domingo, 16 de agosto de 2015

Pequeñas Semillitas 2762

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2762 ~ Domingo 16 de Agosto de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús da a comer su carne: dejándose partir, regalando liberación, amistad y fraternidad, derrochando compasión y cercanía, ofreciendo un claro mensaje, siendo valiente y coherente, denunciando abusos e injusticias, contagiando resurrección, creando humanidad con palabras y actitudes que eleven, ablanden y embellezcan el mundo... Jesús nos da pistas claras para tener, compartir y dar vida: oíd, tocad, mirad, gustad, compartid, tomad, comed, bebed... Para tratar, con él y como él, de enmendar la tremenda injusticia del mal reparto de la mesa de la humanidad. La comida y la bebida son imprescindibles para tener la energía necesaria para la vida.
Jesús, como el pan, se parte y reparte. Nos invita a participar de su banquete para hacer lo que él hace: dar vida llenándola de sentido, liberar, humanizar, compartir, quitar miedos, contagiar alegría y esperanza. Nos invita a dar y darnos para la vida del mundo. Como Él.
Dejarse alimentar por Jesús, por su Persona y por su Palabra, implica crecer en afinidad con él, vivir como vivió él; implica partirse y repartirse, combatiendo el hambre, la sed –de alimentos y de justicia– y las necesidades que injustamente padecen tantas personas; denunciando la actitud de los satisfechos y poderosos que no están dispuestos a poner los medios suficientes para que todas las personas puedan vivir con dignidad. Es lo que hizo Jesús y lo que recomendó hacer en su memoria. A. Gutiérrez


¡Buenos días!

Decisiones de invierno
Tomar decisiones acertadas requiere sabiduría y, especialmente, mucha prudencia. Una norma elemental es no decidir nada mientras estamos sacudidos por alguna emoción violenta, como el miedo o la cólera. Ya pasará la ofuscación, verás más claro y podrás desdramatizar toda exageración. Una anécdota que ilustra el tema.

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno”.

Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará y el sol volverá a salir.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo». Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». (Jn 6,51-58)

Comentario
Hoy continuamos con la lectura del Discurso del pan de vida que nos ocupa en estos domingos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo» (Jn 6,51). Tiene una estructura, incluso literaria, muy bien pensada y llena de ricas enseñanzas. ¡Qué bonito sería que los cristianos conociésemos mejor la Sagrada Escritura! Nos encontraríamos con el mismo Misterio de Dios que se nos da como verdadero alimento de nuestras almas, con frecuencia amodorradas y hambrientas de eternidad. Es fantástica esta Palabra Viva, la única Escritura capaz de cambiar los corazones.
Jesucristo, que es Camino, Verdad y Vida, habla de sí mismo diciéndonos que es Pan. Y el pan, como bien sabemos, se hace para comerlo. Y para comer —debemos recordarlo— hay que tener hambre. ¿Cómo podremos entender qué significa, en el fondo, ser cristiano, si hemos perdido el hambre de Dios? Hambre de conocerle, hambre de tratarlo como a un buen Amigo, hambre de darlo a conocer, hambre de compartirlo, como se comparte el pan de la mesa. ¡Qué bella estampa ver al cabeza de familia cortando un buen pan, que antes se ha ganado con el esfuerzo de su trabajo, y lo da a manos llenas a sus hijos! Ahora, pues, es Jesús quien se da como Pan de Vida, y es Él mismo quien da la medida, y quien se da con una generosidad que hace temblar de emoción.
Pan de Vida..., ¿de qué Vida? Está claro que no nos alargará ni un día más nuestra permanencia en esta tierra; en todo caso, nos cambiará la calidad y la hondura de cada instante de nuestros días. Preguntémonos con honestidad: —Y yo, ¿qué vida quiero para mí? Y comparémosla con la orientación real con que vivimos. ¿Es esto lo que querías? ¿No crees que el horizonte puede ser todavía mucho más amplio? Pues mira: mucho más aun que todo lo que podamos imaginar tú y yo juntos... mucho más llena... mucho más hermosa... mucho más... es la Vida de Cristo palpitando en la Eucaristía. Y allí está, esperándonos para ser comido, esperando en la puerta de tu corazón, paciente, ardiente como quien sabe amar. Y después de esto, la Vida eterna: «El que coma este pan vivirá para siempre» (Jn 6,58). —¿Qué más quieres?
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Tema del día:
La Eucaristía es nuestra vida
Cuántas veces, acontecimientos familiares o personales, queremos que sean iluminados por la Palabra de Dios y, sobre todo, con la Acción de Gracias que es la Eucaristía.

En estos domingos, la Iglesia, nos hace reflexionar sobre el tema eucarístico. Entre otras cosas, porque la Iglesia, sabe que bebe y se alimenta de este sacramento que, por lo que sea, algunos de nuestros hermanos o conocidos dejaron de frecuentar.

La Eucaristía, además de ser testamento del mismo Cristo, es alimento para todo creyente. Es un punto en el que convergen Dios y el hombre. Un lugar en el que, la debilidad, se transforma en fuerza invencible. Un momento, que cuando se vive apasionadamente, se entra en comunión perfecta con Dios y se cae en la cuenta de que estamos llamados a ser instrumentos de su amor en medio del mundo.

Si con la Eucaristía, ya nos resulta a algunos mantener encendida la llama de la fe… ¡Cuánto más difícil sería sin ella ser fieles a la verdad o en el seguimiento a Jesús!

