lunes, 9 de marzo de 2015

Pequeñas Semillitas 2624

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2624 ~ Lunes 9 de Marzo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Las señales que Jesús ofrece son: dedicarse a curar y a devolver la dignidad a las personas antes que cumplir el precepto del sábado o cualquier ley. Tocar leprosos. Lavar pies. Actuar con plena independencia y libertad. Su corazón compasivo y liberador. Demostrar que para Él los últimos son los primeros. Acoger a todos a su mesa. Ver a Dios en todas las personas, en todas cosas y en todas las circunstancias. Pasar haciendo el bien. Señales que provocaron gran escándalo social y religioso y que le condujeron a la muerte.
¿Son las mismas señales que ofrecen al mundo quienes se consideran seguidores y seguidoras de Jesús? ¿Ofrecemos al mundo, como Jesús, signos de solidaridad, fraternidad, amor…,  para que “muchos crean”? 
Jesús conoce la respuesta. Y nos invita a una profunda reflexión a nivel personal y social. (A. Gutiérrez)

¡Buenos días!

En medio de la naturaleza…
En verano el calor de las ciudades nos proyecta hacia el campo, las sierras y el mar a buscar, en el contacto con la naturaleza, descanso y renovación física y espiritual. Ahí están los amplios espacios, el aire puro, la presencia de animales y aves en su propio ambiente. Todo en un clima de paz, silencio, serenidad… Una anécdota para que valores y aproveches tus vacaciones.

Una vez, el padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un paseo por el campo con la intención de que su hijo viera cuán pobres eran las gentes del campo. Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en la casa de una familia campesina muy humilde. Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le preguntó a su hijo: —¿Qué te pareció el viaje? —Muy bonito, papá. —¿Viste qué pobre es la gente? —Sí. —Y ¿qué aprendiste? —Comprobé que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una pileta que llega de un tapial a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. Nuestro patio llega hasta la tapia de la casa, ellos tienen todo un horizonte de patio. Al terminar el relato, el padre se quedó mudo....y su hijo agregó: —¡Gracias, papá, por enseñarme cuáles son nuestras pobrezas!

Entrar en contacto un poco más prolongado con la naturaleza nos acerca a una verdadera fuente de sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias que nos hacen amar más la vida, para volver luego a nuestras ocupaciones habituales con nuevas energías y nuevas ideas. Que aproveches la fuerza renovadora de los días de descanso.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente reunida en la sinagoga de Nazaret: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Os digo de verdad: muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio».
Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó. (Lc 4,24-30)

Comentario
Hoy, en el Evangelio, Jesús nos dice «que ningún profeta es bien recibido en su patria» (Lc 4,24). Jesús, al usar este proverbio, se está presentando como profeta.
“Profeta” es el que habla en nombre de otro, el que lleva el mensaje de otro. Entre los hebreos, los profetas eran hombres enviados por Dios para anunciar, ya con palabras, ya con signos, la presencia de Dios, la venida del Mesías, el mensaje de salvación, de paz y de esperanza.
Jesús es el Profeta por excelencia, el Salvador esperado; en Él todas las profecías tienen cumplimiento. Pero, al igual que sucedió en los tiempos de Elías y Eliseo, Jesús no es “bien recibido” entre los suyos, pues son estos quienes llenos de ira «le arrojaron fuera de la ciudad» (Lc 4,29).
Cada uno de nosotros, por razón de su bautismo, también está llamado a ser profeta. Por eso:
1º. Debemos anunciar la Buena Nueva. Para ello, como dijo el Papa Francisco, tenemos que escuchar la Palabra con apertura sincera, dejar que toque nuestra propia vida, que nos reclame, que nos exhorte, que nos movilice, pues si no dedicamos un tiempo para orar con esa Palabra, entonces sí seremos un “falso profeta”, un “estafador” o un “charlatán vacío”.
2º Vivir el Evangelio. De nuevo el Papa Francisco: «No se nos pide que seamos inmaculados, pero sí que estemos siempre en crecimiento, que vivamos el deseo profundo de crecer en el camino del Evangelio, y no bajemos los brazos». Es indispensable tener la seguridad de que Dios nos ama, de que Jesucristo nos ha salvado, de que su amor es para siempre.
3º Como discípulos de Jesús, ser conscientes de que así como Jesús experimentó el rechazo, la ira, el ser arrojado fuera, también esto va a estar presente en el horizonte de nuestra vida cotidiana.
Que María, Reina de los profetas, nos guíe en nuestro camino.
Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE (Cobourg, Ontario, Canadá)

