miércoles, 4 de marzo de 2015

Pequeñas Semillitas 2619

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 10 - Número 2619 ~ Miércoles 4 de Marzo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor, ayúdame a esparcir tu fragancia allí donde vaya. Resplandece a través  de mí y sé en mí, para que todas las almas que me rocen sientan tu presencia en mi alma. Deja que alcen la mirada y ya no me vean a mí, sino a ti, Señor.
Quédate conmigo y empezaré a brillar como Tú brillas, con un brillo que iluminará a los demás. Y esa luz, Señor, saldrá de ti, no será mía: serás Tú, iluminando a los demás a través de mí.
Deja que predique sin predicar, no a través de la palabra, sino de mi ejemplo, de una fuerza arrebatadora, la influencia de la compasión en lo que hago, la patente plenitud que el amor de mi corazón te profesa.  J.H.Newman

¡Buenos días!

El ciempiés
Es maravilloso el número de cosas difíciles que la gente decidida logra realizar. Tú deberías formar parte de ese equipo. No escapes de las tareas de hoy ni las postergues para mañana. La demora que te ha retrasado fue efecto del temor. El secreto para disipar el temor está en proceder sin vacilación. Afronta los desafíos de cada día con valentía.

“¡Qué complicación –exclamó el Abad viendo caminar a un ciempiés–  y qué maravilla: lo hace tan bien que parece fácil! De pronto, le vino a la memoria una historieta que había escuchado no sabía dónde: "El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su madre: —Para andar, ¿qué pies debo mover primero: los pares o los impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué? —Cuando quieras andar, hijo mío –le respondió la madre–  deja de cavilar y... anda.

“Procederé ahora mismo”. Con estas palabras puedes preparar tu mente para realizar todo acto necesario para lograr tus metas; con ellas harás frente a todo desafío que los fracasados eluden. Hoy es el momento oportuno. El impulso inicial tómalo al principio de la jornada, orando así: “Con tu ayuda, Señor, hoy seré decidido y entusiasta”.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». (Mt 20,17-28)

Comentario
Hoy, la Iglesia —inspirada por el Espíritu Santo— nos propone en este tiempo de Cuaresma un texto en el que Jesús plantea a sus discípulos —y, por lo tanto, también a nosotros— un cambio de mentalidad. Jesús hoy voltea las visiones humanas y terrenales de sus discípulos y les abre un nuevo horizonte de comprensión sobre cuál ha de ser el estilo de vida de sus seguidores.
Nuestras inclinaciones naturales nos mueven al deseo de dominar las cosas y a las personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a nosotros nos gusta, que la gente nos reconozca un status, una posición. Pues bien, el camino que Jesús nos propone es el opuesto: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20,26-27). “Servidor”, “esclavo”: ¡no podemos quedarnos en el enunciado de las palabras!; las hemos escuchado cientos de veces, hemos de ser capaces de entrar en contacto con la realidad que significan, y confrontar dicha realidad con nuestras actitudes y comportamientos.
El Concilio Vaticano II ha afirmado que «el hombre adquiere su plenitud a través del servicio y la entrega a los demás». En este caso, nos parece que damos la vida, cuando realmente la estamos encontrando. El hombre que no vive para servir no sirve para vivir. Y en esta actitud, nuestro modelo es el mismo Cristo —el hombre plenamente hombre— pues «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mt 20,28).
Ser servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús es imposible para nosotros. Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad: hemos de implorar, esperar y desear intensamente que se nos concedan esos dones. La Cuaresma y sus prácticas cuaresmales —ayuno, limosna y oración— nos recuerdan que para recibir esos dones nos debemos disponer adecuadamente.
Rev. D. Francesc JORDANA i Soler (Mirasol, Barcelona, España)

Cada día de Cuaresma
Día 15: Beber el cáliz del Señor
Los Apóstoles no han puesto ningún límite a su Señor; tampoco nosotros lo hemos puesto. Por eso, cuando pedimos algo en nuestra oración debemos estar dispuestos a aceptar, por encima de todo, la Voluntad de Dios; también cuando no coincida con nuestros deseos. Quiere que le pidamos lo que necesitamos y deseemos pero, sobre todo, que conformemos nuestra voluntad con la suya. Él nos dará siempre lo mejor. El Señor nos invita a una profunda amistad y a compartir un destino común a todos los que queremos seguirle. Para participar en su resurrección gloriosa es necesario compartir con Él la Cruz, y nos pregunta como preguntó a los Apóstoles: ¿Podéis beber el cáliz (2), -el cáliz de la entrega completa al cumplimiento de la voluntad del Padre- que yo voy a beber? ¡Podemos! ¡Podemos, sí, estamos dispuestos! Contestamos como los Apóstoles. Hoy nos preguntamos en la oración si hemos dado al Señor nuestro corazón entero, o seguimos apegados a nuestro amor propio.

