PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2130 ~ Viernes
30 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Aprendí mucho de mis experiencias del pasado y cada una
de ellas me sirven para desenvolverme en mi presente y mi futuro; pero no por
ello estoy recreándome en él, porque no me dejaría vivir de una forma plena mi
aquí y ahora; mi presente. Nada de lo que me ocurra hoy será por casualidad.
Analizo todos los acontecimientos minuciosamente para
sacar de ellos el mayor provecho posible; todo lo positivo, todo lo bueno; cada
uno de ellos conlleva una lección que aprender; gracias a ellos aprendo y me
convierto en un ser cada vez más sabio.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se
parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a
esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante
que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a
vender todo lo que tenía y la compró."
Mateo 13,44-46
Comentario
Jesús recurre a pequeñas historias basadas en cosas
simples para transmitir un mensaje a sus apóstoles y seguidores… y también a
nosotros.
Estas parábolas nos presentan el Reino de Dios como algo
tan valioso que hace que todas las acciones de la vida se subordinen a esa
riqueza. Para quien encuentra la alegría de participar del Reino, todas las
otras cosas quedan relativizadas: los bienes materiales, las relaciones
humanas, el trabajo y la vida cotidiana…
Decía Santa Teresa del Niño Jesús: Jesús es un tesoro
escondido, un bien inestimable que pocas almas saben encontrar porque está
escondido, y el mundo ama lo que brilla. ¡Ah!, si Jesús quisiera mostrarse a
todas las almas con sus dones inefables, ciertamente ni una sola alma los
desdeñaría. Pero él no quiere que le amemos por sus dones: él mismo quiere ser
nuestra recompensa. (Santa Teresa del Niño Jesús)
Valoremos todo lo material, porque Dios mismo lo ha
creado, pero sepamos que todas esas cosas encuentran verdaderamente su valor si
las usamos como medios que nos permiten orientar toda nuestra vida hacia el
Reino de Dios.
Santoral Católico:
Santa Rosa de Lima
Patrona de Perú, de América y
de Filipinas
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
El milagro de la vida
Una buena poesía
es capaz de despertar en uno sentimientos y vivencias profundas. La rutina de
todos los días desgasta esa capacidad de admirarnos que tienen los niños al
abrirse al milagro de la creación y de la vida. Los poetas nos ayudan a
recuperar esa mirada fresca capaz de brindar momentos de paz y contemplación.
Disfruta este poema de Amado Nervo.
Cada rosa gentil ayer nacida, cada aurora que
apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida, ¡nunca se
cansan de mirar mis ojos
El perpetuo milagro de la vida!
Años ha que contemplo las estrellas en las
diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez más bellas Años ha
que en el mar conmigo a solas,
de las olas escucho sus querellas, ¡y aun me
pasma el prodigio de las olas!
Cada vez hallo la naturaleza más
sobrenatural, más pura y santa,
Para mí, en derredor, todo es belleza: y con
la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza que la boca
del niño cuando canta.
El ritmo y la
sonoridad del poema, la delicada selección de las palabras, las imágenes
evocadas, todo contribuye a crear un ambiente de encanto que ilumina y
transfigura lo cotidiano, permitiéndote gozar de esa magia sorprendente de lo
maravilloso. La belleza de la naturaleza misma o bien su evocación en la poesía
te ayudarán a recrear tu espíritu, para entregarte luego a tus tareas con
nuevos bríos y renovada ilusión. Nos encontramos mañana.
Padre Natalio
La frase de hoy
“La plegaria perfecta no consiste en una palabrería,
sino en el fervor del deseo que eleva los corazones hasta
Jesús”
Madre Teresa de Calcuta
Tema del día:
Benedicto habla
Benedicto XVI habla ante sus más cercanos de las
maravillas que el Espíritu Santo hace con Francisco.
Benedicto XVI visitó el domingo 18 Castel Gandolfo. Allí
paseó, rezó y escuchó un concierto. Quizás tenía necesidad de respirar un aire
diverso del de los jardines del Vaticano, o quizás al concluir el verano
europeo deseaba ver esa residencia que ocho veces lo recibió y al lago de
Albano que desde allí se aprecia. Sin embargo, su vida está dentro del convento
en el que decidió retirarse. Allí recibe algunas visitas y según cuentan el
Papa está feliz con Francisco y dice que al verle nota aún más claro que hizo
bien al renunciar.
El hecho es que este domingo 18 por la tarde, Benedicto
XVI se concedió un breve paseo a Castel Gandolfo, en el palacio que es la
residencia de verano de los pontífices desde Urbano VIII, donde estuvo los
primeros dos meses después de su renuncia al ministerio de Pedro.
El papa emérito -según refirieron fuentes vaticanas- pasó
unas tres horas en Castel Gandolfo, en donde paseó por los jardines del
palacio, rezó el rosario y asistió a un concierto de música clásica tocado con
el piano.
Al atardecer retornó al Vaticano, al monasterio Mater
Ecclesiae, en donde decidió vivir escondido del mundo después de la histórica
renuncia del 11 de febrero pasado.
Le acompañaron las señoras Loredana, Carmela, Cristina y
Manuela, ´memores domini´ laicas consagradas de Comunión y Liberación, que se
ocupaban del departamento, la capilla y la ropa de Ratzinger durante los años
de pontificado, y que aún le asisten.
El papa Francisco había invitado a Ratzinger a ir durante
este verano a Castel Gandolfo, visto que él se quedaba en Roma por motivos de
trabajo. El papa emérito entretanto había declinado la invitación, manteniendo
el perfil discreto que ha elegido. No obstante la vida de clausura, Ratzinger
recibe esporádicamente a algunas visitas en el monasterio Mater Ecclesiae.