Cada día de Cuaresma
Día 20: Docilidad y buenas disposiciones
El Señor, después de un tiempo de predicación por las aldeas y ciudades de Galilea, vuelve a Nazaret, donde se había criado. Todos habían oído maravillas del hijo de María y esperaban ver cosas extraordinarias. Sin embargo no tienen fe, y como Jesús no encontró buenas disposiciones en la tierra donde se había criado, no hizo allí ningún milagro. Aquellas gentes sólo vieron en Él al hijo de José, el que les hacía mesas y les arreglaba las puertas. No supieron ver más allá. No descubrieron al Mesías que les visitaba. Nosotros, para contemplar al Señor, también debemos purificar nuestra alma. La Cuaresma es buena ocasión para intensificar nuestro amor con obras de penitencia que disponen el alma a recibir las luces de Dios.

En la primera lectura de la Misa se nos narra la curación de Naamán, general del ejército de Siria (2 Reyes 5, 1-15), por el profeta Eliseo. El general había recorrido un largo camino para esto, pero lleno de orgullo, llevaba su propia solución sobre el modo de ser curado. Cuando ya se regresaba sin haberlo logrado, sus servidores le decían: aunque el profeta te hubiese mandado una cosa difícil debieras hacerla. Cuanto más habiéndote dicho lávate y serás limpio. Naamán reflexionó sobre las palabras de sus acompañantes y volvió con humildad a cumplir lo que le había dicho el Profeta, y quedó limpio. También nosotros andamos con frecuencia enfermos del alma, con errores y defectos que no acabamos de arrancar. El Señor espera que seamos humildes y dóciles a las indicaciones de la dirección espiritual. No tengamos soluciones propias cuando el Señor nos indica otras, quizá contrarias a nuestros gustos y deseos. En lo que se refiere al alma, no somos buenos consejeros, ni buenos médicos de nosotros mismos. En la dirección espiritual el alma se dispone para encontrar al Señor y reconocerle en lo ordinario.

La fe en los medios que el Señor nos da, obra milagros. La docilidad, muestra de una fe operativa, hace milagros. El Señor nos pide una confianza sobrenatural en la dirección espiritual; sin docilidad, ésta quedaría sin fruto. Y no podrá ser dócil quien se empeñe en ser tozudo, obstinado e incapaz de asimilar una idea distinta de la que ya tiene: el soberbio es incapaz de ser dócil. Disponibilidad, docilidad, dejarnos hacer y rehacer por Dios cuantas veces sea necesario, como barro en manos del alfarero. Este puede ser el propósito de nuestra oración de hoy, que llevaremos a cabo con la ayuda de María.
P. Francisco Fernández Carvajal

Santoral Católico:
Santa Francisca Romana
Esposa y madre
Nació en Roma el año 1384 de familia noble y rica. Pronto se sintió atraída por la vida religiosa, pero no pudo rehuir la boda que sus padres le prepararon. Se casó muy joven y tuvo tres hijos. Fue una esposa amante y abnegada, que se adaptó y cuidó a su buen marido, y guardó las formas que su estado le exigían, sin renunciar por ello a su vida de oración, austeridad y penitencia. Encontró en su cuñada Vanozza una amiga y compañera ideal para la vida virtuosa. Fue siempre generosa con todos, especialmente con los indigentes. El año 1425 fundó la Congregación de Oblatas, bajo la Regla de San Benito, que no necesariamente vivían enclaustradas. Muerto su esposo en 1435, repartió sus bienes entre los pobres, se dedicó al cuidado de los enfermos, a los que atendía en sus casas, en los hospitales de Roma, e incluso en su propio domicilio, y desempeñó una admirable actividad con los necesitados, destacando, sobre todo, por su humildad y paciencia. Murió el año 1440.
Oración: Oh Dios, que nos diste en santa Francisca Romana un modelo singular de vida matrimonial y monástica, concédenos vivir en tu servicio con tal perseverancia, que podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