No existe vida cristiana sin mortificación. El Señor hizo del dolor un medio de redención; con su dolor nos ha redimido. La mortificación y la vida de penitencia, a la que nos llama la Cuaresma, tienen como motivo principal la co-redención, participar del mismo cáliz del Señor. La voluntaria mortificación es medio de purificación y desagravio, necesario para poder tratar al Señor en la oración e indispensable para la eficacia apostólica. Este espíritu de penitencia y de mortificación lo manifestamos en nuestra vida corriente en el quehacer de cada día, sin esperar ocasiones extraordinarias: cumplimiento de nuestro horario, compaginar nuestras obligaciones con Dios, con los demás y con nosotros mismos, tratar con caridad a los demás empezando por los nuestros, soportar con buen humor las mil contrariedades de la jornada, corregir cuando tenemos una misión de gobierno, renunciar a nuestros propios proyectos...

El servicio de Cristo a la humanidad va encaminado a la salvación. Nuestra actitud ha de ser servir a Dios y a los demás con visión sobrenatural, especialmente en lo referente a la salvación, pero también en todas las ocasiones que se presentan cada día. Servir a los demás requiere mortificación y presencia de Dios, y olvido de uno mismo. No nos importe servir y ayudar mucho a quienes están a nuestro lado, aunque no recibamos ningún pago ni recompensa. Nuestra Madre, que sirvió a su hijo y a San José, nos ayudará a darnos sin medida ni cálculo.
P. Francisco Fernández Carvajal

Santoral Católico:
San Casimiro
Príncipe
Hijo del rey Casimiro IV de Polonia y heredero del trono, nació en el castillo de Wawel (Cracovia) el año 1458. Recibió una educación esmerada y desde niño se hizo manifiesta su inclinación a la piedad y al bien. Siendo muy joven, los húngaros que se habían rebelado contra su rey, le ofrecieron la corona; no le agradó la propuesta por el uso de las armas y la injusticia que suponía. Decidió consagrar su castidad a Dios, y por ello no aceptó el matrimonio que le propuso su padre. Cumplió sus deberes como gobernante y cultivó de manera eminente las virtudes cristianas, la castidad, la penitencia, la caridad y la generosidad hacia los indigentes: la gente lo llamaba «defensor de los pobres». Fue también gran defensor de la fe. Tuvo particular devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Murió tuberculoso el año 1484, a la edad de 25 años, en Grodno y está enterrado en Vilna (Lituania).
Oración: Dios todopoderoso, sabemos que servirte es reinar; por eso te pedimos nos concedas, por intercesión de san Casimiro, vivir sometidos a tu voluntad en santidad y justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

La frase de hoy

"Hemos entrado en el tiempo de Cuaresma: tiempo de penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea fácil. El cristianismo no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años. En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la conversión primera —ese momento único, que cada uno recuerda, en el que se advierte claramente todo lo que el Señor nos pide— es importante; pero más importantes aún, y más difíciles, son las sucesivas conversiones. Y para facilitar la labor de la gracia divina con estas conversiones sucesivas, hace falta mantener el alma joven, invocar al Señor, saber oír, haber descubierto lo que va mal, pedir perdón    "
San Josemaría Escrivá

Tema del día:
Pescadores de hombres
Hacerse pescadores de hombres con Jesús es aceptar el llamado a ser discípulos, es ser parte del anuncio de Jesús y es participar de la fuerza liberadora que hay en Él. A esto es a lo que Cristo invita a sus discípulos, esto es lo que el Señor obra en nosotros: viene a rescatarnos de las aguas profundas de las angustias, de las tristezas, de la depresión y del desequilibrio emocional, viene a rescatarnos del desgano, de los desencuentros, del ahogo; y al rescatarnos nos invita a experimentar la gracia de la liberación. Jesucristo quiere que seamos sus discípulos, pero desde el amor que le tenemos a Él, no desde cualquier otro punto de partida.

Por eso, te invito a dejarte pescar por Jesús, aprovecha este tiempo de Cuaresma para ser discípulo, para ser pescado por Jesús y ser pescador de hombres con Él. Cuando Jesús dice los pesco y los hago pescadores, está diciendo “los libero y los hago liberadores conmigo”. Dios viene a liberarte de los vínculos con la realidad o con los demás que te resultan insanos. Él viene a liberarte de la enfermedad que arrastras desde hace mucho tiempo, de la dependencia que te genera la computadora o la televisión. Jesús quiere en este tiempo sacarte de ese lugar de fragilidad que provocan las contradicciones, a liberarte del cuidado excesivo de tu persona o de tu buen nombre; Él viene a igualarte con los demás.

