PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 10 - Número 2629 ~ Sábado
14 de Marzo de 2015
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Seamos agradecidos por los tiempos difíciles ya que en
medio de ellos, crecemos.
Seamos agradecidos por nuestras limitaciones ya que nos
dan oportunidad de mejorar.
Seamos agradecidos por cada nuevo desafío porque edifica
nuestro carácter y nos fortalece.
Seamos agradecidos por nuestros errores ya que nos
enseñan valiosas lecciones.
Seamos agradecidos cuando estemos cansados y desgastados
porque significa que hemos hecho una diferencia.
Es fácil estar agradecidos por las cosas buenas. Una vida
de ricos logros sólo alcanza a quienes también son agradecidos por los reveses.
La gratitud puede tornar algo negativo en algo positivo. Hallemos la manera de
estar agradecidos por nuestras dificultades y se convertirán en nuestras
bendiciones.
Perder el agradecimiento en la vida, es perder el fuego
que puede encender nuestro espíritu hacia las cosas más bellas y únicas.
¡Buenos días!
Los vivientes
pasan por etapas en que los signos vitales disminuyen notablemente. Por
ejemplo, muchos invertebrados y algunos vertebrados, durante el invierno,
entran en un estado de hibernación en que su metabolismo desciende; esto les
ayuda a soportar el frío y la escasez de alimentos. Algo parecido les pasa a
los vegetales en la estación fría.
Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba
leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera,
vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre
dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido
todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y
caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora
advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia
mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un
árbol en invierno”.
Piensa que
también, en otro nivel, a nuestro alrededor hay personas que entran a veces en
crisis especiales, en que llegan a perder signos de normalidad y vitalidad. No
es justo tomar decisiones de las que podríamos arrepentirnos. Esperemos y
ayudemos a que les vuelva la vida plena y exuberante en una próxima primavera
del corazón. Entretanto ora y anima.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo también a algunos que se
tenían por justos y despreciaban a los demás, esta parábola: «Dos hombres
subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie,
oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy
como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este
publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los
ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten
compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado
y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille
será ensalzado». (Lc 18,9-14)
Comentario
Hoy, Cristo se nos presenta con dos hombres que, ante un
observador "casual", podrían aparecer casi como idénticos, ya que
ellos se encuentran en el mismo lugar realizando la misma actividad: ambos
«subieron al templo a orar» (Lc 18,10). Pero más allá de las apariencias, en lo
más profundo de sus conciencias personales, los dos hombres difieren
radicalmente: uno, el fariseo, tiene la conciencia tranquila, mientras que el
otro, el publicano —cobrador de impuestos— se encuentra inquieto por los
sentimientos de culpa.
Hoy día tendemos a considerar los sentimientos de culpa
—el remordimiento— como algo cercano a una aberración psicológica. Sin embargo,
el sentimiento de culpa le permite al publicano salir reconfortado del Templo,
puesto que «éste bajó a su casa justificado y aquél no» (Lc 18,14). «El
sentimiento de culpa», escribió Benedicto XVI cuando él todavía era Cardenal
Ratzinger ("Conciencia y verdad"), «remueve la falsa tranquilidad de
conciencia y puede ser llamado "protesta de la conciencia" contra mi
existencia auto-satisfecha. Es tan necesario para el hombre como el dolor
físico, que significa una alteración corporal del funcionamiento normal».
Jesús no nos induce a pensar que el fariseo no esté
diciendo la verdad cuando él afirma que no es rapaz, injusto, ni adúltero y que
ayuna y entrega dinero al Templo (cf. Lc 18,11); ni tampoco que el recaudador
de impuestos esté delirando al considerarse a sí mismo como un pecador. Ésta no
es la cuestión. Más bien ocurre que «el fariseo no sabe que él también tiene
culpa. Él tiene una conciencia completamente clara. Pero el "silencio de
la conciencia" lo hace impenetrable ante Dios y ante los hombres, mientras
que el "grito de conciencia" que inquieta al publicano lo hace capaz
de la verdad y del amor. ¡Jesús puede remover a los pecadores!» (Benedicto
XVI).
