miércoles, 14 de agosto de 2013

Pequeñas Semillitas 2114

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2114 ~ Miércoles 14 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor amado, quisiera entregarte todo para vivir con plena libertad interior, sin apegarme a nada. Pero muchas veces me hago esclavo de tantas cosas y no quiero renunciar a nada. Toca mi corazón, Dios mío, y regálale un santo desprendimiento, para que no pierda la paz cuando algo se termina. Te doy gracias, Señor, por todas las cosas bellas que he vivido, porque tú me las has regalado. Y acepto que muchas cosas ya se han terminado. Cuando algo se acaba, tú, Señor, me regalas algo nuevo, me abres una puerta nueva, me ofreces una renovación. Dame la gracia de descubrirlo. Quiero caminar más liviano, sin tantos pesos sobre los hombros, sin estar atado a tantas cosas y personas. Dame esa santa paz de la libertad interior. Amén.
Víctor Fernández

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
(Mt 18,15-20)

Comentario
Hoy, en este breve fragmento evangélico, el Señor nos enseña tres importantes procederes, que frecuentemente se ignoran.
Comprensión y advertencia al amigo o al colega. Hacerle ver, en discreta intimidad («a solas tú con él»), con claridad («repréndele»), su equivocado proceder para que enderece el camino de su vida. Acudir a la colaboración de un amigo, si la primera gestión no ha dado resultado. Si ni aun con este obrar se logra su conversión y si su pecar escandaliza, no hay que dudar en ejercer la denuncia profética y pública, que hoy puede ser una carta al director de una publicación, una manifestación, una pancarta. Esta manera de obrar deviene exigencia para el mismo que la practica, y frecuentemente es ingrata e incómoda. Por todo ello es más fácil escoger lo que llamamos equivocadamente “caridad cristiana”, que acostumbra a ser puro escapismo, comodidad, cobardía, falsa tolerancia. De hecho, «está reservada la misma pena para los que hacen el mal y para los que lo consienten» (San Bernardo).
Todo cristiano tiene el derecho a solicitar de nosotros los presbíteros el perdón de Dios y de su Iglesia. El psicólogo, en un momento determinado, puede apaciguar su estado de ánimo; el psiquiatra en acto médico puede conseguir vencer un trastorno endógeno. Ambas cosas son muy útiles, pero no suficientes en determinadas ocasiones. Sólo Dios es capaz de perdonar, borrar, olvidar, pulverizar destruyendo, el pecado personal. Y su Iglesia atar o desatar comportamientos, trascendiendo la sentencia en el Cielo. Y con ello gozar de la paz interior y empezar a ser feliz.
En las manos y palabras del presbítero está el privilegio de tomar el pan y que Jesús-Eucaristía realmente sea presencia y alimento. Cualquier discípulo del Reino puede unirse a otro, o mejor a muchos, y con fervor, Fe, coraje y Esperanza, sumergirse en el mundo y convertirlo en el verdadero cuerpo del Jesús-Místico. Y en su compañía acudir a Dios Padre que escuchará las súplicas, pues su Hijo se comprometió a ello, «porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).
Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz (El Montanyà, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Maximiliano Kolbe
Presbítero y Mártir
Memoria de san Maximiliano María (Raimundo) Kolbe, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que fue fundador de la Milicia de María Inmaculada. Deportado a diversos lugares de cautiverio, finalmente, en el campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, se ofreció a los verdugos para salvar a otro cautivo, considerando su ofrecimiento como un holocausto de caridad y un ejemplo de fidelidad para con Dios y los hombres (1941).

No se pierdan los detalles de su vida, tan cercana en el tiempo a nuestra época. Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Dando es como recibimos

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás, encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

El científico Luis Pasteur anduvo siempre escaso de dinero para sostener su Instituto de Investigación. Un día, acudió a la señora Bondicant, dueña de una gran cadena de almacenes, para pedirle su apoyo. La señora recibió al investigador y éste le expuso el motivo de su visita. Al final, la dueña de la empresa le dijo:
—Ya he aportado mi ayuda a tanta gente que pide. Usted perdone, de todos modos le daré algo para su obra. La señora salió y regresó con un cheque firmado.
Pasteur lo miró antes de dar las gracias, y quedó asombrado. El cheque era por un millón de francos. La señora se adelantó y le dijo:
—¡Gracias, profesor, por acordarse de mí! ¡Gracias por darme la oportunidad de compartir!