En estos encuentros el pontífice emérito no comenta, no
desvela, no da declaraciones que podrían ser entendidas como las palabras del
otro Papa. Al máximo comenta las maravillas que el Espíritu Santo está haciendo
con su sucesor, o habla de cómo esta decisión de dimitir haya sido una
inspiración divina.
Uno de los huéspedes de estos encuentros con Benedicto
XVI comentó sobre su renuncia: “Me lo dijo Dios”. Y precisó que no se trató de
una aparición o fenómeno de este tipo, sino “una experiencia mística” en la que
el Señor le hizo nacer en su corazón “un deseo absoluto” de quedarse sólo en
oración con Él.
La decisión de Benedicto XVI no fue por lo tanto un huir
del mundo, pero un refugiarse en Dios y vivir de su amor. El mismo Rátziger
-reveló la fuente que prefirió quedarse anónima- ha declarado que esta
“experiencia mística” se ha prolongado durante estos meses y que cuanto más
observa el carisma de Francisco, más entiende que su decisión fue la voluntad
de Dios.
Salvatore Cernuzio/ Zenit
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por un querido amigo de Córdoba,
Argentina: Julio “Tati” S., que se
encuentra afectado de un problema gastroenterológico por lo que debe hacerse
estudios y someterse a cirugía la próxima semana. Lo encomendamos a la
Santísima Virgen María, Madre del Redentor, para que ella lleve nuestro pedido
a Jesús y Él ponga sobre Tati sus manos sanadoras para su completa
recuperación.
Pedimos oración por Helia,
de Guanajuato México, para que Dios le conceda sabiduría en sus entrevistas de
trabajo, que su preparación la pueda mostrar en los exámenes y le den plaza de
maestra de inglés, y así pueda proveerse su sustento.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
“Intimidad Divina”
Pedid y se os dará
“Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os
abrirá” (Mt 7, 7). Jesús nos ha enseñado no sólo a adorar y a dar gracias al
Padre celestial, sino también a dirigirse a él con confianza filial en toda
necesidad. La oración de petición, más que una demanda interesada, es un
reconocimiento práctico de nuestra total dependencia de Dios como criaturas. Su
eje, más que la indigencia del hombre, es la providencia paternal de Dios
fuente única de la vida y de todo lo que contribuye a su conservación, tanto en
el plano natural como en el sobrenatural. Exponer a Dios las propias
necesidades equivale a confesar que proviene todo de él y dar testimonio de fe
en su bondad y paternidad. Hasta entre los humanos el hijo no duda en pedir a
su padre lo que necesita, precisamente porque sabe que puede contar con él. “¿Hay
acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le da una piedra; o si
le pide un pez le da una culebra? Si pues, vosotros, siendo malos sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos
dará cosas buenas a los que se las pidan! (ib. 9-11).
Mientras la primera parte del “Padre nuestro” es el
módulo perfecto de la oración de adoración y de alabanza, la parte segunda lo
es de la oración de petición. En tres breves peticiones se resumen todas las
necesidades fundamentales del hombre, presentadas al Padre celestial con
sencillez y brevedad esenciales. “El pan nuestro de cada día dánosle hoy” (Mt.
6, 11); el pan representa todo lo que sirve a la vida terrena. No es indecoroso
hablar de ello con Dios que es “Padre nuestro”, porque hasta la vida del cuerpo
es don suyo y sólo sustentándola es posible atender a su servicio. Pero Jesús
enseña a ser parcos, a no pedir nada más que lo necesario y a contentarse por
lo tanto con lo que basta a la vida de cada día. Todo en perfecta armonía con
su consejo: “No os preocupéis del mañana; el mañana se preocupará de sí mismo”
(ib 34).
“Perdónanos nuestra deudas así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores” (ib. 12). El perdón de Dios es necesario al hombre más aún
que el pan, no sólo a causa de sus pecados, sino también porque toda su vida no
es más que una gran deuda para con el que le ha creado y redimido, y día a día
le conserva sus dones… La petición del perdón es de las más comprometedoras y
exigentes. “Y no nos dejes caer en la
tentación, más líbranos del mal” (ib. 13). El peor mal en que el cristiano
puede caer es el pecado, por eso Jesús le enseña a pedir no tanto verse libre
de toda tentación cuanto no ceder a ella. Es lo que dijo a los Apóstoles la
noche de su entrega: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación” (Mt 26,
41). Como el niño que ante el peligro busca refugio junto a su padre, así el
cristiano ante la tentación se refugia en el corazón de Dios. Es hijo y puede
contar con el Padre celestial. Con tal que su oración se inspire en la de
Jesús, puede hacer cualquier demanda.
Señor, todo lo que
te pido, con tal que te lo pida con fe y con confianza de recibirlo, me lo
darás, a condición, sin embargo, de que no te pida algo que me sea nocivo… Tú
eres padre, un padre omnipotente y sabio, como infinitamente bueno y tierno. Tú
hablas a este tu hijo, tan pequeño, que balbucea apenas y camina solamente si
lo sostiene tu mano, y le dices: todo lo que me pidas te lo daré, con tal que
me lo pidas con confianza. Y luego se lo das con gran facilidad…, cuando sus
peticiones son razonables, sobre todo cuando corresponden a tus deseos y a los
sentimientos que quieres ver en él, y cuando son conformes a lo que tú mismo
deseas… Si te pide fruslerías que sólo pueden dañarle…, se lo rehúsas porque lo
quieres, pero lo consuelas dándole otros contentos no peligrosos; y lo tomas de
la mano para conducirlo no adonde tiene ganas de ir, sino adonde más le
conviene. (C. de Foucauld, La oración del pobre).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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