miércoles, 19 de agosto de 2015

Pequeñas Semillitas 2765

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2765 ~ Miércoles 19 de Agosto de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
En el año santo de 1650, Jean Frederic Brunswick, hijo del duque Jorge de Brunswick y uno de los jóvenes más notables de la nobleza alemana, se acercó a la ciudad de Asís, buscando la verdad, pues se había pasado al lado protestante al terminar la guerra de los 30 años entre católicos y protestantes.
El cardenal Tapaccioli le escribió al santo José de Cupertino: “Un príncipe protestante quiere retornar a la fe. Le ruego de persuadirlo y recibirlo con caridad”. Jean Frederic había oído hablar de la santidad del fraile José de Cupertino y quería convencerse de que la Iglesia católica era la verdadera.
Entonces, al llegar a Asís, asistió a una misa celebrada por el santo. Después del rezo del Padrenuestro, el santo se quedó en éxtasis y se alzó en el aire. Al concluir la misa, el santo religioso pudo conversar durante dos horas con el duque y éste regresó a la Iglesia. El haber visto celebrar la misa con tanta devoción y con éxtasis, lo convenció de la verdad de nuestra fe y de la presencia real de Jesús en la Eucaristía, a quien tanto amó toda su vida.

¡Buenos días!

Señor, ven en mi auxilio
Expertos en oración aseguran que no hay un modo tan fácil de encontrarse con Dios como los salmos. Son antiguos cánticos muy aptos para sumergirnos en variados estados de ánimo y ponernos en la presencia de Dios. Aquí tienes una secuencia de fragmentos que te pueden ayudar a recogerte en oración para suplicar y agradecer el auxilio al Señor.

Me adelanto a la aurora pidiendo auxilio (118). Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua (62). Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale mi pie (120). En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio (62). ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (115). Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides nunca sus beneficios (102). Toda mi vida te bendeciré, alzaré las manos invocándote y mis labios te alabarán jubilosos (62). Doy gracias al Señor porque es bueno, porque es eterno su amor, porque eterna su misericordia (117).

El P. Ignacio Larrañaga te da un valioso consejo: “¿Por qué no aprendes de memoria, poco a poco, ciertas estrofas cargadas de riqueza, que te servirán de alimento para cualquier circunstancia?” Comprobarás que unos renglones del salterio bastan para empezar una valiosa oración, haciendo contacto con Dios.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo’. Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo. Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’. Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’. Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.
»Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’. Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno. Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’. Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos». (Mt 20,1-16)

Comentario
Hoy, la Palabra de Dios nos invita a ver que la “lógica” divina va mucho más allá de la lógica meramente humana. Mientras que los hombres calculamos («Pensaron que cobrarían más»: Mt 20,10), Dios —que es Padre entrañable—, simplemente, ama («¿Va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»: Mt 20,15). Y la medida del Amor es no tener medida: «Amo porque amo, amo para amar» (San Bernardo).
Pero esto no hace inútil la justicia: «Os daré lo que sea justo» (Mt 20,4). Dios no es arbitrario y nos quiere tratar como hijos inteligentes: por esto es lógico que haga “tratos” con nosotros. De hecho, en otros momentos, las enseñanzas de Jesús dejan claro que a quien ha recibido más también se le exigirá más (recordemos la parábola de los talentos). En fin, Dios es justo, pero la caridad no se desentiende de la justicia; más bien la supera (cf. 1Cor 13,5).
Un dicho popular afirma que «la justicia por la justicia es la peor de las injusticias». Afortunadamente para nosotros, la justicia de Dios —repitámoslo, desbordada por su Amor— supera nuestros esquemas. Si de mera y estricta justicia se tratara, nosotros todavía estaríamos pendientes de redención. Es más, no tendríamos ninguna esperanza de redención. En justicia estricta no mereceríamos ninguna redención: simplemente, quedaríamos desposeídos de aquello que se nos había regalado en el momento de la creación y que rechazamos en el momento del pecado original. Examinémonos, por tanto, de cómo andamos de juicios, comparaciones y cálculos cuando tratamos con los demás.
Además, si de santidad hablamos, hemos de partir de la base de que todo es gracia. La muestra más clara es el caso de Dimas, el buen ladrón. Incluso, la posibilidad de merecer ante Dios es también una gracia (algo que se nos concede gratuitamente). Dios es el amo, nuestro «propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña» (Mt 20,1). La viña (es decir, la vida, el cielo...) es de Él; a nosotros se nos invita, y no de cualquier manera: es un honor poder trabajar ahí y podernos “ganar” el cielo.
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan Eudes
Presbítero y Fundador
Nació en Ri, diócesis francesa de Séez (Normandía), el año 1601. Estudió en los jesuitas y rehusó el matrimonio ventajoso que se le ofrecía, para consagrarse al Señor. Recibió las órdenes menores e ingresó en la Congregación del Oratorio fundada por el Cardenal De Bérulle. Ordenado sacerdote en 1625, se dedicó de manera intensa a las misiones populares y la predicación en las parroquias de extensas zonas rurales de Normandía, con mucho fruto de vida cristiana. Para mejor responder a las urgencias de la Iglesia, dejó el Oratorio y fundó dos congregaciones religiosas: una dedicada a las misiones populares y a la formación de los seminaristas, la Congregación de Jesús y María (los Eudistas); y la otra a la reeducación de las jóvenes extraviadas, la de Nuestra Señora de la Caridad. En sus escritos nos dejó constancia de su profundo conocimiento del misterio de Cristo. Fomentó con entusiasmo la devoción a los Corazones de Jesús y de María. Murió en Caen (Normandía) el 19 de agosto de 1680.
Oración: Oh Dios, que elegiste a san Juan Eudes para anunciar al mundo las insondables riquezas del misterio de Cristo, concédenos, te rogamos, que, por su palabra y su ejemplo, crezcamos en el conocimiento de tu verdad y vivamos según el Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“Un optimista ve una oportunidad en toda la calamidad,
un pesimista ve una calamidad en toda la oportunidad”
~ Winston Churchill ~