“Jesús es el Hijo de Dios a quien contemplar,
para que mirando en él al vencedor de la muerte,
podamos asumir las exigencias de ser sus discípulos
y acompañarlo por el camino de la cruz hasta la gloria del cielo”
Mons. Fernández

Tema del día:
Acto de coraje y humildad

Hoy es corriente, por fortuna, que instituciones y Estados pidan públicamente perdón por agravios cometidos por sus antecesores. También la Iglesia, sobre todo desde el Concilio Vaticano II, se ha mostrado dispuesta a realizar esa tarea de revisión histórica de los errores e incoherencias de los católicos a lo largo de los siglos.

La Iglesia, al exponer las verdades del depósito de la fe que tiene confiado, goza de una infalibilidad otorgada por el mismo Jesucristo. Esa infalibilidad, según la doctrina católica, se extiende a las declaraciones del magisterio solemne, al magisterio ordinario y universal, y a lo propuesto de modo definitivo sobre la doctrina de la fe y las costumbres. Sin embargo, en las actuaciones personales de los católicos, ha habido y habrá siempre errores, más o menos graves, como sucede en todos los seres humanos. La Iglesia asume con una viva conciencia esos pecados de sus hijos, recordando con dolor todas las circunstancias en las que, a lo largo de la historia, los católicos se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en vez del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.

Por eso la Iglesia anima a sus hijos a la purificación y el arrepentimiento de todos los errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes. Hacerlo ha supuesto un acto de coraje, y también una manifestación de humildad, y por tanto, una mayor aproximación a Dios. La Iglesia, al revisar su historia y suscitar el arrepentimiento por los eventuales errores y deficiencias de cuantos han llevado y llevan el nombre de cristianos a lo largo de la historia, da ejemplo de lo que predica constantemente.

Por el vínculo que en la Iglesia une a todos los fieles, los cristianos de hoy llevamos de alguna manera el peso de los errores y de las culpas de quienes nos han precedido (aun no teniendo responsabilidad personal en esos errores), y en ese sentido la Iglesia pide ahora perdón por esas culpas. La Iglesia abraza a sus hijos del pasado y del presente en una comunión real y profunda, y asume sobre sí el peso de las culpas también pasadas, para purificar la memoria y vivir la renovación del corazón y de la vida según la voluntad del Evangelio.
© Alfonso Aguiló

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Seguimos rezando fervorosamente por los miles de cristianos que son perseguidos y matados en Iraq, Siria y otros países de Medio Oriente, rogando a Dios que cesen estas matanzas y a la Santísima Virgen que acompañe y fortalezca a estos mártires del siglo XXI.

Pedimos oración por el embarazo gemelar de María Belén G. y Jeremías V., de Córdoba, Argentina, padres primerizos, rogando que la Virgen Madre y San José protejan a esta familia proveyéndoles salud y un buen embarazo hasta el final de la gestación.

Pedimos oración por la niña Saydee B., de San Clemente, California, Estados Unidos, que tiene dolores estomacales, fiebre muy  alta y está en el hospital sin saber qué tiene, rogando la intercesión de María Madre para que pronto se recupere por la gracia sanadora de Jesús.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
Si una madre de la tierra vive y se desvive por el cuidado de sus hijos, ¡cuánto más María, vive y se desvive por el cuidado de nosotros, sus hijos! Estemos tranquilos y contentos de tener semejante Madre en el Cielo que nos cuida y nos sigue, y no solamente nos sigue con su mirada, sino que como Dios le ha concedido un cuerpo glorioso como el de su Hijo Jesús, también María nos sigue con su cuerpo, y Ella está a nuestro lado en todo momento y, si Dios quiere, la veremos en el momento de nuestra muerte a nuestro lado, y tal vez, por bondad de Dios, también la veamos antes con los ojos del cuerpo, pues María suele aparecerse a sus devotos e hijos fieles. Cantemos de gozo por tener una semejante Madre que es todopoderosa, puesto que Dios le ha comunicado su poder para que Ella lo use en favor de sus hijitos muy queridos. Aunque todo el Infierno se pusiera en nuestra contra, no debemos temer ni un rasguño pues María está con nosotros y en nosotros.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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