sábado, 21 de marzo de 2015

Pequeñas Semillitas 2636

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2636 ~ Sábado 21 de Marzo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Así como vemos con alegría y esperanza la inclusión a una vida más digna de tantos hermanos y conciudadanos nuestros, queda aún una deuda social para seguir avanzando en la búsqueda de soluciones a nuevas problemáticas que nos afectan y preocupan a todos.
Es una gran preocupación de todos mantener, cuidar y acrecentar la paz social en todos los ámbitos provinciales y nacionales. Esa paz nace de la justicia, de la igualdad de oportunidades, del respeto a los derechos fundamentales de cada persona, del compromiso renovado por ayudar a superar situaciones de pobreza de hermanos nuestros que aún siguen postergados y que claman por pan y trabajo, del cuidado de nuestras familias y escuelas como ámbitos donde se aprende a convivir y formar personas y ciudadanos. Son ámbitos fundamentales donde se educa para la Paz.
Mons. Vicente Bozakic

¡Buenos días!

Sabio y prudente
El saber tiene aspectos teóricos y prácticos. Hay personas que sobresalen en la teoría, otras en la práctica. Pero hay quienes tienen talento para una y otra dimensión. Los dos aspectos son importantes y necesarios. En las empresas tratan de formar equipos en que haya personas que se complementen mutuamente.

En Génesis 41 se cuenta que José fue llamado de la cárcel para que interpretara dos misteriosos sueños del Faraón. Después de una interpretación brillante, afirmó: “Por eso, es necesario que el Faraón busque un hombre sabio y prudente, y lo ponga al frente de todo Egipto”. En efecto debería administrar los difíciles períodos de carestía y abundancia que se venían a corto plazo. El Faraón respondió: “Ya que Dios te ha hecho conocer todas estas cosas, no hay nadie que sea tan sabio y prudente como tú”. Y lo nombró Virrey de Egipto.

Hombre “sabio y prudente”, son dos adjetivos que funcionan como sinónimos y, al reforzarse, equivalen al superlativo “muy sabio”; pero, también subrayan que, por una parte, debe ser una persona de clara visión del conjunto y, además, con la habilidad de tomar decisiones concretas para llegar a felices resultados. Amigo/a, aprecia y armoniza estos dos aspectos del saber en tu propia vida.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?».
Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos».
Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno a su casa. (Jn 7,40-53)

Comentario
Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un profeta; otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).
Verdaderamente, Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón había anunciado a María (cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes le escuchaban, hasta el punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La respuesta de los guardias, que pretendían detener al Señor, centra la cuestión y nos muestra la fuerza de las palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre» (Jn 7,46). Es como decir: sus palabras son diferentes; no son palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. El es “la Verdad” y su modo de decir refleja este hecho.
Y si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los hombres, especialmente hacia los más necesitados.
Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros, imitando y siguiendo a Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».
Abbé Fernand ARÉVALO (Bruxelles, Bélgica)

Cada día de Cuaresma
Día 32: La doctrina de Jesucristo
Cristo con su doctrina ha proclamado la verdad fundamental del hombre, su libertad y su dignidad sobrenatural, por la gracia de la filiación divina. Cristo tiene palabras de vida eterna (Juan 6, 68), y nos ha dejado el encargo de transmitirlas a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos. Cada cristiano debe ser testimonio de buena doctrina, testigo –no sólo con el ejemplo: también con la palabra- del mensaje evangélico. Es mucha la urgencia de dar a conocer la doctrina de Cristo, porque la ignorancia es un poderoso enemigo de Dios en el mundo y “es causa y como raíz de todos los males que envenenan a los pueblos” (San Juan XXIII, Ad Petri cathedram). Quiere el Señor que nuestras palabras se hagan eco de sus enseñanzas para mover los corazones: “Él mismo nos ha elegido para que llevemos su luz por todas partes” (Álvaro del Portillo, Carta pastoral)

La vocación cristiana es vocación al apostolado, y Dios da la gracia para poder corresponder. No caben las excusas: no valgo, no sirvo, no tengo tiempo... Los cristianos debemos mostrar, con la ayuda de la gracia, lo que significa seguir de verdad a Jesús. “Se necesitan –dice San Juan Pablo II- heraldos del Evangelio expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazón del hombre de hoy, participen de sus gozos y esperanzas, de sus angustias y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos, enamorados de Dios. Para esto se necesitan nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa han sido los santos. Debemos suplicar al Señor que aumente el espíritu de santidad de la Iglesia y nos mande nuevos santos para evangelizar el mundo de hoy” (Discurso al Simposio de Obispos Europeos).

