absolución de los pecados y experimente la alegría del perdón
de Dios, deberá pasar a través de las puertas del confesionario».
Durante el Año Santo, el Papa Francisco
enviará por todo el mundo a los «misioneros de la misericordia», sacerdotes con
la autoridad para perdonar también «los pecados que están reservados a la Santa
Sede», es decir: «pecados que comportan la pena automática de la excomunión
cuya remisión está reservada a la Sede Apostólica», y que por tanto necesitan ser
sometidos generalmente al juicio de la Penitenciaría Apostólica para ser
absueltos, como la profanación de la Eucaristía; la violación del secreto de
confesión; la consagración del Obispo sin autorización; y la ofensa al
Pontífice. También el pecado del aborto, que implica la excomunión pero que no
está reservada la absolución a la Sede Apostólica sino al obispo o un delegado
suyo.
Sobre las «condiciones» para absolver de
estos pecados son las mismas que se piden para la absolución de otros pecados,
es decir «el arrepentimiento y el deseo de recomenzar en la vida cristiana».
Los misioneros de la misericordia
estarán presentes en todas las diócesis como "signo vivo de cómo el Padre
acoge a todo aquel que busca el perdón".
Es realmente providencial y de la máxima
importancia, pues la confesión –decía el venerable obispo Tihamér Tóth– «es
bendición no solamente para el individuo, sino también para la sociedad. El
síntoma más alarmante del hombre de nuestros días es precisamente que se ha
oscurecido en él la conciencia del pecado y se ha debilitado el deseo de
purificación".
Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Laura R., fallecida en México.
Pedimos oración para Aída B., que vive en Bogotá, Colombia, quien está pasando por una delicada enfermedad, estuvo algunos días hospitalizada, pero ahora se encuentra en su casa con muchos cuidados. Que el Señor pose sobre ella Sus Santas Manos.
Pedimos oración para Aída B., que vive en Bogotá, Colombia, quien está pasando por una delicada enfermedad, estuvo algunos días hospitalizada, pero ahora se encuentra en su casa con muchos cuidados. Que el Señor pose sobre ella Sus Santas Manos.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
Dios
que había predestinado a esta niña a convertirse en la abuela del Salvador, la
colma de gracias incomparables. Después de María, ninguna mujer otra mujer ha
sido igualmente bendecida y privilegiada como Santa Ana.
¡Ella
superaba a todas sus compañeras, por su piedad, por la sobriedad de su atuendo,
la reverencia y la santidad de toda su conducta! Cuando agradó a Dios unir su
destino al de San Joaquín (" Dios acuerda"), Ana (" la
gracia") fue una esposa precavida, caritativa. Dios le niega durante mucho
tiempo la posibilidad de ser madre; pero ella acepta con humildad la dura
prueba y la utiliza para su santificación.
A la
prueba seguirá una gran alegría porque de Joaquín y Ana, ya viejos, nace
milagrosamente la que iba a ser la Madre del Salvador y la Corredentora de la
humanidad. Es un gran honor para Santa Ana, haber dado a luz a la Madre de
Dios; pero merece mayor gloria por haber formado el Corazón de María en la
virtud y la inocencia.
La
Iglesia celebrará en todas las edades la piedad maternal de Santa Ana, y la
gloria de su hija repercutirá sobre ella de generación en generación.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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