Cada día puedes ser generoso en acciones pequeñas. Este propósito abre el corazón poco a poco, y descubres admirado que nunca pierdes. Por el contrario te fortaleces y puedes superar el temor de ser vulnerable. Practicar la generosidad ejercita al corazón: cuanto más se da, más se fortalece. Recuerda que Jesús dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
Padre Natalio

La frase de hoy

«Sufrir, trabajar y morir como caballeros, no con una muerte normal sino, por ejemplo, con una bala en la cabeza, sellando nuestro amor a la Inmaculada, derramando como auténtico caballero la propia sangre hasta la última gota, para apresurar la conquista del mundo entero para Ella. No conozco nada más sublime» San Maximiliano Kolbe

Tema del día:
¿Dónde está Dios?
En el silencio de la noche, ahí está Dios

En el bullicio de la ciudad, ahí está Dios

En la profundidad del océano, ahí está Dios

En lo más alto del cielo, ahí está Dios

En tus tristezas y penas, ahí está Dios

En tus alegrías y gozos, ahí está Dios

Cuando duermes, ahí está Dios

Cuando estás despierto, ahí está Dios

En la intimidad de tu hogar, ahí está Dios

En el ajetreo de tu trabajo, ahí está Dios

En los lugares más pobres, ahí está Dios

En los mejores hoteles y mansiones, ahí está Dios

En los corazones de aquellos que creen en Él, ahí está Dios

En los corazones de quienes no creen en Él, ahí está Dios

Pues tan alto, ancho e incomprensible es el amor de Dios que aún en los lugares que no esperamos, en aquellos que solamente vemos el mal, en lugares tan remotos a la presencia del hombre que ni siquiera imaginamos, ahí se encuentra Dios pues fue su promesa: "Yo estaré con ustedes siempre hasta el fin del mundo", y puedes estar seguro que Él la cumplirá como hasta ahora.

Por eso sin importar tu situación, problemas, necesidades o angustias, aunque no veas claro y no sientas a Dios, de una cosa puedes estar firmemente convencido: Ahí está Dios...a tu lado sosteniéndote.

Nuevo video

Hay un nuevo video subido a este blog
sobre la vida de San Maximiliano Kolbe.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Meditación breve

Es cosa muy buena y santa pensar en la pasión del Señor y meditar sobre ella, ya que por este camino se llega a la santa unión con Dios. En esta santísima escuela se aprende la verdadera sabiduría: en ella la han aprendido todos los santos. Cuando la cruz de nuestro dulce Jesús haya echado profundas raíces en tu corazón, entonces cantarás: «Sufrir y no morir», o bien: «O sufrir o morir», o mejor aún: «Ni sufrir ni morir, sino sólo una perfecta conversión a la voluntad de Dios».
El amor, en efecto, es una fuerza unitiva y hace suyos los tormentos del Bueno por excelencia, que es amado por nosotros. Este fuego, que llega hasta lo más íntimo de nuestro ser, transforma al amante en el amado y, mezclándose de un modo profundo el amor con el dolor y el dolor con el amor, resulta una fusión de amor y de dolor tan estrecha que ya no es posible separar el amor del dolor ni el dolor del amor; por esto, el alma enamorada se alegra en sus dolores y se regocija en su amor doliente.
Sean, entonces, constantes en la práctica de todas las virtudes, principalmente en la imitación del dulce Jesús paciente, porque ésta es la cumbre del puro amor. Obren de manera que todos vean que llevan, no sólo en lo interior, sino también en lo exterior, la imagen de Cristo crucificado, modelo de toda dulzura y mansedumbre. Porque el que internamente está unido al Hijo de Dios vivo exhibe también externamente la imagen del mismo, mediante la práctica continua de una virtud heroica, principalmente de una paciencia llena de fortaleza, que nunca se queja ni en oculto ni en público. Escóndanse, entonces, en Jesús crucificado, sin desear otra cosa sino que todos se conviertan a su voluntad en todo.
Convertidos así en verdaderos amadores del Crucificado, celebrarán siempre la fiesta de la cruz en su templo interior, aguantando en silencio y sin confiar en criatura alguna; y, ya que las fiestas se han de celebrar con alegría, los que aman al Crucificado procurarán celebrar esta fiesta de la cruz sufriendo en silencio, con su rostro alegre y sereno, de tal manera, que quede oculta a los hombres y conocida sólo por aquel que es el sumo Bien. En esta fiesta se celebran continuamente solemnes banquetes, en los que el alimento es la voluntad divina, según el ejemplo que nos dejó nuestro Amor crucificado.
San Pablo de la Cruz – Cartas

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Silvia G., de Rosario, Argentina, afectada de problemas bronquiales, rogando a la Santísima Virgen que pida a Jesús por su recuperación.