Hoy nos escandalizan los suicidios que, muchas personas, buscan como única salida para su vida. También, en la vida cristiana, existe la muerte espiritual: cuando dejamos de participar en la asamblea dominical; cuando, hostigados por tanto enemigo, dejamos de apetecer el pan de la vida y el vino de la salvación que es el Cuerpo y la Sangre de Cristo; cuando preferimos tener una fe individual y sin más referencia al evangelio que nuestra forma de ver las cosas, y al mismo Dios, a nuestra manera y con nuestro propio criterio.

Cada vez que comulgamos, además de llenarnos de Dios, nos sentimos llamados a ser sus heraldos. Los pregoneros de su amor y de su poder. De su gracia y de su ternura. Por el contrario, cuando no lo comulgamos, cuando nos dejamos empalagar por el manjar del mundo, corremos el riesgo de quedarnos vacíos, traídos y llevados por el zigzag de los caprichos.

Pidamos al Señor que sea la vida de nuestra vida. La sangre que corra por nuestras venas. El horizonte de nuestra existencia.
P. Javier Leoz

Nuevo vídeo 

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página.

Aniversario:
Bicentenario de Don Bosco
Hoy, 16 de agosto, se celebra el bicentenario del nacimiento de Don Bosco (1815-1888), el fundador de la familia salesiana. Hijo de campesinos, Juan Bosco comprendió el mundo con la sabiduría de la gente sencilla que se llena de esperanza en medio de las adversidades. Se sabe que su madre, Margarita, constantemente le decía cuando niño: “Dios te ve”, no solo para prevenir alguna mala acción del joven Juan, sino para que él entendiera que siempre iba a estar bien acompañado. Bosco vivió en tiempos de guerras contra imperialismos foráneos y señores locales, en medio de enfrentamientos entre liberales, conservadores y comunistas.

Los sueños premonitorios lo visitaron a lo largo de su vida. A los 9 años, mientras dormía, se topó con un grupo de jóvenes que profería blasfemias. Juan quiso callarlos con violencia, pero se le apareció un hombre que le dijo: “No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad deberás ganarte a estos tus enemigos. Ponte, pues, ahora mismo, a enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud”. Tal vez de esa experiencia onírica se origine una de sus inspiraciones más duraderas: el oratorio salesiano –una práctica que combina la tarea y la oración–, que fue resultado de su opción preferencial por los jóvenes en situación de peligro.

El oratorio es una síntesis original de pedagogía y pastoral que Don Bosco logró basándose en Francisco de Sales (el santo de la amabilidad, que también es el patrono de escritores y periodistas). En el primer oratorio de Don Bosco había picapedreros, albañiles, estucadores, adoquinadores, enyesadores. Allí los jóvenes orientan sus vidas y se previenen de los riesgos mundanos. Tal es la base de la pedagogía salesiana: educación individualizada, presencia fraterna del maestro, ambiente educador de la familia: una juntura de razón, religión y amor. Por eso con María Mazzarello crearon el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.

Como sacerdote Don Bosco fue muy activo e hizo de la espiritualidad acción. Egidio Viganò, antiguo rector mayor de los salesianos, dijo que Don Bosco nos quiere “no mundanos, aunque sí en el mundo; no extraños, sino con una identidad propia; no anticuados, sino profetas actuales de la realidad escatológica de la Pascua; no fáciles imitadores de la moda, sino valientes cultivadores de una renovación exigente; no desertores de las vicisitudes humanas, sino protagonistas de una historia de salvación”. Por haber defendido las obras educativas, Don Bosco es considerado un apóstol de la escuela y el santo de los jóvenes.

En sus empeños abrazó la devoción de María bajo el título de Auxiliadora de los cristianos. Mas Don Bosco no fue solo educador y guía espiritual, sino también prolífico escritor, editor exitoso –pidió practicar el ministerio de la buena prensa–, formador de colaboradores y fundador de congregaciones religiosas, comprometido con los otros en la evangelización en zonas muy remotas. Con su humanismo cristiano, Don Bosco ya intuyó que en el Evangelio se funden la propuesta de salvación con el desarrollo terrenal completo en dignidad y derechos. Su compromiso social era el de la caridad cristiana. Por eso es bueno volver a Don Bosco.

Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Fortín Mercedes, en las puertas de la Patagonia Argentina, el Padre Martín Dumrauf, salesiano de Don Bosco, agradece a Dios, a María Auxiliadora, al santo fundador Don Bosco y al beato Ceferino Namuncurá, porque hoy celebrará en la Eucaristía sus cincuenta (50) años sacerdotales. Felicidades Padre…!!!

Desde Huancayo, Perú, escribe Alina y agradece a Dios la dicha y la bendición de haber cumplido el pasado lunes 10, sus primeros 19 años de feliz matrimonio con Abdon. Nos sumamos a tan grato aniversario.

Unidos a María
Debemos estar convencidos que sin María ya hubiéramos perecido en las fauces de los demonios hace ya mucho tiempo, porque María nos ha cuidado siempre, incluso cuando tal vez estábamos lejos de Ella y de su Hijo, porque María sabía que luego de nuestro desvío íbamos a volver al redil como una ovejita que busca a su pastor. Entonces María nos ha cuidado siempre, también cuando estábamos lejos de Ella. Y así hoy podemos decir que si estamos aquí, si somos fieles a Dios, si vivimos en gracia y en amistad con el Señor, es por obra de la Virgen, que ha tenido sus desvelos por nosotros y nos ha cuidado y protegido en todo tiempo del maligno enemigo. Creo que si estamos leyendo esto es porque María nos ha elegido particularmente porque nos ama particularmente. Devolvámosle nuestro amor tierno y sincero, ahora que sabemos que gracias a Ella estamos donde estamos. ¡Felices nosotros que tenemos tan gran Defensora!

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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