Mira para adentro. Puede que el Señor venga a liberarte en ese lugar del corazón donde te has construido como imitación de otros; donde te autocreaste mirándote en el espejo de los demás; donde perdiste tu propia identidad de Hijo de Dios; donde, tras un momento de dolor, dejaste de ser vos mismo. Jesús viene a liberarte, a “pescarte”, no pierdas esta oportunidad de encuentro con el Señor.

El lugar en donde Dios mete las manos en este tiempo de Cuaresma para pescarte, el camino de liberación que te propone, es el mismo lugar desde donde te invita a pescar junto a Él. El Señor te ha pescado o te viene a pescar para que desde allí lo ayudes a pescar a otros hermanos, haciendo carne en tu corazón la propia experiencia de la liberación de Dios en tu historia de vida. Desde ese lugar existencial donde el Señor te liberó es desde donde te anima a seguirlo, a hacerte con Él pescador de hombres.
© P. Javier Soteras

Mensaje de María Reina de la Paz 
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de marzo de 2015

“Queridos hijos, ustedes son mi fuerza. Ustedes, apóstoles míos, que con su amor, humildad y el silencio de la oración, hacen que mi Hijo sea conocido. Ustedes viven en mí. Ustedes me llevan en su corazón. Ustedes saben que tienen una Madre que los ama y que ha venido a traer amor. Los miro en el Padre Celestial, miro sus pensamientos, sus dolores, sus sufrimientos y se los presento a mi Hijo. No tengan miedo, no pierdan la esperanza, porque mi Hijo escucha a su Madre. Él ama desde que nació, y yo deseo que todos mis hijos conozcan este amor; que regresen a Él quienes, a causa del dolor e incomprensión, lo han abandonado, y que lo conozcan todos aquellos que jamás lo han conocido. Por eso ustedes están aquí, apóstoles míos, y yo como Madre, estoy con ustedes. Oren para que tengan la firmeza de la fe, porque el amor y la misericordia provienen de una fe firme. Por medio del amor y de la misericordia, ayudarán a todos aquellos que no son conscientes de que eligen las tinieblas en lugar de la luz. Oren por sus pastores, porque ellos son la fuerza de la Iglesia que mi Hijo les ha dejado. Por medio de mi Hijo ellos son los pastores de las almas. ¡Les doy las gracias!”

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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para José Antonio R., de Chile, para que pueda conservar el trabajo que tiene hasta hoy. Que San José obrero lo proteja y acompañe.

Pedimos oración por esta familia de Bogotá, Colombia: María Trinidad, afectada de una fuerte virosis con múltiples síntomas; por sus hijos Carlos y María Paula para que sean protegidos por la Santa Sangre de Cristo de todo mal y peligro. Y por el padre de la familia: Carlos C., que ha presentado problemas de inflamación de próstata y por lo cual está en tratamiento, sin síntomas de cáncer, gracias a Dios.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Unidos a María
María es la Corredentora, junto a Cristo Redentor. Ambos redimieron al género humano, y si bien María es una simple criatura, su dolor es tan intenso y grande que roza los límites de lo infinito. Y ése su dolor es una de las causas por las que María está en lo más alto de los Cielos, porque al Cielo se sube más alto, cuanto más se ha sufrido en la tierra, y María sufrió lo indecible. Y además de tener Ella una relación única e irrepetible con la Santísima Trinidad, y por ello María está en un nivel superior; también es cierto que ese puesto lo obtuvo por su padecer con Cristo, su Hijo amadísimo.
Nosotros, cristianos de este siglo en que se quiere evitar el sufrimiento a toda costa, y que se busca exasperadamente el placer, tenemos que recapacitar y pensar a qué precio nos han redimido Jesús y María, porque siempre será verdadero que la redención se cumple con el sufrimiento, con el dolor, y si no queremos llevar nuestra propia cruz tras Jesús y María, entonces hemos comprendido bien poco de la esencia del Cristianismo, que tiene la misma misión que su Fundador: rescatar almas del poder del Maligno.
María nos enseña cómo se redime, porque Ella está a la cabeza de los Corredentores en el Cielo, y nos guía por el camino regio de la cruz. Ella nos endulza los padecimientos hasta volverlos dulces y deseables, iluminándonos en el sentido que tiene el padecer para redimir.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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