PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2770
~ Lunes 24 de Agosto de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Un niño pregunta a su catequista
—¿Cómo es posible que un Dios tan grande
esté en una hostia tan chiquita?
—¿Y cómo es posible que un paisaje tan
grande, que tienes ante tu vista, pueda estar metido dentro de tu ojo tan
pequeñito? ¿No podría hacer Dios algo parecido?
—¿Y cómo puede estar presente al mismo
tiempo en todas las hostias consagradas?
—Piensa en un espejo. Si se rompe en mil
pedazos, cada pedacito refleja la imagen que antes reproducía el espejo entero.
¿Acaso se ha partido la imagen? No, pues así Dios está todo entero en todas
las partes y en cada hostia.
—¿Y cómo es posible que el pan y el vino
se conviertan en el cuerpo y sangre de Cristo?
—Cuando tú naciste eras pequeñito y tu
cuerpo iba asimilando el alimento que comías y cambiándolo en tu cuerpo y
sangre, y así ibas creciendo. ¿Y Dios no podría cambiar también el pan y el
vino en el cuerpo y sangre de Jesús?
—¿Pero yo no comprendo el porqué de todo
esto?
—Porque tú no comprendes de lo que es
capaz el amor de un Dios. Todo es por amor. La Eucaristía es la prueba suprema
del amor de Jesús. Después de esto, sólo queda el cielo mismo. Por eso, los
santos daban tanta importancia a la comunión.
A. Peña
¡Buenos días!
Una vida sin fin
La
vida del cristiano es un confiado caminar hacia la Casa del Padre, y la muerte
es la puerta. Junto a ella está esperando Dios Padre para introducirnos en la
eterna fiesta de su inmenso corazón. ¿Por qué tememos la muerte? Sencillamente,
porque no podemos imaginar lo maravilloso que será vivir junto a Dios. “Nadie
vio ni oyó y ni siquiera puede pensar aquello que Dios preparó para los que lo
aman” (1Cor 2, 9).
San Francisco de Borja, desde los dieciocho
años estaba en la corte de Carlos V, y a los veintinueve fue nombrado virrey de
Cataluña. Ese mismo año, recibió la misión de conducir los restos mortales de
la emperatriz Isabel hasta la sepultura real de Granada. Él la había visto
muchas veces rodeada de aduladores y de todas las riquezas de la corte. Al
abrir el féretro para reconocer el cuerpo, la cara de la difunta estaba ya en
proceso de descomposición. Cuando vio el efecto de la muerte sobre la que había
sido la bellísima emperatriz, quedó vivamente impresionado. Comprendió con gran
nitidez la caducidad de la vida terrena, y tomó entonces su famosa resolución:
«¡Nunca más servir a señor que se me pueda morir!». Y se hizo jesuita.
Todos
tememos la muerte, pero… ¡Qué distinto es ver la muerte desde la fe en la vida
eterna y no desde el vacío de la incredulidad, o desde la frivolidad de una
vida mundana! “Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles (Sal.
30). Se nutrirán de lo sabroso de tu Casa, les darás a beber del torrente de
tus delicias, (Sal. 35)”. ¡Qué
maravillosa esperanza!
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Felipe se encontró con
Natanael y le dijo: «Ése del que escribió Moisés en la Ley, y también los
profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret». Le
respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?». Le dice Felipe: «Ven
y lo verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un
israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me
conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas
debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de
Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te
vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En
verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir
y bajar sobre el Hijo del hombre». (Jn 1,45-51)
Comentario
Hoy celebramos la fiesta del apóstol san
Bartolomé. El evangelista san Juan relata su primer encuentro con el Señor con
tanta viveza que nos resulta fácil meternos en la escena. Son diálogos de corazones
jóvenes, directos, francos... ¡divinos!
Jesús encuentra a Felipe casualmente y
le dice «sígueme» (Jn 1,43). Poco después, Felipe, entusiasmado por el
encuentro con Jesucristo, busca a su amigo Natanael para comunicarle que —por
fin— han encontrado a quien Moisés y los profetas esperaban: «Jesús el hijo de
José, el de Nazaret» (Jn 1,45). La contestación que recibe no es entusiasta,
sino escéptica : «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» (Jn 1,46). En casi todo
el mundo ocurre algo parecido. Es corriente que en cada ciudad, en cada pueblo
se piense que de la ciudad, del pueblo vecino no puede salir nada que valga la
pena... allí son casi todos ineptos... Y viceversa.
Pero Felipe no se desanima. Y, como son
amigos, no da más explicaciones, sino dice: «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Va, y
su primer encuentro con Jesús es el momento de su vocación. Lo que
aparentemente es una casualidad, en los planes de Dios estaba largamente
preparado. Para Jesús, Natanael no es un desconocido: «Antes de que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi» (Jn 1,48). ¿De qué
higuera? Quizá era un lugar preferido de Natanael a donde solía dirigirse
cuando quería descansar, pensar, estar sólo... Aunque siempre bajo la amorosa
mirada de Dios. Como todos los hombres, en todo momento. Pero para darse cuenta
de este amor infinito de Dios a cada uno, para ser consciente de que está a mi
puerta y llama necesito una voz externa, un amigo, un “Felipe” que me diga:
«Ven y verás». Alguien que me lleve al camino que san Josemaría describe así:
buscar a Cristo; encontrar a Cristo; amar a Cristo.