Fr. Gavan JENNINGS (Dublín, Irlanda)
Cada día de Cuaresma
Día 25: El fariseo y el publicano
El Señor se conmueve y derrocha sus gracias ante un
corazón humilde. La soberbia es el mayor obstáculo que el hombre pone a la
gracia divina. Y es el vicio capital más peligroso: se insinúa y tiende a
infiltrarse hasta en las buenas obras, haciéndoles perder su condición y su
mérito sobrenatural; su raíz está en lo más profundo del hombre (en el amor
propio desordenado), y nada tan difícil de desarraigar e incluso de llegar a
reconocer con claridad. “A mí mismo, con la admiración que me debo”. Esto escribió
en la primera página de un libro. Y lo mismo podrían estampar muchos otros
pobrecitos, en la última hoja de su vida. ¡Qué pena, si tú y yo vivimos o
terminamos así! Vamos a hacer un examen serio”. Pedimos al Señor que no nos
deje caer en ese estado, e imploramos cada día la virtud de la humildad.
El Señor recomendará a sus discípulos: No hagáis como los
fariseos. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres (Mateo 23,
5). Para ser humildes no podemos olvidar jamás que quien presencia nuestra vida
y nuestras obras es el Señor, a quien hemos de procurar agradar en cada
momento. La soberbia tiene manifestaciones en todos los aspectos de la vida:
nos hace susceptibles e impacientes, injustos en nuestros juicios y en nuestras
palabras. Se deleita en hablar de las propias acciones, luces, dificultades y
sufrimientos. Inclina a compararse y creerse mejor que los demás y a negarles
las buenas cualidades. Hace que nos sintamos ofendidos cuando somos humillados,
o no nos obsequian como esperábamos. Nosotros, con la gracia de Dios, hemos de
alejarnos de la oración del fariseo que se complacía en sí mismo, y repetir la
oración del publicano: Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un pecador.
Nuestra oración debe ser como la del publicano (Lucas 18,
9-14): humilde, atenta, confiada, Procurando que no sea un monólogo en el que
nos damos vueltas a nosotros mismos, a las virtudes que creemos poseer. La
humildad es el fundamento de toda nuestra relación con Dios y con los demás. Es
la primera piedra de este edificio que es nuestra vida interior. La ayuda de la
Virgen Santísima es nuestra mejor garantía para ir adelante en esta virtud.
Cuando contemplamos su humilde ejemplo, podemos acabar nuestra oración con esta
petición: “Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este
querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi
personalidad sea la identificación contigo” (San Josemaría Escrivá. Es Cristo
que pasa).
P. Francisco Fernández Carvajal
Santoral Católico:
Santa Matilde
Reina
Información haciendo clic acá.
© Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
“Cuaresma es el tiempo favorable
para la renovación interior,
de la remisión de los pecados,
el tiempo en el que somos llamados
a redescubrir el Sacramento de la Penitencia y de la
Reconciliación,
que nos hace pasar de las tinieblas del pecado
a la luz de la gracia y de la amistad con Jesús”
Tema del día:
Demos paso a lo bueno
El pasado es parte de
nosotros, incluso los errores y sufrimientos del pasado lo son. Pero a veces le
damos demasiada importancia al pasado y lo convertimos en nuestro eterno
presente.
¿Por qué nos aferramos al
sufrimiento? ¿Por qué no olvidamos? ¿Por qué nos seguimos comiendo la cabeza
por el pasado?
Pero atrás no hay nada bueno
ni rescatable, atrás sólo hay heridas, olvido, dolor y la indiferencia de la
persona que se fue. Y pese a todo, se han formado murallas en el alma de quien
no quiere dejar el pasado ir.
¿Por qué seguir aferrados al
sufrimiento? La vida es demasiado hermosa como para seguir sufriendo por lo
pasado. Si nos pasamos el tiempo mirando atrás nos perderemos lo que está
delante nuestro. El amor, la alegría, los
deseos de vivir
Dejemos definitivamente atrás
el dolor y las ganas de no seguir viviendo. De eso créanme, ya hemos tenido
suficiente. No tiene sentido querer retomar lo que dejamos atrás. El renunciar
es más digno, debemos amarnos a nosotros mismos más, lo suficiente como para no
permitir que sigamos encerrados en esos barrotes del pasado.