De muchas manera podemos dar a conocer amablemente la figura y las enseñanzas de Jesús y de su Iglesia: con una conversación, participando en una catequesis, con el silencio que los demás valoran, escribiendo a los medios de comunicación, por un trabajo acertado, insistiendo con frecuencia en las mismas ideas, esforzándonos en presentarlas en forma atrayente. Hemos de tener en cuenta que muchas veces tendremos que ir contra corriente, como han sido tantos buenos cristianos a lo largo de los siglos. Con la ayuda del Señor, seremos fuertes para no dejarnos arrastrar por errores en boga o costumbres permisivas y libertinas, que contradicen la ley moral natural y la cristiana. Siempre, y de modo especial en las situaciones más difíciles, el Espíritu Santo nos iluminará, y sabremos qué decir y cómo hemos de comportarnos.
P. Francisco Fernández Carvajal

Santoral Católico:
San Nicolás de Flüe
Ermitaño
Nació en Sachseln (Suiza) el año 1417. Contrajo matrimonio y tuvo diez hijos. Gobernó su ciudad, ejerció cargos civiles cantonales y militares. Llevaba vida de piedad y penitencia y cumplía sus deberes con espíritu cristiano. En 1467, a los 50 años y con permiso de su esposa, buscando la soledad y la mayor unión posible con Dios, se retiró a llevar vida eremítica en el desfiladero de Ranft, cercano a su pueblo. Le construyeron una ermita y, junto a ella, una celdita. A partir de entonces se le llamó «Hermano Klaus». Allí pasó el resto de sus años, entregado a la vida contemplativa, experimentando dones místicos extraordinarios, sujeto a rigurosa penitencia, sufriendo y venciendo tentaciones, dando consuelo y sabios consejos a los muchos que le visitaban. Sólo en una ocasión salió de su retiro, ante el peligro de una guerra civil y para reconciliar a los Representados de los Cantones enfrentados. Murió el 21 de marzo de 1487. Pío XII lo proclamó patrono de Suiza y decía de él: «Encarna, con una plenitud admirable, la unión de la libertad terrestre y la libertad celeste».
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

"Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros,
eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo,
para el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia"
~ San Agustín ~

Tema del día:
No hay tiempos malos
Mi percepción a medida que envejezco es que no hay tiempos malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son.

Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.

Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje. Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad.

Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

“Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
- a aprender a amar
- a dejar huella
- a ser felices

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

- Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento.
El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental.
Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros.
A esta tierra vinimos a cansarnos,....... para dormir tenemos siglos después.

- Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero.
Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

- El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores.
Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de los micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día.
Querernos. Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, almohadones aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.
Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos, y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la actitud con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés: se achican. Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro".
© Mamerto Menapace
Monje benedictino

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Rezamos por la conversión de Dahyana, de Argentina y de Juan F., de Guatemala. Que el Espíritu de Dios toque sus corazones y los vuelva al camino de Jesús.

Pedimos oración para María Alejandra (Ale), de Buenos Aires, Argentina, rogando al Buen Jesús que le conceda salud física, psíquica y espiritual en abundancia.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
Para perseverar en la virtud, hay que ser devoto de María. Para recuperar la gracia si la hemos perdido, hay que acudir a María, y en todo momento debemos buscar a María para que nos socorra, porque Dios la ha puesto como una ayuda adecuada a nuestra debilidad. Así dice Dios en el Paraíso cuando creó a Eva: “Hagámosle al hombre una ayuda adecuada”. Y esa ayuda es María para cada hombre. Ella es la Mujer vestida de Sol del Apocalipsis, que defiende a sus hijos del enorme dragón rojo, del demonio y sus astucias, y quien se confía a Ella no tiene nada que temer, ni de este mundo, ni del otro. La perseverancia final es una gracia que hay que pedir. Esta gracia es la de morir en gracia de Dios. Y como María es la Medianera de todas las gracias, también esta gracia de la perseverancia en el bien y la perseverancia final son concedidas a través de María y a Ella debemos pedírsela día y noche. Tomémonos de la mano de María y seremos felices ya en este mundo lleno de obstáculos. María es un secreto que nos ha revelado el Altísimo y que debemos saber aprovechar, pues quien halla a María, ha hallado la Vida, es decir, la Salvación y todos los dones y gracias.

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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