Tema del día:
Estar siempre alegres
La vida de los primeros cristianos está llena de una alegría rebosante, porque saben que están haciendo, en cada momento de su día, lo que el Señor quiere de ellos. Su alegría no depende del estado de ánimo, ni de la salud, ni de ninguna otra causa humana, sino de la cercanía de Dios, que es el motivo de su gozo profundo e incomparable.

Su alegría es capaz de subsistir en medio de todas las pruebas, incluso en los momentos más duros y oscuros, como la persecución y el martirio. Además su alegría es contagiosa: transmitirla es el tesoro más valioso que pueden dar a los que les rodean. Muchas personas encontraron y encuentran a Dios viendo la alegría de los cristianos.

"Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios. En cambio, el triste tiende a obrar el mal" (HERMAS, “EL PASTOR”, Siglo II)

A continuación se recogen una serie de recomendaciones a los cristianos referentes a la importancia de evitar la tristeza y estar alegres…

1. Arranca, pues, de ti la tristeza y no atribules al Espíritu Santo que mora en ti, no sea que supliques a Dios en contra tuya y se aparte de ti. Porque el espíritu de Dios, que fue infundido en esa carne tuya, no soporta la tristeza ni la angustia. (HERMAS, “El Pastor”, Mandamientos, 10, 2-4)

2. Revístete, pues, de la alegría, que halla siempre gracia delante de Dios y le es acepta, y ten en ella tus delicias. Porque todo hombre alegre obra el bien y piensa en el bien y desprecia la tristeza. En cambio, el hombre triste se porta mal en todo momento. Y lo primero en que se porta mal es en que contrista al Espíritu Santo, que le fue dado alegre al hombre. En segundo lugar, comete una iniquidad, por no dirigir súplicas a Dios ni alabarle; y, en efecto, jamás la súplica del hombre triste tiene virtud para subir al altar de Dios. (HERMAS, “El Pastor”, Mandamientos, 10, 2-4)

3. Los santos, mientras vivían en este mundo, estaban siempre alegres, como si siempre estuvieran celebrando la Pascua. (SAN ATANASIO, Carta 14, 1-2)

4. Siempre estarás gozoso y contento, si en todos los momentos diriges a Dios tu vida, y si la esperanza del premio suaviza y alivia las penalidades de este mundo. (SAN BASILIO MAGNO, Homilía sobre la alegría, 25)