Mons. Christoph BOCKAMP Vicario Regional del Opus Dei
en Alemania (Bonn, Alemania)
Santoral Católico:
San Bartolomé
Apóstol y Mártir
Es uno de los apóstoles elegidos por
Cristo e incluido en la lista de los Doce que dan los tres Sinópticos y el
libro de los Hechos de los Apóstoles. Natural de Caná de Galilea e hijo de
Talmai, es con toda probabilidad el mismo a quien san Juan designa con el
nombre de Natanael al referirnos su primer encuentro con Jesús. El apóstol
Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Hemos encontrado a aquel de quien
escribieron Moisés y los profetas: a Jesús de Nazaret». Fue a verlo y, cuando
se acercaba a Jesús, dijo éste: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien
no hay engaño». Y se convirtió en uno de los Doce que siguieron a Cristo de
cerca. Después de Pentecostés, predicó el Evangelio, según la tradición, por
diversas regiones y sobre todo en la India occidental. Fuentes apócrifas dicen
que fue desollado vivo y luego decapitado o crucificado.
Oración: Afianza, Señor, en nosotros
aquella fe con la que san Bartolomé, tu apóstol, se entregó sinceramente a
Cristo, y haz que, por sus ruegos, tu Iglesia se presente ante el mundo como
sacramento de salvación para todos los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
“Nunca llegaremos a la plenitud de nada
porque la plenitud es Dios,
no nos torturemos con la perfección,
sólo cuando amamos nos vamos pareciendo
a Dios”
Tema del día:
Apegos
Un pájaro herido no puede volar, pero un
pájaro que se apega a una rama de árbol, tampoco. ¡Deja de apegarte al pasado!
Dice el proverbio hindú: "El agua
se purifica fluyendo; el hombre, avanzando". El mundo está lleno de
sufrimiento; la raíz del sufrimiento es el apego; la supresión del sufrimiento
significa la eliminación, el abandono de los apegos.
Hay un deseo común, que es el
cumplimiento de lo que se cree que va a dar felicidad al yo, al ego. Ese deseo
es apego, porque ponemos en él la seguridad, la certeza de la felicidad.
Es el miedo el que nos hace desear la
felicidad, y ella no se deja agarrar. Ella es. Esto sólo lo descubrimos
observando, bien despiertos, viendo cuándo nos mueven los miedos y cuándo
nuestras motivaciones son reales.
Si nos aferramos a los deseos, es señal
de que hay apego. ¿Abandonar los apegos significa apartarse del mundo material?
La respuesta es: ¡No!
Uno usa el mundo material, uno goza el
mundo material, pero no debe hacer depender su felicidad del mundo material.
¿Está esto suficientemente claro?
Uno comienza a gozar las cosas cuando
está desapegado, porque el apego produce ansiedad. Si estás ansioso cuanto te
aferras a algo, difícilmente podrás gozarlo.
Por lo tanto, lo que te propongo no es
una renuncia al goce: es una renuncia a la posesividad, a la ansiedad, a la
tensión, a la depresión frente a la pérdida de algo.
¿De dónde crees que provienen todos los
conflictos? De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el
sufrimiento? De los apegos.
¿De dónde crees que proviene la soledad?
De los apegos.
¿De dónde crees que proviene el vacío? Tú
lo sabes: el origen es el mismo.
¿De dónde crees que provienen los
temores? También de los apegos. Sin apego no hay temor. ¿Lo pensaste alguna
vez? Sin apego no hay temor.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por la salud física y la
paz anímica y espiritual de nuestra hermana María del Rosario, que vive en España.
Pedimos oración para María Trinidad (Trini), de Bogotá,
Colombia, que continúa con fuertes dolores por un problema del nervio ciático,
dejándola en las manos sanadoras de Jesús para que Él la alivie.
También de Bogotá, pedimos oración para Elizabeth S., que será operada esta mañana de un tumor maligno de mama, confiando que las manos de Jesús estarán en todo momento sobre ella.
También de Bogotá, pedimos oración para Elizabeth S., que será operada esta mañana de un tumor maligno de mama, confiando que las manos de Jesús estarán en todo momento sobre ella.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
La
regla general según la cual vamos "a Jesús por María" vale también
para la imitación de Cristo. Sin embargo, que nuestra fe no se vea perturbada,
como si la intervención de una criatura en todos los sentidos similar a
nosotros, menos en el pecado, ofendiera nuestra dignidad personal e impidiera
la intimidad y la inmediatez de nuestras relaciones de adoración y de amistad
con el Hijo de Dios.
Reconozcamos
más bien la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador que
condescendiente con nuestra miseria, tan distante de su infinita santidad, ha
querido facilitarnos la imitación ofreciéndonos un modelo en la persona humana
de Su Madre. Ella es de hecho la creatura humana que nos da el ejemplo más
significativo y accesible de esta obediencia perfecta, mediante la cual
cumplimos con amor y prontitud la voluntad del Padre Eterno.
Es
Cristo mismo, como bien lo sabemos, quien considera que la adhesión plena a la
voluntad de su Padre, es el ideal supremo de su conducta de hombre, cuando
dice: Yo siempre hago lo que a mi Padre Le agrada.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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