El pasado ya pasó y nadie ni
nada lo podrá cambiar, el presente está delante con muchas puertas abiertas
para reír, para amar y ser amados. Hay lugar para que llegue la persona
adecuada a nuestras vidas, hay lugar para esos deseos de ser amados.
¿Por qué negarnos a ser
felices? ¡Basta de pensamientos que destruyen el alma y los sentimientos! Todo
esto sólo provoca que nos convirtamos en nada o en nadie, así que ánimo amigos,
hay mucho más por lo cual vivir, conocer y descubrir. Queda mucho por descubrir
dentro de cada uno de nosotros, mucho más que aún podemos hacer y dar… Dar, sí,
dar, esa acción que nos hace más nobles y dignos. Cuando se cierra una puerta,
otra se abre.
Todos merecemos más. Que cada uno
de ustedes que leen esto, sepa que es para ustedes, amigos. Puede que perdieran
la batalla pero no la guerra. Sean felices y estén agradecidos por todas las
cosas que nos pasan y suceden, pues de toda experiencia se aprende y de todo
dolor nace un gran perdón que nos hace mejores personas.
Sonrían, que ello es buena
medicina para el alma y lleven su saco de dolor, de sufrimiento, heridas y todo
aquello que no deben seguir cargando y tírenlo por un precipicio tan profundo
que nunca más se deje ver el dolor, las lágrimas, el sufrimiento y la soledad.
Caminen erguidos con la frente en alto, porque en ese camino Dios les pondrá la
persona con un corazón conforme al de ustedes y serán tan felices que nunca más
se acordarán de las cosas que vivieron. Todo lo vivido y sufrido será como
aguas que pasaron. Recuerden lo que les digo y tengan el corazón abierto, para
ayudar y dar al que necesita una palabra de aliento, a su debido tiempo Dios se
lo devolverá doblemente. Amigos: quiéranse, valórense y no se dejen vencer.
Recuerda: El hombre sabio nos
sabrá valorar, el necio nos dejará escapar y nosotros siempre ganaremos las
batallas. Porque sabemos amar. Por lo tanto, hoy repasa tu vida pero decide ser
feliz, viviendo cada día como si del mejor se tratase. Donde antes había dolor,
ahora ya no lo hay, pues queda la esperanza… así que mira la vida con amor.
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por
correo, más el agregado de un powerpoint. Las suscripciones son gratis y solo
tienes que solicitarlas escribiendo a Rocío
(moderadora de los grupos) a: peque.semillitas.3@gmail.com con el título: “Suscripción a Pequeñas
Semillitas”.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados
en Medio Oriente y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por
diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia
de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Claudia D., de Guanajato, México, rogando a Nuestra Señora de Guadalupe que interceda por ella ante Jesús para que Él atienda sus necesidades de este momento.
Pedimos oración por Claudia D., de Guanajato, México, rogando a Nuestra Señora de Guadalupe que interceda por ella ante Jesús para que Él atienda sus necesidades de este momento.
Pedimos oración para las siguientes personas de la
provincia de Santa Fe, Argentina: Luis
María, 64 años, en tratamiento por cáncer linfático; Andrés, 45 años, con HIV, neumonía y deterioro general de su salud;
Sebastián, 30 años, afectado de
tumor cerebral; Miryan, 55 años,
cáncer de pulmón; Gladys, afectada
por un aneurisma; y Charo, nacida
con casi 6 meses de gestación, para que siga evolucionando bien. Oramos por
todas estas personas.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
¿Quién no se compadecerá
al pensar en María al pie de la Cruz donde moría su Hijo único? Porque para la
Virgen no solo moría su Hijo, sino que era también su Dios y su Todo. Ella
vivía por y para Jesús, y en ese momento lo entregaba por todos nosotros. ¡Qué
agradecidos debemos estarle a María, que nos regaló todo su sacrificio por
nuestra salvación! Sí, María es verdadera Corredentora, porque participó junto
a su Hijo en la Redención de la humanidad. Seamos como el apóstol San Juan y
abracémonos a la Virgen para consolarla y recibir consuelo de Ella, la Mujer
fuerte, la Santa de Dios, y recibámosla como Madre cuando el Señor nos la
entrega desde la Cruz.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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