5. "Quien practique la misericordia - dice el Apóstol -, que lo haga con alegría": esta prontitud y diligencia duplicarán el premio de tu dádiva. Pues lo que se ofrece de mala gana y por fuerza no resulta en modo alguno agradable ni hermoso. (SAN GREGORIO NACIANCENO, Disertación sobre amor a los pobres, 14)

6. La misericordia divina, para bien de nuestras almas, nos llama a los goces de la felicidad eterna, mediante aquellas palabras del Apóstol: Estad siempre alegres en el Señor. Las alegrías de este mundo conducen a la tristeza eterna, en cambio, las alegrías que son según la voluntad de Dios durarán siempre y conducirán a los goces eternos a quienes en ellas perseveren. Por ello, añade el Apóstol: Os lo repito, estad alegres.

Se nos exhorta a que nuestra alegría, según Dios y según el cumplimiento de sus mandatos, se acreciente cada día más y más, pues cuanto más nos esforcemos en este mundo por vivir entregados al cumplimiento de los mandatos divinos, tanto más felices seremos en la otra vida y tanto mayor será nuestra gloria ante Dios. (SAN AMBROSIO, Tratado sobre la carta a los Filipenses, 1)

7. Los seguidores de Cristo viven contentos y alegres y se glorían de su pobreza más que los reyes de su diadema. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 38)

8. En la tierra hasta la alegría suele parar en tristeza; pero para quien vive según Cristo, incluso las penas se truecan en gozo. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 18)

9. Si tenemos fija la mirada en las cosas de la eternidad, y estamos persuadidos de que todo lo de este mundo pasa y termina, viviremos siempre contentos y permaneceremos inquebrantables en nuestro entusiasmo hasta el fin. Ni nos abatirá el infortunio, ni nos llenará de soberbia la prosperidad, porque consideraremos ambas cosas como caducas y transitorias. (CASIANO, Instituciones, 9)

10. El gozo en el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el gozo en el mundo debe ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe entenderse en el sentido de que no debamos alegrarnos mientras estemos en el mundo, sino que es una exhortación a que, aun viviendo en el mundo, nos alegremos ya en el Señor. (SAN AGUSTÍN, Sermón 171, 1)

11. Entonces será la alegría plena y perfecta, entonces el gozo completo, cuando ya no tendremos por alimento la leche de la esperanza, sino el manjar sólido de la posesión. Con todo, también ahora, antes de que esta posesión llegue a nosotros, antes de que nosotros lleguemos a esta posesión, podemos alegrarnos ya con el Señor. Pues no es poca la alegría de la esperanza, que ha de convertirse luego en posesión. (SAN AGUSTÍN, Sermón 21, 1)

12. Porque no hay nada más infeliz que la felicidad de los que pecan. (SAN AGUSTÍN, De la vida feliz, 10)

13. Eso fueron los primeros cristianos, y eso hemos de ser los cristianos de hoy en día: sembradores de paz y de alegría, de la paz y de la alegría que Jesús nos ha traído. (SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Es Cristo que pasa, 30)
Fuente: Píldoras de fe

Nuevo vídeo y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oraciones para Guillermo F., de Buenos Aires, Argentina, con grave dolencia de aparato digestivo, para que el Señor Misericordioso lo ayude en este trance y la Santísima Virgen fortalezca en la fe y en la esperanza a su familia.

Pedimos oración para Jan, mujer de 59 años, de Canadá, que necesita ayuda psicológica, para que acepte esta situación y encuentre el profesional adecuado.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
Una cuarta parte de las iglesias lituanas está dedicada a la Virgen María... Y sin embargo, este país se convirtió al cristianismo apenas en 1387 cuando el rey Jagiello, abrazó la religión católica, lo que de paso condujo a toda la nación.
El fervor mariano tanto entre la nobleza como en el pueblo lituano fue tal que el Papa Pío XI dijo un día: "Lituania es la tierra de María...”
Entre los santuarios dedicados a María, el más importante del país figura el de Siluva, el de Kalvarija o Varduva, el de Pazaislis, cerca de Kaunas, y el de Krekenava, al Norte.
En Kaunas, la capital, se venera la Virgen de los Dolores en la Catedral de la ciudad. En Trakai se venera a la Virgen del Buen Consejo. En Palanga a Nuestra Señora de Lourdes. En Vilna, a la Virgen de la Puerta de la Aurora.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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