Pedimos oración por dos personas de Perú: Marilyn, afectada de cáncer de colon; y José Carlos, con problemas coronarios.

Pedimos oración por Stephanie T., de Guatemala, que luego de una afección respiratoria que no mejoraba, le hicieron una radiografía y han detectado un tumor por lo que inicia quimioterapia y tal vez la operen. Que el Señor la fortalezca y le conceda la gracia de la curación.

Pedimos oración por Ottmar Iván, de 20 años de edad, que vive en El Paso, Texas, USA, a quien han detectado cáncer y lo han operado. Rogamos por su recuperación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

“Intimidad Divina”

La caridad es benigna

La benignidad es fruto de un corazón bueno y benévolo, que a imitación de Dios quiere y busca sólo el bien de los hermanos: “procurad siempre el bien mutuo y el d todos”, exhorta San Pablo (1 Ts 5, 15). Si el corazón es bueno, serán también buenos los pensamientos y benévolos los juicios. “¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque esa brizna del ojo’, teniendo la viga en el tuyo?” (Mt 7, 3). Cuanto más pobre en virtud es el hombro tanto más leves le parecen sus defectos y graves los ajenos, especialmente si repugnan a su sensibilidad. Y así se erige en juez del prójimo, con una conducta que revela lo mezquino de su amor. Es muy fácil que anide cierta dosis de este espíritu crítico en los que se dan a la piedad y viven tal vez a la sombra del santuario. Pero esto mina en su raíz la vida espiritual, porque hiere la caridad que es su fundamento. Si donde hay caridad y amor ahí está Dios, donde la caridad y el amor escasean Dios no mora a gusto, la comunión con él es nula o casi nula y de la vida de piedad sólo queda el barniz externo.

A los trabajadores de primera hora que murmuraban porque los de la última eran tratados como ellos, el amo de la viña les dijo: “¿ES que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?” (Mt 20, 15). Si el ojo es malo, el corazón no es benévolo hacia el prójimo; y en consecuencia el bien de los otros engendra descontento, celos, envidia. La caridad, al contrario, “no es envidiosa” (1 Cr 13, 4), antes se goza del bien ajeno, lo favorece y procura aun a su costa. La conducta del cristiano para con el prójimo debe reflejar la benignidad y el amor de Dios, por cuya bondad hemos sido salvados (Tt 3, 4). Benignidad en los sentimientos, en las palabras y en las acciones, como inculca de continuo la Escritura. San Pedro exhorta a rechazar las “envidias y toda clase de maledicencia” (1 Pe 2, 1). Santiago recomienda: “No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley” (Sant 4, 11).

Es la ley de la caridad que Cristo dejó a sus discípulos la que queda herida con tales comportamientos: y en consecuencia se disminuye y enfría la amistad con Cristo. ¿Cómo olvidar sus palabras. “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando” (Jn 15, 14). Y su mandamiento más querido es justamente el del amor mutuo. También San Pablo insiste: “Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprochables e inocentes, hijos de Dios sin tacha” (Fl 2, 14-15). Sin tacha en la práctica de una caridad benévola y pura que busca el bien de los otros y no la satisfacción del propio corazón y el propio interés. La caridad, en fin, es benigna en sus modos amables y corteses, es benigna sembrando doquiera bondad, aun donde parece que no hay ninguna. En todo hombre, por malvado que sea, hay un bien, es la huella del Dios que le ha creado. Es cometido de la bondad descubrirlo y verlo aflorar. La bondad del cristiano debe ser semejante a la de Dios, que crea el bien en los que ama.

Hacer el bien significa representarte a ti perfectamente, oh Jesús, Hijo de Dios, Hijo de María, Maestro universal y Salador del mundo. No hay ciencia, no hay riqueza, no hay fuerza humana que iguale el valor de la bondad: dulce, amable, paciente. Puede sufrir mortificaciones y choques el ejercicio de la bondad, pero acaba siempre venciendo, porque la bondad es amor y al amor lo vence todos… Haz, oh Señor, que no caiga en el error de creer que la bondad, la afabilidad, es una virtud pequeña. Es una gran virtud, porque es dominio de sí, es desinterés personal, búsqueda fervorosa de la justicia, expresión y esplendor de la caridad fraterna; en tu gracia, oh Jesús, está el toque de la perfección humana y divina. (Juan XXIII, Breviario)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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